REDES LOCALES MULTISECTORIALES DE DESARROLLO JUVENIL
GUÍA DE IMPLEMENTACIÓN
Índice
Presentación
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Sección 1
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El proyecto Salud Integral del Adolescente y Prevención del VIH-Sida
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6
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Sección 2
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¿Por qué multisectorialidad?
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Sección 3
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Antecedentes de la estrategia multisectorial en el proyecto: el modelo de gestión compartida de los CDJ
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Sección 4
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Algunos conceptos que deben ser considerados
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Sección 5
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La estrategia multisectorial para el desarrollo juvenil
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22
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Sección 6
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El modelo resultante: red multisectorial de desarrollo juvenil y prevención del VIH-sida con red de espacios promotores de desarrollo juvenil
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Sección 7
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Recomendaciones desde las lecciones aprendidas
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Bibliografía consultada
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Presentación
En un mundo moderno y cada vez más complejo, la estrategia multisectorial debe ser considerada fundamental para el logro de objetivos que van más allá de los específicos de un sector en particular. En este sentido, promover la salud desde un punto de vista holístico —es decir, considerando la salud física, mental y social, y teniendo como meta final el desarrollo integral de los individuos y de la comunidad— es una responsabilidad compartida, que requiere el concurso de todos los sectores presentes en la comunidad a través de un abordaje multisectorial.
Con la incorporación del modelo de atención integral, el Ministerio de Salud del Perú (Minsa), busca asegurar “la provisión continua y con calidad de una atención orientada hacia la promoción, prevención, recuperación y rehabilitación en salud, para las personas, en el contexto de su familia y comunidad”. Para lograr este objetivo el modelo prevé promover la participación de otros sectores en el marco de un trabajo multisectorial.
En concordancia con este objetivo, en sus Lineamientos de Política de Salud de los y las Adolescentes, el Minsa reconoce además que “[...] la promoción y cuidado de la Salud de los y las adolescentes es una de las inversiones públicas más importantes para el desarrollo del país, la gobernabilidad y la creación de generaciones de peruanos y peruanas saludables”, y con ese fin plantea, en el Lineamiento 3, establecer “alianzas con los diferentes sectores para la promoción de estilos de vida saludables, prevención y cuidado de la salud de l@s adolescentes”.
El esfuerzo conjunto que el Minsa y la Cooperación Alemana al Desarrollo (GTZ) están realizando en el marco del proyecto Salud Integral del Adolescente y Prevención del VIH-Sida para promover el desarrollo integral del y la adolescente incluye la estrategia de multisectorialidad. En el presente documento se describen los correspondientes elementos conceptuales y las herramientas prácticas elaborados por el personal de salud en el marco del proyecto. El trabajo realizado tuvo por finalidad promover la formación de redes locales multisectoriales para el desarrollo juvenil, con participación social y protagónica de los y las adolescentes.
La experiencia se desarrolló con diferentes características en las cuatro zonas de intervención del proyecto: Callao, Huánuco, Puno y Ucayali. En cada una de estas zonas, dependiendo de los recursos existentes en las comunidades en las que se trabajó, se desarrollaron experiencias que, si bien comparten elementos básicos comunes, se adaptaron a las particularidades locales. Teniendo en cuenta esta realidad heterogénea y con la finalidad de facilitar la réplica de este trabajo en otras zonas, el presente documento culmina con una guía que puede ser utilizada como referencia para facilitar la aplicación de la estrategia multisectorial en otras zonas. Como esta estrategia no es específica de determinado tema, la guía puede constituir también un aporte para otras áreas de trabajo que deseen abordar temas complejos con un enfoque multisectorial.
Creemos que esta experiencia ha contribuido a hacer realidad los Lineamientos de Políticas de Salud de los y las Adolescentes del Minsa y fortalecer el nuevo modelo de atención integral de salud en las zonas de intervención del proyecto. Haciéndola pública se busca poner a disposición de otros las experiencias recogidas, con la finalidad de facilitar la introducción de la experiencia de multisectorialidad pero también para promover la gestión del conocimiento en esta temática.
