Ma gyan darshana


PRESCRIPCIONES Puertas y paredes



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PRESCRIPCIONES




Puertas y paredes

Si te mantienes cerrado, te mantienes muerto. Es como si tuvieras todo el cielo disponible y sólo estuvieras mirando por el ojo de la cerradura. Claro que también puedes ver un poco de cielo a través de la cerradura y a veces pasa un rayo de sol. En ocasiones puedes ver una estrella vacilante, pero es difícil y tú permaneces pobre. Déjalo, puedes hacerlo. Intenta un pequeño experimento.

Todas las noches antes de acostarte, párate en la mitad del cuarto y mira la pared. Concéntrate en ella. Piensa en ti como en una pared sin puertas, completamente cerrada. Nadie puede entrar y tú no puedes salir; estas prisionero. Psico­lógicamente, conviértete en una pared. Entonces toda tu energía se vuelve una pared, una muralla china.

Durante diez minutos sé una pared y ponte tenso, tanto como puedas. Deshecha todas las aberturas y ciérrate por completo, lo que Leibniz llamó una "mónada", un átomo sin ventanas, totalmente cerrado en ti mismo. Empezarás a trans­pirar y a temblar; surgirá ansiedad. Te sentirás como si estuvieras muriendo, como si estuvieras entrando en tu tumba. No te preocupes: entra en ella. Lleva al clímax esa tensión, esa contracción y ese temblor.

Entonces voltéate y mira la puerta, (mantenla abierta), y conviértete en una puerta. Empieza a sentir que te vuelves una puerta, no eres una pared. Cualquiera puede entrar en ti, ni siquiera hay necesidad de tocar. También pueden salir, no hay barrera. Relájate. Relaja todo el cuerpo y todo el senti­miento. Expándete. Permanece ahí parado pero expándete. Siente que llenas todo el cuarto, que tu energía fluye por afuera de la puerta hacia el jardín. Sólo deja que la energía salga y siente que el mundo exterior entra.

Durante diez minutos sé una pared y durante veinte minutos sé una puerta. Después duérmete. Hazlo durante al menos tres meses. Después de la tercera semana empezarás a sentirte tan abierto. Pero continúa.

Te estoy dando ambas: la pared y la puerta, de manera que puedas sentir el contraste con más facilidad.

Una vez que puedas entender tu propia energía, (que se vuelve una pared y se vuelve una puerta), estarás al tanto de una dimensión muy hermosa. Podrás sentir las energías de otros. Al cruzarte con un hombre en la calle podrás sentir si es una pared o una puerta. Tendrás una comprensión interna de eso. Aun si quieres relacionarte con ese hombre, si sientes que es una pared no lo hagas, porque nada sucederá. Sólo relaciónate cuando sientas que es una puerta.

Esto se volverá una experiencia tan profunda en las relaciones que ni siquiera puedes imaginario. Acércate a una persona cuando es una puerta y esa misma persona será totalmente diferente. Acércate a tu hijo cuando es una puerta; entonces te escuchará, entonces estará listo para absorber lo que dices. De otra manera te la pasarás gritando y no te escuchará; es una pared. Háblale a tu amado cuando sea una puerta. Haz el amor con tu amante cuando sea una puerta. Cuando es una pared es mejor no perturbarlo. Entonces, una vez que lo sientes dentro de ti, puedes sentido en cualquier lugar.

Comunión con tu pareja

Empiecen una meditación juntos. Siéntense frente a frente en la noche y junten las manos cruzándolas. Durante diez minutos mírense a los ojos y si el cuerpo empieza a moverse o mecerse, permítanlo. Pueden parpadear pero continúen mirando a los ojos. Si el cuerpo empieza a mecerse, (lo cual sucederá), per­mítanlo. No se suelten de las manos, pase lo que pase. No deben olvidarlo. Después de diez minutos cierren los ojos y permitan el movimiento diez minutos más. Después levántese y muévanse juntos con las manos unidas durante diez minutos.

Esto mezclará profundamente sus energías. Por diez mi­nutos mírense a los ojos tan profundamente como sea posible y permitan el movimiento, diez minutos con los ojos cerrados, aún sentados, con el movimiento. Sólo sientan que la energía los posee. Entonces levántense y con los ojos abiertos permitan el movimiento. Casi se volverá una danza, pero mantengan las manos unidas de la misma manera.

Hagan esto durante media hora todas las noches por diez días y si se sienten bien pueden hacerlo también en la mañana. Háganlo dos veces al día, pero no más.



El otro oceánico

Observa el mar; hay millones de olas. Nunca ves el mar; siempre ves las olas, pues están en la superficie. Sin embargo, cada ola no es más que un movimiento del mar, el mar se mueve por medio de todas las olas. Recuerda al océano y olvida las olas, pues las olas no existen realmente, sólo existe el océano.

Cuando tengas tiempo siéntate con alguien: tu amado, tu esposa, tu esposo, tu amigo o cualquier persona, un extraño servirá; sólo siéntense y mírense a los ojos sin pensar y traten de penetrar la mirada. Sólo miren cada vez más profundo en los ojos del otro. Pronto se darán cuenta de que han atravesado las olas y el océano se ha abierto ante ustedes. Mírense a los ojos profundamente, pues los ojos son sólo las puertas, y no piensen. Si tan sólo se miran fijamente pronto las olas desa­parecerán y el océano será revelado.

Hazlo primero con un ser humano, porque estás más cerca de ese tipo de ola. Después hazlo con animales, un poco más de distancia. Después con árboles, olas aún más distantes; finalmente con rocas.

Si puedes mirar profundamente a los ojos sentirás que la persona ha desaparecido. Algún fenómeno oceánico está escondido detrás y esta persona era sólo el oleaje de un mar profundo, una ola de algo desconocido y escondido.

Intenta lo siguiente, ya que es algo que vale la pena saber. Siempre que sientas alguna distinción, reconoce que estás en la superficie. Todas las distinciones son en la superficie; "mu­chos" pertenece a la superficie.

Mira profundo y no te engañes con la superficie. Pronto serás consciente de un océano a tu alrededor. Entonces verás que tú eres también sólo una ola, tu ego es sólo una ola. Atrás de ese ego está escondido lo que no tiene nombre, el uno.

Desbloquea tu energía sexual

Cada mañana después de dormir párate en la mitad del cuarto y sacude todo el cuerpo. ¡Conviértete en una licuadora! Sacude todo el cuerpo, desde la punta del pie hasta la cabeza y siente que es casi orgásmico... como si estuvieras experimentando un orgasmo sexual.

Disfrútalo, nútrelo y si sientes ganas de emitir algún sonido, hazlo. Disfrútalo durante diez minutos. Después frota todo el cuerpo con una toalla seca y date un baño. Hazlo todas las mañanas.


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