Otras formas de cuentos tradicionales
Existen otras formas de cuento tradicional muy extendidas por todo el mundo. Los relatos de
animales se engloban en dos categorías principales: los protagonizados por animales que pueden
hablar y se comportan como seres humanos, y aquellos en los que las cualidades humanas de los
animales son simplemente una convención que se acepta durante el curso de la narración; así
sucede en los ciclos medievales de animales (por ejemplo, los cuentos de Reynard el Zorro) o en
las fábulas, que se caracterizan por su moraleja. Cuando no son mitológicos, los cuentos de
animales cumplen una función de sátira social o política, encubierta por la narración literaria.
Los cuentos de fórmula reiterativa incluyen las historias interminables o los cuentos de nunca
acabar; los cuentos acumulativos, que parten de una frase básica a la que se van añadiendo otras
nuevas (por ejemplo, el famoso A mi burro le duele la garganta), y los cuentos con un final
inesperado, que abarcan desde las historias serias o ingeniosas a los juegos de palabras. Muchos
de estos cuentos, como las patrañas, están relacionados con la gran cantidad de chistes y
anécdotas graciosas que circulan en todas las sociedades. Este género comprende un amplio
material, tanto lineal como equívoco, desde retratos sobre gente ignorante y loca, encuentros
sexuales y confusiones producidas por equívocos lingüísticos o dialectos diferentes, como los
modernos chistes malos.
Los cuentos cantados o recitados, otra forma de cuento tradicional oral, fueron muy populares en
la región del Caribe (véase Literatura caribeña). Se trata de historias, a menudo un cuento de
animales o un Märchen, con una canción o estribillo intercalada en la narración oral.
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