Seminario Internacional de Miami


Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen?



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Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos. Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración? Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol a los gentiles, honro mi ministerio, por si en alguna manera pueda provocar a celos a los de mi sangre, y hacer salvos a algunos de ellos. Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos? Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas. Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado. Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?”(v. 11-24).


El apóstol tiene una advertencia para los judíos y otra para los gentiles. Evidentemente que el apóstol se está refiriendo al rechazo del pueblo de Israel hacia el Mesías, lo que ha sido de bendición para los gentiles. Después prosigue a advertirles a los gentiles a tener presente de dónde viene su bendición. Haciendo un paralelo general es posible decir: ¿Ha tropezado el Israel para caer para siempre? No, en ninguna manera. “El propósito de Dios es restaurador. Su propósito es que como resultado de la caída de ellos, pueda venir la salvación a los gentiles, provocando así a Israel a celos. Estos celos tienen el propósito de volver a Israel de nuevo finalmente, a Dios…Pablo se opone vigorosamente a la idea de que Dios haya abandonado a Israel para siempre.”99 Dios ha permitido que sucedan circunstancias en la vida de las personas, las cuales así como Israel para los gentiles se han constituido, en piedra de tropiezo para dar el salto a la salvación de otros. Los judíos han rechazado la salvación ofrecida a través del Mesías. Este rechazo fue la “piedra de tropiezo” que sirvió de canal para la salvación de los gentiles.

Entonces él será por santuario; pero a las dos casas de Israel, por piedra para tropezar, y por tropezadero para caer, y por lazo y por red al morador de Jerusalén.”(Isaías 8:14). Dios ha permitido que por muchos años las personas permanezcan en ceguera espiritual, hasta que un día esos ojos espirituales despiertan a la luz del Evangelio. ¡Qué sorpresa! Ahí es cuando llega el dolor del arrepentimiento, y entonces la persona dice: ¡Heme aquí Señor! “Por tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sión por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure.”(Isaías 28:16). “El punto es que la misma piedra que hizo tropezar a Israel (Isa.8:14), salvaría a los que creyeron (Isa. 28:16).”100

El creyente debe provocar a celos con su ministerio a sus familiares, amigos, compañeros de labores, en el sentido de que le prediques con el ejemplo de vida, de amor, de solidaridad, de justicia. Ese “provocar a celos” puede ser la buena piedra de tropiezo” que sirva de “transgresión” para las personas con heridas emocionales que son causa de sufrimiento, para que abran sus quebrantados corazones y reciban a Cristo en sus vidas.

Aunque muchas personas han encontrado la salvación gracias a que otras personas le han servido de “piedra de tropiezo” Dios tiene un propósito con cada vida y de igual manera quiere que cada persona sea restaurada plenamente, incluyendo la “piedra de tropiezo.”

Al llegar al versículo 16 Pablo toca un tema que está muy alejado del que venía desarrollando. Pablo hace una ilustración de las primicias santas. Al referirse a primicias se refiere a lo que fue primero. La primicia de un cónyuge convertido santifica a la familia por completo, cambia el rumbo de una familia, del infierno al cielo. Por otro lado, algunos líderes cristianos han sido levantados de tal manera que humanamente era imposible pensar que llegarían a los lugares donde Dios los ha colocado. Pero muchos de estos olivos silvestres se han convertido en orgullosos y arrogantes y se jactan de su altivez. Más bien deben mostrar una actitud de humildad por haber sido hechos partícipes de la raíz y de la rica savia del Olivo que es Cristo. Esto, para todos los gentiles, que no deben sentirse “orgullosos” con relación al pueblo de Israel, más bien la actitud debe ser de pedir misericordia a Dios para ese pueblo amado, pero de dura cerviz. “El argumento de Pablo en Romanos coloca al judío y al gentil en el mismo nivel respecto a la salvación; pero ahora insta a los gentiles a recordar de quiénes habían adoptado la fe. El racismo gentil contra los judíos es tan contrario al foco del cristianismo como el prejuicio judío contra los gentiles; el racismo de cualquier clase es contrario al mensaje del evangelio. Anteriormente Pablo se había opuesto a la arrogancia judía contra los gentiles; aquí se opone a la arrogancia gentil contra los judíos.”101

11.-Doxología (11: 25-36)

Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endureciendo en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados. Así que en cuanto al evangelio son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios. Pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia de ellos, así también éstos ahora han sido desobedientes, para que por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia. Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos. ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero para que le fuesen recompensados? Porque de él, y por él, y para él son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. (25-36).

Tanto para el gentil como para el judío la salvación está basada en la misericordia de Dios, por su amor, no en mérito humano alguno. Esa es la gracia soberana de Dios.

Durante varios siglos, los teólogos han luchado con algo que Leibniz denominó teodicea, el intento de explicar racionalmente la justicia y omnipotencia de Dios frente a la existencia del mal. Sin duda, casi todo creyente en algún momento se ha preguntado de dónde vino la maldad y por qué Dios permitió su entrada en su mundo perfecto. Aunque la Palabra de Dios no responde esa pregunta del todo, Pablo ofrece al menos una explicación parcial, declarando que Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.”102

En el colorario del capítulo 11 hay una doxología. “Esta doxología final mira atrás a toda la Epístola y a las maravillas divinas que se han expuesto. Pablo ha expuesto el maravilloso plan de salvación por el que un Dios justo puede salvar a pecadores impíos y seguir siendo justo en ello. Ha mostrado cómo la obra de Cristo dio más gloria a Dios y más bendición a los hombres que lo que perdió Adán por su pecado. Ha explicado cómo la gracia produce una vida santa de una forma que la ley jamás podría hacer. Ha seguido la inquebrantable cadena del propósito de Dios desde la presciencia hasta la final glorificación. Ha expuesto la doctrina de la elección soberana y la concomitante responsabilidad humana.”103

Sólo queda decir: ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y del conocimiento de Dios! Verdaderamente Dios es inescrutable, es insondable, es omnisciente, es omnipresente, es omnipotente, es soberano. Es Dios.

