La Sobrevivencia del Espíritu


EL ESPIRITISMO, SUS PRINCIPIOS Y SU MISIÓN SOBRE LA TIERRA



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EL ESPIRITISMO, SUS PRINCIPIOS Y SU MISIÓN SOBRE LA TIERRA

(Indagaciones finales)
Pregunta: ¿Nos podéis dar vuestra impresión y tam­bién, si es posible, la correspondiente a los espíritus de vuestra esfera, con respecto al Espiritismo, como doctrina simpática para Occidente y que sobrepasó el centenario de su codificación sobre la Tierra?

Ramatís: La doctrina Espirita es profundamente sim­pática para los occidentales y también para los orientales, porque sus postulados están intrínsecamente basados en las experimentaciones de Oriente. Su centenario fue noblemen­te reverenciado por las elevadas esferas de la espiritualidad porque confirma el éxito alcanzado por el más loable movi­miento de apresuramiento angélico que compete a la gran masa de almas reencarnadas en Occidente.

Pregunta: ¿Cuál es vuestro parecer con respecta a la afirmativa, que el Espiritismo es la Tercera Revelación y que fuera prevista en los trabajos espirituales del pasado?

Ramatís: Moisés reveló al mundo al Ley de la Justi­cia Divina; Jesús fue el mensajero de la Ley del Amor y Allan Kardec codificó la Ley del Deber.

La Primera Revelación atemorizó al hombre con la figura de un Jehová feroz y sanguinario, que no titubeaba en arrojarlo eternamente al fuego infernal, sin que hubiera esperanzas de fuga o perdón; la Segunda Revelación trans­formó a ese irascible Dios guerrero en un Padre Magná­nimo, donador de gracias y providencias para la salvación de los que sufren y aman; la Tercera Revelación, el "Con­solador" prometido por Jesús, fijó las bases definitivas del "Deber" que el espíritu reencarnado tiene para consigo mismo.

Moisés fue cual rigurosa exigencia del Cielo, a través del temor y la amenaza; Jesús fue la invitación celestial para la renuncia y el amor; Kardec fue la inteligencia y el buen sentido para que el hombre se emancipara por el co­nocimiento espiritual y pudiera alcanzar su íntima ventura.

El Espiritismo propicia la emancipación psicológica del Espíritu por medio de los caminos tortuosos de la vida humana; revela que el hombre es un ángel en potencia y autor fiel de su destino, bueno o malo. Señala también los principales deberes del alma en la dirección de la carne, y apunta la responsabilidad y culpas que pueden surgir por sus deslices y atrevimientos provocados por la despreocu­pación espiritual.

El hombre no se gradúa para puestos meritorios, ni se realiza intimado por las amenazas de puniciones eternas; ni por la pasividad del fatalismo sin provecho, que precisa "sufrir" para evolucionar, pues el sufrimiento es el produc­to de la ociosidad y la ignorancia hacia las disposiciones de la Ley Sideral.

El mensaje espirita despierta al alma hacia la compren­sión de la Ley de Causas y Efectos que rige la formación de su conciencia en el Cosmos, exigiendo la total elimina­ción de las deudas contraídas en el pasado, pero también le ofrece los poderes y medios para que se realice la tan deseada liberación del fardo kármico de las existencias en los planetas físicos. Los ciclos de las reencarnaciones son el fruto de la incapacidad espiritual de la humanidad.



Pregunta: ¿Os parece que el Espiritismo es la reacti­vación del Cristianismo?

Ramatís: El Espiritismo, por sus objetivos de purifica­ción moral del hombre y su mensaje consolador, prometido por Jesús, es sin lugar a dudas la reactivación del Cristia­nismo, forjado con la sangre de los heroicos mártires sa­crificados en los circos de Roma. Pero todavía se revela sumamente valioso en su mensaje edificante para la con­quista de los bienes del alma, porque osó descorrer el mis­terioso "Velo de Isis" que establecía la frontera entre el mundo espiritual y la materia densa. Kardec os reveló a la luz del día, en un texto disciplinado y progresivo, el contenido tradicional de los templos Iniciáticos y prácticas re­servadas, favoreciendo al hombre común para que active su ascensión espiritual y se integre a la brevedad posible en el divino misterio del "Yo Superior". Estamos en vís­peras del Milenio del Mentalismo, que es el Tercer Milenio, próximo a vuestros días, y la doctrina espirita es un valioso recurso para que el alma se libere de los dogmas asfixian­tes y afirme su conciencia de memorias acumuladas en el tiempo, para un mejor ajuste en la Conciencia Cósmica de Dios.

