Sujetos Políticos de Euskalerria
Advertencia preliminar
Este trabajo se realizó ya hace algún tiempo y consiste, fundamentalmente, en la recensión de una serie de libros que tocan de forma general, o en algunas de sus derivaciones, el tema vasco, referido a lo político, lo histórico y lo social. Es un trabajo que se hizo en colaboración, pese a que ahora mismo venga con una única firma. El plural mayestático que utilizo responde a esa colaboración. En este sentido, tengo que mencionar a Pako Garmendia, Igor Goitia y Luis Frías Goldaraz por la ayuda y aliento que dieron a este pequeño trabajo. Sin ellos nunca se hubiera realizado.
El trabajo consta de dos partes: un comentario general de los libros recensionados y, a continuación, la recensión de los libros, divididos en subtemas, que responden a los diversos sujetos. Algunas alusiones traslucen que, pese a no haber pasado mucho tiempo, las circunstancias políticas e históricas son ahora diferentes. Pese a todo, queda aquí el esfuerzo de abarcar los aspectos variados, localizados como sujetos políticos, de la realidad de nuestro pueblo.
Delimitación del tema
Dado que nos encontramos ante trabajos de diversa naturaleza y de géneros diferentes trataremos de encontrar una hilazón común a tanta heterogeneidad. No resulta difícil ya que el tema político vasco es una realidad presente y actuante, en la cual toman parte y convergen, a la vez, cuestiones historiográficas, de derecho positivo y políticas recurrentes.
Esa trama común, al hilo de la urgencia política que se vive por la realidad conflictiva que padecemos los vascos, podría cifrarse en una preocupación universal, en estos trabajos, por lo que podría ser la construcción del futuro. Un futuro delimitado por una situación histórica que acumula múltiples problemáticas, la persistencia del problema de la violencia política y los disensos acerca de la naturaleza de lo vasco. Más que nunca, la construcción del pasado se nos aparece como una construcción del futuro.
Y es que este interés por el futuro no es un interés académico abstracto, sino un interés vivido en la situación presente. Los diferentes autores representan, en este sentido, el índice de las preocupaciones individuales condicionadas por los niveles de adscripción identitaria o política de cada uno de ellos.
El gran tema que subyace, como bajo continuo, en los diferentes relatos y manifestaciones, es el de la cuestión de concretar cuales son los o cuales tienen que ser los diferentes sujetos políticos de decisión en el País Vasco. Estos sujetos no tienen porque limitarse a ser sujetos nacionales: también hay sujetos políticos determinados, agentes sociales, etc, que cumplen su papel en el conjunto.
Nuestra intención es delimitar, en cada caso, el nivel de construcción inmanente de cada actor (si ese actor es contemplado desde su interior, desde su propia intencionalidad y sentido) o si este se encuentra al albur de imputaciones exteriores. Queremos delimitar las diferentes medidas de una u otra cosa.
También se trata de ver los niveles de legitimidad o ilegitimidad que se adscriben a cada sujeto. Está claro que esto se encuentra en función de la opción particular de cada autor en tanto la elección de cual tiene que ser la alternativa de futuro. Las situaciones como la nuestra parecen exigir este tipo de pronunciamiento en tanto que las reflexiones políticas, históricas y sociológicas modifican la realidad, la percepción de la realidad, y, por tanto, son también actores individuales que se añaden a los colectivos o derivan de ellos.
Diferentes actores y sujetos políticosociales
Los sujetos y los actores son tan múltiples como compleja y enrevesada es la situación en el País Vasco. Y esta complejidad posee además carácter retroactivo en tanto que se proyecta sobre el pasado. Un presente conflictivo y turbio como fruto de un pasado que se nos viste con esas galas. Y habiendo un sujeto general colectivo, como es el País Vasco, existen múltiples sujetos que lo conforman y que expresan diversos aspectos de su naturaleza. La prolongación de un conflicto armado y de una situación histórica sometida a los vaivenes de las disputas historiográficas, hace que estos actores colectivos se entrecrucen y relacionen entre ellos mismos.
Tenemos por un lado al PNV o al sujeto del nacionalismo, que es tratado por autores muy diferentes desde muy diferentes perspectivas. Carlos Garaikoetxea trata el tema desde su ejecutoria política particular; Antonio Elorza escribe acerca de las ideologías del nacionalismo vasco en sus raíces históricas, su etapa de surgimiento y sus proyecciones actuales. Está también el trabajo de Josemari Lorenzo Espinosa, tratando al PNV desde la política actual del MLNV. Son tres puntos de vista muy diferentes y que proyectan una imagen poliédrica, ya que representan intereses y posicionamientos diversos y contrapuestos: Garaikoetxea es un político nacionalista, Antonio Elorza un historiador constitucionalista y Lorenzo Espinosa, también historiador, representa la visión del MLNV de lo que es el nacionalismo.
