Municipalidad de providencia



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La comprensión del contenido de las lecciones. No sólo del aspecto visible y superficial de las cosas, sino de la dimensión profunda y novedosa. La intuición, que es la fuente de todo pensamiento y que no conoce ni fin ni origen, que es lógica y sicológicamente anterior a todo juicio y a todo proceso de asimilación.

El análisis y la síntesis: métodos lógicos que ayudan a la mente a llegar a la comprensión y a la definición clara de las realidades. Sin embargo, no tratan de comprender el misterio de las cosas: se limitan a describir y a explicar en términos de necesidad causal de qué manera reaccionan las cosas. El análisis y la síntesis amplían el estupor radical del hombre y abren el acceso a lo infinito.

La memoria: en su camino hacia el significado último de las cosas, el alumno necesita tener un grupo de contenidos bien presentes y articula­dos con su yo. No es tanto un instrumento de trabajo, cuanto una poten­cia que relaciona al hombre con todas las cosas.

La utilización o la capacidad de poner en práctica lo que se ha compren­dido.



La reverencia: es el temor frente a lo que nos supera y trasciende; es la respuesta del hombre en presencia del misterio. La reverencia no puede medirse con el metro de los valores habituales: trasciende esencialmente nuestros criterios. Se expresa generalmente a través del silencio reverencial. La creatividad o el ejercicio de los poderes espirituales del alumno en una operación de continua confrontación con la realidad, el mundo, las situaciones, los contenidos-valores para transformar culturalmente el mundo y las cosas.

  • Enseñar al alumno a ser maestro de sí mismo, o sea, darle los conoci­mientos, pero también según sus aptitudes personales, darle un método de trabajo personal que le permita utilizar los conocimientos adquiridos y lograr nuevos conocimientos a través de una formación permanente.

  • Enseñar a aprender juntos, o sea, a trabajar en equipo y a colaborar, afir­mando sin duda la propia personalidad, pero aceptando también la de

los otros en un enriquecimiento recíproco.

  • Enseñar a ser, a desarrollar en sí, además de las facultades intelectuales, las cualidades del corazón, el sentido del estupor, de la maravilla y esta sensibilidad hacia lo bello que son la fuente y el origen de toda verdadera filosofía.

  • Enseñar a devenir, o sea, a desarrollar esa fuerza de creatividad que per­mite al hombre asumir, superar y orientar su vida hacia el significado último de toda nueva evolución en un clima de seguridad equilibradora.

  • Enseñar a cambiar conservando la dirección hacia los valores estipula­dos. Todo ello presupone que se permita al alumno alcanzar la madurez gracias a una concepción coherente de la vida. Se trata de ayudar al edu­cando a realizar en sí una fuerte libertad de pensamiento y de acción.

  • Encaminar a los jóvenes hacia una madurez y una libertad reales que los hagan progresivamente adultos y responsables en los dominios esencia­les de la vida personal y social.

  • Hacer que los jóvenes sean capaces de escoger su vocación personal y comprometerse en ella generosamente, en el plano social o en el intelec­tual, sea en el ámbito de la vida escolar o fuera de él.

4. Estilo educativo y principios pedagógicos.

La Corporación promueve un estilo de gestión educativa cuyos rasgos dis­tintivos son:



a. La garantía de calidad en el servicio educativo por parte del Municipio.

La Corporación es responsable de expresar y dar continuidad a los principios que definen el tipo de educación que ofrece y a los criterios de actuación que garantizan la fidelidad de la acción educativa a aquellos. El conjunto de estos principios y criterios de actuación define el carácter propio de la insti­tución que inspira y da coherencia al proyecto educativo institucional y a los proyectos específicos de cada establecimiento educacional.

Para la realización de esta labor, el Directorio de la Corporación y el Consejo de Educación Municipal:

• Promueven la acción educativa global de los establecimientos y ejercen


su última responsabilidad ante la sociedad, el Estado y el conjunto de la

comunidad educativa de la Corporación;



  • Velan de manera particular por la cohesión entre los integrantes de cada comunidad educativa y por la coherencia y la calidad de la educación;

  • Delegan funciones y estimulan el ejercicio de las diversas responsabili­dades parciales asignadas a los órganos de gobierno unipersonales y cole­giados de los centros educativos;

  • Asumen los derechos y deberes que dimanan de las relaciones contrac­tuales con el personal con la intención de hacer posible su servicio a los alumnos, a los colegios, a los padres y a la sociedad;

  • Fomentan un clima de libertad y participación que hace que todos los miembros de las comunidades educativas y de modo particular del pro­fesorado, puedan disponer de los medios necesarios para realizar el tra­bajo que les ha sido encomendado en forma digna y responsable. De manera que todos puedan considerar su establecimiento como algo pro­pio obra y responsabilidad de todos.

b. La conformación de comunidades educativas.