La sencillez didáctica del Espiritismo, aliado al gran­dioso mensaje que se oculta en su contextura íntima, lo aseguran como doctrina de mayor alcance y facilidad para vuestra actual humanidad, tan distanciada de los precep­tos superiores del Espíritu Inmortal. Gracias a la sensata y admirable capacidad psíquica de Kardec, se entreabrieron las pesadas cortinas que cubrían para las masas humanas el misterio del ser y su destino. La codificación era un severo programa final, elaborado por los Mentores de la Tierra, que os servirá como última oportunidad para es­tructurar las bases de aquellos que realmente se interesan por la ética dictada por el Cristo. En verdad, es el "test" para el riguroso examen que precede a la más importante transformación de vuestro planeta, desde que éste fue cor­porificado en el tránsito sideral del Cosmos.

Por esa causa, los postulados espiritas han de penetrar en los hogares para alcanzar a todos los seres sin excepción. Pero, es necesario no confundirlo con los principios de las sectas tradicionalmente imbuidas en el aislacionismo, pues el Espiritismo es fiel intérprete de Jesús, en su función de Cristianismo Reactivado; es el divino fermento que modi­fica y nutre el medio en donde actúa y es fuente de escla­recimientos en las contiendas del fanatismo humano. De modo alguno tiene por función crear nuevas fronteras separativistas en las competiciones religiosas del mundo, pues siendo un elevado movimiento filosófico espiritual, que am­plía la visión del alma subvertida por las ilusiones del mundo carnal, siendo por sobre todas las cosas, un conduc­tor evangélico de forma universalista; es fuerza cohesiva y vigoroso cimiento de solidaridad entre todos los hombres. Pero también debe eliminarse la idea de promover eclecticismos religiosos formales, en la superficie del Espíritu inmortal.

La mezcla heterogénea de sectas adversas, que son de respetable entusiasmo por algunos adeptos del Espiritismo, han de sacrificar su pureza interior, pues la calidad será sacrificada por la cantidad. El Espiritismo, por encima de todas las cosas, debe considerarse como un eclecticismo espiritual, pues su presencia en cualquier elemento de la vida humana, resulta la mejor interpretación de la técnica sobre la Vida Superior.



Pregunta: ¿En el futuro, no habrá peligro que los va­lores del Espiritismo se mezclen con otras sectas o doctri­nas exóticas?

Ramatís: Es necesario que comprendáis que Allan Kardec no podía establecer todos los postulados, líneas exactas y fundamentales de la doctrina espirita en el transcurso de su última existencia física en Francia, en el siglo pasado; logró dar disciplina inquebrantable, de fácil entendimiento para el hombre común, es decir, que los principios ya se habían fijado en la retina espiritual, durante tres milenios de preparativos iniciáticos por medio de varias encarna­ciones, en diferentes latitudes del globo terráqueo. Cuando se encarnó en Egipto, en la figura ponderada y estudiosa del sabio Ámenhofis, el espíritu que en el futuro sería Allan Kardec pudo revivir toda la trayectoria anterior y meditar sobre los innumerables trabajos espiritualistas de los tem­plos consagrados a los misterios del alma. En su alma aún vibraban las evocaciones del politeísmo de la Lemuria, las revelaciones de los genios de la Atlántida y los esfuerzos de los infatigables mentores siderales que ayudaron a la raza Adámica en los principios de la civilización organi­zada. Kardec convivió en contacto con los grandes hermetistas, en el Egipto y en la misteriosa India de los Vedas, donde asimiló los fundamentos y prácticas del Brahamanismo; más tarde transitó por las regiones que servirían de escenario al sublime Jesús, acompañando de cerca los acon­tecimientos evolutivos del Cristianismo.

Sus existencias en el pasado ya definían su futuro ideal y revelaban los comienzos de un grandioso plan elaborado por lo Alto, pues siempre habitó en la Tierra con el espí­ritu dirigido particularmente hacia los objetivos de la Espiritualidad Superior. Esa decisión indesviable y firmeza de intenciones fueron el cimiento milenario de garantía in­superable para la doctrina espirita, que se reveló al mundo accidental, ni bien su humanidad presentó las condiciones psicológicas para un intercambio sensato y progresista con el plano invisible.