Expresamos un especial agradecimiento a las diferentes instituciones y personas que apoyaron la construcción de las redes locales multisectoriales convencidas de que los y las adolescentes son sujetos de derechos, actores sociales y protagonistas del desarrollo. Con su actuación nos mostraron que, cuando se tiene que enfrentar tareas complejas, más fuerte que la suma de las acciones individuales es la respuesta coordinada de los diferentes sectores involucrados en el marco de un trabajo conjunto.
Sección 1 El proyecto Salud Integral del Adolescente y Prevención del VIH-Sida
El proyecto es desarrollado por el Minsa, con el apoyo técnico de la Cooperación Alemana al Desarrollo (GTZ), en cuatro regiones del país: Callao, Huánuco, Puno y Ucayali. Su propósito es contribuir a la optimización de la salud integral —es decir, la salud física, mental y social— de los y las adolescentes de 10 a 19 años, a través de la mejora tanto de la oferta —con los servicios diferenciados— como de la demanda —mejorando el nivel de información del grupo meta sobre el tema—.
El proyecto se viene implementando en dos fases:
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La primera fase se denominó Proyecto de Salud Sexual y Reproductiva del Adolescente y se llevó a cabo desde el año 2000 hasta el 2002.
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La segunda fase se denomina Proyecto de Salud Integral del Adolescente y Prevención de VIH-Sida y su vigencia abarca desde el 2003 hasta fines del 2006.
Como primeras acciones se realizaron los estudios cuantitativos y cualitativos que definieron la línea de base de los servicios para adolescentes en los ámbitos de intervención, considerando la infraestructura, la gestión de los servicios existentes y los recursos humanos; también se evaluaron los conocimientos, las actitudes y las prácticas (CAP) sobre sexualidad, así como las expectativas respecto a los servicios que tienen los y las adolescentes, el personal de salud, los y las docentes y los padres y las madres. De esta manera se identificaron las necesidades de la oferta y de la demanda, para diseñar sobre esa base las intervenciones en los ámbitos seleccionados
En respuesta a estas expectativas se diseñaron e implementaron los centros de desarrollo juvenil (CDJ), servicios diferenciados en ambientes físicos, horarios, personal y materiales, considerados como espacios de socialización positiva. En ellos se implementan estrategias para promover, prevenir y atender las necesidades de salud integral de los y las adolescentes, con énfasis en su salud sexual y reproductiva durante la primera fase, y abarcando la prevención del VIH-sida a lo largo de la segunda.
Estos centros cuentan con áreas básicas que prestan servicios destinados a acompañar al adolescente en su tránsito a la adultez, contribuyendo a consolidar su personalidad y a desarrollar habilidades que le permitan ejercer un mejor cuidado de su vida en general y de su salud en particular, promoviendo de esta manera su desarrollo pleno. De allí el nombre de CDJ.
Estas áreas básicas son:
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La consejería, que aborda temas de salud física —incluida la sexual y la reproductiva—, mental y social.
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Los talleres formativos, que potencian las habilidades sociales que los y las adolescentes requieren para desarrollarse en su entorno. Esta tarea se realiza mediante el fortalecimiento de su autoestima, la mejora en la capacidad de tomar decisiones y la formulación de un proyecto de vida, y se les brindan conocimientos sobre salud integral, sexualidad, valores y derechos, y responsabilidades ciudadanas.
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La animación sociocultural, que a través de actividades lúdicas, deportivas, culturales y artísticas orienta al y la adolescente hacia el buen uso de su tiempo libre, y le brinda criterios de responsabilidad social.
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La atención clínica en las diferentes especialidades médicas, odontológicas y psicológicas. Se presta ya sea en el mismo CDJ o en servicios del establecimiento de salud de la jurisdicción, a través de un sistema de referencia y contrarreferencia amigable.
