Lo que es, lo ve como en un sueño.
Lo que ya no es, se vuelve para él realidad.
Así como el esquema histórico de Schmidt se retrotrae, económicamente, de una moderna sociedad anónima al taller del artesano, así quiere retrotraernos jurídicamente del mundo capitalista a la vieja cáscara feudal de la Edad Media.
Desde este punto de vista también el “control social” aparece bajo un aspecto diferente del que pinta Konrad Schmidt. Lo que hoy funciona como “control social” -legislación laboral, control de las organizaciones industriales mediante la tenencia de acciones, etcétera- nada tiene que ver con la “posesión suprema”. Lejos de constituir, como cree Schmidt, una reducción de la posesión capitalista, su “control social” es, por el contrario, una protección de dicha posesión. O, desde el punto de vista económico, no amenaza sino que regula la explotación capitalista. Cuando Bernstein pregunta si hay mayor o menor contenido socialista en una ley de protección del trabajador, podemos asegurarle que en la mejor de las leyes de protección del trabajo no hay más contenido “socialista” que en la ordenanza municipal que regula la limpieza de las calles o la iluminación de las mismas.
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