NOTAS AL CAPITULO XI
1 Central Unica de Trabajadores, Educación : Análisis de la fuerza de trabajo según su nivel educacional (Santiago: Mimeo, 1969), p.2. Este estudio había sido realizado en 1968.
2 Ricardo Iturra M., "La Universidad Técnica del Estado y la educación de los trabajadores en el momento actual," en el folleto v/a, Teoría y práctica de la educación de trabajadores en la Universidad Técnica del Estado (Santiago: Publicaciones Convenio CUT-UTE, noviembre de 1971), p. 11. Ricardo Iturra M. era director del convenio CUT-UTE.
3 Luis Figueroa, discurso en la ceremonia de la firma del Convenio CUT-UTE-INACAP (26 de octubre de 1971), en Teoría y práctica...,p.,34.
4 En este proyecto, trabajaron el director de la Oficina del Convenio CUTUTE, Raúl Ramírez, y los profesores especialistas de esa oficina, Esther Gelfestein y Carlos Sierra. Las ideas fundamentales y la estructura de ese proyecto aparecieron en un trabajo titulado "La educación de trabajadores: un problema del proceso chileno", en la Revista de la Universidad Técnica del Estado, 8 (Santiago: mayo - junio de 1972), pp. 79-97. Las ideas y detalles del programa que aparecen en este capítulo han tenido este trabajo como fundamental fuente bibliográfica.
5 Central Unica de Trabajadores, op. cit., pp. 1-2.
6 Ver nota 1.
7 ODEPLAN, Plan sexagenal : 1971-1976 (Santiago : 197l).
8 Durante el gobierno de Salvador Allende, el desempleo fue reducido vigorosa y drásticamente. En efecto, de una cesantía cr6nica del 7 al 8% de la fuerza de trabajo, se redujo al 3.6% (Instituto de Economía, ODEPLAN, Informe económico anual: 1971 (Santiago: 197l), p. 24.
9 "Las organizaciones sindicales tienen derecho a ser consultadas cuando se elaboren planes sobre la formación, el perfeccionamiento y la orientación profesionales y sobre la alfabetización de los trabajadores", se lee en la "Carta de los derechos de los trabajadores", citada por Benito López, "La pedagogía en la sociedad chilena", en Educadores del Mundo. Organo de la Federación Internacional Sindical de la Enseñanza (FISE), 4 (Berlín: 19 74), p. VII.
CAPITULO XII
SOMERO EXAMEN DE LOS
RESULTADOS:
UN LEGADO PARA EL FUTURO
"Procurar bienes y evitar males al individuo y a sus semejantes es el objeto que nos proponemos al formar el corazón y el espíritu de un hombre; y, por consiguiente, podremos considerar la educación como el empleo de las facultades más a propósito para promoverla felicidad humana".
Andrés Bello.1
Algunas conclusiones
Realizar un análisis de los resultados de esta política en la Universidad Técnica del Estado no es tarea fácil. En lo fundamental, esta experiencia fue abruptamente interrumpida por el golpe militar. La mayor parte de los programas fueron cancelados, especialmente los relativos a los trabajadores, y no alcanzó el tiempo para reunir datos precisos sobre los logros finales. Aún más, algunos frutos no llegaron a darse. ¿Cómo saber el efecto de nuevos profesionales emergidos de la clase obrera en industrias que luego han estado desarrollando sus actividades a través de años de depresión económica? Ha sido imposible reconstruir los antecedentes; no hay acceso a los archivos - en caso de que no hayan sido quemados - y los funcionarios encargados de estos planes, los profesores de estos cursos, han sido encarcelados y la mayor parte se encuentra esparcida por el extranjero. Cerca de una cincuentena de suboficiales de la Fuerza Aérea que estudiaban en el Instituto Tecnológico Central en Santiago, fueron encarcelados y enjuiciados por la justicia Militar. El director del Instituto Tecnológico de Arica estuvo más de dos años detenido. Y así se podrían agregar innumerables casos.