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Otras actividades y talleres según las necesidades y recursos disponibles en cada región.
El gráfico 1 representa la propuesta conceptual de un centro de desarrollo juvenil considerado como una estación en el denominado “camino del adolescente hacia una vida saludable”. Al transitar por este “camino” el o la adolescente se “convertirá”, en primer lugar, en un adolescente fortalecido —que cuenta con habilidades sociales para responsabilizarse de su propia salud— y luego pasará a la fase de adolescente protagónico, en la que estará en condiciones de proyectarse hacia su comunidad, actuando positivamente en pro del desarrollo de ésta.
Gráfico 1: El “camino del adolescente hacia una vida saludable”
Para asegurar el buen funcionamiento del CDJ se desarrollan, además del mencionado contenido técnico, instrumentos de gestión como los siguientes:
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Gestión de la información. Se realiza recolectando datos relacionados con las actividades básicas ejecutadas en el CDJ, como son la asistencia de usuarios/as, el motivo de la visita, la satisfacción del/la usuario/a, etcétera. El procesamiento y análisis de esta información permite planificar las políticas de atención, gestionar recursos y mejorar la atención en general.
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Gestión del conocimiento. Su objetivo es favorecer la adquisición y creación de nuevos conocimientos en la temática de adolescencia y prevención del VIH-sida, almacenarlos y organizarlos en los centros coordinadores del conocimiento que se crean en cada uno de los departamentos de intervención del proyecto. Además, debe asegurar la difusión de este conocimiento —por ejemplo, a través de la capacitación—, y por último, garantizar que se aplique en los lugares de trabajo. Todo esto con la finalidad de mejorar la calidad de la labor realizada con los/las adolescentes y la prevención del VIH-sida.
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Gestión del mantenimiento preventivo y planificado de los CDJ. Los y las adolescentes participan en el mantenimiento preventivo de los servicios —las instalaciones eléctricas, la cerrajería, la pintura y la gasfitería, entre otros aspectos—. Esta estrategia asegura la conservación de la infraestructura, los equipos y los materiales, y al mismo tiempo contribuye a que los/las adolescentes desarrollen la cultura del mantenimiento, aplicable a todos los aspectos de la vida.
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Gestión de la calidad. A través de ésta se busca la mejora continua de los servicios dirigidos a los/las adolescentes, para lo cual se aplica el sistema europeo de calidad propuesto por European Foundation for Quality Management (EFQM).
Es importante resaltar que la experiencia en general ha demostrado que los programas y proyectos dirigidos a los y las adolescentes y jóvenes que son orientados e implementados por un solo sector suelen presentar limitaciones.
Por ello el proyecto involucra de manera específica al sector Educación, desarrollando con éste una experiencia especial en cuyo marco se implementaron espacios de escucha (orientación) en los centros educativos. Con este fin se capacitó a los tutores vinculándolos con el personal de salud y estableciendo un sistema de educadores de pares, quienes, a su vez, contribuyen a la orientación de otros/as adolescentes y jóvenes como ellos/as.
Finalmente, el proyecto ha considerado que para el logro de su propósito, se debe buscar la intervención de los diferentes sectores sociales, es decir, implementar un componente multisectorial en el que todas las instancias participantes incluyan en sus objetivos y actividades el tema de adolescencia y VIH-sida, conscientes de la importancia de responder a las diversas demandas y necesidades relacionadas con esta etapa de la vida. Así se evitará la duplicidad de esfuerzos y el empleo inadecuado de recursos humanos y financieros disponibles en la comunidad, lo cual redundará en beneficio de la población adolescente.
Por ello el proyecto implementa el componente de multisectorialidad promoviendo la formación de redes multisectoriales locales en las diferentes zonas de intervención.
