CONSULTORIO
CASO C. N. GÓMEZ.
Padre de dos niños, varón y hembra, llamó desesperado que los dos niños estaban con fiebre que no bajaba. Que él y su esposa les habían hecho todos los tratamientos metafísicos que ellos conocen pero que nada les daba resultado y que por último habían decidido molestarnos.
—Ustedes están muy nerviosos, les dijimos. Con nervios excitados no vale de nada ningún tratamiento, porque el nerviosismo viene por falta de fe. La fe se basa en el conocimiento. ¿Por qué no estudian mejor el Librito No 1 donde dice que el tratamiento espiritual hay que hacerlo suavemente porque el espíritu no tiene músculos?
I—¡Ay si nosotros nos la pasamos con ese librito en las manos! —protestaron.
—Pues nadie lo diría, —contestamos—. Bien, hagan lo siguiente. Primero, recuerden que el "Yo quiero" y el "Yo no quiero" son todo-poderosos. Luego recuerden que los niños les han sido entregados a sus padres para ser amados, cuidados, protegidos y levantados hasta la edad de veintiún años; y que durante toda la parte frágil de ese tiempo, el niño reacciona a todo lo que de él piensen sus padres. Todo lo que sus padres teman para él, o decreten hacia él, se cumple instantáneamente; y después de recordar esto, hagan la siguiente declaración:
"Yo no quiero que ningún pensamiento, sentimiento, palabra o acto negativo mío se manifieste en mi hijo (o hija). Yo no quiero ocasionarle a mi hijo ninguna enfermedad o inconveniente. Yo no quiero que continúe manifestándose este estado febril. Yo quiero que se manifieste en él su salud perfecta".
"Me perdono y pido a mi Llama Violeta que disuelva y transmute la forma mental de temor creada por mí y que está causando esta manifestación".
—¿Y cuántas veces debo hacerlo? —me preguntó el padre.
—Con una sola vez basta. Me llaman para contarme la buena noticia del resultado.
Al día siguiente me llamaron para contarme que el niño había reaccionado instantáneamente "como con la mano". Ahora, la niña, como fue la más enferma de los dos, le pusimos otra vez la inyección que ordenó el médico y está mejor pero no enteramente.
—¿Por qué es eso?
—Porque les faltó fe.
¿No ven que después de hacer e! tratamiento le pusieron la inyección "por si las moscas"?
Más claro no canta un gallo, mi amigo. Si van a confiar en la Verdad espiritual es a plena máquina; pero subiendo un poquito la escalera y volviendo a bajar a tierra ni se está arriba ni se está abajo, Ese es precisamente "el fruto del árbol de la Ciencia del Bien y del Mal".
Después de ese pequeño regaño me llamaron para decirme que ambos niños estaban perfectamente bien.
CASO A. V.
Al Consultorio llegó C. V. a consultar un problema, el cual despachamos rápidamente porque no era muy grave. En cambio nos pareció más urgente el problema que vimos en A. V. y la investigamos.
Ella había entrado cojeando y con un banquito en la mano el cual puso en el suelo al sentarse, y encaramó una pierna en él.
—¿Qué te pasa en esa pierna? le preguntamos.
—Lo mío no interesa porque no tiene remedio —nos contestó.
—¿Quién dijo? —repusimos.
—Los médicos, —contestó.
—Los médicos tratan efectos, no tratan causas. ¿Qué te han dicho?.
—Que tengo una parálisis.
—Exactamente. Pero esa parálisis es el efecto de una causa.
—Pero nadie sabe la causa. Dicen sólo que es una parálisis.
—Bueno, vamos a curarte la causa. Primeramente, eso no es verdad.
El Espíritu no puede paralizarse. Ese es el "punto de referencia" de nosotros en Metafísica. La verdad manifestada es siempre lo que reconocemos en el espíritu, o sea, que toda la Verdad está en el espíritu, y cuando nosotros referimos lo que vemos a esa Verdad, ella se refleja en la materia y se desaparece la mentira que estamos viendo ¿Has comprendido bien?
—Sí, en otras palabras, que al yo reconocer que mi espíritu no puede estar cojo, mi pierna obedece y se cura.
—¡Magnífico! Ahora, todas las noches, cuando ya estés en la cama, sóbate la pierna de arriba hacia el pie, diciendo "YO SOY la energía electrónica que fluye, llena y renueva cada célula de mi pierna, y despide todo lo que no es semejante a la Verdad".
A los pocos días la volvimos a ver, caminando como cualquier hijo de vecino, sin banquito y sin cojera!
REVISTA METAFÍSICA “EL NUEVO PENSAMIENTO”
Directora: CONNY MÉNDEZ
AÑO 1 – Nº5 – AGOSTO, 1970
CARTA EDITORIAL
Queridos condiscípulos:
El mundo entero se la pasa pidiendo a los cuatro vientos que "se pida por la Paz", ¡como si la paz necesitara que alguien pidiera por ella!
Desde el Papa en Roma para abajo todo el mundo insiste.. . (pero con insistencia hasta impaciente, como lo hacen los "pavos" en Estados Unidos) en que cese la guerra de Viet Nam, de Cambodia, de Corea, etc., etc. insisten en que el gobierno de Estados Unidos retire sus fuerzas de aquí, de allá y de más allá. Siempre hay un "más allá" porque cada vez que se aplica el remedio exterior, como no se ataca la causa, el efecto irrumpe en un sitio nuevo, y por más que el Presidente Nixon retire y retire soldados, la paz se esconde detrás de los armamentos y las bombas ¡claro!, la palabra lo dice: la "impaciencia" es la contra-paz.
Y ahora que a través de estas páginas vas conociendo las Leyes inmutables que gobiernan nuestras vidas, ya sabes que hasta que todo el mundo aprenda a conservarse en paz, paciente (no importa cuál sea la provocación) en silencio, y hasta en indiferencia, la paz no se hará.
Cuando todo el mundo recuerde contar hasta diez antes de reventar de ira o de impaciencia, la paz se hará automáticamente, porque la Ley del Círculo, Ley del Bumerang, que jamás duerme, devuelve como el rebote de una pelota todo lo que se diga, se sienta y se haga; y toda guerra, controversia y discusión surge por impaciencia, rebelión y resistencia. Naturalmente, la palabra o el gesto acalorado provoca la réplica idéntica.
Es pues, cosa de educación y de disciplina. No sigas pidiendo o esperando paz en el mundo, en tu hogar o en tu corazón mientras no aprendas a dominar todo lo que la contraríe.
Allí te lo dejo.
CONNY MÉNDEZ.
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