Los nuevos profesionales



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Tabla 24
Vacantes o plazas por años de duración en las universidades chilenas
Años de duración Número de plazas Porcentaje
1970 1971 1970 1971
9 20 30 00.10 00.08

7 890 1,376 04.34 03.69

6 1,598 2,850 07.80 07.64

5 9,341 13,052 45.59 34.98

4 4,667 6,692 22.78 17.93

3 3,094 5,155 15.10 13.81

2 581 6,941 02.83 18.60

1 300 1,220 01.46 03.27


20,491 37,316 100 100

Alternativa de mayor ingreso a la universidad


Año tras año se producía en Chile un problema de índole educacional y, especialmente, social. Varios miles de estudiantes, que habían completado su enseñanza media, quedaban sin ninguna posibilidad de continuar estudios en la enseñanza superior pues las vacantes ofrecidas por las universidades eran menos del 40% del número de postulantes. Al número de egresados anualmente de la enseñanza media, se agregaban numerosos contingentes de estudiantes rechazados en años anteriores. Debe insistirse en que no existía absolutamente ningún otro tipo de enseñanza post secundaria que no fueran las universidades. Por lo tanto, aquellos egresados del liceo debían postular a la universidad si querían tener alguna "destreza" o conocimientos que los prepararan para su ubicación futura en la sociedad. Y cerca del 70% de los egresados provenían de la enseñanza científico - humanista,12 es decir, del liceo, institución que no da otra alternativa que la universidad.

En el año 1970, hubo 55,539 postulantes a las universidades las que dispusieron de 18,827 vacantes; luego, quedaron fuera de la universidad 36,712 estudiantes. El año anterior se habían matriculado 33,343 alumnos en el último curso de la enseñanza media, lo que hacía suponer que ese era, aproximadamente, el número de postulantes recién egresados.

En términos de porcentajes, las universidades ofrecían el 56.46% de plazas en relación al número de egresados de la enseñanza media de ese año y el 33.9% en relación con el número total de candidatos.

En 1971, aunque el número de postulantes ascendió, se alivia un poco la situación. Gracias a la ayuda a las universidades del nuevo gobierno popular, éstas pudieron abrir mayor número de plazas para los que solicitaban admisión. En efecto, el número de candidatos era de 5 7,435; las vacantes, de 37,316. Esta vez quedaron fuera de la universidad 20,119 estudiantes, lo que en términos de porcentaje significa la aceptación de un 63% de los que postularon.

La falta de planificación en las actividades del país impedía a las universidades programar las carreras, las plazas y las investigaciones necesarias en cada etapa del desarrollo nacional. Y, a decir verdad, no les preocupaba mucho. El número de plazas se determinaba solamente por factores tales como la disponibilidad de espacio físico (edificios, salas, etc.), de laboratorios, de materiales, de profesores y de recursos en general, y no las necesidades del país.

El mayor número de vacantes se produce, por lo demás, en carreras que no están precisamente relacionadas con las actividades productivas, asunto tan importante en un país en desarrollo que necesita con urgencia aumentar su producción material. En 1968, menos del 30% de las vacantes universitarias correspondían a carreras relacionadas con actividades directamente productivas como geólogos, veterinarios, agrónomos, ingenieros forestales, arquitectos, constructores civiles, ingenieros y técnicos en general. Y menos del 20% de este grupo correspondía a carreras de corta duración o de primer nivel (dos a tres años de estudios).13

El estudiante, desde el liceo, es educado en la aspiración de una carrera larga que le dé status social y éxito económico: derecho, medicina, arquitectura, ingeniería civil, odontología, etc. Ese es su sueño final y allá se dirigen sin considerar los intereses nacionales ni los organismos que lo orienten adecuadamente acerca de sus reales vocaciones y sus reales posibilidades. Y se jugaba todo su destino a una sola carta, la que, para peor, tenía pocas posibilidades de triunfo. Y no porque el estudiante tuviese una deficiente preparación. Lo que se llama en Chile la "selección de ingreso a la universidad" no consiste en elegir a los aptos para las carreras superiores, sino en llenar las escasas vacantes con aquéllos que, una vez cumplidos todos los requisitos, tengan las calificaciones más altas. De alrededor de 4,000 estudiantes que optaron en 1970 por la carrera de arquitectura en la Universidad de Chile, sólo fueron aceptados 240 (y con razón si consideramos las necesidades de arquitectos que hay en el país). Pero en ningún caso se puede afirmar que los restantes no sean aptos para seguir esa especialidad universitaria. No sería de extrañar que de ellos, por lo menos 1,000 hubieran podido - y merecido - llegar a ser buenos arquitectos.14

De ahí la importancia que tenía abrir nuevas posibilidades, pero en carreras que fuesen más cortas - y menos gravosas para el país - y que pudiesen enviar pronto a los nuevos profesionales a producir. Para muchos estudiantes, esa era una esperanza, pues de otro modo, y con suerte, tenían que encontrar el alero de cualquier ocupación remunerada por haber perdido, en muchos casos, el apoyo familiar para continuar sus estudios. Por lo demás, ya se sabe bien lo que les ocurre a los jóvenes que comienzan a trabajar: se entusiasman con la aparente libertad económica y ya abandonan definitivamente la esperanza de estudiar, guardando una sensación amarga de frustración que los acompaña por largo tiempo.