Es indiscutible la superioridad de la pedagogía espiri­tual codificada por Kardec en favor de la pronta ascensión humana, porque sus fundamentos no residen solamente en los valores fenoménicos observados en su última existencia terrena. Las principales raíces del Espiritismo se pierden en los milenios transcurridos y se introducen en casi todos los templos iniciáticos, ligándose a las demás filosofías de provecho espiritual de casi todos los pueblos. Son bases construidas desde los santuarios egipcios hasta las institu­ciones sagradas de la India, las cuales fueron conocidas por Kardec en las comunicaciones de los Espíritus, en Francia, despertándole la memoria etérica para asociarlo a los nue­vos acontecimientos. Entonces, cuando- la mayoría de los que apreciaban tales fenómenos ignoraban la realidad mi­lenaria del Espíritu inmortal, el genial codificador fue to­mado por una avalancha de ideas que la inundó el alma experimentada por el pasado, reconociendo familiarmente los viejos preceptos de la Ley de la Reencarnación, de la Ley del Karma y la sobrevivencia espiritual.

Bajo la fascinación de esa evocación pretérita, en su retina espiritual se delinearon los personales heráldicos de los severos sacerdotes de Ra y Osiris e Isis, en el suntuoso culto a los "muertos que sobreviven"; las figuras imponen­tes de los druidas en la filantropía: la ofrenda en medio de las florestas de los griegos presidiendo los misterios de Eleusis.

Hermes, Krishna, Lao-Tsé, Zoroastro, Rama, Buda y el divino Jesús, le influenciaron el alma por algún tiempo, por más que Kardec estaba acondicionado en la existencia francesa a una severa disciplina científica. Actuaba su mente sensibilizada por esa evocación incomprendida, que era el resultado de sus largos peregrinajes en medio de las instituciones espiritualistas del pasada, cuando buscaba conocer los motivos de la fuerte imposición, de la materia planetaria sobre la entidad espiritual.

Por esa causa, la doctrina espirita no se extinguirá en su linaje iniciático, ni ha de subordinarse a los exotismos disolventes, encuadrados en los trabajos espirituales inma­duros, pues su fuerza principal reside en esos basamentos milenarios de investigaciones y experimentaciones adultas, totalmente forjadas en el terreno sólido de las realizaciones tenaces de los pueblos devotos a los problemas espirituales. La naturaleza religiosa que forma la contextura esencial del Espiritismo es profundamente universalista, porque se afirma en el Evangelio, que es el tratado cósmico de orien­tación espiritual en el mundo de las formas.

Pregunta: Afirman algunos espiritualistas y fraternalistas iniciados, que la doctrina espirita no puede sobrevivir a gusto, porque le falta el método y la disciplina, que la cultura y el ritmo iniciático despierta en sus adeptos. Ase­guran que la sincronización espiritual consciente, familiar a los ambientes de lenguaje iniciático, ha de producir la deseada emancipación sideral. ¿Qué nos podéis decir al respecto?

Ramatís: Existen épocas psicológicas apropiadas para la revelación de cada sistema ascensional en lo espiritual. Conforme podréis valorar, difieren entre sí el tecnicismo evolutivo de los mensajes revelados separadamente por Moi­sés, Jesús y Kardec. La contextura y focalización de cada uno de esos mensajes varían conforme a la psicología y cul­tura espiritual de los pueblos, en la época de su revelación. La Dirección Espiritual no acostumbra a violentar la in­madurez espiritual de los pueblos en aprendizaje en los mundos de las formas; les gradúa las revelaciones o reviste la realidad que confunde con la simbología protectora y accesible a los iniciados. La figura del feroz Jehová, des­cripta por Moisés, se aleja bastante de la ternura del Dios revelado por Jesús, y que algunos creyentes aguardan inge­nuamente las "gracias" y "providencias divinas", subvir­tiendo el sentido dinámico del Evangelio. Esa pretensión fue mortalmente herida por la severidad de las "obligacio­nes" y "deberes" que Allan Kardec señaló en su genial codificación. Después del advenimiento del Espiritismo, la entrada en el cielo se hizo más difícil para los ociosos de todos los tiempos, que vivían a la sombra de los templos religiosos y practicaban deslices bajo la protección de las "gracias" que eran requeridas a última hora.. .

