CASO M.Y.M.
Este joven no duraba en ningún trabajo. Su familia se desesperaba lo llamaban irresponsable, flojo, distraído y por supuesto, con cada decreto de estos, su caso empeoraba.
Al fin un día vino al consultorio y comencé a examinarlo.
-¿Qué es lo que te gusta hacer en la vida?
-¿A mí?
-¿Y a quién va a ser?
Lo que sucede cuando alguien recalca preguntando "¿A mí??" o "Qué" cuando ha oído perfectamente, es que se están dando tiempo para pensar. ¡Al fin contestó!
-¡Nada!
-¡Cómo! -exclamé- ¿No te gusta hacer nada? No puede ser. Hay algo que te distrae más que todo lo demás en la vida. ¿Tú tienes algún hobby?
-No.
-¿En qué te distraes cuando estás en tu casa?
-Durmiendo.
El caso era grave en verdad. Decidí cambiar la táctica.
-Dime, ¿por qué cambias de trabajo tan a menudo?
-Bueno, porque me despiden al poco tiempo.
-¿Y por qué te despiden?
-Dicen que no rindo.
-¿Cómo es eso de que no rindes? Explícate.
-Ah porque pierdo todo el tiempo.
-¿En qué?
-En conversar.
-Bueno, le dije con fuerza. Ya me fastidió de sacarte las palabras con escarbadientes. Ahora habla tú, y dime que son esas conversaciones tan interesantes que te quitan el tiempo. Porque lo que es a mí me estás perdiendo mí tiempo por no conversar.
-No que... es que . . bueno yo me voy a los otros departamentos y nos ponemos a conversar y se va la mañana o la tarde y todos están perdiendo el tiempo conversando conmigo.
-Entonces ya descubrí lo que más te gusta hacer en la vida. Si los otros departamentos se interesan tanto en lo que tú conversas, que dejan lo que están haciendo para "perder el tiempo" contigo oyéndote, entonces mi amigo, lo que más te gusta hacer es conversar. Ese es tu talento, tu hobby y tu "arepa". Luego estás mandado a hacer para Relaciones Públicas. Vamos a hacer el tratamiento indicado.
Le dicté el siguiente tratamiento:
Tomó papel y lápiz y:
"El puesto y el trabajo que me pertenecen existen, y me están esperando. Si alguien lo está ocupando, ese lo está desempeñando mal, porque es mío por derecho de conciencia y ningún otro que yo puede cumplirlo a la perfección. Rodeo esa colocación con amor, lleno de amor el vacío que hay en mi vida (lo cual quiere decir que no volveré a denigrar de mí mismo ni permitiré que nadie me juzgue ni me decrete mal). Gracias Padre que ya estoy en mi puesto correcto y verdadero".
A los tres días me llamó para decirme que una de las grandes compañías lo había mandado a llamar para ofrecerle un puesto de Relaciones Públicas en donde ha dado plena satisfacción.
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