12.-Conclusión

Pablo no quiere que ignoremos el misterio de la soberanía de Dios, a fin de no ser arrogantes. Muchas veces el cristiano se jacta de su santidad, y hasta de su salvación con relación a los no salvos.

Dios ha llamado a todo el mundo para que proceda al arrepentimiento. Su llamamiento es irrevocable, aunque no todos van a proceder al arrepentimiento, pero el llamado es abierto. Porque ¡Oh profundidad de las riquezas de la soberanía y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿Quién entendió la mente del Señor? ¿O quien fue su consejero? ¿O quien le dio a Él primero, para que le fuese recompensado? Porque de Él, y por Él, y para Él, son todas las cosas. A Él sea la gloria por los siglos. Amén.

Preguntas:

1.- ¿Cuál era el motivo de la tristeza de Pablo por sus hermanos de sangre?

2.- ¿A qué motiva la tristeza y dolor por los perdidos?

3.-Diga tres razones para qué el inconverso necesita a Cristo.

4.-Diga una causa por la cual las almas se pierden.

5.-Toda la creación es hija de Dios.

Falso________Verdadero_______

6.- ¿Quiénes se puede afirmar que son hijos de Dios?

7.- El propósito de Dios con un individuo tiene que ver sólo con sus obras. Falso______________Verdadero___________

8.- ¿Cuál es el atributo de Dios por el cual mantiene un balance proporcional entre la justicia y la misericordia?

9.- ¿Es la justificación por fe, por obras o por ambas?

10.- ¿Cuál fue la expresión que dice el apóstol para expresar su impotencia por la incredulidad de sus conciudadanos?



Lección V1

Conducta de los Justificados (12-13-14)

1.-Introducción

El Señor tiene mucho qué decir al cristiano respecto de su comportamiento con relación a la sociedad que le es propia (la iglesia) así como frente al mundo. Esa es la ética cristiana, el modo peculiar del creyente, de hablar, pensar, actuar como individuo, padre, madre, empleado, empleador, contribuyente de impuesto, en los negocios, como consumidor, y en su relación en general con las personas en el mundo y sobre todo, frente a Dios. Ya el creyente se ha unido a Cristo por la fe, ha sido regenerado por el Espíritu Santo, ahora, está preparado para practicar una vida donde prima la voluntad de Dios.

2.-Deberes Cristianos (12:1-16)

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría. El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seas sabios en vuestra propia opinión” (v. 1-16).

El capítulo 12 de Romanos hace una lista de los deberes que debe experimentar el creyente con Dios, y con los demás hermanos y con la sociedad en general. Es un manual de ética cristiana. Veamos:



*Presentar sus cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. Este es el culto racional a Dios. Conscientemente el creyente debe sacrificar los deseos carnales mundanos y vivir una vida santa que agrade a Dios. El creyente no debe dejarse influenciar por la mundanalidad que tiene arropada a este mundo y que no escapa a los creyentes. Es imperativo que el creyente haga un acto de conciencia y diga “no” al pecado que está asediando las vidas de muchos creyentes. El poder del pecado está roto en la vida del creyente, no obstante es importante tener presente que la concupiscencia está ahí, esperando su oportunidad, que se presenta al creyente que en ocasiones se deja dirigir por los deseos de la carne, en lugar de seguir las directrices del Espíritu. Con sus acciones consientes diarias el creyente rinde culto racional a Dios.

*No conformarse a este siglo. El creyente no debe someterse al molde del mundo, debe estar conformado al esquema de Cristo. El cristiano no debe estar condescendido a la moda y estilo de vida del inconverso. Más bien aún, el inconverso debe ser atraído por la gloria de Dios mostrada a través del creyente. El creyente debe ser transformado por una renovación del entendimiento, es decir su forma de pensar, comprobando cuál es la buena voluntad de Dios para su vida. Esa voluntad de Dios es agradable y perfecta, en conformidad con su Palabra. Un entendimiento renovado se obtiene cuando la mente está impregnada de la Palabra, que penetra en el corazón, hace que cambie la manera de pensar para un cambio en la manera de vivir, conforme a la buena voluntad de Dios. El Espíritu Santo es que hace posible la posesión de la mente de Cristo permitiendo al creyente que piense y actúe como lo haría Cristo, en determinada circunstancia.

Un entendimiento renovado es un cambio de mentalidad. Un cambio en la manera de pensar envuelve una actitud de transformación constante de la conducta individualista propia del hombre caído, por una condición hacia el amor de Dios. Ese es el verdadero arrepentimiento. Ya el creyente renovado consciente de su nueva naturaleza no puede tener pensamientos impuros como egoísmo, envidia, rivalidades y otros propios de esfera de Satanás.

Para que la mentalidad del hombre caído se retorne en arrepentimiento y se renueve el entendimiento, es preciso rendir los pensamientos y llevarlos cautivos a los pies de Cristo, por la fe, por medio de la gracia de Dios.

Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2Co 10:5).

Y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre”(Ro 1:5).

Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis nosotros andar en santa y piadosa manera de vivir!”(2P 3:11).

*El creyente debe tener una estima en su justa dimensión. El cristiano no sentirse superior ni inferior que otro en ningún aspecto de su vida. Como creyente Embajador de Cristo y como hijo de Dios debe estar consciente de su identidad. Tomar conciencia de sí mismo, respecto al don recibido. “Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro; porque cada uno llevará su propia carga.” (Gálatas 6:4-5). Como es de suponer que el creyente ha sido transformado por el Espíritu Santo y tiene la mente Cristo no debe vanagloriarse de lo que ha recibido, ya que todo es por gracia para que nadie se gloríe. Así también le será posible ejercer el don recibido sin tener de sí más alto concepto que el que debe tener.

El cuerpo de Cristo está compuesto de muchos miembros, pero no todos tienen la misma función. El Espíritu Santo asigna los dones de acuerdo al carácter, temperamento y personalidad del creyente. Así: ”Porque a la verdad, a este es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu, a otro, fe por el mismo Espíritu, y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu; A otro, operaciones de milagros, y a otro, profecía; y a otro, discernimiento de espíritus; a otros diversos géneros de lenguas; y a otros interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere” (1Co 12:8-11).