En todo caso, hay cifras que son conocidas. De acuerdo a una encuesta, en 1972 el porcentaje de estudiantes hijos de obreros especializados, no especializados y campesinos era de 19.77%, (ver capítulo VII). Aun manteniendo en 1973 el 19.77%, al agregarle el número de obreros y mineros que estudiaban en cursos universitarios según convenios con industrias en 1973, que sumaban 4,550 (capítulo X), se tiene en su conjunto un 30% de obreros e hijos de obreros y campesinos.2 Cuatro años antes, en una investigación realizada por el DIOPE (Departamento de Investigación y Orientación Profesional y Estudiantil) se encontró que este porcentaje alcanzaba sólo el 5.4%(capítulo II).
Se firmaron convenios con cerca de 50 industrias, minas, y otros organismos para la instalación de cursos. En 1973 había 61 sitios con carreras tecnológicas en el país de las cuales 37 funcionaban in situ con un total de 4,550 estudiantes obreros, aparte de los otros estudiantes hijos de obreros y de familias de escasos recursos.
Sin cifras es difícil analizar las repercusiones que estos programas tuvieron en las industrias. Por otra parte, fue muy corto el plazo para poder extraer resultados de la participación de los primeros profesionales obreros en la producción. Sin embargo, en numerosos centros productivos ya se podía notar la influencia de algunos de sus obreros que seguían cursos quienes, sin recibirse aún, aportaban sus nuevos conocimientos y sus nuevas ideas surgidas del estudio. Ya se ha referido anteriormente la revelación que significó el Encuentro de Innovadores con la participación de decenas de obreros - estudiantes y no estudiantes - que mostraban sus extraordinarios aportes a los métodos productivos y a la organización industrial o minera .
Repercusiones en la universidad
Podría ser interesante evaluar cómo impactó esta política en el interior de la universidad. En los hechos, fue desarrollándose sistemática y paulatinamente, por lo que puede decirse que no se observaron cambios bruscos o conflictivos, salvo aquéllos generados por la falta de medios materiales para avanzar de acuerdo alas necesidades. Entre los estudiantes, el programa de educación de trabajadores fue acogido con naturalidad y siempre se les encontró dispuestos a cooperar y participar. Ya se ha dicho que, en determinadas circunstancias, estudiantes de los últimos cursos de ingeniería civil llenaron cargos de profesores en los cursos de nivelación y en algunas carreras tecnológicas. Muchos de los estudiantes eran de origen modesto y veían con interés este tipo de promoción de gente que había sido tradicionalmente excluida de esta educación. Pero fue el trabajo voluntario de los veranos lo que más contribuyó a una actitud colectiva del estudiantado en favor del programa de educación de trabajadores. Este trabajo guiaba a miles de jóvenes estudiantes a trabajar codo a codo con los obreros en las industrias, en las minas con los mineros y en el campo con los campesinos. Esta comprensi6n del trabajador, que nacía del trabajo común y la mesa compartida, facilitaba la predisposición del estudiante a aceptar y ayudar a los esfuerzos por incorporar trabajadores a la universidad y a tenerlos como compañeros de estudio.
Entre los profesores, esta política repercutió favorablemente. Debe recordarse que, de acuerdo a las cifras de las elecciones, entre los profesores había cerca de un 70% que sustentaba posiciones progresistas,3 y entre el resto no se encontraba resistencia a estos programas que, en verdad, siempre contaron con la unanimidad de los miembros del Consejo Superior. Naturalmente, fue necesario contratar más profesores, algunos de ellos provenientes de la educación media, para los cursos de las Escuelas de Nivelación, y realizar cursos de complementación entre ellos para desarrollar las nuevas teorías relacionadas con la enseñanza para adultos.
