CASO W. S.
La Sra. W. S. se casó en Rusia donde vivió varios años y regresó a Venezuela con una hijita de poca edad, y el proyecto de traerse al esposo que es oriundo de allá. Una vez aquí, se encontró
con el problema de lo difícil que era traerlo ya que entre ambos países no existían relaciones diplomáticas y otra serie de dificultades.
En medio de todo esto, ella conoció la Metafísica y comenzó a instruirse por medio de una de las maestras, a quien más tarde le confió el problema que tenía. La maestra le dio un tratamiento para que lo hiciera y se le solucio-nara el problema.
Al poco tiempo, aquello que aparentaba ser inamovible, comenzó a ceder, y recibe la noticia qué por mediación de un diplomático amigo había la posibilidad de que su esposo pudiera salir de Rusia hasta París, donde era condición que ella lo esperara para conducirlo aquí, ya que parece ser que Rusia vela de manera especial por todos sus ciudadanos que salen fuera. La Sra. W. S. temió y dudó de que esto sucediera tan fácil, lo cual produjo que tal diplomático mediador fuera removido de su puesto, deteniéndose aparentemente el curso de la gestión.
De nuevo la Sra. W. S. acudió a la instructora de metafísica, la cual le indicó que olvidara la mecánica de las cosas, que olvidara los trámites jurídicos para traer a su esposo aquí, e hiciera nuevamente el tratamiento. Así lo hizo la señora, y a los 15 días recibió telegrama del esposo anunciándole que se encontraba en París y que cuatro días después estaría en Venezuela. (El esposo está efectivamente ya en Caracas).
El tratamiento que se le dio a la Sra. W. S. y que ella cumplió al pie de la letra fue el siguiente:
que mentalizara a su esposo aquí, a su lado ( aplicación del principio de mentalismo) pensando que su venida no dependía de determinadas personas sino de la presencia YO SOY en las personas que él escogiera y todo esto dio como resultado, que quince días después, le llegó el telegrama de su esposo anunciándole que se encontraba en París y que cuatro días más tarde estaría en Caracas. Es más, hasta le consiguió trabajo; y había ella quitado en tal forma la vista de los acontecimientos físicos respecto a su problema, que no se dio cuenta que dos días antes las relaciones de Venezuela con Rusia ya estaban funcionando.
Todo esto se resolvió de forma tan armoniosa, que no fue necesario que ella fuera a París, evitándose ese enorme gasto, que era otro de los inconvenientes.
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