Es imposible desconocer la interrelación y la interdependencia de los miembros de la congregación, pero hay que evitar la envidia, desconfianza de los demás, pues los resultados son desastrosos para el cuerpo de Cristo. Cada creyente tiene un don específico. De manera tal que todos los miembros, siendo muchos, cada uno ejerce una función específica requerida para una funcionalidad eficaz del cuerpo de Cristo en conjunto.

* Cada don es usado en una forma específica, conforme a la gracia impartida por el Espíritu Santo en cada creyente.



*El amor debe ser amor, no hipocresía. No debe ser fingimiento, apariencia de amor. Hay expresiones afectuosas que carecen de verdadero amor, son como sonido de cántaros vacíos. El amor debe estar centrado en el bienestar del otro. Esa es la regla de oro del creyente. “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas” (Mt 7:12).

Así el amor tiene cualidades hermosas:

*Es fraternal. Busca el bien de los demás.

*Honra a los demás.

*Muestra aprecio genuino hacia los demás.

*Es diligente, no perezoso.

*Es ferviente en espíritu.

*Sirviendo con gozo en el Señor. “La expectación de la pronta Venida del Señor a recoger a los suyos es lo que llena de gozo al creyente y le da fuerzas para soportar el peso de las aflicciones, a la vez que no ceja en oración, no sólo para pedir gracia y suplicar poder,”104 sino también para anhelar esa Venida.

*Está lleno de esperanza.

*Es sufridos en la tribulación. El creyente ha de amar al prójimo como a sí mismo. Se goza con los que se gozan y se alegran siempre que sea por causa que vaya en la voluntad de Dios.

*El amor nos insta a orar los uno por los otros. Un amor genuino que llega a los hermanos y se refleje a los inconversos, y hasta a los enemigos.

*Comparte para las necesidades de los santos.

*Ser agradable con sus hermanos practicando la hospitalidad.

*Bendecir a los que nos persiguen.

*Unánimes. Opinión unánime. Decisión unánime en la familia, en la iglesia, en el matrimonio. Debido a que los hermanos provienen de estilos de vida diferentes, la unanimidad no es fácil y no se consigue sino con concesiones mutuas, y en humildad.

* Sin altivez, que es orgullo. El creyente que tiene amor, se acerca a sus hermanos que por su condición social, emocional y espiritual se mantienen en bajo perfil para extenderle sus manos, en vez de mirarlo por encima del hombro. Tiene capacidad de sintonizar intelectual y emocionalmente con los demás, creyentes y no creyentes. “No seáis sabio en vuestra opinión” apunta el apóstol. Quitar el aspecto personal y formal las opiniones a la luz de la Palabra es humildad, que es contrario al orgullo. Eso se logra por el amor que cubre multitud de faltas.

3.-Relación del creyente con el sistema mundial (12:17-21)

No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” (v. 17-21).

Toda venganza compete a Dios. El creyente no debe devolver la piedra al que se la envía. “Antes bien bendecid a los que os persiguen, bendecid y no maldigáis.” La actitud de un creyente ha de ser de intercesión ante Dios para que tenga misericordia del que acusa y blasfema y saque al difamador e injurioso de ese lodo cenagoso.

Pablo prosigue con un versículo pacificador. “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.” Nada de lenguas viperinas ni chismosearías. Todo creyente está llamado a vivir en paz mientras dependa de él. Debe poner de sí para hacer la paz y vivir en paz. El creyente debe andar en disposición de paz. Pero si de lo que depende del creyente no es suficiente para estar en paz con los demás, entonces “no os avergoncéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor” Solamente es necesario pedir misericordia a Dios por quien ha causado la ofensa. El creyente debe estar dispuesto a servir a aquel que lo ha herido, siempre para gloria de Dios. Servir a quien ha causado daño no pasa desapercibido ni aun en el corazón más endurecido. Esta es una buena manera de predicar a Cristo. Para el creyente es la manera más contundente de vencer con el bien el mal y no caer abatido y derrotado. A los ojos del hombre natural es algo difícil, pero sólo a Dios compete la ley de la siembra y la cosecha. Para él nada pasa inadvertido. Ni los pensamientos ni las actitudes del corazón pasan desapercibidas en la justicia de Dios.

4.-Obediencia a las autoridades terrenales (13:1-7)

Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra” (v. 1-7).

Todas las personas, creyentes y no creyentes están sujetas a las autoridades, ya sean civiles, policiales, judiciales y de cualquier índole, porque no hay autoridad, sino de Dios. Es de conocimiento general que ha habido gobiernos tiranos y genocidas que han prostituido el poder legítimamente constituido, lo que resulta difícil, en ocasiones, creer que esas autoridades hayan sido impuestas por Dios. Sea que las autoridades ejecuten mal o bien sus responsabilidades, Dios ha establecido sus normas y en su soberanía permite las cosas. En su momento el Señor pasará su factura a cada uno, pero eso es asunto de Dios. En tanto el creyente debe limitarse a obedecer las normas establecidas. Estas autoridades tienen la responsabilidad de preservar el orden del caos, como medio de evitar la anarquía en la sociedad. De tal modo que los cristianos deben ser los mejores ciudadanos en cualquier terreno, más aún, respecto del cumplimiento de sus deberes y obligaciones que dictan las autoridades de un país o nación. En este sentido la sumisión es una subordinación voluntaria y consciente que debe ser cumplida por cualquier ciudadano y con mucha más responsabilidad debe ser cumplida por el creyente que es un embajador de Cristo. El embajador debe lealtad a su superior. El creyente como buen embajador de Cristo debe obedecer cada una de los estatutos dispuestos por los gobiernos terrenales, “porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas” apunta el Apóstol.