En cuanto a la docencia, fueron creadas numerosas carreras nuevas en el área de la tecnología, atendiendo a las necesidades del país. De igual forma, las carreras convencionales de ingeniería, economía, administración, pedagogía, etc., fueron modificadas de acuerdo a criterios más modernos y a la situación que vivía Chile. En este sentido, la Universidad Técnica del Estado trató de no anquilosarse. Se proyectaban mecanismos para una revisión periódica completa de la marcha de la universidad, ya sean sus carreras, sus estructuras, sus métodos, etc. Por otro lado, se atendía a lo relacionado con las labores de la investigación, tanto científicas como tecnológicas. El programa de educación de trabajadores las estimuló. Se añadieron nuevas investigaciones programadas en relación con las zonas, industrias o minas en que se encontraban los institutos tecnológicos o sobre temas raramente abordados antes, como la educación de adultos.
Lo que no se pudo apreciar por la interrupción del programa, fue el impacto que producirían los nuevos profesionales, emergidos de entre los trabajadores, en las organizaciones gremiales (colegios profesionales) existentes. Es de suponer que, a medida que hubiesen ingresado estos nuevos profesionales, con ideas renovadoras, el pensamiento general de esos organismos habría ido sufriendo transformaciones. Sin duda que la posible modificación de su composición hubiese ido alterando positivamente su actitud, naturalmente que a través de los años. Los nuevos profesionales formados bajo este sistema, ya sean ingenieros, profesores, técnicos, etc., tendrían una postura más abierta y proclive a los cambios sociales y a su participación en ellos.
Este programa repercutió en el resto de las universidades chilenas: cual más cual menos adoptaron programas para el ingreso de trabajadores a la universidad. La Universidad de Chile, aparte de su programa PST (Promoción Superior de Trabajadores, para la obtención de licencia secundarias, acordó admitir 100 trabajadores en una cuota especial, y aparte de eso la Facultad de Medicina, como ya se vio, cuando estuvo dirigida por el decano Alfredo Jadresic desarrolló un programa que facilitaba el ingreso de trabajadores, especialmente del sector (¡e la salud, a las distintas carreras que ella ofrecía.
¿Qué impacto causaron los programas de la Universidad Técnica del Estado en el aumento del nivel cultural del país? Es difícil determinarlo, pero si se considera que a través de ellos - escuelas de temporada, radioemisiones, edición de libros y revistas, cuerpos de arte, educación de trabajadores, apertura de institutos en lugares apartados, etc. - la cultura llegó a millares de ciudadanos, puede concluirse que realmente contribuyeron a cultivar espiritualmente al pueblo chileno; especialmente a aquellas personas que tenían menos oportunidades de tomar contacto con expresiones culturales. Y si se considera la avidez con que se recibían los nuevos cursos, los nuevos libros y los eventos artísticos o culturales, puede concluirse que la respuesta popular fue amplia y abundante. Era común ver a la gente en las calles con un libro bajo el brazo y las bibliotecas públicas eran más concurridas que nunca. Es verdad que Chile vivía una etapa que estimulaba a cada ciudadano a interesarse en los acontecimientos y a analizarlos a la luz de nuevos conocimientos y nuevas perspectivas.
Los cambios necesarios
Mirado bajo el punto de vista interno de la universidad y considerando que se estaba viviendo una nueva experiencia, es de sumo interés examinar qué otros cambios fue necesario introducir en la vida universitaria.
Como ya se ha dicho, apenas fue firmado el Convenio Central Unica de Trabajadores Universidad del Estado, se estableció una oficina denominada del Convenio CUT-UTE. Esta oficina fue cuidadosamente montada. Era necesario encontrar especialistas en educación para adultos, organizadores, gente con conocimientos sindicales y conocedora de la historia del movimiento obrero chileno y, sobre todo, gente con amor a la tarea que se emprendía por primera vez y para la cual no había experiencias previas. Y se hizo. Es interesante recordar los nombres de Alberto Texier, Ricardo Iturra y Raúl Ramírez, pioneros de la enseñanza de trabajadores y sucesivos directores del convenio (el primero fue llamado después a asumir responsabilidades en el Gobierno Popular, y el segundo fue elegido secretario de la Facultad de Economía y Administración, quienes dedicaron de sí mucho más que la simple responsabilidad funcionaria.
