OQUENDO y ABENDAÑO, D. Juan Bautista, profesor de la Guerra, vecino de Mondragón en 1625 y poseedor en dicha villa de un mayorazgo formado por la casa de Abendaño en la calle de Iturrioz (la señalada hoy con el núm. 17, en el centro de la plaza), la ferrería de Arrasate y las caserías de Solozar y Legarra con su molino.
Sucedióle su hija D.ª María Díaz de Oquendo (Mari Diaosko), habida en Teresa de Aozaraza, y la cual, casada con el escribano D. Sebastián de Vizcaya y Mendibil, tuvo por hijo y sucesor a D. Pedro de Mendibil y Oquendo, marido de doña Clara de Espilla, cuya representación recayó luego en la familia santanderina de la Banda y Abarca y la de ésta a su vez en la italiana de Albertini de la Banda.
La línea mondragonesa de Abendaño, poseedora de esta casa, data de Rodrigo Ibañez de Abendaño y su mujer doña María de Balda, Señores de la misma en 1461, a quienes sucedió su hijo Juan Ibañez de Abendaño, llamado motela por ser tartamudo.
Este, casado con D.ª Catalina de Busto, tuvo a Martín Ruiz de Abendaño, que militó con el Gran Capitán en la conquista de Nápolés, donde tuvo gloriosa muerte, y Juan Ochoa que sucedió en la casa y usó el apellido Balda. Contrajo dos matrimonios: el primero con D.ª María Pérez de Arostegui, de quien tuvo al alférez Juan Ochoa de Abendaño, sucesor, marido de D.ª Francisca de Bazterra. Nacieron de este enlace Pedro de Abendaño, pagador y receptor general de guardas del reino, muerto sin posteridad, y D.ª Marina de Abendaño, sucesora, casada con D. Juan Bautista de Oquendo. En segundas nupcias casó Juan Ochoa de Balda en trueco con su consuegra llamada D.ª Francisca de Basterra, como la hija, y tuvo en ella al sargento Ochoa de Abendaño que murió de dolencia en el cerco de Orleans año 1563.
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