A comienzos de 1970, la Universidad Técnica del Estado propuso un programa nacional de formación profesional de nivel superior sobre la base de un importante desarrollo de las plazas en estas carreras cortas. Este programa fue conocido nacionalmente como el Plan Kirberg, e iba a significar la creación de 6,000 nuevas vacantes en las universidades y en las diversas zonas del país. Desgraciadamente, el gobierno de aquella época no apoyó económicamente esta iniciativa, no obstante el interés que despertó en grandes sectores de la comunidad nacional, especialmente en aquellos que reúnen en sí las capas más populares de la población,15 y del entusiasmo demostrado por millares de estudiantes que habían quedado fuera de la "selección" universitaria y que tenían esperanzas en ser parte de esos 6,000 nuevos puestos. Esta falta de apoyo económico significó que la Universidad Técnica hubo de afrontar parcialmente este programa con financiamiento extraído de su exiguo presupuesto, lo que redujo la cantidad de nuevas plazas a poco más de 1,000 en las carreras cortas o tecnológicas. Demás está decir que apenas se formuló el llamado se presentaron varios miles de candidatos.

Posteriormente, en el año 1971 y gracias al respaldo económico entregado por el nuevo gobierno popular, la Universidad Técnica del Estado elevó el número de plazas disponibles en todas sus carreras, desde 3,200 que ofrecía en 1970 a 11,42616 lo que significó un 357% de aumento con respecto del año anterior. Este es el incremento más grande que registra la historia de la enseñanza superior chilena y, probablemente, latinoamericana. La Universidad de Chile tuvo también un aumento cercano al 40%. Lo importante fue que la mayor parte de los crecimientos en estas plazas universitarias se produjeron en carreras cortas, llenando, en parte, una necesidad nacional. En el caso de la Universidad Técnica, cerca del 50% del aumento de matrícula fue en carreras tecnológicas.

Las carreras tecnológicas ayudaban a resolver el problema de esos grandes contingentes de juventud que de otra manera tendrían cerradas sus posibilidades para continuar sus estudios y constituirse en ciudadanos más útiles para la patria y la sociedad.
En el sistema educacional chileno no existe, al término de la enseñanza media, otro escalón fuera del universitario, el que está orientado a las carreras tradicionales. Este hecho produce una enorme presión para ingresar a la universidad, quedando fuera de ella un importante contingente estudiantil. Por otro lado, el sistema productivo necesita de mandos técnicos medios. Esto llevó a la Universidad Técnica a crear carreras técnicas de alrededor de dos años.17
Estas palabras de Arsenio Fica, director de la Escuela de Ingenieros Industriales de la Universidad Técnica, resultan un buen ejemplo de lo que el profesorado pensaba de estos cambios que le estaban dando un sentido nacional a un sistema educativo hasta entonces muy limitado.
Aumento de las posibilidades para la educación superior de trabajadores
A comienzos de 1970, la oficina del Convenio CUT-UTE propuso al Consejo superior de la Universidad Técnica matricular a un trabajador, que cumpliese el requisito de la enseñanza media terminada, por cada carrera que la UTE ofrecía en Santiago en sus horas vespertinas, ya fuese en ingeniería de ejecución, pedagogía o en carreras tecnológicas. El consejo universitario aceptó, lo que significaba un ingreso de unos 22 nuevos estudiantes a la Universidad. Cuando se publicó el aviso en los diarios y se concedió un plazo breve por la proximidad de la iniciación del período de clases, se presentaron más de 500 postulantes obreros que estaban trabajando en la industria y . . . ¡que tenían terminada su enseñanza media! Estos trabajadores no habían tenido la oportunidad de seguir sus estudios y ahora se les ofrecía esta ocasión en cursos vespertinos. Naturalmente que no se podía admitir a los 500. La oficina del convenio se dirigió nuevamente al consejo superior para solicitarle que su consentimiento, esto es, la aceptación de dos trabajadores por curso, llegándose a cerca de 50 que fueran seleccionados por sus calificaciones en la enseñanza media, de acuerdo a las normas vigentes. Así, estos trabajadores estaban en su actividad laboral durante el día y, al atardecer, se encaminaban hacia sus estudios universitarios.

De igual manera, ese mismo año, cuando se abrió el Instituto Tecnológico en Calama junto a minas de Chuquicamata con las siguientes carreras tecnológicas : perforación y explosivos, mantención eléctrica, mantención mecánica, mineralurgia del cobre y seguridad en faenas mineras ; las matrículas se llenaron inmediatamente con mineros que tenían su enseñanza media terminada y que acudieron en número superior a las vacantes disponibles, por lo que hubo de realizarse una selección entre los presentados.

Estos y otros hechos revelaron : A) que existía un gran número de trabajadores que tenían su enseñanza media terminada y, a la vez, que estaban ansiosos de estudiar, y que obviamente por que no lo habían hecho antes porque no habían tenido la oportunidad ni había existido la predisposición para concedérsela ; b)la necesidad de llevar la universidad hasta sitios de trabajo ; aquellos mineros de Chuquicamata jamás hubieran podido estudiar si no hubiese instalado un Instituto Tecnológico en Calama que está a quince minutos del centro minero y que posteriormente fue trasladado a Chuquicamata en un edificio que le entregó la empresa minera, ya nacionalizada, y c) que las carreras tecnológicas eran el vehículo más apropiado para llegar hasta los trabajadores que deseaban estudiar o a quienes se les podía despertar otra vez sus deseos de hacerlo.