En las próximas secciones se describe la manera en que se ha abordado este proceso y cómo podría replicarse la experiencia.
SECCIÓN 2
¿Por qué multisectorialidad?
El enfoque de salud integral del proyecto implica una visión holística del individuo —en este caso el/la adolescente—, que aborde todas sus dimensiones, es decir la salud física, mental y social. Esta visión conlleva a considerar, para la solución de la temática adolescente, todos los aspectos del desarrollo integral, exigiendo un análisis de dos grandes marcos de referencia: el político-económico y el sociocultural.
En el aspecto económico, la brecha de pobreza existente en nuestro país determina que gran parte de la población adolescente sufra de malnutrición y tenga limitado acceso a los servicios educativos y de salud. Esta situación propicia la falta de perspectivas positivas para el futuro, acrecentada por las escasas posibilidades de empleo y de crecimiento económico, lo que a su vez genera la disminución de oportunidades de progreso social.
De igual manera, en el aspecto político, el hecho de que no se de prioridad al diseño de políticas públicas saludables específicas que aborden la problemática de la adolescencia y promuevan estilos de vida saludables propicia la violencia social, sexual y familiar. Esto limita la disponibilidad de factores protectores que permitan a los y las adolescentes tener una vida integralmente sana.
En el aspecto social, el entorno de los/las adolescentes por lo general les impide desplegar una participación social protagónica, dificultándoles la adquisición de habilidades sociales que les sirvan como instrumentos para desarrollarse de manera propositiva. Por lo general, en esta edad se acentúan las diferencias referidas a la inequidad de género, entendida como la desigualdad en las relaciones de poder y en los roles sociales que juegan los hombres y las mujeres.
En cuanto al aspecto cultural, no existe un diálogo entre generaciones que facilite la información y educación para evitar conductas de riesgo. Padres, madres y docentes muchas veces no tienen la preparación adecuada que les permita abordar directamente los diferentes temas prioritarios que enfrentan los y las adolescentes, como son el consumo de drogas, las conductas sexuales, su proyecto de vida, etcétera. Aquellos/as que no encuentran la información que requieren ni en la escuela ni en la casa, recurren a sus amigos/as, quienes muchas veces no logran despejar sus dudas e inquietudes porque comparten las mismas carencias informativas.
Las dificultades identificadas en estos dos grandes marcos de referencia influyen en el comportamiento individual de los y las adolescentes, así como en la actitud del entorno hacia ellos/as. Como consecuencia, los y las adolescentes muchas veces desconocen sus derechos, corren el riesgo de convertirse en sujeto de censura por parte del personal de los diferentes establecimientos a los que acuden y temen ser vistos/as en estos lugares —especialmente en los servicios que abordan temas relacionados con la sexualidad o la drogadicción— por los posibles comentarios especulativos de parte de la comunidad. Todo esto limita las visitas de los/las adolescentes a los pocos servicios diferenciados o específicos para ellos/as —tanto en Salud, Educación como en otros sectores—, lo que dificulta aún más su capacidad de acceder a la información, generándose así un círculo vicioso.
Estos problemas demuestran la afirmación, planteada en la sección anterior, que los obstáculos con los que se enfrentan los y las adolescentes tienen orígenes múltiples y requieren un abordaje multisectorial, es decir, una respuesta desde los diferentes sectores de la sociedad. Esto también incluye la problemática de salud integral del/la adolescente en sus dimensiones física, mental y social, cuya solución precisa sólo puede provenir de la responsabilidad social compartida y no únicamente de la intervención del sector Salud.
La multisectorialidad del proyecto, concebida como una estrategia de intervención dirigida a alcanzar el desarrollo integral de los y las adolescentes en la comunidad, propicia el establecimiento de un espacio para articular la gestión, la planificación, la negociación y la concertación de propuestas integrales tendentes a solucionar los problemas existentes en la temática adolescente, especialmente aquellos relacionados con la salud integral.