Se necesitaron nuevos locales - a veces se habilitaron de la manera más increíble -, y más muebles y útiles de toda clase. Fue preciso buscar más profesores, y en esto se tuvo un significativo éxito; en verdad, es interesante constatar que rara vez dejó de funcionar un curso por escasez de profesores. La falta de bibliotecas, sin embargo, no pudo, por desgracia, subsanarse por completo; aunque se avanzó bastante, fue en este punto donde la carencia de medios resultó más difícil de superar.
Era necesario enviar directivos educacionales a varios puntos del país a hacerse cargo de los nuevos institutos tecnológicos. Estos serían los directores de los establecimientos educacionales universitarios en apartados puntos del territorio nacional y estarían llamados a desempeñar un rol importante en las actividades de la ciudad en que funcionaban los institutos: generalmente pasaban a constituirse en una de las autoridades de la ciudad, junto al alcalde, el gobernador, el comandante del regimiento, el jefe de policía, el director del Liceo, el presidente del organismo local de la Central Unica de Trabajadores, el representante de la Iglesia, etc. Tendrían la responsabilidad de organizar el instituto y hacer frente a los problemas, en su mayor parte, materiales. El éxito de la labor y el prestigio del instituto descansaban en sus dotes personales y su sentido de desenvolvimiento. Se enviaron jóvenes, por lo general egresados de la misma Universidad Técnica, y es interesante destacar que la mayoría de ellos, venciendo numerosos obstáculos, lograron realizar una importante labor; los institutos tecnológicos, además de su aporte técnico, se convirtieron en centros de docencia y focos de irradiación de cultura y arte en las diversas zonas.
Ya que los cursos para trabajadores debían dictarse sin que éstos abandonasen el trabajo, fue necesario montar sistemas vespertinos. Esto no fue difícil en los lugares mismos de trabajo como eran los cursos en las industrias o las minas, aunque en algunos sitios hubo que tener en cuenta los diferentes turnos de trabajo durante las 24 horas del día. En esos casos, se dispuso de cursos para cada uno de los turnos, según el número de alumnos que asistieran; en otros casos, se obtuvo de las autoridades de la industria o mina la autorización para colocar a todos los estudiantes en un mismo turno. En algunas oportunidades, la empresa proveyó autobuses para el traslado de los estudiantes, como ocurrió en el mineral de Chuquicamata cuyo instituto estaba en Calama a quince minutos en autobús de las faenas, o en Minera Andina, de modo inverso, para el traslado de estudiantes jóvenes no mineros que asistían a cursos en la mina y que viajaban desde Los Andes. Pero donde hubo que hacer mayores cambios fue en los institutos tecnológicos que dependían de las sedes universitarias, como Antofagasta, Copiapó, La Serena, Santiago, Talca, Concepción, Temuco, Valdivia y Punta Arenas, en las cuales, a excepción de Santiago, no existían cursos vespertinos. Hubo que destinar personal para la noche, tanto administrativo como de servicio y, además, obtener los profesores que estuviesen dispuestos a servir en tales horarios (de 6 p.m. hasta las 11 p.m.). Es necesario reconocer que no fue tarea sencilla, pero se llevó a cabo con completo éxito. Tanto fue así que numerosas sedes tenían en estudio la manera de duplicar los demás cursos, especialmente los de ingeniería, para disponer tanto en el día como en el atardecer de los mismos cursos a fin de dar también en provincias las oportunidades a aquellos trabajadores y empleados que trabajasen de día y cuya empresa no había hecho convenio con la universidad para instalar cursos en sus recintos laborales.
Algunas dificultades
Ya se ha hablado de algunas dificultades en relación a la instalaci6n de cursos en los lugares de faenas. En lo principal, se trató de problemas materiales. Muchas veces las industrias proporcionaban espacio como en el caso de los cursos in situ, y las municipalidades u otros establecimientos educacionales prestaban recintos para que funcionaran los institutos tecnológicos. Sin embargo, de todos modos se necesitaban pupitres, pizarrones, luz, calefacción y, más tarde, laboratorios, equipos, instrumentos, vehículos y, finalmente, campos experimentales tales como áreas para cultivos, crianza, pesca, explotación de minas, plantas procesadoras, molinos, garages, estaciones de servicio, etc. Aunque muchos de estos elementos eran suministrados por la comunidad, las industrias y las municipalidades, los cursos y los institutos estaban siempre ávidos de recursos y medios materiales.
