Despacho telegráfico:
El rey don Carlos ha huido de Bourges, y ha entrado en España por la frontera de Cataluña. Barcelona se ha sublevado en favor suyo.
Toda la noche no se habló más que de la previsión de Danglars que había vendido sus créditos, y de la suerte que tuvo al no perder más que quinientos mil francos en semejante jugada.
Los que habían conservado sus vales, o los que habían comprado los de Danglars, se consideraron arruinados, y pasaron una mala noche.
Al día siguiente se leía en El Moniteur:
Carecía de todo fundamento la noticia del Messager de anoche que anunciaba la f uga de don Carlos y la sublevación de Barcelona.
El rey don Carlos no ha salido de Bourges, y la Península goza de la más completa tranquilidad.
Una señal telegráfica, mal interpretada a causa de la niebla, ha dado lugar a este error.
Los fondos subieron al doble de lo que habían bajado.
Esto ocasionó a Danglars la pérdida de un millón.
¡Bueno! dijo Montecristo a Morrel, que estaba en su casa en el momento en que le anunciaba la extraña jugada de que había sido víctima Danglars ; acabo de efectuar por veinte mil francos un descubrimiento por el que hubiera dado cien mil.
¿Qué habéis descubierto? preguntó Maximiliano.
Acabo de descubrir el medio de librar a un jardinero de los lirones que le comían sus albaricoques...
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