La Misión del Espiritismo



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Pregunta: ¿Se justifica en la actualidad la existencia de la Iglesia Católica, a pesar del avance científico, que demuestra la existencia de fenómenos poderosos, que desmienten las his­torias infantiles de la Biblia?

Ramatís: La Iglesia Católica todavía cumple determinada función junto a las criaturas incapaces de identificarse con la Divinidad, sin el recurso infantil de las imágenes, ritos y ado­raciones idólatras. Por eso, no debe subestimársele en su fe e ingenuidad religiosa, que son condiciones propias de su grado espiritual. A medida que los católicos fueran despertando de su letargismo mental, acicateados por el cientificismo del mundo, buscarán otras doctrinas, que les atiendan con mayor eficacia, las nuevas disposiciones espirituales acerca de los destinos hu­manos y de las consecuencias de la vida del espíritu, más allá de la tumba.

Muchos de los católicos, todavía no consiguen dar el "gran salto" para liberarse de las formas esclavizantes del lujoso rito y dogmas de la Iglesia, y acogerse a la simplicidad de las reuniones espiritas, exceptuadas de los atractivos de las imáge­nes, liturgias o decoraciones pomposas. Por esa misma causa, en Brasil, los católicos pasan de su religión a la Umbanda, atraídos por los ritos, simbologías, incienso y cánticos, que les evoca el ambiente peculiar de la iglesia, que aún perdura en sus memo­rias. En contacto con los viejos negros, salvajes y mestizos, es como si estuvieran actuando con los sacerdotes en su confección verbal, exprimiendo sus aflicciones y rogando la ayuda divina. Sin embargo, a pesar de haberse transformado la Umbanda en "agen­cia de empleos y soluciones materiales", allí aprenden los pro­cesos apropiados de la Ley del Karma y de la Reencarnación, que no les fue enseñado por la iglesia católica.

Por lo tanto, la mística de la Iglesia Católica aun es el ali­mento de las almas imposibilitadas de sustituir bruscamente, las historias y leyendas bíblicas que conservan hace siglos. También es bueno recordar, que al Espiritismo le cabe la función de liberar al hombre del fetichismo, del culto idólatra, supersticio­nes y fanatismos religiosos, que debe hacerse sin violentar la inmadurez espiritual.

Pregunta: ¿En qué punto el Espiritismo es más amplio con referencia a la Iglesia Católica?

Ramatís: La doctrina espirita es un mensaje universalista dirigido a todos los hombres religiosos, sin pretender mezclar las sectas que desprecian su contenido y que traerían aparejado, mucha confusión. Es la invitación, llena de esperanzas y ale­grías futuras, honrando el amor universal del Cristo por medio del sublime Evangelio, terminando con el miedo a la muerte y el terror por las puniciones infernales. Es un mensaje opti­mista e ilimitado, que respeta los credos y doctrinas ajenas, con­forta y estimula las prácticas del bien en todas las instituciones del mundo. Enseña la evolución del ser por medio de su es­fuerzo y sacrificio, sin privilegios o gracias extemporáneas. El amor es el arma inseparable del espirita y el Bien su máxima realización. El sufrimiento y el dolor, reajustan y no castigan; purgan el espíritu de las miasmas de sus acciones pecaminosas, ofreciéndole la bendecida recuperación espiritual por medio de la reencarnación. La violencia, intolerancia, maldad, venganza, odio y el crimen, a pesar de ser atribuidos en la Biblia al orden divino, jamás será endosado por la doctrina espirita.

En fin, la vieja divisa, que "fuera de la Iglesia no hay sal­vación", fue superada por la insignia de la doctrina espirita, que dice "fuera de la Caridad no hay salvación".



Pregunta: Sin embargo, algunos católicos dicen que los hombres pecadores, quedan exceptuados de cualquier respon­sabilidad o punición, después de la muerte, pues la doctrina espirita niega el Cielo y el Infierno. ¿Cuál es vuestra opinión?

Ramatís: Conforme al mensaje mediúmnico de nuestro com­pañero Atanagildo, 1 y que ahora recordaremos algunos trechos de su composición original, el infierno teológico es un producto legendario y tradicional, creado por la fantasía de los pueblos hebreos. Escogieron lo mejor del mundo para formar un esce­nario agradable, que denominaron el cielo, y tomaron lo que encontraron de más cruel sobre la tierra, para imaginar el in­fierno, con su temible Satanás.

1 Véase la obra La Sobrevivencia del Espíritu, en el capítulo "El Diablo y la Sede de su Reinado", dictado por Atanagildo y supervisado por Ramatís.

Mientras las religiones católicas y protestantes consideran el infierno un lugar pródigo en azufre y fuego, preparado adrede para el sufrimiento eterno de las almas pecadoras, el Espiritismo explica lo mismo, por los estados de sufrimientos, pavor, miedo y remordimiento, propio de los espíritus errados, que sufren en sí mismos las puniciones infernales. Pero, el sufrimiento eterno, conforme al molde católico y como un castigo de Dios, está mejor explicado por el Espiritismo bajo la expurgación moral de los venenos psíquicos adheridos al periespíritu de los fa­llecidos. Es una saludable higienización del alma impura y de un proceso sideral, para acondicionarlo en el cielo.

Los católicos y protestantes también creen en el purgatorio, especie de antecámara entre el cielo y el infierno, de la cual las almas sólo se liberan, después de purgar sus pecados me­nores. El Espiritismo, también admite la idea del purgatorio, pero en el saludable concepto de que las almas expelen sus impurezas periespirituales durante la vida física o en los pan­tanos y charcos del astral inferior. Los espíritus pecadores ex­purgan la escoria de su periespíritu hacia la carne, a través de existencias sucesivas y el saldo deletéreo restante, lo drenan, definitivamente, en las regiones lodosas del bajo astral.

Mientras el Catolicismo admite el infierno y el purgatorio como castigo y sufrimiento para el pecador, el Espiritismo ad­mite el sufrimiento y la purgación como procesos de "limpieza" y reajuste periespiritual. En la concepción espirita, el hombre crea su propio estado infernal y el necesario purgatorio para eliminar sus impurezas; en la tradición católica, Dios es el autor del infierno para ajusticiar a sus hijos pecadores. En conse­cuencia, a pesar de que la doctrina espirita niega el cielo y el infierno, como lugares de expiación, sin embargo, los espíritus errados no dejan de sufrir las condiciones disciplinarias de sus actos condenables. La superioridad de la tesis espirita, sobre la católica, es que no existe "punición divina", sino, "rectificación espiritual".




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