Además, era importante tomar en consideración que muchos obreros, por gran entusiasmo que pusieran por estudiar, se encontraban un tanto limitados por la falta de entrenamiento y de método, ya que llevaban varios años alejados del pupitre de estudiante y junto al banco industrial. Por eso era conveniente en grado sumo ofrecerles otras posibilidades diversas a las carreras convencionales en la universidad, de cinco o seis años de duración, que le harían perder el aliento de sólo imaginar tan largo plazo de estudios. En cambio, las carreras tecnológicas, de cinco semestres de duración, les iban a parecer a muchos de ellos más accesibles, más realizables y de un tiempo de espera más razonable para una promoción en sus conocimientos y, probablemente, en su status.

No era difícil encontrar profesores para las carreras tecnológicas. Era importante la base general y, la especialización que en muchos casos se realizaba a través de ingenieros de la industria o la mina que actuaban gustosamente como profesores. Es por ello que estos cursos se podían instalar en lugares distantes de los centros científicos importantes del país. Esto fue lo que creó las condiciones para que pudiera formularse la idea de llevar la universidad a los sitios de trabajo, lo que se verá en detalle en el capítulo siguiente.

El profesor Florentino Rojas, del convenio de la universidad con el mineral "El Teniente", escribía:


La Universidad Técnica se ha colocado a la vanguardia del compromiso con los requerimientos de nuestra sociedad en transición y si ha abierto esta hermosa, justa y anhelada compuerta del perfeccionamiento para los trabajadores, no se debe a una posición paternalista, sino a la convicción profunda de que ésta es la verdadera función que debe cumplir: capacitar a nuestros connacionales para impulsar vigorosamente el enriquecimiento de nuestros recursos humanos, lo que permitirá aprovechar en mejor forma nuestra riqueza potencial.18

Promoción de actividades universitarias en lugares apartados del territorio nacional
Siendo Chile "una larga y angosta faja de tierra", siempre ha tenido problemas de comunicaciones, especialmente en el norte donde las distancias entre los puntos de concentración demográfica son considerables. Estos problemas se expresan en diferentes campos y uno de ellos es la educación, especialmente la superior. Hasta hace algunos años había centros de educación superior sólo en Antofagasta, Valparaíso, Santiago, Concepción y Valdivia (algunos de ellos relativamente recientes); a éstos habría que agregar, además, otros de la Universidad Técnica del Estado que ofrecían casi exclusivamente carreras en ingeniería: Copiapó, La Serena, Temuco y Punta Arenas. Posteriormente estas sedes y las restantes de la Universidad Técnica ampliaron sus programas. Sin embargo, grandes extensiones del país quedaban sin centros de educación superior y todo estudiante de aquellas provincias o pueblos donde no existiese universidad debía emigrar a lugares donde la hubiera o resignarse a no seguir estudiando. Lo primero era realmente oneroso, pues debía trasladarse a sitios urbanos a vivir en pensiones: las universidades en Chile poco se preocupaban de la vivienda y alojamiento de sus estudiantes. Esto era un factor más para que la gente de escasos recursos, en especial en zonas campesinas, no continuase estudios de educación superior. Y en aquellos casos en que las familias podían enviar a sus hijos a la capital o a otro sitio, ocurría el fenómeno de que ese joven, después de cinco o siete años estudiando en un lugar, echaba raíces en él, se acostumbraba a los sitios con más desarrollo, si llegaba a ser un profesional, con mayor razón era más difícil que se decidiera a regresar a su tierra a ejercer la profesión: prefería la urbe en que había hecho sus estudios universitarios. El desarraigo, asociado al centralismo, era la consecuencia hasta entonces inevitable. Si se visitaban algunos pueblos o ciudades apartados, se podía notar esa falta de juventud estudiantil y de profesionales jóvenes.

Por estas razones, en la mayor parte de las ciudades donde no existía educación superior, había movimientos por la creación de una sede universitaria. Algunas veces eran muy poderosos, aunque no siempre encontraban justificación en relación a las posibilidades educacionales.

La participación de jóvenes de áreas rurales ha sido muy escasa en las universidades latinoamericanas. Sin duda que ello se debe a la escasez de la enseñanza secundaria y media en el campo, las distancias a la ciudades, las dificultades de comunicación y, especialmente, las condiciones económicas de la población del agro. Los hijos de los hacendados nunca tenían dificultades para disponer de todos los medios para completar su educación. En cambio, los hijos de los campesinos, inquilinos, pequeños agricultores y obreros agrícolas, una vez terminada la educación básica en la zona (si han podido terminarla), tenían pocas posibilidades de continuar en centros educacionales superiores y mucho menos en las universidades del país. Sobre el número de estudiantes universitarios provenientes de zonas rurales, no hay estudios en Chile. En otros países se sabe, por ejemplo, que en 1963, en la universidad uruguaya, constituía el 1% de los estudiantes; en Paraguay, el 2%; en Colombia, el 6%, en Panamá, el 7%. En la Universidad de Buenos Aires, una de las más grandes de América Latina, por ese año sólo el 2% de su alumnado provenía de ciudades de población inferior a 2,000 habitantes.19

Existía una concentración estudiantil desproporcionado en la capital. Mientras en 1969 Santiago retenía el 35%de la población del país, el 50% de los estudiantes de enseñanza superior la cumplían en Santiago, con los problemas que esto traía naturalmente consigo. Y entre las ciudades de Antofagasta, Valparaíso, Santiago, Talca, Concepción y Temuco, sumaban el 83% en 1970.