Las leyes terrenales están bajo la autoridad divina. Las leyes terrenales están sujetas a las leyes de Dios. Pero la autoridad de Dios está en supremacía sobre los gobiernos terrenales. Un creyente no puede comprometer su lealtad a Dios, no puede obedecer dictámenes que estén en contra de la voluntad de Dios. Cuando la ley humana es considerada como contraria a la ley de Dios, el creyente puede ponerle resistencia. Si la ley humana se encuentra en conflicto con la ley de Dios, el creyente no le queda más remedio que transgredirla.

Todos los hombres son responsables de obedecer el sistema legal bajo el cual viven. El cristiano que conoce las Sagradas Escrituras tiene la solemne responsabilidad de someterse a las leyes de los hombres y a las autoridades. Sólo en aquellas cosas cuando las leyes o los gobiernos se opongan a los mandatos explícitos de las Escrituras, puede un cristiano rehusar obedecer la ley. Aún así, el cristiano debe estar dispuesto a pagar el precio impuesto por su fidelidad a Dios”105

Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios” (Hech 4:19).

El ciudadano del Reino de Dios debe pagar sus tributos sin importar el gobierno, o el destino de los recursos del Estado, pues ante Dios el uso de esos recursos es responsabilidad de las autoridades correspondientes.

Pablo llama a todos los creyentes a honrar las deudas contraídas, sea por tributos, sea por impuestos, sea por respeto, sea por honra, sea con el Estado, con el gobierno o de manera personal. Es una manera de mantener recto el testimonio cristiano en un haciendo honor al deber cumplido. “El hecho de que los creyentes sean ciudadanos del cielo no los exime de responsabilidades ante el gobierno humano. Han de pagar todo tributo que se les señale sobre sus ingresos, propiedades, inmobiliarias y otras posesiones. Han de pagar todo impuesto sobre las mercancías en aduanas que pasan de un país a otro. Han de exhibir respeto ante los que están encargados de aplicar las leyes. Y han de dar honor a los nombres y cargos de todos los siervos civiles (incluso si no siempre pueden respetar sus vidas personales).106

5.-La ley del amor cristiano: más que emociones positivas (13:8-14)

No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor. Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne” (v. 8-14).

Después de Pablo haber enfatizado el cumplimiento de deberes y obligaciones del creyente les recuerda el principio cardinal del Evangelio: el amarse los unos a los otros. Esta es la plataforma de la ética cristiana. La insistencia de Pablo en no deberle a nadie nada no consiste en no contraer deudas. Más bien consiste en que el cristiano pague las deudas contraídas en el tiempo acordado. La única deuda que siempre está pendiente es el amor a los demás. Porque esa es la manera de cumplir la ley, experimentando un amor genuino a Dios y hacia los demás de manera práctica. Porque esa es la ley: siempre amar a los demás. Amar está en un presente continuo que nunca termina. “La ley del amor cristiano es más que emociones positivas de una persona o asunto.” 107 Es rendirse en amor a Dios, amando a su prójimo como a sí mismo. Adulterar, matar, hurtar, ser testigo falso codiciar las cosas de los demás, son acciones que se cometen por temor. Cuando hay amor hacia el prójimo todas estas acciones quedan anuladas, porque el amor cubre multitud de pecados. Donde hay amor no hay transgresión.

En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor lleva en si castigo. De donde el que teme no ha sido perfeccionado en el amor”(1Juan 4:18).

Cualquier otro mandamiento se resume en una sentencia: “amarás a tu prójimo como a sí mismo.” Así que con el amor se cumple la ley. El amor no hace daño a otro. Donde está el perfecto amor, que es el amor de Dios no hay violencia, no hay maltrato, no hay engaño, porque el amor es un búmeran que cuando lo das, lo recibes en mayor cantidad. Pero para darlo es necesario tenerlo, porque nadie puede dar lo que no tiene.

Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos, porque esto es la ley y los profetas”(Mt 7:12).

Pablo insta a una reflexión: la noche está avanzada. Quiere decir, es mucho lo sabido y conocido acerca del amor de Dios. Es necesario ya desechar las obras de la carne y vestirse con las armas de la luz que es el perfecto amor de Dios, que es en definitiva la esencia del fruto del Espíritu.

Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisierais. Pero si sois ganados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría hechicería enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” (Gá 5:17-23).

Es necesario andar como de día, en el amor de Dios, en claridad, siendo honestos, transparentes, sin doble moral, sin doble cara, no en glotonerías, ni borracheras, ni lujurias, ni lascivias, ni banqueteos, ni contiendas ni orgías y envidias que son los oscuros deseos de la carne. “La carne aquí es la vieja y corrompida naturaleza, que clama incesantemente para ser mimada con comodidades, lujos, disfrutes sexuales ilícitos, vacías diversiones, placeres mundanos, disipación, materialismo, etc. Damos satisfacción a la carne cuando compramos cosas asociadas con tentaciones, cuando nos facilitamos el camino para pecar, cuando damos una mayor prioridad a lo físico que a lo espiritual.”108 Es hora de desechar esos excesos y apropiarse del amor de Jesucristo. Evidentemente que acatar esta reflexión bajará el nivel de violencia en los hogares y en las calles. Es lamentable que las autoridades mundiales en sus diferentes jerarquías, no hayan entendido esto. El corazón del hombre y la mujer debe ser transformado por el amor de Dios, que es el perfecto amor. El amor es la parte esencial del fruto del Espíritu. Es imprescindible para el gozo, para la paz, para la entrega. Si una persona no posee el amor de Dios, todo lo que hace para el Señor carece de valor divino.

Más la vara es para las espaldas del falto de cordura” (Prov. 10:13b).

Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará” (1 C 13:1-8).

Cosas que mueven a reflexión (14:1-12)

Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido. ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme. Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios. Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” (1-12).

Hay cosas que evidentemente mueven a reflexión. Al decir el apóstol recibid al débil en la fe, no es un favor que Pablo está pidiendo a sus hermanos de Roma solamente. Es un mandato a los cristianos de este tiempo, a los de hoy.

