En todas las épocas, en todos los países; en toda la Tierra, cuando comienza el ser humano a funcionar como persona, surge un brote de energías desproporcionado con relación a las capacidades del muchacho.
¿Quién no conoce las anomalías del treceañero? Hay un choque entre mente, siquis y físico que requiere una paciencia, una comprensión y una disciplina que pocos padres están ni preparados ni dispuestos a soportar. Los chicos se vuelven insoportables para los "grandes", y esos grandes se vuelven insoportables para los chicos.
Nada de esto es nuevo. Es tan viejo como la humanidad, y cada generación tiene que pasarlo, aprenderlo y recordarlo. Lo lamentable es que muchas generaciones de "grandes" lo olvidan y junto con ese olvido entierran el remedio que nos legaron generaciones de inteligencias, y ahí radica lo imperdonable.
El muchacho en plena pubertad siente surgir en él un mundo subconsciente de animalismo sexual y poderosísimo, es un chorrerón de energías que estaban dormidas y que se despiertan todas juntas al comienzo del tercer ciclo de siete años, de los catorce a los veintiuno, como tú bien lo sabes.
Ese muchacho no sabe que hacerse con él mismo. El no se comprende ni se conoce. Sólo tiene el instinto de desahogar el vórtice que lo perturba más allá de todo sentido común, y se lanza contra todo lo que encuentra en su camino, sea padres, hermanos, maestros, prohibiciones, instituciones, causas, gobiernos o ventanas y faroles. Más tarde se impacienta por arreglar el mundo entero porque encuentra que "los viejos están todos despistados", pues la pretensión desmedida es uno de los desequilibrios de su condición de adolescente.
Precisamente para esa edad, para esa emergencia, es que "las generaciones de inteligencias" nos legaron el Deporte. Para eso fue inventado por educadores gigantes del pasado, ya que el ejercicio físico trasmuta el deseo de caerle a palos a otro ser humano y en vez le cae a una inofensiva e insensible pelota, que sirve de chivo expiatorio de las energías sin usar.
Todo ser que escoge evolucionar encarnado en un planeta, tiene que someterse a una serie de condiciones particulares de ese planeta. Las condiciones terrícolas exigen que la energía se use a través de un cuerpo material de carne y hueso, pero no desaparecen los factores intangibles, sensorios, tan presentes, que no se les puede eclipsar. Hay, por ejemplo, el sistema nervioso, el sistema mental, las inclinaciones atávicas y las preferencias síquicas.
No entremos a analizarlos. Sólo veamos unos ejemplos. El boxeo, por ejemplo, es un deporte que no es jamás escogido por el intelectual (sistema mental) ni por el músico (sensibilidad nerviosa). Atrae poderosamente al sistema de inclinaciones atávicas porque recuerda y llama al animal y sus instintos que no los tiene muy lejos.
Los juegos de pelota atraen a los materialistas. El fútbol, las bolas criollas, son juegos en que se patean y se manosean las bolas. Más elevados son los deportes en que se usan instrumentos, bates, cestas, raquetas, y el nivel intelectual y cultural de sus adictos va ascendiendo también. Los juegos se van haciendo de más en más refinados, de más en más garbosos, donosos y elegantes hasta llegar a la delicadeza del Badminton, que se le manda a un "gallito" emplumado, con una fina y esbelta raquetica a que vuele por encima de una alta malla alejada del suelo. Así las preferencias síquicas, anímicas, se van manifestando en el deporte que escoge el individuo.
Los deportes todos sirven para lo mismo; 1° Para descargar las energías acumuladas. 2° Para descansar el cuerpo de una inmovilidad forzada por el trabajo. 3° Para desviar la mente de actividades opuestas, como la política. 4" Para acoplar todas estas alternativas en una distracción sana.
Es absolutamente insano, insalubre, contraria a todas las reglas de higiene mental y física, la barbarie que se impuso aquí en Venezuela cuando se instituyó un Enciclopédico Programa de Educación tan increíble por lo pletórico, que obligó a todos los planteles a suprimir totalmente el Deporte, la Cultura, Arte, Música, Lectura, todo descanso, adorno y recreo, para poder empujar, atapusar el Programa en el estudiante en un tiempo que se negaba a estirarse para abarcarlo todo, y la juventud reventó por donde no debía, siendo su único alivio la política, la violencia y la otra violencia vicaria, la de los vaqueros y hampones de televisión. ¿Y los estudios? . . . Hoy en día ningún estudiante escribe una carta sin errores ortográficos!
A la juventud venezolana se le cerraron las puertas de la educación viva, la educación que en-tra por la práctica, ya que el Deporte es el inigualable maestro de ganar o perder con nobleza, de varias clases de generosidad, de comprensión, de disciplina y de dominio del carácter.
Y ahora para revelarles el Señor de todos los deportes, el deporte por excelencia para serenar la mente, educar los reflejos, equilibrar y desarrollar el cuerpo, la mente y siquis, el deporte integral que cumple todos los requisitos enumerados arriba y que da además el garbo y la elegancia de lo espiritual: el patinaje en hielo. Su inmediato inferior es la natación.
En los países fríos es recomendable los deportes que ponen a sudar. En los climas tropicales son indicadas las actividades acuáticas y sobre hielo.
Si todos los barrios poseyeran su propio campo completo de Deportes, con piscina y pista de hielo y con Maestro-Director que sepa estimular y activar las competencias interbarrios; si las autoridades ofrecieran premios por distinciones, por pericia, etc., se acabaría la delincuencia.
A la hora de cerrar hemos tenido noticias de que ya se está construyendo una gran pista de hielo. Damos las gracias al generador de ese comienzo.
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