En la década de los años 60, la Universidad de Chile, con la ayuda de una fundación norteamericana, creó los colegios regionales y construyó o adaptó varios edificios en provincias en calidad de sedes universitarias. Estos estuvieron en Arica, Iquique, Antofagasta, La Serena, Talca, Chillán, Temuco y Osorno, en donde se impartían carreras de 3 a 4 años como ser pedagogía, educación de párvulos, música, administración, dibujo, asistentes sociales y, en general, carreras que siendo cortas, no siempre estaban en relación con las necesidades y el desarrollo de la zona.

Fuertes presiones hacia las universidad ejercían diversas ciudades y localidades por tener algún tipo de enseñanza superior. A la Universidad Técnica del Estado llegaban insistentes peticiones desde casi todas las ciudades del país; pero su dirección nacional era cuidadosa y prudente en el sentido de no crear sedes que no se justificasen tanto en cuanto a concentración de estudiantes de la zonas y adyacentes como a las dificultades para disponer allí de los profesores necesarios y, lo más decisivo, que se tuviesen los recursos correspondientes. Con respecto a esto, solía ocurrir que los vecinos, la municipalidad y otras organizaciones ofrecían un local y reunían el dinero para financiar el primer año de funcionamiento; sin embargo, el problema vendría cuando hubiera que incorporar al presupuesto general de la universidad los gastos de los años siguientes que, como es natural, tendrían que aumentar.

En cierto modo, la concepción de los institutos tecnológicos vino a llenar la satisfacción de este anhelo.

Muchos de los profesores podían encontrarse en otros establecimientos de la localidad misma especialmente en ciencias básicas; en otros casos, viajaban profesores por uno o dos días a la semana desde el punto más cercano en que hubiese universidad, y además como se ha dicho, en los sitios industriales y mineros, los ingenieros de la empresa, por lo general, eran contratados para hacer las clases de carácter técnico.


Los institutos tecnológicos
De esta manera y en forma paulatina, fueron naciendo los institutos tecnológicos de la Universidad Técnica del Estado en diversos puntos del país y en numerosos centros de actividad industrial o minera.
La Universidad Técnica del Estado ha enfrentado la formación de profesionales de mando medio, cuyo curriculum se cumple en cuatro a cinco semestres, y con asiento tanto en Santiago como en provincias, orientando al desarrollo económico de esas zonas.

...Hay que señalar que la actual estructura y orientación de la educación media no entrega a quienes egresan de ella una formación tal que les permita desempeñarse con eficiencia en las labores productivas, ni siquiera en las de servicios del país. Ante este hecho, y mientras no se produzca un cambio en este sentido, es la universidad la que debe asumir la responsabilidad de entregar, al mayor contingente posible, una formación adecuada, que posibilite su incorporación al proceso productivo nacional, más aún si se tiene en cuenta la gran necesidad de profesionales que existe en la casi totalidad de los sectores económicos.20


Los propósitos de estos institutos eran bien definidos:

1. Desarrollar cursos para la formación de técnicos universitarios en especialidades que, en lo principal, tuviesen relación con las actividades fundamental de la zona, de la empresa o de la mina en que funcionaban. De paso, retenían los estudiantes en la zona o procuraban educación superior a los trabajadores que estaban en condiciones de recibirla. También ampliaban la disponibilidad de plazas universitarias que se ofrecían a los postulantes de la enseñanza media.

2. Impulsar un movimiento cultural y artístico en la región destacando la presencia de la universidad en la zona, promoviendo la extensión universitaria en cursos breves, exposiciones artísticas y el fomento de la práctica del arte, grupos musicales, peñas, conjuntos teatrales, etc., como también el estímulo a la creación de bibliotecas públicas. En ningún caso este movimiento descansaría en la "importación" de eventos, aunque esto no significa que no se trajeran buenos espectáculos para alentar y servir de ejemplo a la población. De todos modos, se prefería estimular y promover el movimiento artístico y cultural con los propios elementos locales, especialmente en ciudades de provincia.

3. Montar laboratorios con base en las mismas industrias para la investigación tecnológica de problemas regionales, tales como lo relacionado con el cobre en las zonas mineras, la agricultura donde correspondiera y hasta los problemas de la industria respectiva si el Instituto Tecnológico estaba instalado en una de ellas (como el caso de la Manufacturera de Papeles y Cartones de Puente Alto, la Industria Textil Sumar, Chilectra de Santiago, etc).

4. Fomentar una íntima relación de la universidad con la sociedad de la zona. Para ello se consultaba oficialmente la incorporación de los organismos e instituciones representativos de la comunidad, como lo establecía en su proyecto la Universidad Técnica del Estado en marzo de 1970:
Deberá considerarse en el Consejo Directivo de los institutos tecnológicos la participación, con derecho a voz, de los organismos sociales representativos de la zona tales como municipalidades, instituciones del Estado, empresas privadas, Central Unica de Trabajadores, asociaciones sindicales, etc., que aportarán, con su participación, al mejor desarrollo de las carreras y, especialmente, al financiamiento, becas, locales, laboratorios, talleres y elementos útiles a la docencia, prácticas, etc. 21
Dónde se crearon
En 1971, estaban funcionando institutos tecnológicos en los siguientes puntos del país: Arica, Calama, Antofagasta, Copiapó, Vallenar, Ovalle, La Serena, Santiago, San Antonio, San Fernando, Rancagua, Talca, Chillán, Concepción, Temuco, Valdivia, Puerto Montt y Punta Arenas, con un total de 5,800 alumnos. En 1972, se agregaron los institutos tecnológicos de Linares, Lota, Angol, Castro, Coyahique y Puerto Aysén, completándose la cifra de 9,692 estudiantes en 24 ciudades. En estos institutos descritos no se han enumerado aquéllos que se crearon en los sitios de trabajo mediante convenios con las empresas y los trabajadores, lo que será materia del próximo capítulo. Para 1973 se tenía: (tabla 25)