Esta estrategia se implementa con la participación y el compromiso de los diferentes tipos de actores sociales que se encuentran en la comunidad, tales como las instituciones del Estado —salud, educación, policía, municipios, gobiernos regionales, etcétera—, las organizaciones no gubernamentales (ONG), las organizaciones de base —comedores populares,1 comités del Vaso de Leche,2 asociaciones vecinales, grupos de ayuda mutua,3 etcétera—, las organizaciones y grupos juveniles —parroquiales, artísticos, deportivos, barriales, etcétera— y el sector privado —empresas, locales comerciales, clubes, etcétera—, cada uno de los cuales aporta desde su propia lógica organizacional y cultural.
En el curso de la implementación de la estrategia multisectorial, estos actores van definiendo diferentes formas de relacionarse, generando estructuras y marcos institucionales para funcionar, creando mecanismos de participación colectiva y formas de representación —red, comité, secretaría, mesa, etcétera—.
Todo este proceso se construye a través del tiempo y promueve diferentes formas de participación social. Se fortalece la democracia local y se generan políticas públicas saludables para adolescentes y jóvenes, considerándolos/as como protagonistas y actores sociales que contribuyen al desarrollo de su comunidad.
Sección 3 Antecedente de la estrategia multisectorial en el proyecto: el modelo de gestión compartida de los CDJ
Los CDJ, implementados durante la primera fase del proyecto Salud Integral del Adolescente y Prevención del VIH-Sida, se ubican en el ámbito de un establecimiento de salud y son gerenciados por el correspondiente sector, en cuyo marco se ejecuta el proyecto.
En el diseño de los CDJ no solamente se previó ofrecer atenciones específicas del sector Salud sino promover el crecimiento integral del/la adolescente, considerando, además de los aspectos físicos, los elementos psíquicos y sociales relevantes para el desarrollo de este grupo poblacional. Fue en este sentido que se consideró que estos centros no solamente ofrecieran ciertos servicios en respuesta a determinado problema de los y las adolescentes sino más bien, como se dijo en la primera sección, los acompañaran en su tránsito hacia la adultez. Para lograr este objetivo más integral, no resulta suficiente la actuación aislada del sector Salud sino, tal como se menciona en la sección 2, se requiere la participación de los otros sectores y actores presentes en la comunidad, incluyendo a las y los propios/as adolescentes, así como al CDJ que, conjuntamente con el establecimiento de salud, les brinda los servicios específicos del sector.
Para promover la involucración de los diferentes actores en el desarrollo de la población juvenil, el proyecto, en su primera fase, los convocó alrededor de los CDJ, que se estaban constituyendo en espacios de socialización positiva para adolescentes y eran reconocidos como tales por la comunidad. Así, durante la primera fase del proyecto la estrategia de multisectorialidad se realiza según la modalidad de gestión compartida, entendida como una forma de participación de las instituciones públicas, las ONG y otras instituciones privadas, así como de las organizaciones de base y juveniles. Todas ellas se reúnen para buscar soluciones a los múltiples problemas que afectan a los y las jóvenes de la comunidad y, a través de la conducción conjunta, asumen funciones de corresponsabilidad legal, administrativa, contable y financiera, así como el manejo del personal y la orientación programática de los CDJ.
En el marco del proyecto, la gestión compartida de los CDJ fue asumida como una responsabilidad tripartita entre (véase el gráfico 2):
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El sector Salud, a través de los establecimientos de salud a los cuales pertenecen los CDJ.
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Las agrupaciones y organizaciones juveniles vinculadas al CDJ.
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Otros sectores de la comunidad, entre los que se incluían a las organizaciones sociales de base, las ONG y las instituciones estatales.
