La Misión del Espiritismo



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Pregunta: Aseguran los umbandistas, que el desenvolvi­miento adoptado en los terreiros, permite la mediumnidad to­talmente inconsciente y liberada del animismo tan peculiar en los trabajos espiritas. ¿Cuál es vuestra opinión?

Ramatís: La mediumnidad inconsciente es muy rara, tanto en los terreiros como en los trabajos espiritas. También es cierto, que los espíritus primitivos o sufrientes son más "posesivos", porque sus fluidos demasiados vitalizados por el éter físico de la tierra actúan en forma coercitiva, reduciendo algo la concien­cia de sus instrumentos. Eso sucede generalmente, con las per­sonas obsesadas, que pierden el dominio de su cuerpo y cuando se recuperan de su crisis, poco recuerdan de lo sucedido. Ade­más, cuanto más sublime es el espíritu, menor es su acción física sobre los médiums y su comunicación es predominantemente ins­pirativa.

El desenvolvimiento mediúmnico se demora mucho más en las mesas kardecistas, porque de acuerdo a los preceptos doc­trinarios del Espiritismo, los médiums son advertidos a los fines de sustraerse a toda manifestación excéntrica o descontrolada.

De esa forma, los mensajes mediúmnicos de la mayoría de los médiums de mesa, están sometidos a la mayor o menor cul­tura y capacidad de los mismos. La principal preocupación del médium kardecista es evitar exageraciones y formas de compor­tamiento caricaturesco de los comunicantes, reduciendo en gran­des proporciones las posibilidades de los desencarnados para manifestar sus características o personalidad. No hay dudas, que los médiums de elevada responsabilidad, también reproducen gestos, tonos de voz e innumerables particularidades de los co­municantes, aunque no formen parte de ningún terreiro. Sin em­bargo, ese tipo de médium, si participara de los trabajos me­diúmnicos de la Umbanda, sin lugar a dudas, que sería uno de los mejores "caballos" del terreiro.

Pregunta: ¿Por qué se dice en la Umbanda, "caballo" en vez de médium, como es tradicional en el Espiritismo?

Ramatís: Aunque ambos vocablos definan una misma cosa, es decir, el intermediario de los espíritus desencarnados, sin embargo, divergen en el sentido de su aplicación o función en los respectivos trabajos. El médium que trabaja bajo la égida del Espiritismo debe atenerse a las recomendaciones de Allan Kardec y mantener el control y la disciplina defensiva, sin ab­dicar de su propia autoridad espiritual o someterse dócilmente a las iniciativas de los desencarnados. El médium kardecista es una especie de representante de los espíritus, pero ha de estar siempre vigilante ante el peligro de la fascinación u obsesión por descuido, fanatismo o conducta censurable.

Mientras tanto, los espíritus que actúan en los candomblés, macumbas o actualmente en la Umbanda, llaman caballos a sus médiums, porque les exigen abdicación de su personalidad, cul­tura, temperamento, lenguaje y preocupación por su oratoria. El médium de terreiro debe ser dócil como el caballo domesticado y sumiso a la voluntad de su dueño, sin protestas ni negaciones. Aunque sea culto y un excelente orador, habla confuso, limi­tándose a la filosofía doméstica, muy popular de los viejos ne­gros; a pesar de su prestigio en el mundo profano como acadé­mico o de graduación superior, tendrá que ser humilde, comu­nicativo y tolerante, capaz de atender seriamente los pedidos más tontos o criticables.

El denominado "cambono" no es médium o caballo, sólo cumple la función de una especie de secretario de los Padres de los terreiros, debiendo explicar a los hijos de la Umbanda, los ritos y especificar el sentido de las ceremonias, traduciendo el embarazoso lenguaje de los viejos negros y demás entidades co­nocidas en el medio. Existen dichos y manifestaciones peculia­res de los espíritus de la Umbanda, que sólo el cambono las sabe explicar a fin de volverse familiar en la cita doctrinaria.

Pregunta: Conforme mencionasteis anteriormente, los mé­diums de mesa deben mantener el control espiritual y mental sin perder el dominio de su individualidad, a fin de evitar la infiltración peligrosa de los espíritus malhechores. Mientras tan­to, en los terreiros, se da exactamente lo contrario, es decir, los caballos obedecen ciegamente a las entidades que incorporan, correspondiéndoles en su lenguaje truncado, configuraciones peculiares, actos y costumbres, además de fumar, beber cachaza (grapa), vino o cerveza. Conforme advierte Kardec, ¿tamaña imprudencia no conduce a la obsesión?