Los hermanos débiles en la fe son aquellos hermanos que le falta madurez emocional y espiritual y cualquier cosa sin importancia, que puedan ver y oír los saca de comunión. Es deber de los creyentes recibirlos con amor, no para contextualizar sobre opiniones que no van a tener ningún provecho, sino sobre cosas que edifiquen y permitan crecer al individuo. Porque el cristiano que es fuerte, el cristiano maduro en la fe, come de todo, está capacitado para entender situaciones que se presentan, puede discernir el bien, puede pelear en cualquier escenario; otro que es débil, que no es estudioso de la Palabra, que no tiene suficiente conocimiento de la teología de Dios, que desconoce el fundamento bíblico, desconoce sus limitaciones y muchas veces cae en el error, hasta puede desertar. Por eso el creyente que estudia la Palabra, que sabe cuál es su postura como hijo de Dios, debe entender al débil y no ponerlo en aprietos y ayudarlo a salir del error, sin menospreciarlo ni juzgarlo. Es importante saber que la debilidad o fortaleza de un creyente no tiene nada de relación con los años de conversión.

Los conocimientos de la teología, las doctrinas y fundamentos bíblicos son importantes pero no son la base para alcanzar la Salvación. Para ser salvo es sine-qua-non creer de verdad en el corazón en el sacrificio de Jesucristo en la cruz.

El conocimiento de la teología y las doctrinas bíblicas son importantes. Pero tener amplios estudios no da ventaja frente a quién tiene más privilegio al heredar el reino de los cielos, por lo cual el más capacitado teológicamente, no debe despreciar al menos capacitado.

Nadie debe juzgar a otro, ya sea por una doctrina con la que no se está de acuerdo por los fundamentos bíblicos, ni por ninguna circunstancia atenuante. Lo importante es buscar la manera de que el individuo venga al conocimiento de la verdad que es Jesucristo, porque un corazón contrito y humillado no lo desprecia Dios.

Hay hermanos que hacen diferencia entre día y día. Escogen un día de la semana para ir al templo y los demás días son para todo lo secular. Hay otros que no discriminan ningún día y su vidas están consagras a Dios minuto a minuto, aun en su labores seculares, sin dejar de tomar un día exclusivo para adorar a Dios junto a los demás hermanos. Esta es la manera correcta en que debe vivir el creyente que presenta su cuerpo en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, siendo su culto racional (Ro. 12:1).

Cada creyente fuerte o débil, maduro o novato, debe estar plenamente convencido de su propia capacidad, debe estar consciente de su debilidad o fortaleza. El creyente que solamente se congrega el domingo debe tener convencimiento de por qué lo hace; Así el que se congrega de otra manera, porque uno y otro lo hace para el Señor. Así que tanto el débil en la fe como el muy maduro hace las cosas, o deja de hacerlas plenamente convencido de que es para glorificar al Señor.

Si pues coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Co.10:31), porque ninguno de nosotros es dueño de su propia vida, y sea que vivamos o muramos somos del Señor, porque Cristo murió, y resucitó y vive en el corazón del creyente para ser Señor tanto de los que viven como de los que mueran.

En el v.10 Pablo suelta una de sus preguntas retóricas que bien le sirve a los cristianos y a los que menosprecian a los que sirven en sus congregaciones, pero que sin embargo tampoco ellos lo hacen. Como dicen en República Dominicana: “ni lava ni presta la batea”. Total, diría Pablo, todos hemos caído en el pecado de juzgar y criticar, sea el que juzgue o critique o bien sea el juzgado o criticado todos los creyentes comparecerán ante el Tribunal de Cristo, en el que se recibirán galardones o la vergüenza de no recibirlos, pero nunca condenación.

Es bueno recordar que hay dos “tribunales terrenales que juzgan al creyente:” el tribunal del prójimo y el tribunal de la conciencia. Así Pablo en v.11 recuerda la Escritura en Isaías 45:23 “Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió palabra de justicia y no será revocada: Que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua.”

De manera que cada creyente será responsable de lo que ha hecho, dicho o dejado de hacer o de decir. Rendirá cuenta a Dios y será responsable de sus acciones. Cada uno responderá por sí mismo ante Dios, no ante los hermanos. Esa es una enfática declaración de la responsabilidad personal individual de cada creyente, que no debe perder de vista para evitar males en el cuerpo de Cristo.

6. Nada es inmundo en sí mismo (14: 13-23)

Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo y ocasión de caer al hermano. Yo sé y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; más, para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es. Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió. No sea, pues vituperado vuestro bien; porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Porque el que en esto sirve Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres. Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come. Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite. ¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba. Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado” (v.13-23).

“Así que, “sirve de enlace entre esta porción de la Escritura y la anterior. Así que, el hermano que juzga ha dejar de hacerlo. El hermano que critica, deje de hacerlo. Hable de su hermano solo para edificar, nunca para murmurar, ni destruir. Busque la razón de ciertas situaciones en los hermanos y encontrará sorpresa y motivos para edificar en lugar de destruir.

Parafraseando al apóstol Pablo que nos dice: yo sé, estoy seguro y confío en el Señor Jesús que nada es inmundo en sí mismo. Es el motivo con que se actúa lo que determina el bien o el mal. Son los pensamientos pecaminosos, las inclinaciones malvadas que están en la concupiscencia que hace las cosas dañinas. No se refiere el apóstol a asunto de pecado, a cuestión de doble moral o una moral circunstancial, se está refiriendo a cosas pequeñas que moralmente no tienen ninguna trascendencia.

No vale la pena hacer que un hermano tropiece por comida, o bebida o cualquier otra cosa. Es mejor despojarse de ciertos gustos y mirar hacia el cielo, para no ser de tropiezo a otro. Ni tampoco hacer una guerra en un vaso de agua porque algún hermano haya ingerido algún alimento considerado impuro en el Antiguo Testamento.

Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz, y gozo en el Espíritu Santo. “ Esto sí que es de gran valor, lo demás es percata minuta. Es importante valorar las cosas del Reino de Dios, y no importantizar las cosas que no tienen ninguna trascendencia espiritual o moral. “En vez de dedicarnos a juzgar a nuestros hermanos cristianos en estas cuestiones moralmente indiferentes, deberíamos decidir no hacer nunca nada que obstaculice a un hermano en su crecimiento espiritual. Ninguna de estas cuestiones no esenciales tiene tanta importancia que nos tenga que llegar a ser tropezar o caer a un hermano.”109

Esta es una manera de servir a Cristo y agradar a Dios y sirve de buen testimonio a los hombres. Es de agrado y de edificación a creyentes y no creyentes ya que el cristiano es la reserva moral de buen ejemplo que queda en este mundo caído.

A partir del versículo 19 el Apóstol hace un resumen a manera de reflexión: “Así que sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.”

Pablo insta a no destruir la obra de Dios a cambio de satisfacer la carne. Es falto de amor el creyente que hace tropezar a otros por causa de no tener dominio propio. El dominio propio es parte del fruto del Espíritu. Según el Diccionario Griego del Nuevo Testamento el dominio propio es continencia, templanza, es ser controlado. El dominio propio permite al creyente ser comedido en todo lo que hace. Al dominio propio se le llama la maestría del amor.

En el versículo 22 Pablo pregunta ¿tienes tu fe? Bueno, pues, tenla para contigo delante de Dios, porque es a Dios a quien vas a dar cuenta. Entre esas cuentas que el creyente va a dar a Dios estará incluido aquel renglón por el cual se ha sido buen ejemplo o mal testimonio al hermano. Bienaventurado el que su conciencia no lo condena respecto a lo que aprueba como bien hecho.

Aquel que se deja llevar por la corriente del mundo, por lo que ve, imitando las actuaciones del inconverso, está en duda, y no tiene seguridad de su fe, y “camarón que se duerme se lo lleva la corriente”. Su indecisión lo lleva a actuar motivado por decisión ajena, porque no lo hace con fe. No actúa motivado por su propia conciencia. Donde no hay fe hay duda, donde hay duda hay pecado.

Como bien dice el versículo 23: “el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe, y todo lo que no proviene de fe, es pecado.” “Y es pecado violar su propia conciencia. Es cierto que la conciencia de la persona no es una guía infalible; ha de ser educada por la palabra de Dios”110

El concepto paulino de fe expresa una actitud que abarca toda la personalidad. Implica una entrega completa a la voluntad de Dios y no simplemente un asentamiento intelectual ni una emoción religiosa”111

7.-Conclusión:

Los creyentes han recibido dones que deben ejercerlos con amor, respetando a las autoridades civiles, eclesiales, militares y judiciales.

Preguntas

1.- Defina la ética cristiana.

2.- Diga tres deberes mencionados por Pablo en el capítulo 12 del libro de Romanos.

a) No conformarse a este mundo.

b) Una estima en su justa medida.

c) El amor debe ser amor no hipocresía.

3.- El capítulo 12 del libro de Romanos:

_*_Es un manual ética cristiana.

__Es un manual de sicología.

__Es un manual de sociología.

4.- Todos los creyentes tienen los mismos dones.

1._____Falso

2._____Verdadero

5.-Tres cualidades del amor:

a) Buscar el bien de los demás.

b) Honra a los demás.

c) Es diligente no perezoso.

6.-Toda vergüenza compete a Dios.

7.-El creyente debe andar en disposición de:

____Pleito

____Defensa personal

____Paz

8.- El creyente no tiene que obedecer a las autoridades de la nación.



_____Falso

______Verdadero

9.- ¿Es acertado criticar a los hermanos de otra congregación con diferentes fundamentos bíblicos?

10.- Mencione dos tribunales terrenales que juzgan al creyente.



Lección VII

El Servicio de los Justificados (15)

1.-Introducción

Dios capacita a los creyentes para vivir en armonía con los hermanos. La manera cristiana consiste en vivir para agradar a los hermanos.

2.- Soportar las flaquezas de los débiles (15:1-6)

Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación. Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: Los vituperios de los que te vituperaban, cayeron sobre mí. Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza. Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”(v.1-6).

Así que Pablo exhorta al creyente a ser abnegado para que reine la paz. El apóstol induce a los hermanos fuertes a soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarse a sí mismo. El mismo apóstol se incluye en ese paquete.

No agradarse a sí mismo, no es perder la identidad conforme al don recibido, ni dejar de ser auténtico; Por el contrario, lo que debe hacer un creyente es agradar a su prójimo, no dar satisfacción al egocentrismo. Ni aun Cristo se agradó a sí mismo. Tampoco pecó por agradar a otro. Cristo sólo hacía lo que era agrado del Padre. Se abnegó hasta lo sumo. Recibió el vituperio que más bien debieron recibir aquellos que lo maltrataron.

En el v.4 Pablo hace referencia al Antiguo Testamento, en el cual se encuentra una enseñanza muy amplia respecto a los valores espirituales, tales como la paciencia y la consolación, ambos necesarios para vivir en paz.

Pero es el Dios de la paciencia y la consolación quien da la paz para tener un mismo sentir según Cristo Jesús, y en ese mismo discurrir glorificar al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Tener el mismo sentir es pensar en la unidad, una unidad de amor, no de completo acuerdo.

A veces suceden cosas inexplicables para la mente humana, pero es que Dios actúa de manera soberana para hacer cumplir su voluntad. Durante el transcurso del tiempo en que las cosas suceden, es difícil entender, pero al transcurrir la vida, es evidente el propósito de Dios. De manera inexplicable para la mente humana, Dios cambia el curso natural de los acontecimientos en la vida.

Un abandono, una enfermedad, una ruptura familiar o conyugal, una muerte inesperada, son cosas incomprensibles, difíciles de concebir humanamente, pero en cada cosa Dios tiene un propósito que ha de cumplir.

Conozco, oh Jehová, que el hombre no es Señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos” (Jeremías 10:23).

El corazón del hombre piensa su camino. Más Jehová endereza sus pasos”(Prov.16:9).

