por CONNY MÉNDEZ
(Este artículo fue publicado en El Universal en octubre de 1968. Si lo que en él se dice era verdad entonces, obsérvese que también lo es hoy. Y es que la VERDAD lo es en todo lugar y en todo tiempo.)
Después de todo, que bueno es que la generación de "pavos y pavas" no se deje afectar por la refunfuñadera de los viejos.
Es a esta generación de "viejos" que me dirijo, para ayudarla a comprender los tan drásticos cambios que se están viendo; para traer armonía entre ambas generaciones; para hacerles la vida más soportable y ver si dejan de hacerse la guerra mutua.
Por supuesto que es muy sabido lo de que la generación "pava" siempre representa un problema para los mayores, y sobre todo que éstos siempre alegan "Nosotros no fuimos así...". La Verdad es que sí fuimos así. No peores, pero para nuestros viejos fuimos tan locos como éstos. Y tiene que ser así: Si no lo fuera, la Tierra no evolucionaría y estaríamos viviendo en cavernas.
Cada nueva ola amenaza, rompe, se explaya, y borra toda huella de la anterior. ¿Por qué hemos de obstaculizar una ley tan natural? No es inteligente provocarse un infarto simplemente porque los muchachos insistan en seguir sus modas.
En 1913, hace cincuenta y cinco años las pavitas causaron una indignación revolucionaria por haberse atrevido a segar la ancentral cabellera "hasta la rodilla" y andar a la usanza de los hombres, ¡con la nuca afeitada! Hoy los vituperios son porque los hombres se cansaron de la nuca rapada y la máquina de afeitar; porque han descubierto los encantos de adornar la forma humana; porque quieren imitar al Ascendido Maestro Jesucristo en lo de su melena y su barba y a los exquisitos reyes, de Francia en sus brocados y encajes.
Pretender impedir los cambios cuando la evolución depende precisamente de las variedades, es inútil y absurdo. Tanto como pretender negar la Verdad, y la Verdad es que los cambios que vemos son el cumplimiento de profecías que tenemos y hemos tenido, desde tiempo inmemorial, y notoriamente por boca del Ascendido Maestro y en el Apocalipsis.
La más directa de estas profecías es la que dice: "He aquí que haré todas las cosas nuevas". No unas cosas, o "ciertas" cosas sino TODAS LAS COSAS.
Cada Era tiene una duración aproximada de dos mil años. Veinte siglos. Este es el tiempo que requiere que la humanidad aprenda una serie de ideas. Hacia el final de la Era, o sea ya en el último siglo, comienza a anunciarse la próxima Era, o próxima lección, por señales inequívocas. El Signo de Piscis comenzó en lo que hoy se le dice "El Año Uno". Marcó la Era Cristiana, la cual terminó el día primero de mayo de 1954, con la entrada de la Era de Acuario. Este Signo tiene por símbolo un hombre cargando un jarro de agua al hombro. Es el Aguador, y a sus pies luce dos líneas ondulantes que signifi-can Nuevas Corrientes.
La primera de estas corrientes anunciadas ocurrió cuando fue descubierta la electricidad, a fines del siglo pasado.
Durante cada Era la gente repite inconcientemente el signo vigente en muchas cosas. Por ejemplo, los discípulos de Jesús designábanse, como también al Maestro, con un dibujo de un pez. El Maestro les dijo "Haré de vosotros pescadores de hombres". Andando la Era, los maestros de la nueva enseñanza (para aquella Era) eran magnos sacerdotes y cargaban, en lugar de una gorra, una mitra en forma de pez con la boca abierta, Los arqui- tectos copiaban el Signo en la forma gótica de las puertas y ventanas.
El Maestro Jesús enseñó a sus discípulos: Sicología, Metafísica, Astrología, Cosmología y Cosmografía. Entre sus predicciones dijo:
"Mi reino no es de este mundo sino del mundo venidero". La gente interpreta esto como significando una vida de ultratumba, cuando en realidad se refiere a la próxima Era por venir, pues cuando los discípulos le preguntaron de inmediato, "¿Y cuándo ha de venir ese mundo?" El contestó: "Cuando veáis salir al hombre con el cántaro de agua". "¿Y dentro de cuántos años?", preguntaron, y El les dijo:
"Mil y más". Todo se está cumpliendo en orden riguroso. No hemos llegado a los dos mil cuando ya la Nueva Era se instaló. Tiene catorce años de edad como los pavitos más alborotados.