Gráfico 2: Modelo de gestión compartida
En el gráfico 2 el CDJ está representado por el triángulo superior, en el cual se detallan las áreas básicas que éste comprende. Los soportes representan a los diferentes sectores y actores que intervienen en la gestión compartida. El comité de cogestión está integrado por representantes de las distintas organizaciones e instituciones, y es el encargado de gerenciar el CDJ con el aporte financiero, técnico y logístico de las instituciones representadas en éste.
En el marco del proyecto se considera que la gestión compartida es el proceso de gestionar una institución pública, en el cual un sector del Estado se asocia con otros actores con el fin de proponer y alcanzar soluciones a las demandas y/o necesidades de la población; en este caso, se refiere a las relacionadas con el desarrollo de los y las adolescentes.
Obviamente, el mayor o menor éxito de la gestión compartida depende del grado de desarrollo organizacional y técnico de los participantes, de sus recursos y del nivel de involucración de cada uno en el tema. De la actitud de las diferentes instituciones y organizaciones participantes también dependerá que la experiencia se oriente hacia el corporativismo, el paternalismo o el autoritarismo estatal, o se convierta en un verdadero espacio democrático, participativo y concertador.
Una de las principales limitaciones encontradas en la aplicación de la estrategia de gestión compartida fue el intento de involucrar en la administración y organización de un establecimiento perteneciente al sector Salud —en este caso los CDJ y sus áreas básicas— a los diversos sectores públicos y organizaciones de la comunidad. Ello suponía que cada institución y organización participante designara recursos humanos y materiales adicionales para la realización de actividades que no estaban bajo su dirección y responsabilidad legal, sino bajo la de otro sector —en este caso Salud—, lo cual generó una serie de conflictos tanto en temas de orden financiero como de manejo de recursos humanos, normatividad, etcétera.
Por ello se pensó desarrollar una estrategia que ampliara la gestión compartida, en la que cada sector, institución y organización pudiera aportar al desarrollo juvenil y la prevención del VIH-sida desde su propia ubicación y con sus propios recursos. Es decir, el objetivo ya no sería la gestión de un establecimiento sino el abordaje de una problemática de manera conjunta.
De esta manera, la estrategia de la gestión compartida de los CDJ fue el primer paso hacia la construcción de una estrategia multisectorial local más amplia, que se describe en las siguientes secciones.
Sección 4
Algunos conceptos que deben ser considerados
A partir de lo expuesto en los párrafos anteriores, hemos definido la estrategia de multisectorialidad del proyecto como una estrategia de intervención para alcanzar, mediante la involucración de diferentes actores presentes en la comunidad, el desarrollo integral de los y las adolescentes de la jurisdicción del establecimiento de salud en el que se ejecuta la propuesta.
En este marco se propicia un espacio en el que se pueden articular la gestión, la planificación, la negociación y la concertación, con la finalidad de construir propuestas integrales tendentes a solucionar los problemas relacionados con la temática adolescente, especialmente aquellos referidos a la salud integral y la prevención del VIH-sida. En este espacio participan diferentes actores que representan a los sectores de la comunidad involucrados e interesados en el trabajo con adolescentes.
Para facilitar la comprensión de la estrategia de multisectorialidad desarrollada por el proyecto y que se presenta en la siguiente sección, describiremos algunos conceptos básicos delineados durante la ejecución de la propuesta:
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Identidad cultural territorial: entendida como la identificación de los actores del proceso multisectorial con el área geográfica, los valores y las costumbres de la comunidad en la que se interviene. Este factor facilita la movilización social para el cambio y la integración de los actores, es decir, determina que ellos tengan interés en promover el desarrollo local; en el caso particular del proyecto, a través del desarrollo de los y las adolescentes.
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Cultura de participación: asumida como la valoración y la costumbre de opinar, proponer, tomar decisiones y ejecutar acciones. En el caso de la estrategia multisectorial del proyecto, esta cultura de participación está referida al desarrollo local de los y las adolescentes, y busca establecer entre los actores una relación de pares que permita la igualdad de oportunidades de intervención en una atmósfera de respeto mutuo. Para lograr una cultura de participación es necesario promover que los actores de la comunidad desarrollen, entre otros, los siguientes aspectos:
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Capacidad de interlocución: para mejorar su potencial de propuesta y voluntad política, empoderándose y fortaleciendo su compromiso con el proceso.