Tabla 25
Institutos tecnológicos.- Localidades, carreras y alumnos.22

1973
Localidad Alumnos Carreras


Arica 367 Control de producción

Instrumentación industrial

Mantención eléctrica

Mantención mecánica

Prevención de riesgos

Calama 169 Mineralurgia del cobre

Seguridad en faenas mineras

Mantención mecánica

Mantención eléctrica

Control de producción

Antofagasta 296 Análisis químico

Mantención mecánica

Mantención eléctrica

Mineralurgia del cobre

Copiapó 189 Sondaje

Mineralurgia del cobre

Seguridad en faenas mineras

Vallenar 190 Captación de aguas

Mantención mecánica

Mantención eléctrica

La Serena 485 Supervisión de obras civiles

Mantención mecánica

Captación de aguas

Prevención de riesgos

Estructuras metálicas

Ovalle 181 Captación de aguas

Mantención mecánica

Sondaje


Administración industrial

Santiago 3,477 Control de producción

Administración de materiales

Instrumentación industrial

Dibujo industrial

Polímeros y plásticos

Mineralurgia del cobre

Industria de alimentos

Conservación industrial de alimentos

Industria cerealícola

Industria pecuaria

Administración Chilectra

Procesos papeleros (Puente Alto)

Cinematografía

Mantencion mecánica

Mantención eléctrica, radio y equipos

Supervisión de obras civiles

Laboratorista en ciencias naturales

Secretariado bilingüe

Supervisión de alimentos

Estructuras metálicas

Prevención de riesgos

Supervisión de industria textil

Control de calidad

San Antonio 492 Mantencion mecánica

Mantención eléctrica

Conservación industrial de alimentos

Dibujo industrial

Prevención de riesgos

Plásticos

Rancagua 815 Dibujo industrial

Control de calidad

Control de producción

Instrumentación industrial

Prevención de riesgos

Mantención mecánica

Mantención eléctrica

Administración de materiales

Mineralurgia del cobre

San Fernando 320 Riego

Tecnología en secado

Administración agrícola

Industria de alimentos

Mantención mecánica

Linares 110 Administración agrícola

Mantención mecánica

Talca 290 Industria forestal

Mantención mecánica

Mantención eléctrica

Supervisión de obras civiles

Chillán 472 Administración agrícola

Riego


Industrias forestales

Mantención mecánica

Mantención eléctrica

Concepción 701 Tecnología en secado

Instrumentación industrial

Mantención mecánica

Mantención eléctrica

Procesos papeleros

Control de calidad

Control de producción

Dibujo industrial

Lota 242 Control de producción

Dibujo industrial

Explotación de minas

Mantención mecánica

Mantención eléctrica

Prevención de riesgos

Galerías de minas

Angol 312 Riego

Mantención mecánica

Supervisión de obras civiles

Temuco 441 Riego

Hidráulica sanitaria

Mantención mecánica

Instrumentación industrial

Valdivia 284 Turismo

Plástico

Supervisión de obras civiles

Mantención mecánica

Puerto Montt 211 Industrias forestales

Mantención mecánica

Conservación de alimentos

Pesca

Turismo


Castro 122 Industrias forestales

Mantención mecánica

Producción pecuaria

Administración agrícola

Coyhaique 110 Industrias forestales

Producción pecuaria

Puerto Aysén 58 Producción pecuaria

Pesca


Punta Arenas 393 Dibujo industrial

Mantención mecánica

Mantención eléctrica

Operador de plantas químicas

Prevención de riesgos

Producción pecuaria

Total 10,721 en 24 ciudades (ver mapa en fig. 4).




El contenido de las carreras tecnológicas
El propósito era producir un profesional con sólidos conocimientos en ciencias básicas, especialmente en matemáticas y física, pero también instruido en ciencias sociales, a saber, historia, sociología y economía, tratando de convertirlo en un ciudadano interesado en los problemas económicos, técnicos y sociales del país. finalmente, estaba la especialización técnica con ramos de su especialidad una práctica final de algunos meses que, para muchos obreros, estaba ya cumplida dentro de su propio trabajo.

Pueden destacarse las siguientes carreras como ejemplo:

a) Mantención eléctrica y mecánica. Se necesita el técnico que pueda reparar con rapidez desperfectos eléctricos o mecánicos que paralizan una industria o un sector de ella. Para eso no es indispensable un ingeniero sino un profesional que domine los aspectos cruciales de la actividad productiva y con una base suficiente para comprender los fenómenos nuevos que se le presenten en su campo. Es conocida la tradición de los llamados "maestros" que se improvisan en la necesidad diaria, pero que no pueden satisfacer a cabalidad los problemas que súbitamente suelen presentarse en centros industriales o mineros. Como su nombre lo indica, no se trata sólo de reparar sino desarrollar una actividad de prevención de las posibles fallas que puedan presentarse y saber mantener siempre el equipo en condiciones de correcto funcionamiento, editándose así interrupciones que acarrean demoras y pérdidas en la producción.