3.-La Iglesia no es exclusora (15:7-13)

Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios. Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres, y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito: Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles, y cantaré a tu nombre. Y otra vez dice: alegraos, gentiles, con su pueblo. Y otra vez: alabad al Señor todos los gentiles, y magnificadle todos los pueblos. Y otra vez dice Isaías: estará la raíz de Isaí, y el que se levantará a regir los gentiles; los gentiles esperarán en él. Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el cree, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo” (v. 7-13).

Basado en esa unidad de espíritu, y en el servicio unos a otros, Pablo hace un último llamado, tanto a los débiles, como a los fuertes a recibirse unos a otros sin importar el color, raza, idioma, nivel económico, condición social o intelectual. Pablo hace un llamado a romper todas las barreras que impiden la comunión entre todos los hermanos. Pues sólo hay un único Cristo, el que vino a morir por toda la humanidad, sin mirar raza, idioma, ni demás barreras humanas. Por tanto la iglesia debe recibir a todo creyente sirviendo sin distinción social, económica o racial. La iglesia debe ser inclusora, no exclusora de cierta clase en particular.

El cristiano no debe buscar reconocimiento humano ni honores humanos por su servicio, sino hacerlo para la gloria de Dios y la edificación de la iglesia. Nuestro servicio a Dios debe tomar como ejemplo a Cristo y estar basado en las enseñanzas de la Palabra de Dios”112

Pablo recuerda las Escrituras en Salmos 18:49 y2 Samuel 22:50 “por tanto yo te confesaré entre las naciones, oh Jehová, y cantaré a tu nombre.” Se incluyen todas las naciones. Además hace recordar que la salvación es para todos, pero la recibe el que quiere.

En el v.13 Pablo clama por bendición divina mencionando algunas Palabras claves del evangelio:

Gozo: El gozo es interno. Es producto de la relación íntima con Dios. No depende de circunstancias. El gozo es más que alegría.

Paz: La paz de Dios sobrepasa todo entendimiento. Es difícil para un inconverso entender por qué o cómo un cristiano permanece en paz en medio de circunstancias que ponen en peligro su existencia. A veces pasan cosas que humanamente es imposible entenderlas o asimilarlas, pero si se está seguro de la misericordia, fidelidad, gracia, soberanía y el amor de Dios, es posible aceptarlas en obediencia y serenidad aunque socaven el corazón o inquieten la mente. Sólo es posible disfrutar de paz cuando proviene de Cristo. “No se trata, pues, aquí de la paz con Dios que es efecto de la reconciliación obrada por la obra del Redentor, sino de una actitud constante de equilibrio espiritual, mental y emocional que, como el gozo, fluye de la esperanza que en nosotros pone el Dios de la esperanza”113

Esperanza: La esperanza hace recordar al creyente más desesperado que Dios siempre está dispuesto a renovar cada día su misericordia y a proveer de su abundante gracia. Su bondad y su fidelidad son eternas. La esperanza es una de las grandes virtudes teológicas. La esperanza hace vivir cada día al creyente lleno de gozo y paz con plena certidumbre de su salvación, por el poder del Espíritu Santo.

4.-Levante la moral de los demás (15:14-21)

Pero estoy seguro de vosotros, hermanos míos, de que vosotros mismos estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de tal manera que podéis amonestaros los unos a los otros. Mas os he escrito, hermanos, en parte con atrevimiento, como para haceros recordar, por la gracia que Dios me ha dado para ser ministro de Jesucristo a los gentiles ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable santificada por el Espíritu Santo. Tengo, pues, de qué gloriarme en Cristo Jesús en lo que a Dios se refiere. Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con las palabras y con las obras, con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio Cristo. Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno, sino, como está escrito: Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; Y los que nunca han oído de él entenderán” (vv. 14-21).

Desde Romanos 1:18-15:13, Pablo ha cumplido un tratado de doctrina fundamental y ética cristiana. Ahora el apóstol expresa algunos comentarios de elogios acerca de sus hermanos, levantando su moral y motivándoles a seguir adelante, rompiendo los obstáculos que se presentan en su camino. Según el apóstol estos hermanos están tan llenos de bondad y mansedumbre, que sumado al conocimiento adquirido, se encuentran en óptima capacidad de amonestarse unos a otros.

Pablo tomó la confianza de escribir esta epístola a los hermanos de la iglesia de Roma. Debido a que no fue el fundador de esta iglesia, el apóstol expresa su “atrevimiento” al escribir del modo que lo hizo, más aún cuando nunca la había visitado. Sin embargo, como hermano al fin, los confronta con afecto respecto a situaciones diversas, como el trato hacia los demás, sin dejar de elogiarlos en gran manera, por su bondad, conocimiento y capacidades para amonestarse, y corregirse unos a otros, significando esto que son en su gran mayoría creyentes maduros.

Es lamentable que en algunas iglesias, para ser consejero sea necesario tener un título universitario que compruebe sus estudios de Psicología. Del mismo modo que hay hermanos que tienen décadas en el evangelio y no se le puede confiar ni una ni una nada. Para nadie es un secreto que la Psicología plantea situaciones que están en completo desacuerdo con la Palabra. Para ser un buen consejero se necesita conocer la Biblia y practicar el fruto del Espíritu. La Biblia es la Palabra de Dios. Es el manual de instrucción que nos enseña los principios y valores para el buen vivir, edificando el carácter, enseñando al individuo desde su nacimiento, ya que como dice el apóstol Pablo a Timoteo: “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2Tim 3:16).

El hecho de que en algunas iglesias, para ser consejero exigen título de psicología, evidencia que no se está confiando plenamente en la Palabra de Dios y se está confiando más en lo secular.

Los problemas sicológicos o emocionales, son propios del hombre caído y tienen su origen en el pecado. El estrago que éste hace en el corazón del ser humano solo es posible corregirlo con el arrepentimiento que lleva a Cristo, quien salva y sana. Las iglesias son hospitales en los cuales es posible encontrar sanidad a través de la Palabra de Dios, siendo testigo de esto los mismos psicólogos y psiquiatras que han encontrado en Dios la solución a sus muchos problemas.

