Rosa Luxemburg Índice Prólogo 4 primera parte: El problema de la reproducción 5


TERCERA PARTE Las condiciones históricas de la acumulación



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TERCERA PARTE Las condiciones históricas de la acumulación



CAPÍTULO XXV Contradicciones del esquema de la reproducción ampliada

En el primer capítulo hemos establecido que el esquema mar­xista de la acumulación no da respuesta alguna a la cuestión de saber para quién se realiza en realidad la reproducción ampliada.


Si se toma el esquema literalmente, tal como se desarrolla al final del segundo tomo, parece que la producción capitalista realizase exclusivamente, ella misma, la totalidad de su plusvalía y dedica­se a sus necesidades propias la plusvalía capitalizada. Marx lo confirma después con su análisis del esquema en el que intenta, repetidas veces, realizar la circulación de este esquema sólo con dinero, es decir, con la demanda de los capitalistas y los obreros; intento que le conduce, finalmente, a introducir los productores de oro, como deus ex machina, en la reproducción. Se agrega tam­bién aquel pasaje tan importante del primer tomo de El Capital que ha de ser interpretado en el mismo sentido: “En primer lugar, la producción anual debe suministrar todos aquellos objetos (valores de uso) con los que han de reponerse los elementos materiales del capital consumidos en el transcurso del año. Deducidos estos elementos, queda el producto neto o producto excedente que encierra la plusvalía. ¿En qué consiste este producto excedente? ¿Acaso en objetos destinados a satisfacer las necesidades y los apetitos de la clase capitalista y a entrar, por tanto, en su fondo de consumo? Si fuese así, la plusvalía se gastaría toda ella alegremente, sin dejar rastro, y no habría margen más que para la reproducción simple. Sin dejar rastro, y no habría margen más que para la reproducción simple.”
“Para acumular, es forzoso convertir en capital una parte del trabajo excedente. Pero, sin hacer milagros, sólo se pueden convertir en capital los objetos susceptibles de ser empleados en el proceso de trabajo, es decir, los medios de producción, y aquellos otros con que pueden mantenerse los obreros, o sean, los medios de vida. Por consiguiente, una parte del trabajo excedente anual deberá invertirse en crear los medios de producción y de vida adicionales, rebasando la cantidad necesaria para reponer el capital desembolsado. En una palabra, la plusvalía sólo es susceptible de transformarse en capital, porque el producto excedente cuyo valor representa aquélla, encierra ya los elementos materiales de un nuevo capital.”185
Aquí se exigen las siguientes condiciones para la acumulación:
1.- La plusvalía destinada a la capitalización se presenta, desde su origen, bajo la forma material de medios de producción suplementarios y de medios de subsistencia adicionales para los obreros.
2.- La ampliación de la producción capitalista se realiza, exclu­sivamente, con medios de producción y de subsistencia propios, es decir pro­ducidos por capitalistas.
3.- Las dimensiones de la ampliación de la producción (de la acumu­lación) están dadas, de antemano, por la cantidad de plusvalía destinada a ser capitalizada. No puede sobrepasarla puesto que está ligada a la cantidad de medios de producción y de subsistencia que constituyen el plusproducto; menos aun puede ser inferior ya que una parte del plusproducto quedaría sin poder usarse bajo su forma material. Las oscilaciones, ya sean por debajo ya sean por arriba, de esta norma pueden provocar fluctuaciones y crisis periódicas que dejamos aquí a un lado. De media, el plusproducto destinado a la capitalización debe corresponder a la acumulación efectiva.
4.- Como la producción capitalista compra ella misma en exclusiva su plusproducto, no hay límite a la acumulación del capital.
A estas condiciones corresponde también el esquema marxista de la reproducción ampliada. Según él, la acumulación se verifica sin que se perciba lo más mínimo, para quién ni para qué nuevos consumidores se amplía cada vez más la producción. El esquema presupone esta marcha: la industria carbonífera es incrementada para ampliar la producción de hierro; ésta se amplía para ampliar la producción de maquinaria; ésta se amplía para ampliar la pro­ducción de medios de consumo; ésta, a su vez, se amplía para sos­tener el ejército creciente de obreros del carbón, del hierro y de la maquinaria. Y, así, en círculo ad infinitum conforme a la teoría de Tugan-Baranowski. Que el esquema de Marx, considerado en sí mismo permite, de hecho tal interpretación, no prueba más que la mera circunstancia de que Marx, según sus propias y repetidas afirmaciones, trata de exponer el proceso de acumulación del ca­pital total en una sociedad compuesta únicamente de capitalistas y obreros. Los pasajes que hacen a ello referencia se encuentran en todos los tomos de El Capital.
En el primer tomo, justamente en el capítulo acerca de la “Conversión de la plusvalía en capital” dice: “Para enfocar el objeto de nuestra investigación en toda su pureza, libre de todas las circunstancias concomitantes que puedan empañarlo, tenemos que enfocar aquí todo el mundo comercial como si fuese una sola nación y admitir que la producción capitalista se ha instaurado ya en todas partes y se ha adueñado de todas las ramas industriales sin excepción.”186
