parte) por las fases vitales antes dichas.
En la vida histórica, y desde la perspectiva del ejercicio de la razón, nos
hemos abastecido —particularmente en las etapas más recientes—, de atri-
butos o valores «de lo humano», con la dignidad como principal exponente.
De ella dimanan otros valores asignados a la condición humana, que se
encuadran o interpretan como derechos y deberes. Los atributos o «valores
humanos», en consecuencia, son una adquisición cultural de la Humanidad,
representan lo que entendemos por propio y exclusivo de «lo humano».
De todos modos, y como es bien sabido, atinente a los derechos y de-
beres nos movemos en el relativismo, y este en su doble valoración: espacial
y temporal. Quiero decir que las sociedades no son uniformes, además cam-
bian sus leyes, y, asimismo, las conductas éticas (o la moral) no son idén-
ticas (ni lo fueron) en todo tiempo y lugar. El derecho, la ética y la moral
(derivada de las costumbres, la moral es la más dispar y cambiante) varían
en su configuración doctrinal en base a influencias tradicionales, ideológi-
cas, y particularmente sociales, etc. Lo único que no cambia es el proceso
de la vida biológica (ser engendrado, nacer, ser, morir).
Para terminar esta aproximación debo apuntar que:
a) «La vida» y «el vivir» no son lo mismo.
La vida de una totalidad psicofísica (biológica o corporal y mental o
histórica) como es la humana, es la experiencia vital conjunta y global, en
el tiempo y en el espacio. El vivir es el existir y la experiencia de cada
instante, fragmento o particularidad vital, que, sumados, constituyen la vida.
El envejecimiento es una de esas etapas, y merece especial atención.
b) Tampoco lo son «el morir»y «la muerte».
ENVEJECIMIENTO Y BIOÉTICA: ALGUNAS CONSIDERACIONES 205
3. APROXIMACIÓN AL ENVEJECIMIENTO BIOLÓGICO
El envejecimiento celular tiene dos orígenes, complementarios entre sí:
el natural o biológico y el debido a causas sobrevenidas (enfermedades,
pautas alimenticias y hábitos perjudiciales para la salud, efectos del entorno,
tóxicos, radiaciones, etc.).
En una aproximación somera al envejecimiento biológico hemos de
tener en cuenta: i) la célula y sus funciones; el papel de los cromosomas y
los genes; el significado del telómero y la telomerasa.
-
La célula es la unidad de los organismos vivos. Está formada, sin
entrar en más detalles, por la membrana, núcleo, citoplasma, riboso-
mas, mitocondrias, etc.
-
El citoplasma de las células humanas contiene un 80 por ciento de
agua y el 20 por ciento restante es un sustrato con gran número de
componentes y las moléculas que aporta su metabolismo que contri-
buyen, entre otras funciones, a estructurar constantemente el genoma
individual, modificándolo.
-
Las formaciones de ADN lineal llamadas cromosomas (cuerpos que
se tiñen), en las células de los organismos eucariotes (aparecidos en
los océanos y después sobre a tierra hace unos 2.000 a 1.500 millo-
nes de años), como somos nosotros, es decir, en las células que
contienen un núcleo, se encuentran alojados dentro de éste.
-
Los genes son estructuras moleculares constituidas por secuencias de
ADN (ácido desoxirribonucleico), y están como empaquetados en los
cromosoma. Son de varios tipos, y sus funciones se interrelacionan:
a grandes rasgos, los genes estructurales codifican la formación pro-
teínas, los genes reguladores activan y desactivan las funciones de
los genes estructurales, y los genes mutadores regulan los cambios o
mutaciones de los propios genes.
Llamamos a los genes «directores de la vida» porque orientan la or-
ganización y funciones de su organismo vivo en cada circunstancia, aun-
que también son influidos por ellas y por los medios ambientes interno y
externo.
El dogma genético vigente señala a cada gen como el informador de la
síntesis o creación de una proteína (si bien excepcionalmente puede ser más
de una), de tal modo que la correlación de las secuencias de un gen se
corresponden con la de las largas cadenas de aminoácidos que componen la
protein a por él informada; en consecuencia, toda alteración o mutación del
gen puede modificar la arquitectura molecular de la proteína correspondien-
te o dar lugar a otra con estructura y funciones distintas.
206 MARCELO PALACIOS ALONSO
Solamente el 3 al 6 por ciento del ADN contenido en los cromosomas
es de naturaleza genética hereditaria (genotipo): El 94 a 97 por ciento res-
tante no informa la síntesis de proteínas ni tiene consecuencias sobre la
herencia; y si está «vacío», por decirlo en términos del desconocimiento
actual que lleva a denominarlo «genoma basura» (veremos que se está dan-
do al traste con este supuesto), no resulta obvio suponer que la evolución del
hombre llegará al cénit cuando «se llene» de información (¿hereditaria?).
— Los extremos de los cromosomas presentan unas porciones finales o
colas que se denominan telómeros (Müller), cuya función es proteger
al cromosoma de su degradación y recombinación. El télomero care-
ce de genes aunque tiene ADN y es indispensable para la estabilidad
y supervivencia del cromosoma, y éste, a su vez, para la asegurar la
vida celular.
Cuando una célula se divide, su espiral doble de ADN se excinde y cada
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