Garantía para ser interlocutor y sujeto activo de los procesos de la sociedad.
Para que la calidad de vida del adulto mayor y/o senecto sea diferente en su conceptualización y medición, se debe considerar el envejecimiento desde el punto de vista del individuo que envejece
Hay dos tipos de aspectos subjetivos que le son pertinentes: Los cognitivos referidos a los significados que el individuo atribuye a lo que le pasa y a su situación y los afectivo–volitivos referidos a los sentimientos que motivan a los individuos a estimar sus circunstancias, a los estados de ánimo que las encaran y a su disposición para actuar sobre ellas. . (Barros, 1994).
En el componente cognitivo se pueden dar tres situaciones: la resignación, la adaptación y la aceptación además de búsqueda de vivir la vejez del mejor modo. En esta última el adulto mayor o el senecto descubre un sentido positivo de vida en la reflexión y comprensión, asimismo descubre su compromiso con lo que pasa alrededor, por lo que mostrará autonomía y podrá sentirse un ser con la obligación de participar activamente. (ob. cit. p. 27).
Los individuos deben enfrentar intencionalmente su proceso de envejecimiento. Envejecer bien o mal depende, dentro de los márgenes fijados por el contexto social y de los mismos individuos que envejecen. (ob.cit. p. 27).
El proceso del envejecimiento del organismo humano no puede reducirse a un mero proceso biológico, debe analizarse en el contexto total en que se produce, la naturaleza compleja del hombre que es un ser biopsicosocial integrado a la naturaleza compleja de las sociedades humanas: ecológico, ambiental, social, económico, cultural. El envejecimiento no es una enfermedad como algunos lo plantean. El envejecimiento del organismo humano es un proceso individual y colectivo a la vez en el sentido que se produce en el individuo pero es muy condicionado por la sociedad, lo cual limita la participación.
Los adultos mayores y senectos constituyen un grupo importante de edad en toda sociedad humana, por tanto se les debe dar el rol que les corresponde en la sociedad. No son inválidos, ni idiotas. Las vejeces patógenas, con demencia senil no son más del 5 – 6% en la población mayor de 65 años; mucho más abundante son los síntomas de insatisfacción existencial (soledad, angustia, estrés, aburrimiento) consecuencia de la inactividad física y mental y la falta de sentido de sus vidas. (Fernández Ballesteros 2003, p. 16)
Para Díaz Martínez citado por Asili (2004), la satisfacción de vida de los envejecientes se define según los siguientes criterios: satisfacción en las actividades diarias, significado de la vida haciéndose responsable de la misma, percepción del logro de metas de vida, autoimagen del envejecimiento. (p 45-47)
Los hechos vitales que afectan la autovaloración de la persona producen emociones negativas muy fuertes que se equiparan y sobrepasan en ocasiones a las vivencias negativas de carácter físico.
En consonancia con la propia verdad, el adulto mayor y el senecto, apoyado en esas experiencias previas que le han permitido desarrollar y consolidar sentimientos de autoestima, así como sentimientos positivos acerca del mundo y de las otras personas, es capaz de mantener a estas alturas de su vida, los sentimientos básicos para un ideal funcionamiento y una saludable existencia psíquica hasta el fin de sus días al interpretar Yserme (1998) se evidencia cuatro tipos de sentimientos:
Sentimiento de eupatía. Este se desprende de palabra griega que significa "sentirse bien". Consiste en aceptarse a sí mismo como radicalmente valioso. El sentimiento de eupatía, al igual que el aprecio a sí mismo y la autoaceptación, significa que el si el adulto mayor o senecto reconoce sus cualidades y logros con sencillez, sin caer en jactancia ni fanfarronería. Al igual que reconoce sus fallas y errores, sin por eso sentirse frustrado ni fracasado. Sabrá mirar al pasado no para añorarlo nostálgicamente ni para quedarse anclado en el mismo, sino para aprovecharlo y sacar partido de las experiencias, tanto gratas como ingratas.
En cuanto al sentimiento de simpatía también se desprende de una palabra griega que significa "sentir con". Reside en sentirse bien con los demás y a causa de los demás. Por eso la persona simpática suele ser una persona sociable, acogedora, a la vez que sabe aprovechar sus espacios y ratos de soledad porque también necesita calar en la hondura de la propia intimidad. El adulto mayor o el senecto que sea "simpático", desde la profundidad de su vida interior, será capaz de salir al encuentro de los otros, y tanto en ellos como en el resto del mundo encontrará lo que es positivo, digno de felicitación y aplauso.
Cuando se hace referencia al sentimiento de autonomía partiendo de la palabra griega que significa "ser uno mismo"; lo contrario a la heteronomía, que es dependencia de los demás. Se asienta en la convicción de que a pesar de las limitaciones físicas que puedan existir a causa de la edad o de otros motivos. El adulto mayor o senecto que hace estas afirmaciones: “yo valgo por mí mismo, por lo que soy y por lo que a pesar de todo puedo llegar a ser”. Logrará ser autónomo, desde el punto de vista psicológico, y al vivir bajo la experiencia de que en lo más profundo de sí mismo sigue existiendo su propio ser como algo todavía no acabado. Proyectando siempre que habrá cosas a realizar de seguir creciendo como persona libre, liberada y liberadora.
Al respecto el sentimiento de anástasis quien igualmente toma la palabra griega que significa "levantarse, ponerse en pie". Establece que es importante sentir, experimentar, aun que se halla vivido muchos años, nada sujetivo debe impedir mantenerse en pie, y que no se puede dejar de crear, pensar y producir. El adulto mayor o el senecto que vive este sentimiento vence prejuicios y estereotipos sociales según los cuales una persona en la vejez carece de la capacidad de resolución de problemas o de valor para enfrentar situaciones nuevas. Este sentimiento de anástasis es el que da también sentido a la muerte. Quien vive de esta manera anastasística, encontrando el sentido de la vida hasta el último momento, es la persona que por lo mismo, experimenta que la muerte no tiene la última palabra, y es un hombre o mujer que irradia esperanza, y se prepara a "bien morir".
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