Primera parte el castillo de if



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Hoy 25 de abril de 149

mer S. S. Alejandro Vl, co

contento con haberme hec

heredarme, y me reserve l

Caprara y Bentivoglio, qu

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Este en línea recta. Dos

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segunda. Como a mi úni

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25 de abril de 14

CES
 Ahora  añadió el abate , leed este otro.

Y presentó a Edmundo otro papel con otros fragmentos de renglo­nes.

Tomólo Edmundo y leyó:
8 me ha convidado a co­n

que me presumo que no

ho pagar el capelo quiera

a suerte de los cardenales

e han muerto envenena

­ino Guido Spada, mi he

­ondido en un sitio que él

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lo, cuanto poseo en ba

­pedrería, diamantes y

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­a, y se encontrará levan

­ontar desde el ancón del

aberturas hay en estas

el ángulo más lejano de la

co heredero, le dejo en ex

­rido tesoro.




AR SPADA.
El abate observaba con ansia las impresiones de Dantés.

 Ahora  dijo, viendo que éste había llegado al último renglón , ahora juntad los dos fragmentos, y juzgad por vos mismo.

Dantés obedeció; de los fragmentos unidos resultaba lo siguiente:
Hoy 25 de abril de 149...8, me ha convidado a co

­mer S. S. Alejandro VI, co...n que me presumo que no

contento con haberme hec...ho pagar el capelo quiera

heredarme, y me reserve l...a suerte de los cardenales

Caprara y Bentivoglio, qu...e han muerto envenena-

­dos. Declaro pues a mi sobr...ino Guido Spada, mi he­

redero universal, que he esc...ondido en un sitio que él

conoce por habeslo visitado... en mi compañía, en las

grutas de la isla de Monte Cris...lo cuanto poseo en ba-

­rras de oro, dinero acuñado... pedrería, diamantes y

joyas. Yo sólo conozco la e...xistencia de este tesoro,

que puede ascender a dos... millones de escudos ro­-

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del Este en línea recta. Dos... aberturas hay en estas

grutas: el tesoro yace en... el ángulo más lejano de la

segunda. Como a mi úni...co heredero, le dejo en ex­-

clusiva propiedad el refe...rido tesoro.

25 de abril de 14...98.

CES...AR SPADA
 ¿Lo comprendéis ahora?  dijo Faria.

 Esta era la declaración del cardenal Spada, el testamento tan buscado en vano  contestó Edmundo, sin osar aún creerlo.

 Sí, mil veces sí.

 Pero ¿quién lo ha completado de este modo?

 Yo, con la ayuda del fragmento existente, adiviné el resto, cal­culando la longitud de las líneas por la del papel, y deduciendo de lo no quemado lo que debía decir lo quemado, como un átomo de luz que viene del cielo, guía a aquel que camina por un subterráneo.

 ¿Y qué hicisteis cuando pensasteis haber adquirido esa convic­ción?

 Determiné marchar, y marché al instante, llevando conmigo el principio de mi grande obra sobre Italia, pero hacía mucho tiempo que la policía imperial no me perdía de vista. Napoleón quería entonces dividir el reino en provincias, al contrario de lo que quiso apenas tuvo un heredero. Mi precipitada marcha despertó, pues, las sospechas de la policía, que estaba muy lejos de poder adivinar su verdadero obje­to, y me prendieron cuando iba a desembarcarme en Piombino.

 Ahora, amigo mío  prosiguió Faria mirando a Dantés con ter­nura casi paternal , ahora sabéis tanto como yo. Si nos escapamos juntos, la mitad del tesoro es vuestro, si muero aquí y os salváis solo, os pertenece por entero.

 Pero ¿no tiene en el mundo ese tesoro dueño más legítimo?  preguntó Dantés vacilando.

 No, no, tranquilizaos. La familia se ha extinguido del todo. Ade­más, el último conde Spada me hizo su heredero. Legándome aquel breviario simbólico, me legó cuanto contenía. No, no, tranquilizaos. Si llegamos a apoderarnos de esta fortuna, podemos gozarla sin remor­dimientos.

 ¿Y decís que ese tesoro asciende...?

 Asciende a dos millones de escudos romanos, trece millones de nuestra moneda.

 ¡Imposible!  exclamó Dantés, asustado ante lo enorme de la soma.

 ¡Imposible! ¿Y por qué?  repuso el anciano . La familia Spada era una de las más antiguas y poderosas en el siglo XV. Ade­más, en aquellos tiempos no se conocían ni especulaciones ni indus­tria, esta acumulación de dinero y joyas no es inverosímil. Todavía existen familias romanas que se mueren de hambre, teniendo vincula­do un millón en diamantes y pedrerías de que no pueden disponer.

Edmundo, vacilando entre la alegría y la incredulidad, creía estar soñando.

 Si os he ocultado este secreto tanto tiempo  prosiguió Faria , ha sido para probaros y sorprenderos. Si nos hubiéramos escapado antes de mi ataque de catalepsia, os habría llevado a la isla de Monte­Cristo, pero ahora  añadió con un suspiro , vos me llevaréis a mí. Ea, Dantés, ¿no me dais las gracias?

 Ese tesoro os pertenece, amigo mío  respondió el joven , os pertenece a vos solo, yo no tengo ningún derecho a él, ni siquiera soy pariente vuestro.

 ¡Vos sois hijo mío, Dantés!  exclamó el anciano . Sois el hijo de mi prisión. Mi estado me condenaba al celibato, y Dios os envió a mí para consuelo juntamente del hombre que no podía ser padre, y del preso que no podía ser libre.

Y el abate tendió el brazo que tenía libre y Dantés se arrojó a su cuello, sollozando.


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