La labor educativa requiere el aporte coordinado de personas diversas, y na­die puede realizarla eficazmente si se aisla de los demás y renuncia al enri­quecimiento que ofrece el trabajo compartido. La misión exige que los esta­blecimientos educacionales conformen una auténtica comunidad educativa, es decir, que el conjunto de estamentos que los forman se integren armónicamente y pongan en común aspiraciones, objetivos y realizaciones en el marco del proyecto formativo. Esta integración armónica se manifiesta a través de una participación efectiva y de una acción educativa coherente con la formación integral del educando.

La responsabilidad que asumen los distintos estamentos al formar parte de esta comunidad educativa los obliga a:


  • Compartir cuanto saben y pueden en la acción educativa, y aportar con espíritu de servicio sus competencias y habilidades;

  • Reconocer y respetar sus diferencias y darse apoyo en el trabajo respecti­vo;

  • Esforzarse por construir una comunidad viva en la que todos busquen el bien de los demás, porque en el centro todo es común y todo interesa a todos;

• Ponerse en camino de aprendizaje y de crecimiento, aceptando que cada
uno puede aprender de los otros, que todos pueden dar y todos pueden
recibir.

La construcción de una auténtica comunidad educativa se sustenta en la participación coordinada de todos sus miembros: alumnos, padres, profeso­res y personal de administración y servicios, quienes deben hacer converger sus esfuerzos en la formación integral de los alumnos. La participación abre horizontes a la iniciativa de sus miembros y pone en juego un conjunto de energías que motivan y estimulan la acción educativa global del estableci­miento.

Tres principios básicos ayudan a sitiar la participación en el lugar que le corresponde:


  • El objetivo prioritario del centro educativo y lo que justifica su existen­cia y da sentido a la acción que realiza, es la formación integral de los alumnos tal como está definida en el presente Ideario Educativo.

  • Todos los que están implicados en esta acción forman una comunidad educativa, en la que los intereses individuales dejan paso a los objetivos colectivos y, en concreto, al objetivo prioritario del establecimiento.

  • La comunidad educativa se construye día tras día, y se expresa y actúa a través de una participación corresponsable.

c. El alumno es el centro de la comunidad educativa.

La acción educativa parte de un principio básico: el alumno es el sujeto de la propia formación. Por tanto, todo cuanto realizan los colegios tiene un obje­tivo muy claro y preciso: ofrecer al alumno ocasiones de crecer y madurar en todos los aspectos de su personalidad.

El alumno necesita ayuda y apoyo en su proceso formativo, pero él es el principal agente de este proceso, el principal protagonista del propio creci­miento. Este principio determina el papel que corresponde al estudiante en la dinámica participativa de cada centro educativo. Los alumnos se deben iniciar en la participación para aprender a participar y conseguir así la ma­durez y responsabilidad que necesitan para afrontar con espíritu solidario las situaciones y dificultades de cada día.

Las responsabilidades de participación de los alumnos en la vida escolar son muy variadas, entre ellas:



  • Expresión de intereses e inquietudes a través de la relación educativa que tienen más a su alcance: profesores jefes y profesores de asignatura.

  • Intercambio de puntos de vista con los educadores, no sólo sobre la mar­cha del propio grupo-curso, nivel o ciclo, sino también sobre los aconte­cimientos del establecimento y la sociedad.

  • Asunción de responsabilidades de la dinámica propia del aula: aspectos personales y materiales, proceso de aprendizaje y aspectos didácticos, entre otros.

  • Organización de grupos tales como: academias, talleres, clubes, núcleos de reflexión o servicio, que promuevan actividades destinadas a satisfa­cer intereses e inquietudes vocacionales, desarrollar actitudes, hacer op­ciones y asumir compromisos;

  • Participación directa en organizaciones estudiantiles tales como: consejo de curso, centro de alumnos, federaciones, etc. para representar intere­ses, proponer iniciativas, contrastar pareceres, colaborar en la toma de decisiones y compartir responsabilidades.

d. Los profesores son los principales responsables de la formación de los educandos en el centro educacional.