Pablo insta a los romanos a recordar aquellas cosas que ya habían sido de su conocimiento y que no deben olvidar. Una de ellas es no olvidar de dónde Dios los sacó antes de conocer el Evangelio. No vivir apegado a ese pasado, sino, reconocer la grandeza de Dios por proveer una nueva vida. Es una manera de agradecer la salvación.

Pablo se gloría, sí, pero en Cristo Jesús en lo que a Dios se refiere. La gloria que debe exhibir el creyente consiste en predicar la Palabra de Dios y ser ejemplo vivo de la obra de Cristo a través del comportamiento en la relación con los demás, la solidaridad y otras evidencias de que ha sido salvo.

Las señales deben seguir al creyente en todo tiempo y lugar. En cada momento el creyente debe mostrar la presencia del Espíritu Santo en su vida. No es correcto que el creyente ande detrás de manifestaciones de poder, pues, por el contrario debe manifestar el poder del Espíritu Santo en su vida.

El creyente debe hacer uso del poder que le fue conferido cuando creyó en Jesucristo y fue sellado con el Espíritu Santo para que “aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él,” vean “y los que nunca han oído de él” entiendan, como dice en Isaías 52:15, en el que se profetiza la presencia de Cristo en la tierra, su grandeza y su exaltación, por medio de la predicación de su evangelio a los gentiles.

La autoridad de Pablo para escribir y exhortar a los creyentes tiene como base la comisión especial que Dios le dio. Su autoridad apostólica y su ministerio entre gentiles les fueron dados directamente por Dios. El Espíritu Santo es el agente santificador del creyente. Sólo Dios puede santificar o separar para su uso exclusivo. Los gentiles que han puesto su fe en Cristo han sido santificados por Dios mediante la instrumentalizad del Espíritu Santo. Las tres personas de la Trinidad.”114

Así asombrará él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante él su boca, porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído” (Is. 52:15).

Es el tiempo en que todos se asombren al saber que Aquel que fue clavado en la cruz es el Rey de reyes y Señor de señores.

5.- Pablo desea visitar a sus hermanos de Roma (15:22-33)

Por esta causa me he visto impedido muchas veces de ir a vosotros. Pero ahora, no teniendo más campo en estas regiones, y deseando desde hace muchos años ir a vosotros, cuando vaya a España, iré a vosotros; porque espero veros al pasar, y ser encaminado allá por vosotros, una vez que haya gozado con vosotros. Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos. Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén. Pues les pareció bueno, y son deudores a ellos; porque si los gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben también ellos ministrarles de los materiales. Así que, cuando haya concluido esto, y les haya entregado este fruto, pasaré entre vosotros rumbo a España. Y sé que cuando vaya a vosotros, llegaré con abundancia de la bendición del evangelio de Cristo. Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios, para que sea librado de los rebeldes que están en Judea, y que la ofrenda de mi servicio a los santos en Jerusalén sea acepta; para que con gozo llegue a vosotros por la voluntad de Dios, y que sea recreado juntamente con vosotros. Y el Dios de paz sea con todos vosotros. Amén.” (vv. 22-33).

Es por esa causa, dice el apóstol que se ha visto impedido muchas veces de ir a visitar a los romanos, porque Pablo ha dedicado todo el tiempo a la predicación del Evangelio de Cristo, “su evangelio” como él le llama.

Gracias a Dios por los misioneros, evangelistas, predicadores, que han obedecido a la Gran Comisión, tanto en sus tierras de origen como en otros lugares. Por medio de sus prédicas han sido salvas millones de personas alrededor del mundo. Estos ministros de la Palabra han dejado todos su bienes y comodidades en su tierra natal y han emigrado hacia lugares desconocidos a predicar la Buenas Nuevas de Cristo, con el sólo propósito de que las almas se salven y así engrandecer el Reino de Dios.

Pablo expresa la necesidad de cumplir el deseo de ir a Roma que tiene desde hace mucho tiempo. Esta es su oportunidad, porque ya ha predicado en todas esas regiones, ya ha cumplido con la Gran Comisión en lo que a esos lugares se refiere. El cristiano termina de predicar cuando termina su vida.

El apóstol promete que cuando vaya a España cumplirá su deseo de ver a los romanos, sin embargo el viaje no se daría en ese momento, aunque ese era su deseo, pues ahora Pablo iba hacia Jerusalén a suplir algunas necesidades tanto económicas como espirituales.

Pablo quería ir a Roma a visitar a sus hermanos de allí, pero tenía una prioridad. Esa prioridad era ir a Jerusalén a cumplir con el deber de repartir algunos bienes económicos proporcionados por Macedonia y Acaya, iglesias gentiles. Ellos recibieron de los judíos el bien espiritual, por gratitud querían retribuirlos materialmente.

Se necesita cristianos agradecidos que contribuyan económicamente con los misioneros, pastores y evangelistas que han dejado sus tierras nativas y han arriesgado sus vidas llevando la Palabra de Dios a lugares altamente peligrosos, así como también a maestros y pastores que han dedicado sus vidas a la enseñanza de la Palabra.

Los creyentes son participantes de los bienes espirituales impartidos por los maestros, pastores misioneros, evangelistas, muchas veces de lejanas tierras. Estos ministros de la Palabra deben participar de los beneficios materiales que reciben los creyentes beneficiados del bien espiritual. La gratitud es una virtud que agrada a Dios. “Todos nosotros, pues, hemos de reconocer que estamos bajo una determinada obligación de devolver al Señor una porción de lo que él nos ha dado. Se lo debemos a él en respuesta a su Gracia, y se lo debemos a otros creyentes que necesitan nuestra ayuda. No obstante nuestra ofrenda debe ser libre y espontánea.”115 La oración intercesora por los líderes espirituales debe ser un estilo de vida de cada creyente, rogando por la protección y cobertura espiritual, a fin de que el Señor guarde a sus hijos.

La oración es una batalla que cada día debe librar el cristiano en contra de su propia carne y en contra de Satanás. “Pero, la oración eficaz del justo puede mucho”(Stgo.5:16).

Pablo hizo tres peticiones de oración:



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