Todo se ajusta siempre a la Era vigente. En Signo de Piscis, o Los Peces, los viajes eran por mar, a flor de agua. Hacia el final el barco se sumergió como para tomar impulso. Se volvió submarino, luego brotó alas y se volvió avión. El hombre dominó el mar; Aunque se llama Acuario, es un signo aéreo. El agua la carga como agente dócil, para regar y limpiar. Piscis fue una Era negativa, de obscuridad, triste. Los novelones eran interminables, lacrimosos, pesados como el mar. ("El Derecho de Nacer" es típico pisciano) todo melodramático e innecesariamente complicado. Compárese con nuestra Era de luz y rapidez, de energía nueva, vida nueva, estudios nuevos, nuevas ideas, nuevos remedios, nuevas costumbres. "He aquí que haré todas las cosas nuevas".
La Nueva Era libertó a la mujer, al niño, a los claustros. Si las monjas quisieran podrían andar trajeadas como mujeres que son, y no con las mojigangas medioevales, que ocultan su género, tan típicas de todo lo pisciano. Ya la Misa, la más antigua de las instituciones piscianas, está volviendo la cara. El sacerdote da el frente a la concurrencia, reza en el idioma local, adopta las horas que se ajusten a lo práctico. El Prisionero de Roma rompe la tradición y se lanza al mundo porque todo lo pisciano lucha para evitar la desintegración, pero no podrá ir en contra de las leyes universales. Lo primero que traiciona es el subconciente, y la propia iglesia puso la norma al reunir los dos nombres, Pedro y Pablo, en una misma celebración, a fines de julio, I como si ya no quedaran días suficientes en el año! Los grandes acontecimientos lanzan su sombra hacia adelante, el último Papa se llamará Pedro, el penúltimo Pablo, y ya Paulo VI sabe que sus años están marcados, sus días contados.
Pero bueno, ¿y qué tiene que ver todo esto con la melena y la mini-falda? Pues que estamos a fines del año escolar cósmico. Que hay una Ley que dice "Como es Abajo es Arriba, como es Arriba es Abajo", y que así como en la Tierra las escuelas se preparan para los exámenes de fin de año, la clausura de la Era y la entrada de la nueva, preparan la nueva lección que ha de aprender la humanidad. En todos los departamento de la vida se está revisando el pasado. No hay nada nuevo bajo el sol y todo lo encontrarás en algún momento histórico. Cada vez que nos mudamos de domicilio abrimos los escaparates, se pasa revista a todo, para seleccionar lo que aún sirve, lo que ha de tirarse al cesto. Lo que no ha dado resultados se descarta, lo positivo se conserva, la Nueva Era se adopta así.
Los pavos y las pavas están pues, retozando felices con todo lo que surge. Se disfrazan con los atuendos de papá y mamá. Asimismo gozan y experimentan la Ciencia, la Electrónica, la Medicina, arriesgando hasta las vidas porque el lema de Acuario es "Osar" y de nada sirve ponerse iracundo. Al que regaña lo colocan en un rincón como co-roto que estorba. Mucho más interesante y divertido es amoldarse, formar parte de la Era de Acuario y despojarse de las señales piscianas, ya caducas.
Y no hay que preocuparse por la juventud. Génesis dice: "De todos los frutos del Paraíso podéis comer, excepto del fruto del árbol de la Ciencia del Bien y del Mal". El Bien es el uso. El Mal es el abuso. El abuso trae su propio castigo. ¿Cómo quieres que los pavos aprendan a bien usar sin abusar? Pues, ¡osando ensayar!
A la pobre generación pisciana, por la misma pesadez del Signo marino, no le fue jamás permitido "osar", y por este error, el balance que dejó es el diván del siquiatra, la úlcera estomacal, el infarto y las aberraciones sexuales.
Somos dueños de un pasado, responsables del presente en el que se va proyectando el porvenir.
("En Armonía con el Infinito" — Ernesto Zelarrayán).
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