b) Instrumentación industrial. Todo complejo de producción debe poseer numerosos instrumentos de toda índole: para medir y controlar la electricidad, presión, velocidad, tiempo, diagramación, etc. Estos instrumentos deben estar permanentemente en óptimas condiciones y cualquier falla en ellos trae problemas, especialmente si es una falla que hay demora en constatar. Numerosas industrias han ido formando un "especialista" en los instrumentos de la industria quien llega a conocerlos a través de varios años y puede repararlos o mantenerlos en buenas condiciones. Pero si llega un instrumento nuevo o con innovaciones, se verá en duros aprietos para comprender su funcionamiento. El técnico universitario en instrumentación industrial debe conocer las leyes básicas del funcionamiento de los instrumentos y, aunque no esté familiarizado con nuevos tipos de ellos, siempre podrá comprender y poner en acción los que lleguen a sus manos por la base técnica que posee.

c) El técnico en Prevención de riesgos está en condiciones de organizar la industria, la mina o cualquier faena de manera de evitar los riesgos del trabajo, tanto de siniestros en los establecimientos como, en forma especial, la salud y vida del personal que allí trabaja; con conocimientos de electricidad, química y física para comprender bien qué posibles peligros deben prevenirse.

d) Con el desarrollo de los plásticos comenzó a producirse una demanda de Técnicos en plástico. Ninguna universidad ni escuela los formaba. La Asociación de Industriales del Plástico se acercó a la Universidad Técnica del Estado para proponerle la creación de una carrera tecnológica que educara profesionales que pudiesen trabajar en fábricas de artículos plásticos. Ellos no necesitaban de ingenieros, pues lo fundamental estaba resuelto en sus establecimientos, sino técnicos que pudiesen hacerse cargo de secciones de la industria, nueva producción, mantenimiento, etc. Así nació en Santiago y Rancagua la carrera Tecnológica de Plásticos.

e) La carrera de Técnico en Mineralurgia del cobre fue propuesta a la Universidad Técnica del Estado por la Empresa Nacional de Minería (ENAMI) con la que, además, se suscribió luego un amplio convenio que también establecía que las prácticas de esta carrera se desarrollarían en sus laboratorios, especialmente en la Fundición de Paipote, Copiapó, adonde serían llevados los estudiantes por períodos.

f) Las carreras de Supervisión de alimentos y la de industrias de alimentos fueron resultado de una sugerencia del Servicio Agrícola y Ganadero y de la Corporación de Fomento a la Producción.


Y muchos ejemplos más:

En las zonas agrícolas se puso especial énfasis en las necesidades regionales y se desarrollaron carreras en Administración Agrícola (las faenas agrícolas hacia la época eran administradas por aficionados o improvisadores), Tecnología en Secado (especialmente de grano, fruta, legumbres, etc.), Riego, Conservación de Alimentos (Conservería), Industria Forestal, Captación de Aguas, Técnico en Sondaje, etc.

En las zonas mineras: Perforación y Explosivos en Calama (la mina de cobre a rajo abierto más grande del mundo: Chuquicamata), Seguridad en Faenas Mineras, Mineralurgia y Pirometalurgia del Cobre, Control y Organización del Trabajo Minero, etc. En las minas de carbón (Lota): Galería de Minas, Explotación de Minas, etc.

Muchas carreras surgieron de la necesidad misma, pero cuando esta necesidad era satisfecha se procuraba no continuar con la formación de técnicos que no encontraría ocupación. Tal fue el caso de la carrera Perforación y Explosivos en Calama, creada en 1970. Este técnico, que era traído del extranjero, debía ser un experto en toda clase de explosivos, en su dirección, en la manera de perforar para dirigir la faena, etc. Cuando se completaron dos cursos de 35 alumnos cada uno, se decidió cerrarlo pues ya no eran necesarios más técnicos de este tipo en el país hasta algunos años más tarde.


Investigaciones regionales
En Puerto Montt, tuvo muy buen resultado la carrera de técnico pesquero que, combinada con la carrera de conservación de alimentos, contribuía a la industria de la conservería de pescado y mariscos propia de la zona. En igual forma, en Punta Arenas se desarrolla la carrera de operador de plantas químicas que eran en realidad los mandos medios destinados a trabajar en el complejo Cabo Negro de tratamiento de petróleo y gas natural que se encuentra localizado poco al norte de Punta Arenas por el estrecho de Magallanes.

Otras carreras que constituyeron innovaciones fueron las de turismo (en el sur del país), control de calidad, sondaje y captación de aguas (en el Norte Chico) y riego (en Chillán).

No sólo fue en el campo de las carreras que los Institutos tecnológicos sirvieron a la población. En su breve vida, alcanzaron a montar algunas formas de investigación técnica. En La Serena, se instaló el Instituto de Investigaciones Hidrológicas que realizó importantes prospecciones en cuanto a la captación de aguas para riego, problema vital en el Norte Chico. Al mismo tiempo, proveía con material de estudio y profesores a las carreras de sondaje y captación de aguas de toda la zona. En Santiago, se realizaron interesantes pruebas en el terreno de la alimentación juntamente con el Servicio Agrícola Ganadero. En San Fernando, los estudiantes de la carrera de mantención mecánica, mayormente especializados en las maquinas agrícolas, dieron asistencia técnica a los campesinos de la región en el uso, mantenimiento de la maquinaria agrícola y otros equipos de los asentamientos campesinos producto de la reforma agraria. En Puerto Montt, el Instituto Tecnológico trabajó con el Instituto de Fomento Pesquero (IFOP) en los estudios ya muy avanzados para una planta conservera en Calbuco para productos del mar; en esa ciudad este Instituto Tecnológico estaba llevando a cabo una investigación sobre la crianza industrial de gansos, y desarrolló una intensa actividad relacionada con los bosques y la madera de la zona.
El currículum de las carreras tecnológicas
En el Catálogo general 1972 de la Universidad Técnica del Estado, en el capítulo "Carreras Tecnológicas" podían leerse:
Estas carreras tienen por objeto formar técnicos universitarios; profesionales que se desenvuelven en un nivel intermedio entre el ingeniero y el obrero especializado. Sirven funciones de apoyo en el proceso de la producción. Las funciones básicas que definen al técnico universitario son:

a) organizar y distribuir tareas;

b) coordinar el empleo de recursos;

c) controlar las actividades en su conjunto y la calidad de la

producción;

d) ejecutar, en condiciones determinadas y en el nivel de las atribuciones de cada cargo, tareas de producción y mantenimiento, y

e) dar servicios de extensión profesional (capacitación), actividades de orden cultural.

Integradas al proceso general de democratización, las carreras tecnológicas dan posibilidades para el ingreso de los trabajadores. Se complementará la educación técnica con el conocimiento científico de la realidad del país y los problemas de su desarrollo con el fin de crear en los estudiantes una conciencia que los comprometa en la labor de estructurar tina sociedad más justa.23


Como manera de ilustrar más este aspecto, es interesante dar a conocer el currículo de algunas de estas carreras, tal como aparecen en el catálogo mencionado:
a) Carrera Mineralurgia del Cobre

Sedes: Antofagasta, Calama, Copiapó y Rancagua. Asignaturas primer semestre: matemáticas, física, química, ciencias sociales, inglés técnico, interpretación de planos y metodología del descubrimiento científico.

Segundo semestre: matemáticas, física, ciencias sociales, inglés técnico, química analítica, mineralurgia del cobre y tecnología de materiales.

Tercer semestre: ciencias sociales, química analítica, mineralurgia del cobre, almacén y transporte y seminario de proyecto.

Cuarto semestre: ciencias sociales, mineralurgia del cobre, instalaciones de control, seminario de proyecto, elementos de administración de empresas y seguridad industrial.

b) Carrera: Técnico en captación de aguas

Sedes: Vallenar y Ovalle.

Asignaturas primer semestre: matemáticas, física, química, ciencias sociales, inglés técnico, interpretación de planos, metodología del descubrimiento científico.

Segundo semestre: matemáticas, física, ciencias sociales, inglés técnico, tecnología de los materiales, hidrología elemental, geología descriptiva y meteorología.

Tercer semestre: Ciencias sociales, hidrología elemental, topografía, geología descriptiva, máquinas de captación de aguas, hidrometría y meteorología.

Cuarto semestre: ciencias sociales, seguridad industrial, hidrología elemental, geología descriptiva, máquinas de captación de agua, prospecciones, hidrometría y meteorología.
El Instituto Tecnológico Central de Santiago
El Instituto Tecnológico Central de Santiago funcionaba en el populoso barrio de Recoleta. No nació allí sino en las salas de la entonces Escuela de Ingenieros Industriales que entregó una gran suma de esfuerzo y devoción a esta tarea. En los atardeceres de los días de semana se apreciaba una intensa actividad que se prolongaba hasta cerca de la medianoche. Sin embargo, con el aumento de cursos y de estudiantes, fue necesario pensar en buscar un local más adecuado, tarea difícil para una universidad de precario presupuesto con estudiantado en plena expansión. Afortunadamente, se estableció contacto con la Orden de los Padres Dominicos a través de una escuela de temporada realizada en la Academia de Humanidades de Recoleta - mantenida por ellos - y se entablaron conversaciones sobre la posibilidad de fundar en este barrio un establecimiento de enseñanza superior. Fue así como surgió la idea de un convenio entre la Universidad Técnica y el Convento de la Recoleta Dominica por el cual se entregaba a la universidad la mitad de los edificios del convento para ser transformados en salas de clase y laboratorios. En un significativa ceremonia realizada el 16 de marzo de 1971 en la antigua biblioteca del convento - en que existen libros del siglo XVI - con asistencia de la prensa, radio y televisión se firmó este convenio.
En su discurso, el rector de la universidad manifestó:
... emprendemos toda clase de esfuerzos a fin de contribuir con nuestra labor no sólo al desarrollo económico, científico y técnico del país, sino también a la formación profesional de vastos sectores sociales, especialmente entre la juventud y las clases trabajadoras. Deseosos de cumplir este doble objetivo y de atenuar simultáneamente la dramática situación de los egresados de la enseñanza media que no han encontrado cabida en las carreras universitarias tradicionales, creamos, a principios de 1970, las carreras tecnológicas de corta duración y de innegable eficiencia técnica y social.

Tal ha sido precisamente el terreno en el que ha germinado el encuentro entre la Universidad Técnica del Estado y el Convento de la Recoleta Dominica, encuentro que ... constituye una fecunda síntesis. Y esta síntesis ha sido posible porque seguimos un objetivo común: dignificar al hombre a través del saber y el bien, darle herramientas para que sirva a la comunidad en la cual vive.