En el segundo tomo vuelve a presentarse la suposición. Así, se dice en el capítulo XVII acerca de la circulación de la plusvalía:
“A partir de ahora, sólo existen dos puntos de partida: el capitalista y el obrero. Todas las demás categorías de personas tienen que obtener el dinero para los servicios que presten de estas dos clases o son en la medida en que lo perciban sin contraprestación alguna, coposeedores de plusvalía en forma de renta, de interés, etc. […] Por consiguiente, para nuestro caso es como si el capitalista fuese poseedor único y exclusivo de la plusvalía.”187
Más adelante, en el mismo capítulo, refiriéndose especialmente a la circulación de dinero bajo el supuesto de la acumulación, se dice:
“Pero la dificultad surge cuando partimos del supuesto no de una acumulación parcial, sino de la acumulación general del capital-dinero entre la clase capitalista en su conjunto. Fuera de esta clase no existe, según el supuesto de que aquí se parte (régimen general y exclusivo de producción capitalista), más clase que la obrera.”188
Lo mismo se repite una vez más en el capítulo XX: “… aquí sólo existen dos clases: la clase obrera, que no dispone más que de su fuerza de trabajo, y la clase capitalista, monopolizadora tanto de los medios de producción como de dinero.”189
En el tercer tomo, al exponer el proceso total de la producción capitalista, dice Marx claramente:
“Supongamos que toda la sociedad esté formada simplemente por capitalistas industriales y obreros asalariados. Prescindamos asimismo de los cambios de precios, que impiden a grandes porciones del capital total de la sociedad reponerse en sus proporciones medias y que, dada la trabazón general de todo el proceso de reproducción, tal como se desarrolla gracias al crédito, tiene necesariamente que provocar siempre paralizaciones generales transitorias. Prescindamos también de los negocios ficticios y de las operaciones especulativas, que el sistema de crédito estimula. En estas condiciones, las crisis sólo podrían explicarse por una desproporción entre las diversas ramas de a producción y por la desproporción entre el consumo de los capitalistas mismo y su acumulación. Pero, tal como se plantean en realidad las cosas, la reposición de los capitales invertidos en la producción dependen en gran parte de la capacidad de consumo de las clases no productivas, mientras que la capacidad de consumo de los obreros se halla limitada en parte por la leyes del salario y en parte por el hecho de que estas leyes sólo se aplican en la medida en que su aplicación sea beneficiosa para la clase capitalista.”190 Esta última cita se refiere también a la cuestión de las crisis, que a nosotros no nos interesan, pero que nos sirven en cuanto muestran de un modo inequívoco que Marx, “tal como están las cosas”, sólo hace depender el movimiento del capital total, de tres categorías de consumidores: capitalistas, obreros y “clases no productivas”; es decir, del séquito de la clase capitalista (“rey, cura, profesor, prostituta soldado”), que en el tomo II son considerados, con pleno derecho, como meros represen­tantes de un poder de compra derivado y, por tanto, como cooperante en el consumo de la plusvalía o del salario.
Finalmente, en las Teorías sobre la plusvalía, tomo II, 2ª parte, Marx formula del modo siguiente las hipótesis generales bajo las cuales considera la acumulación en el capítulo “Acumulación de capital y crisis”.
“Sólo tenemos que considerar aquí las formas porque atraviesa el capital en sus diversas etapas de desarrollo. No exponemos, pues, las circunstancias reales dentro de las cuales se realiza el proceso de producción efectivo. Se supone siempre que la mercan­cía se vende conforme a su valor. No se tiene en cuenta la concu­rrencia de los capitalistas, ni el crédito, ni la constitución real de la sociedad, que no está compuesta, en modo alguno, exclusivamen­te, de las clases obrera y capitalista, y en la que, por consiguiente, consumidores y productores no son idénticos, sino que la primera categoría (la de los consumidores), cuyos ingresos derivados del beneficio y el salario son, en parte, secundarios, no primitivos, es mucho más amplia que la segunda (la de los productores), por lo cual, la manera como gasta sus ingresos y la cuantía de los mis­mos son causa de grandes modificaciones en el presupuesto econó­mico y, particularmente, en el proceso de circulación y reproduc­ción del capital.” Por consiguiente, también aquí, cuando habla de la “constitución real de la sociedad”, Marx sólo considera a los que colaboran en el consumo de la plusvalía y del salario, es de­cir, únicamente, al séquito de las categorías capitalistas fundamen­tales.
Así, pues, no cabe duda alguna de que Marx quería exponer el proceso de la acumulación en una sociedad compuesta exclusi­vamente de capitalistas y trabajadores, bajo el dominio general y exclusivo de la forma de producción capitalista. En tales términos, su esquema no puede tener otra interpretación que la de la produc­ción por la producción misma.
Recordemos el segundo ejemplo del esquema marxista de la reproducción ampliada.

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