El mejoramiento espiritual es el fruto del auto sacrificio y Dios no hace concesiones llevado por los compungi­dos lloriqueos de sus criaturas, que sólo por las perspectivas de sufrimientos compulsorios, despiertan la voluntad ador­mecida. El Espiritismo surgió en el momento psicológico exacto, ni bien el hombre terrícola comenzó a trasponer las fronteras de la letárgica de las formas, para actuar en la intimidad de la energía libre. La magnanimidad del Crea­dor entreabrió las cortinas del milenario misterio a las masas, cuando comprobó la realidad de su despertar men­tal hacia las fuerzas ocultas.

Por eso, cuando el hombre no podía concepcionar la naturaleza de las fuerzas poderosas de ese mundo oculto, era muy justo que los esclarecimientos se hiciesen por eta­pas preparatorias, en el interior de los templos iniciáticos, por medio de los hierofantes entendidos del asunto. Pero, desde que la humanidad presenta un índice científico capaz de comprender las causas generatrices de los fenómenos de la materia, en la feliz concepción de "energía condensada", se justifica que lo anteriormente oculto para el hombre común, ahora sea explicado a la luz del día. La codificación espiritista estaba prevista por Jesús cuando predijo: "Mas el Consolador, que es el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, os enseñará todas las cosas y os hará recordar aquello que os he dicho" (Juan 14-26).

La madurez científica y la receptividad psíquica, sen­sibilizada a través de los milenios pasados, recomiendan que el mensaje del Espiritismo, en su plenitud oculta, sea transferido para el entendimiento cotidiano del hombre común. Cada hombre debe ser el propio fiscal en la trama de la vida de relaciones; debe vigilar severamente todos sus actos e intercambios con los demás seres, pues en base a la proximidad de los tiempos de las aflicciones, profeti­zadas por Jesús, el escenario abierto del mundo profano, sustituyó a los recintos severos de los templos iniciáticos.

El continuo entrechoque de ideas y el crecimiento emotivo entre las criaturas, dominadas por la codicia, el egoísmo y oportunidades anticrísticas, son pruebas que deben graduar a los discípulos para las glorias del "Yo Superior". El Espiritismo, aunque para algunos sea un puñado de principios reducidos, del mundo oculto, es la puer­ta que permite a las almas dotadas de ánimo, coraje, per­severancia y decididas a encontrar la "piedra filosofal" de la purificación interior, y que delante del umbral del Tem­plo, lleno de sugestiones equívocas y seducciones peligrosas no temen en levantar el decantado "Velo de Isis", de la tradición iniciática.

Pero, recordando las severas advertencias del pasado, os diremos, que si el Espiritismo es la puerta abierta del Templo de la Revelación Espiritual, también es necesario que sus adeptos dejen las sandalias impregnadas con las partículas del mundo ilusorio, para encontrar allí, la divina "voz sin sonido" del Cristo y conocer la realidad del "Ca­mino hacia la Verdad y la Vida".



ÍNDICE
Mi Homenaje 02

Explicaciones 04

Preámbulo de Ramatís 07

Palabras de Atanagildo 12

Muerte 14

Más Allá de la Muerte 14

Aspectos de la mediumnidad 15

Nociones sobre el periespíritu y sus

delicadas funciones 21

Revitalización del periespíritu en el

astral (procesos empleados) 28

La volición y el poder de la voluntad 32

Las fuerzas mentales y sus poderes 34

Una fuente pública de elevada función

terapéutica 38

El diablo y la sede de su reinado 42

La música y sus efectos 50

La academia del Esperanto y su

organización modelo 67

Esclarecimientos de Ramatís La Misión

del Esperanto en la tierra 79

Los Mantrans y la lengua Esperanto 92

El espíritu del Esperanto 96

El Esperanto y el espiritismo 101

Zamenhoff y el Esperanto 104

Sueños y recordaciones del pasado 110

Los estigmas del pecado en el cuerpo

físico y en el periespíritu 124

El suicidio y sus consecuencias kármicas 137

El espiritismo, sus principios y su



misión sobre la tierra 164





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