Las aventuras del mono
Un mono fue a la barbería y le pidió al barbero que le afeitase. Mientras le afeitaba, le cortó una oreja por un descuido. Entonces el mono le dijo:
-Bueno, dame tu navaja como recompensa por la oreja que me has cortado.
-De acuerdo -convino el barbero.
El mono fue al campo y vio a una mujer arrancando la hierba.
-Te cambio mi navaja por tu abrigo y así te será fácil cortar la hierba.
Se marchó a otra parte, con el abrigo, y se encontró con un vendedor de mantequilla. Le cambió el abrigo por una tinaja de mantequilla. Luego se cruzó con una pastelera.
-Toma, mujer -dijo-, haz dulces con esta mantequilla y nos los repartiremos.
Pero en cuanto estuvieron preparados los dulces, los cogió todos y salió a la carrera. Se tropezó con un campesino con un arado, un caballo y un cebú, y le dijo:
-Tú descansa un rato, que yo araré por ti.
Tan pronto como el campesino se distrajo, se subió a su caballo y partió al galope, hasta que se encontró con unos novios que iban hacia el templo a celebrar su boda. La novia iba montada en un palanquín y el novio la acompañaba a pie.
-Tú te mereces ir a caballo en un día tan señalado como hoy –le dijo el mono al novio-. Móntate en mi caballo.
Mientras el novio se subía al caballo, el mono aprovechó para huir con la novia. Corrieron y corrieron, pero tuvieron que detenerse a descansar. Entonces ella le dijo:
-¡Cuánto me gustaría peinarte el pelo de la cabeza! ¡Eres tan guapo!
El mono se sintió muy halagado.
-Inclina la cabeza para que pueda peinarte bien. ¡Eres tan atractivo!
El mono no cabía en sí de satisfacción. Cuando agachó la cabeza, la novia cogió una piedra y se la estrelló contra la misma, huyendo a continuación. La pedrada puso término a las aventuras y desventuras del mono.
Comentario
Muchas personas podrían poner en su pasaporte: de profesión, «enredador». Todos enredamos, unos más, otros menos, estamos en el lío. Unos se enredan con la cotilla, las censuras, las críticas juegan a ser jueces y fiscales, a difamar y calumniar); otros, con las aspiraciones del ego: fama, gloria, prestigio, celebridad; otros, con el poder y la manipulación; otros, con innumerables actividades insustanciales; otros, sembrando discordia y emprendiendo disputas, reyertas, hostilidades y guerras.
Era un actor que había representado muchos papeles a lo largo de su vida. Un día, en el escenario, empezó a interpretar papeles de unas y otras obras. El público empezó a protestar airadamente y el buen hombre se encogió de hombros y dijo: «Ya no sé ni quién soy, ni por dónde voy ni de dónde vengo». Es el caso de gran número de personas. Hay un sonambulismo colectivo; todos en un gran dormitorio roncando y soñando. Soñando con nuevos enredos, sin paz, sin sosiego, sin saber por dónde van ni de dónde vienen.
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