El sujeto de ETA y del MLNV quizá sea el eje de la mayoría de las reflexiones, en tanto que la discusión política e histórica se refiere a nuestra actual situación de violencia, en la que ETA y sus construcciones políticas y sociales constituyen actores principales. Izaskun Sáez de la Fuente trata el conjunto del MLNV desde la perspectiva de la transferencia de religiosidad o de la secularización. Siguiendo la idea de Antonio Elorza, para esta socióloga el nacionalismo es una religión política que alcanza su culminación con el MLNV. También tiene esta perspectiva Juan Aranzadi, aunque la amplíe a una visión generalizada de las formas de secularización que entrañan en ellas mismas el germen de las actuales ideologías políticas y, sobre todo, de la ideología democrática occidental. Ignacio Sánchez-Cuenca trata el tema de la evolución estratégica de ETA, de la adaptación de ETA a las circunstancias cambiantes y de los modelos de su racionalidad política para plantear cada adaptación. Fernando Reinares toca el tema de la opinión de los militantes de ETA, de la perspectiva individual desde la cual los ex militantes de ETA contemplan su anterior militancia. Mario Onaindia nos habla de su recorrido por la organización ETA, desde la conclusión de la V Asamblea hasta el comienzo de la transición democrática. Florencio Domínguez se centra en la cotidianeidad de ETA como organización, la vida de sus militantes en el interior de la organización y la consideración de esta respecto a estos. Los ángulos de visión son muy diferentes y con la parcial excepción del político Mario Onaindia (que hace un ejercicio de adaptación a la perspectiva que tenía cuando participaba en ETA), y del historiador Ignacio Sánchez-Cuenca (que mezcla la reflexión política con el análisis histórico) los autores, que son académicos, (Izaskun Sáez de la Fuente y Fernando Reinares son sociólogos, Juan Aranzadi es filósofo) analizan el tema desde los presupuestos fijados por sus respectivas disciplinas.
Otro actor importante, citado incluso en los libros en los que no es tema central, es el de los medios de comunicación. Petxo Idoiaga se ocupa del tratamiento que otorgan los medios de comunicación al tema vasco desde 1987 hasta septiembre de 1998, el momento en que ETA proclama la tregua. El sociólogo José Ignacio Ruiz de Olabuenaga trata la función de los medios de comunicación durante la tregua de ETA. Estos actores son juzgados, en ambos casos, desde la perspectiva del papel que han jugado en el concierto político y en la creación de acontecimientos. Es de reseñar que, pese a que ambos plantean perspectivas ideológicas bastante interesadas (desde los aledaños del MLNV el primero, el segundo desde la órbita del nacionalismo clásico) otros autores, como Antoni Batista y Ramón Zallo advierten de la importancia negativa que han jugado en este periodo los medios de comunicación, no solamente desde la perspectiva política que defendían sino de las vulneraciones de todos los códigos deontológicos que han tenido que transgredir para ello.
Euskadi como sujeto general también tiene su tratamiento en tres libros bastante diferentes. Ramón Zallo aborda el tema desde la perspectiva de la resolución política de lo que se ha venido a llamar “el conflicto vasco” en clave de creación de una mayoría autodeterminista, que vaya planteando un nuevo proceso político independiente de la resolución directa del problema de la violencia. Luis Sanzo analiza las posiciones acerca del problema de la autodeterminación, las posibles soluciones legales, las perspectivas que otorga el derecho internacional, los planteamientos de los partidos nacionalistas y el MLNV, el encaje en el actual ordenamiento jurídico, etc. Antoni Batista reflexiona sobre la Euskadi posterior a las elecciones del 13 de mayo del 2001 y trata de exponer un estado de la cuestión del ámbito de la política junto con una serie de impresiones y recomendaciones. La primer obra está escrita por un polítologo y profesor de la UPV, la segunda por un especialista en derecho (y articulista de El Pais) y la tercera por un periodista del periódico catalán La Vanguardia. Estas tres heteróclitas aportaciones se elaboran desde una cierta simpatía hacia el nacionalismo vasco, aunque ninguno de los autores pertenezca a el.
Tenemos también a Navarra como sujeto particular y relacionado con la Comunidad Autónoma Vasca, que es tratado por los sociólogos Amando e Iñaki de Miguel.
Finalmente, nos quedan cuatro sujetos heterogéneos pero decisivos dentro de nuestro tema. El periodista José María Calleja trata una vez más acerca del sujeto de las víctimas de la violencia de ETA, colectivo cada vez más numeroso y que reclama para sí un tratamiento diferenciado. Su problemática es particular y exige a la vez la responsabilización de toda la sociedad y de los agentes políticos que la rigen. Este colectivo representa uno de los índices de las secuelas que la violencia va dejando año tras año en nuestra sociedad. El irlandés Paddy Woodworth se ocupa del sujeto de las tramas policiales y parapoliciales vinculadas a la violencia del Estado desde el franquismo hasta el acabamiento de la guerra sucia bien avanzada la transición. La prolongación de las secuelas del franquismo, en tanto a régimen violador de los derechos humanos, dentro del actual régimen, son un hecho meridianamente probado y que en el libro de Woodworth adquiere tintes dramáticos. Una nueva generación de jóvenes se vinculan al ámbito de la cultura de la violencia del MLNV gracias a la impresión dejada por la guerra sucia en pleno régimen democrático. El sindicalista vinculado al sindicato ELA José Miguel Unanue nos ofrece un relato de las relaciones laborales en el País Vasco a partir de la transición. Las vicisitudes del sindicalismo y de la clase trabajadora vasca en el contexto del problema político e histórico general es tratado casi por primera vez. Finalmente, el obispo emérito de San Sebastián, José María Setién, nos ofrece la mirada de la ética sobre la política vasca y, de paso, representa la opinión y la posición de un sujeto de la importancia de la Iglesia vasca respecto a esa política.
El nacionalismo, el MLNV, los medios de comunicación, Euskadi en general, Navarra, las víctimas de ETA, el GAL, la clase trabajadora, la Iglesia y la ética; todos son sujetos heterogéneos pero referidos a un espacio y a una problemática común. Expresan los muchos compartimentos existentes dentro de este tema.
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