El trabajo de los profesores tiene lugar en el marco de la comunidad educa­tiva y ellos constituyen un estamento fundamental de esta comunidad.

El centro educativo pone a los profesores en contacto con un número amplio y rico de personas: alumnos, compañeros de trabajo, padres de alum­nos y personal auxiliar. Esta realidad les hace asumir una especial responsa­bilidad en la construcción y consolidación de la comunidad educativa.

Los profesores de los centros educativos municipales administrados por la Corporación de Desarrollo Social de Providencia:



  • Son educadores, es decir, su labor formad va va más allá de lo que com­porta la transmisión sistemática de una serie de conocimientos;

  • Establecen una relación franca y de colaboración con los compañeros, con los que les unen vínculos de solidaridad y comunicación, que favore­cen el trabajo en equipo y la coherencia y continuidad de la labor que realizan entre todos;

  • Juegan un papel decisivo en la vida de cada centro, ya que están directa­mente implicados y colaboran activamente en la preparación, realiza-

ción y evaluación del proyecto formativo;

  • Se corresponsabilizan de la acción educativa global del centro y partici­pan activamente tanto en los estamentos pertinentes como en lo órganos unipersonales y colegiados, establecidos por el modelo de gestión propio del centro educativo;

  • Dan a su labor formativa el sentido y la coherencia que exigen el proyec­to formativo y el tipo de educación que ofrecen.

e. El personal de administración y servicios presta una valiosa
colaboración a la acción formativa.

La estructura y el funcionamiento de los colegios incluyen aspectos que, aunque no están todos ellos directamente relacionados con la labor educati­va, la hacen posible y favorecen su desarrollo y eficacia.

En efecto, este estamento está formado por personas que, según la mi­sión que se les ha confiado, colaboran de manera solidaria en la marcha del centro y se comprometen en la acción educativa que en ella se realiza. Como los demás estamentos de la comunidad educativa, el personal de administra­ción y servicios tiene ocasión de compartir todo lo que el colegio es y todo lo que ofrece, ya que todo es posible porque todos aportan iniciativas y trabajo según las respectivas competencias y responsabilidades.

f. Los padres participan activamente en la vida del centro
educativo.

La concepción de centro educativo como complemento de la familia exige establecer una relación cercana entre familia y colegio a través del intercam­bio y a la cooperación entre padres y educadores, con el objetivo de conse­guir una acción educativa coherente.

Los centros educativos Municipales de Providencia incentivan esta rela­ción de modo que:


  • El hijo-alumno pueda recibir una propuesta educativa coherente y que garantice la continuidad de la acción formativa iniciada en el hogar;

  • Los educadores tengan ocasión de ampliar el conocimiento del alumno y aumentar así sus posibilidades de ayuda y orientación;

  • Los padres reciban la oportuna información sobre el progreso o las difi­cultades de los hijos en el trabajo escolar, y estén en condiciones de dar a

los educadores el apoyo que necesitan en su acción formativa;

• La acción educativa escolar sea una ayuda y un estímulo en el trabajo


formativo que los padres realizan con sus hijos.

Esta cooperación mutua se fundamenta en una relación constante entre padres, profesores y dirección del colegio. Esta relación da fecundidad y co­herencia a la acción educativa y contribuye a conseguir un buen nivel de calidad en la formación integral de los alumnos.

g. Se orienta a los educandos en su trabajo autoformativo.

Toda educación es un proceso de estímulo y ayuda al crecimiento del alum­no, quien ha de descubrir sus aptitudes y limitaciones y ha de aprender gradualmente a autogobernarse y a desarrollar todas sus capacidades. Este estímulo y esta ayuda deben ser adecuadas a las necesidades de cada alumno, teniendo en cuenta el entorno en que está inserto. Como parte del proceso educativo debe procurarse la humanización de la vida de relación, ya que el alumno no es un ser aislado, sino un ser abierto a los otros y llamado a participar de la vida comunitaria.

Con esta intención, la orientación formativa en los centros educativos de la Corporación:


  • Parte de la situación real de cada alumno y del conocimiento de su en­torno familiar y social;

  • Descubre las necesidades específicas de cada alumno y sus posibilidades de crecimiento y maduración a través del oportuno diagnóstico educati­vo;

  • Elabora un programa de orientación que le ayude en la superación de las dificultades y a desplegar todas sus capacidades;

  • Fomenta el interés por el trabajo individual y motiva el esfuerzo cons­tante que ayuda al alumno a avanzar en su proceso de aprendizaje;

  • Acentúa la dimensión social del proceso educativo, favorece el trabajo en equipo y, a través de él, la cooperación y la solidaridad;

  • Ayuda a los alumnos en la comprensión de su ser como hombre o mujer y en el reconocimiento de su importancia en la formación de la propia personalidad;

  • Les ofrece los servicios necesarios para su orientación vocacional y profe­sional.