El reverendo padre superior, José Venerando García, expresó:
Es así como, buscando puntos de confluencia, estamos dispuestos a crear nuevos temas de existencia, creando posibilidades vitales, profesionales y vocacionales más amplias, capacitando a nuestros jóvenes para una incorporación más fecunda a la vida del trabajo, íntimamente relacionado con las necesidades que plantea la dinámica de la evolución económica y, social del país concebida la universidad, no como una "criba selectiva" sino de desarrollo basta el máximo de las capacidades posibilidades de todos y cada uno de los que pueden constituirse en sus alumnos.
Finalmente se firmó el convenio que en su punto primero establecía que:
La Universidad Técnica del Estado y el Convento de la Recoleta Dominica, dependiente de la Orden de los Padres Dominicos convienen:
a) Organizar cursos tecnológicos de cuatro a cinco semestres de duración, de acuerdo a los programas anexos, que se consideran parte integrante de este contrato. b) Organizar escuelas de temporada y otros planes de extensión cultural, conjuntamente con la Academia de Humanidades, colegio dependiente del Convento de la Recoleta Dominica.
Y en su punto cuarto:
El Convento de la Recoleta Dominica proporcionará gratuitamente el uso de la parte interior del inmueble de su dominio, el que tendrá un acceso por la calle Tabaré s/n. Este inmueble comprende diez salas de clase, servicios anexos y una cancha anexa.
El Instituto Tecnológico Central de Santiago fue inaugurado solemnemente con un acto académico en la Iglesia de la Recoleta Dominica el 4 de junio de 1971 al que asistieron sus primeros 770 alumnos. Comenzó con las siguientes carreras: Control de Producción, Instrumentación Industrial, Plástico, Mineralurgia del Cobre, Supervisión de Obras Civiles, Laboratorista de Ciencias Naturales, Técnico en Industria Alimentaría, Administración de Establecimientos Colectivos de Alimentos y Control de Calidad. En el primer semestre de 1973, se habían agregado otras carreras, entre ellas: Administración de Materiales, Prevención de Riesgos, Mantencion de Aviones, Aire Acondicionado, Mantención Mecánica, Dibujo Industrial, Refrigeración Industrial, Supervisión de Industrias Textiles, Mantención Eléctrica, Turismo y Administración Hotelera. sumando 26 carreras con un total cercano a los 6,000 alumnos, es decir, un tercio de todos los alumnos de la Universidad Técnica del Estado en la ciudad de Santiago.

Las necesidades de determinadas profesiones han sido detectadas a través de estudios realizados por la Corporación de Fomento (CORFO) o la Oficina de Planificación Nacional (ODEPLAN), explica a la revista Presencia UTE José Luis Catalán, jefe del área académico - técnica del Instituto Tecnológico. "Una vez que se detecta la necesidad de crear una carrera - continúa -, la universidad estudia el campo ocupacional y la factibilidad de crear la carrera en una determinada región del país. Por otra parte, una vez que el campo ocupacional está saturado, esa carrera se da por terminada o se reemplaza por otra que ya sea necesaria".24

Hacia 1973, el Instituto ya había organizado su comisión de investigaciones como también la de Extensión Universitaria, dando con ello cumplimiento al convenio con el convento. Con tal objeto tomó contacto con organismos sindicales, culturales, educacionales y deportivos del sector de Santiago llamado Recoleta. Se había dado comienzo a la publicación de revistas y boletines. Se organizaban los primeros conjuntos artísticos y se proyectaba el montaje de un museo público en conjunto con la Academia de Humanidades, vecina, que ya contaba con importante material en ciencias naturales.
El proyecto de ampliación con UNESCO
La Universidad Técnica del Estado desarrolló el proyecto de la construcción puesta en marcha de un gran centro universitario partiendo del Instituto Tecnológico Central, a fin de impartir carreras tecnológicas, dedicado especialmente a trabajadores y adultos en general. Como se dijo, una vez que el plan fue concluido, se presentó a la UNESCO cuyo director de educación, hoy director general, Mahtar M’Bow, se mostró sumamente interesado y comenzó a buscar el financiamiento que dicha obra requería, tratándola como "un establecimiento piloto en Sudamérica para el programa de la educación permanente y educación para adultos, en el contexto de las resoluciones de UNESCO y sobre la base de las recomendaciones del informe de la Comisión de Educación de ese organismo, titulado Aprender a ser". Desgraciadamente, después del golpe militar, no se ha sabido de la continuidad del proyecto. La idea despertó el entusiasmo de varios sectores, entre ellos la municipalidad de La Cisterna que ofreció, gratuitamente, los terrenos necesarios para la obra. En efecto, en noviembre de 1971, la alcaldesa de la comuna de La Cisterna, Sonia Rosen, visitó al rector de la Universidad Técnica para comunicarle que la comisión mixta formada por esa municipalidad y por profesores y estudiantes del Instituto Tecnológico, ya había determinado cuáles serían los terrenos en que se alzaría el futuro edificio del Instituto. Se escogieron los terrenos a la altura del paradero 28 de la Gran Avenida, en la zona industrial tic Lo Espejo y con una extensión de 20 hectáreas (200,000 metros cuadrados). El predio tenía accesos pavimentados, alcantarillado, energía eléctrica abundante, matriz de agua potable, etc., y una buena movilización colectiva incluyendo la vía férrea hasta la Estación Central. La extensión de los terrenos permitía toda expansión necesaria, la construcción de salas de clase, laboratorios y campo deportivo. Este, como tantos otros proyectos de educación de trabajadores, se esfumaron con el golpe militar.


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