Ramatís: No podemos extendernos sobre los detalles que hacen a la diferencia de los trabajos en los terreiros y en las mesas kardecistas, ni a los motivos fundamentales que distingue a la Umbanda del Espiritismo. Las serias y sensatas adverten­cias de Allan Kardec, tiene por finalidad hacer que los médiums se vuelvan prudentes y observadores contra la penetración de los espíritus burlones o malhechores. La defensa del médium reside, casi exclusivamente en su conducta moral y elevación de pensamientos, puesto que sus guías de trabajos, una vez cum­plida su tarea beneficiosa, deben atender otras obligaciones, que son parte de sus responsabilidades en su mundo espiritual.

Para vuestro conocimiento, debéis saber que la principal actividad desarrollada en los terreiros de la Umbanda, se ejerce en el submundo de las energías degradantes y fuente primaria de la vida; los caballos deben afrontar toda clase de tropiezos, celadas, mistificaciones, magia y pedidos contra entidades suma­mente poderosas y crueles, que manipulan las fuerzas ocultas con absoluto éxito. En consecuencia, la protección de los hijos de los terreiros está formada por eficaces tropas de choque bajo la dirección de los experimentados jefes, conocedores profundos de las mañas, astucia y maldad de los magos negros. Su trabajo se ejerce permanentemente sobre la superficie de la tierra y vigilan atentamente a los caballos contra las arremetidas de las falanges adversas, porque saben perfectamente, que la defensa de los caballos es muy precaria en base a la "elevación de pensa­mientos" o de una conducta moral superior, aun tan poco vista entre los mejores hombres terrenos.

Por esa causa, al entorpecer los trabajos emprendidos por las falanges negras, los caballos de la Umbanda son vigilados constantemente por esas cofradías de malhechores. Por otra parte, no se trata de confortar únicamente a los espíritus su­frientes, conmover al obstinado obsesor o encauzar al hermano desorientado; el caballo de la Umbanda es el "eslabón" o punto de apoyo donde se afirman los padres de los terreiros en su lucha tenaz contra las agrupaciones y poderosas falanges de las tinieblas. En consecuencia los jefes de las Líneas y falanges de la Umbanda, asumen pesados deberes a cumplir con la debida responsabilidad, por la seguridad y protección de sus pupi­los. Es un compromiso de trabajo y fidelidad mutua, pero de mayor responsabilidad para los padres de los terreiros.

De ahí que se producen las grandes descargas fluídicas en los terreiros, así como la recomendación para utilizar hierbas por parte de los caballos y cambonos (secretarios) y adeptos, a los fines de expulsar los malos fluidos que pudieran haberse plasmado en los trabajos de limpieza.

Pero, la libertad de la manifestación mediúmnica en los terreiros y la docilidad pasiva del caballo a los estímulos ocul­tos, permite a los espíritus comunicantes trabajar más sobre los plexos nerviosos, asumiendo el dominio del cuerpo físico y plastificar, por así decir, sus principales características. Entonces, los indios, viejos negros, mestizos, abuelitas y otros familiares del culto, se demuestran con las costumbres y similares inquie­tudes, que realmente viven en el plano espiritual donde viven, allá en el Espacio. Los indios saludan con gran estilo, dando a su médium el aire de altivos y fuertes, 15 capaces de hacer mo­vimientos rápidos, casi felinos y hasta llegan a dar saltos asom­brosos; los viejos negros, las abuelitas y titías viejas, son curva­dos y sentenciosos en sus dichos moralistas, acentuando sus voces alegre y afable, con el lenguaje característico de los viejos esclavos del Brasil. Los mestizos manifiestan la finura, propia del campesino brasileño, con sus charlas originales, propias del hombre del interior, demostrando ser muy despiertos, sinceros y hasta desconfiados.15a. Por eso, los asiduos concurrentes a los terreiros, conocen rápidamente a los padres en base al toque peculiar de la pronunciación, ni bien pronuncian las primeras palabras o bien, en su forma de incorporarse.


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