El proceso educativo supone en los profesores jefes y de asignatura una buena preparación previa y la adopción de unas actitudes y unos métodos pedagógicos que estimulen y orienten el trabajo de los alumnos y les ayuden en la evaluación de los resultados.

h. La formación en valores es un objetivo transversal que cruza longitudinalmente la acción educativa.

Las instituciones educativas de la Corporación de Desarrollo Social de Pro­videncia asignan a la educación en valores un rol central en la realización personal del alumno, de modo que pueda ahondar en el sentido de su iden­tidad, como individuo y como miembro de una comunidad. Con este propó­sito se propone que la acción educativa enfatice la formación de actitudes como un aspecto básico de la formación integral.

Así pues, se pretende que los alumnos no sólo aprendan a pensar y a hacer, sino que aprendan también a ser y a compartir. Para ello:


  • Se propone a los alumnos situaciones concretas que les ayuden a prepa­rarse para tomar decisiones con libertad y responsabilidad;

  • Se les motiva en la adquisición y maduración de criterios valóricos ade­cuadamente estructurados que orienten su conducta;

  • Se da importancia al descubrimiento y la asunción de aquellos valores que les unen a un grupo humano y que les permite compartir su auten­ticidad con el resto de los hombres;

  • Se pretende que toda la tarea docente y educativa del colegio, la progra­mación, la metodología, las relaciones interpersonales y la organización del centro, se inspiren en una propuesta coherente de valores y expresen una vivencia de actitudes a través de su dinámica y funcionamiento, De esta manera entre todos se procura crear un clima que en sí mismo sea educativo porque expresa convicciones y motiva el compromiso.

i. Se adopta un estilo pedagógico abierto y flexible.

La educación humanista que se propone ofrecer a los estudiantes implica una metodología didáctica consecuente con los objetivos que se persiguen en la formación integral. En efecto, la metodología empleada en la acción educativa tiene una incidencia muy grande en el desarrollo de la personali­dad, en la autorrealización y en la autonomía del ser y del aprender, así como

en el sentido de cooperación y solidaridad. Por eso el proyecto formativo y los criterios educativos incluyen la concreción de una metodología abierta y flexible que sea capaz de integrar en cada momento los avances pedagógicos, con el fin de mantenerse en constante actualización.

En la definición y puesta en práctica de esta metodología se consideran los siguientes aspectos:



  • Adaptación a las posibilidades reales de cada establecimiento y a las ne­cesidades de los alumnos, respetando las disposiciones legales vigentes.

  • Educación centrada en la persona como respuesta a las posibilidades de crecimiento y maduración de cada alumno.

  • Fomento de la actividad de los alumnos, individualmente y como gru­po, con la intención de favorecer al máximo la autorrealización.

  • Estudio de los resultados de la investigación educativa y análisis de las posibilidades de aplicación a cada realidad.

  • Realización de experiencias de renovación pedagógica en conexión con otros colegios.

  • Evaluación constante de las innovaciones pedagógicas y organizativas, con el fin de constatar su incidencia en la mejora de la calidad de la enseñanza y de la educación.

j. Se estimula la actividad del estudiante y se promueve la práctica de sus destrezas y habilidades.

El alumno es el principal protagonista de su proceso de aprendizaje y madu­ración, y desde las primeras edades tiene capacidades propias que él mismo debe ejercitar y que nadie puede substituir.

Por este motivo, en los centros educativos de la Corporación se adopta un método de trabajo que:


  • Da especial importancia al cultivo de la inteligencia por medio de las oportunas técnicas de estudio y de trabajo, y potencia el adecuado ejerci­cio y desarrollo de la memoria.

  • Suscita y estimula la actividad, y propicia el descubrimiento de capaci­dades y la práctica de destrezas en el mundo de la investigación, el arte y el uso creativo del tiempo libre;

  • Favorece la expresión y la comunicación en el lenguaje propio de los alumnos;

  • Promueve un aprendizaje basado en el interés y la motivación constante, sin excluir el esfuerzo personal en el trabajo individual y de grupo;

  • Fomenta la iniciativa y la espontaneidad de los alumnos;

  • Les ayuda a comprender y aceptar las reglas de juego del trabajo en co­mún: respeto, orden y autodisciplina;

  • Fomenta la autonomía en el trabajo y la autoevaluación.

k. Se proyecta la educación más allá del aula y el horario lectivo.

