PALABRAS DEL DIRECTOR
Deseo iniciar estas palabras con un recuerdo afectuoso y entrañable para las dos últimas personas que me han precedido en la Dirección de esta venerable Entidad. D. Joaquín Maldonado Almenar y D. José A. Perelló Morales.
D. Joaquín Maldonado Almenar quien durante años y años, con su esfuerzo personal, supo mantener viva esta Sociedad que había quedado ignorada y olvidada, quizá porque uno de sus valores fundamentales: «la libertad», no es muy apreciado en regímenes políticos en que el poder Absoluto exige adhesiones inquebrantables que acaban favoreciendo privilegios de minorías y perjudicando el respeto por los derechos humanos más elementales de la mayoría. Nuestro reconocimiento a la labor desarrollada durante todos esos años.
Igualmente quiero manifestar mi profundo respeto por D. José A. Perelló Morales quien desde su talante liberal ejerció la Dirección de esta Sociedad, con gran dignidad, demostrando en todo momento una enorme capacidad para el diálogo y unas grandes cualidades humanas que le enaltecen y de las que me atrevería a destacar como más sobresalientes, las de su tolerancia y honestidad. Desde estas líneas nuestro agradecimiento a la labor desarrollada durante su mandato.
Han pasado muchos años desde que en 1876 quedara constituida la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Valencia.
A esta Sociedad, como a todas las Sociedades Económicas de Amigos del País que se constituyeron en la segunda mitad del siglo XVIII, le preocupó en el desarrollo de su actividad, la Agricultura, la Industria, la Política, las Ciencias, las Artes, pero su preocupación iba más allá del simple interés material, su objetivo era más ambicioso, perseguía la «modernización de nuestro País», a través del conocimiento, de la libertad y de la razón, principios básicos de la «Ilustración», de los Ilustrados que por aquellas fechas, intentaban transformar la sociedad, frente a otras personas que miraban con prevención cualquier novedad y consideraban que las posibilidades de nuestro País habían sido definidas en un pasado glorioso, del que era arriesgado y peligroso separarse.
Hoy después de 210 años nos encontramos ante una encrucijada similar, en la que el problema fundamental a resolver es la necesidad de «modernizar la Sociedad Valenciana».
La Económica, esta «venerable» entidad valenciana, pretende actuar hoy dentro de un marco más limitado y por supuesto con un papel mucho más modesto que el desarrollado en el siglo XVIII, como «Catalizador de iniciativas» y como «Centro de comunicación e información social», procurando contribuir con su actividad a consolidar la Sociedad democrática y autonómica a la que todos aspiramos.
El espectacular avance científico de los últimos años y el acelerado crecimiento de la población a nivel mundial, hacían reflexionar muy certeramente al Profesor de Sociología de la Universidad de Harvard, Daniel Bell, cuando decía que «estamos ante la revolución de los derechos crecientes de la Humanidad».
Es evidente que estamos asistiendo al alumbramiento de un nuevo orden social, del que los valencianos no podemos estar ausentes y pasivos, sino todo lo contrario, beligerantes y aportando lo mejor de cada uno de nosotros para no quedar condenados al tercermundismo.
Esta fue la actitud mantenida por los miembros de la Económica y de la que hoy nos sentimos muy orgullosos, pues dieron el resultado esperado en aquellas realizaciones concretas que la distinguen tales como:
- La fundación en 1871 de la Sociedad Valenciana de Arqueología.
- La fundación en 1878 de la Caja de Ahorros de Valencia.
- La fundación en 1879 del Conservatorio Superior de Música de Valencia.
- Fundación en 1881 del Instituto Taquígrafo Valenciano.
- Fundación en 1884 del Patronato de la Juventud Obrera.
La Económica desarrolló una intensa tarea educativa a todos los niveles. Bajo el patrocinio de la Sociedad, se crearon Escuelas de Primeras Letras, de Dibujo, de Música, para la Enseñanza del Hilado, etc...
Se establecieron premios para Trabajos, Informes y Memorias que trataban de difundir o instruir en la renovación técnica, agrícola e industrial.
En 1818 se creó la Cátedra de Agricultura que en 1846 se incorporaría a la Universidad.
En 1869 tuvo lugar la inauguración de la primera Biblioteca popular bajo el patrocinio de la Económica.
Toda esta actividad y mucha más que no cito porque sería interminable, demuestran que era posible la transformación social.
Hoy ante esta encrucijada que antes citaba, la Económica está dispuesta a con-tribuir dentro de los límites de su modestia a la modernización de la Sociedad valenciana operando como siempre lo ha hecho bajo los principios de objetividad, tolerancia y respeto, a las personas y a sus ideas, para lo cual está desarrollando una actividad cuidadosamente seleccionada por la Junta de Gobierno, al objeto de mantener una calidad acorde con el prestigio que esta Sociedad ha ido acumulan-do a lo largo de su historia.
Hay que destacar que no es posible modernizar, transformar una Sociedad, en este caso la valenciana, sin tener como punto de partida una situación normalizada y un conjunto de objetivos, lo más claro y nítidamente definidos.
Nos hemos fijado como objetivo estratégico, apoyar toda iniciativa cultural, científica, artística o social que redunde en beneficio de los valencianos, procurando mantener, como de hecho venimos haciendo, una estrecha colaboración con otras Entidades e Instituciones tales como: Generalitat, Diputación, Ayuntamiento, Universidad, Cámara de Comercio, Conservatorio Superior de Música, Escuela de Bellas Artes, etc...
Llegados a este punto habría que añadir una sugerencia a todas las Instancias de Poder Político económico-social y es la necesidad de potenciar la Sociedad
Civil, de fomentar la creación de Sociedades Intermedias como la Económica, tan necesarias como escasas, al objeto de fortalecer el tejido social y conseguir de esta forma una participación ciudadana que ayude a consolidar el proceso democrático en el que estamos inmersos los valencianos.
Nos encontramos ante un futuro incierto, quizás hoy más que nunca, cuya realidad depende de nuestra capacidad de planificar, o sea de reducir riesgos innecesarios y evitar sorpresas y de nuestra prudencia y sobriedad para plantear con la mayor precisión posible el perfil de la Sociedad en la que pretendemos vivir en los próximos años. La Económica desea contribuir en la medida de sus posibilidades a esta modernización, a esta transformación social, no sólo con deseos, sino aportando lo mejor de sí misma que son sus ideas y sus experiencias.
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