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Capacidad de negociación y consenso: para propiciar la articulación de los diferentes sectores, en la búsqueda del entendimiento y de la aprobación necesarios que permitan llevar a la práctica las decisiones tomadas en conjunto.
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Capacidad de procesar y articular conocimientos adquiridos: para poder opinar, proponer, tomar decisiones y ejecutar acciones basadas en el conocimiento preciso de la temática que está en discusión —en nuestro caso, la situación de los y las adolescentes—.
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Responsabilidad social compartida: planteada como la toma de conciencia y el compromiso de los sectores con el desarrollo de los y las adolescentes. Esta responsabilidad es asumida por los diferentes actores, según sus características y recursos, en función de este objetivo común. De existir propuestas concertadas de desarrollo local o nacional, es conveniente que este objetivo se enmarque en ellas.
Cuando se logran fortalecer estos factores en la comunidad, se generan en ella capacidades que facilitan:
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La toma de decisiones democráticas en el proceso multisectorial. De esta manera se logra formular procedimientos de participación en los cuales las opiniones de todos los actores gozan de igual aceptación y se consideran de la misma importancia.
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La concertación entre los actores sociales, que permite construir objetivos comunes y gestionar de manera eficiente y eficaz los recursos de las diferentes instituciones. Todo esto se reflejará en el planeamiento estratégico conjunto elaborado por la instancia multisectorial generada.
El desarrollo de estas capacidades en los actores participantes de una experiencia multisectorial consolida la instancia creada y facilita el trabajo compartido, así como el logro de las metas que se tracen de manera concertada.
La relación entre los conceptos mencionados en esta sección se puede graficar de la siguiente manera:
Gráfico 3: Capacidades necesarias para la construcción de una experiencia multisectorial
Como se verá más adelante, para asegurar la sostenibilidad de una instancia multisectorial será necesario considerar la institucionalización de ésta. Hacerlo supone, además de la construcción de los mecanismos e instrumentos de participación efectiva y de representación auténtica de las diferentes instituciones, el reconocimiento de éstas tanto por parte de los y las jóvenes como de la comunidad, así como la elaboración de instrumentos de gestión adecuados —estatutos, reglamentos, etcétera—.
Sección 5
La estrategia multisectorial para el desarrollo juvenil
La estrategia multisectorial, tal como la definimos en la sección anterior, considera la creación de un espacio en el cual los diferentes actores unen sus esfuerzos para trabajar en conjunto por el desarrollo de los y las adolescentes, haciendo uso de los diferentes recursos, instrumentos y estructuras que puedan poseer y ofrecer.
Este desplazamiento del eje de la estrategia, constituido por los servicios de salud integral brindados por el CDJ en la primera fase, y en la segunda por el desarrollo integral de los y las adolescentes y jóvenes de la localidad —con énfasis en salud integral y prevención del VIH-sida—, se ilustra en el gráfico 4.
Gráfico 4: De la gestión compartida de los CDJ al abordaje multisectorial del desarrollo integral de los y las adolescentes y jóvenes
El CDJ, que en la estrategia de gestión compartida de la primera fase de esta propuesta era la instancia alrededor de la cual se reunían los diferentes actores con el fin de gerenciarla, en la segunda fase se constituye en el recurso con el cual el sector Salud contribuye al plan local multisectorial de desarrollo del y la adolescente.
A partir de las experiencias generadas en el proyecto, proponemos la siguiente metodología, que prevé cinco pasos para la implementación de un modelo multisectorial para el desarrollo de los y las jóvenes y la prevención del VIH-sida en el nivel local.
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