La opción por la formación integral implica una concepción de colegio que va más allá de los limites del horario escolar, y ayuda a los alumnos a abrirse a un mundo de dimensiones cada vez más amplias. Esta visión incluye unos criterios educativos que tienen su aplicación en una amplia gama de servi­cios y actividades que están en función de variados intereses y capacidades de los miembros de la comunidad educativa.

De acuerdo con estos criterios, se pretende que el establecimiento llegue a ser un centro de promoción cultural y social del entorno por lo que se procura:


  • Establecer un diálogo constructivo con las otras instancias educativas de la sociedad;

  • Fomentar todas aquellas actividades escolares y extra-escolares que favo­recen la educación en el tiempo libre y despiertan intereses y aficiones según las diversas edades de los alumnos;

  • Promover la formación de grupos y asociaciones, la organización de jor­nadas y actividades culturales, la participación del colegio en concursos literarios y artísticos, la colaboración en obras y servicios de promoción social;

  • Preparar a los alumnos para el acceso al mundo del trabajo a través de la orientación escolar-profesional y de otras iniciativas;

  • Ofrecer respuestas a las inquietudes sociales y religiosas de los profeso­res, familias y alumnos creyentes, a través de servicios de catequesis, convivencias formativas, relación con movimientos y asociaciones reli­giosas;

  • Colaborar en las actividades que promueven otras instituciones educati­vas de la zona y que pueden complementar la acción formativa escolar. Para la realización de todas estas actividades, los centros cuentan con el

apoyo especial de la Municipalidad de Providencia, la Corporación de Desa­rrollo Social y los centros de padres con la colaboración del equipo de profe­sores, como la iniciativa y dedicación de los mismos alumnos.

l. La disposición de los avances tecnológicos al servicio de la educación.

Se prepara a los alumnos para la vida enseñándoles a leer y comprender las nuevas formas de expresión que van siendo habituales en nuestra sociedad, y a hacer uso de la tecnología, como un recurso más al servicio de la formación y de la construcción de la sociedad. Para ello la Municipalidad de Providen­cia y su Corporación de Desarrollo Social:



  • Favorece la utilización del material didáctico como complemento y ayu­da en la acción docente;

  • Ayuda a los alumnos a juzgar y seleccionar la información que ofrecen los medios de comunicación social a través de la palabra y de la imagen;

  • Capacita a los alumnos para la comprensión y el uso de las nuevas formas de comunicación;

  • Incorpora los nuevos avances tecnológicos en la acción docente, como un servicio a la enseñanza individualizada y como ayuda a la creatividad y a la investigación educativa;

  • Fomenta el uso de estos medios como canales de expresión; se potencia la relación y el intercambio de experiencias con los otros establecimientos.

m. Se utiliza la evaluación como proceso de regulación de la acción educativa y verificación de calidad.

La evaluación se considera un proceso continuo que indica si se avanza en la dirección propuesta y si se hace con el ritmo previsto. Esta concepción evo­lutiva y reguladora se aplica a los diversos campos de la vida de los colegios y a los diversos momentos del proceso educativo, e incluye los siguientes aspectos o fases:



  • La exploración inicial, que indica la realidad de la que se parte y permite conocer las necesidades de los alumnos y de los colegios en el campo que es objeto de revisión;

  • La concreción de la meta que se propone como objetivo en un momento determinado;

  • La identificación de las diversas alternativas que pueden ayudar a alcan­zar el objetivo propuesto;

  • La selección de los medios, métodos, estrategias y actividades que pue­den hacer avanzar de la manera más segura y más rápida según las diver­sas necesidades;

  • La verificación experimental del camino recorrido y de las dificultades que han surgido.

Todos los aspectos y dimensiones de la escuela y del proceso educativo son, en algún momento, objeto de evaluación: el plan de estudios, el trabajo docente, el programa educativo, la organización escolar, los órganos participativos, así como los diversos ámbitos del crecimiento y maduración de los alumnos, es decir, los aspectos cognoscitivos, afectivos y sociales. La evaluación es un estímulo y una orientación constante en la mejora de la acción educativa de los establecimientos educativos.

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