Los estudiantes de las carreras tecnológicas fueron siempre muy activos, tanto para conseguir los medios que cubriesen sus necesidades como para protestar y exigir que ellas fueran satisfechas. En octubre de 19 7 1, se realizó el Primer Encuentro Nacional de Estudiantes de Tecnología de la Universidad Técnica del Estado. Allí se discutieron ampliamente los problemas y las perspectivas de estos organismos. Se adoptaron acuerdos que constituían críticas constructivas e ideas para el mejoramiento de su trabajo. Los estudiantes del Instituto Tecnológico de Puerto Montt declararon una huelga a mediados de 1973 exigiendo que se acelerara la construcción del local del instituto que se había recientemente iniciado, la habilitación de laboratorios y la adquisición de equipos, especialmente para la especialidad de pesca que realmente adolecía de deficiencias materiales. Como puede verse, estos cursos mantenían una vida activa e inquieta, siempre preocupados por su superación, lo que, indudablemente, contribuía a su progreso.
Nuevas experiencias
Los institutos tecnológicos tuvieron otras dificultades aparte de las materiales. Era comprensible que carreras nuevas de corta duración y en contraposición a las carreras universitarias asentadas por muchos años, no contaran de inmediato con el interés total de la juventud estudiantil. La influencia de los padres, en su deseo de tener a sus hijos en carreras provistas de status social, gravitaba sobre muchos jóvenes. Sin lugar a dudas que algunos estudiantes que egresaban de la enseñanza media aspiraban a carreras largas, pero, como un medio de asegurar su ingreso a la universidad, postulaban también, como segunda o tercera opción, a carreras tecnológicas. Si sólo quedaban en estas últimas, un gran número de ellos las consideraban transitorias y como una manera de llegar a un año de espera hasta la próxima selección para la universidad. No puede desconocerse que buena parte de estos estudiantes eran conquistados pro el ambiente de trabajo de los institutos tecnológicos y comprendían - o llegaban a comprender - que en esas carreras sus posibilidades de egresar y ,desempeñar tareas concretas de producción eran mejores que con las carreras largas.
En el caso de algunos trabajadores que concurrían a institutos tecnológicos que no eran parte de un convenio con industrias, se pudo observar que el ritmo de estudios podía constituir una carga pesada, sobre todo si se tomaba en cuenta el tiempo que debían invertir viajando desde su lugar de trabajo al instituto y, luego, desde el instituto al hogar.
Iba a tomar tiempo interesar a los jóvenes en este nuevo tipo de carreras. Estas carecían de prestigio ante la sociedad. Este prestigio se iría ganando paulatinamente hasta tener el status que les corresponde. "Son sin embargo, muchos los obstáculos a esta tendencia: aun en aquellos países más modernizados en los que las estructuras de salarios va haciendo atractivas las ocupaciones de nivel intermedio, persiste un cierto monopolio del prestigio social de parte de los títulos universitarios, que dificulta el éxito de las carreras cortas", expresa Pablo Latapí en su estudio Algunas tendencias de las universidades latinoamericanas.4
En cambio, donde se pudo notar un éxito pleno fue en las carreras tecnológicas que se desarrollaron en industrias, minas e instituciones. Se conjugaba el intenso deseo de los trabajadores por perfeccionarse con la conveniencia de las empresas privadas, estatales y de servicios públicos por elevar el nivel de sus trabajadores. Puede decirse que en el último año de esta experiencia (1973), la Universidad Técnica del Estado no pudo aceptar todas las solicitudes de convenios para cursos en sitios de trabajo porque su capacidad se encontraba copada en este terreno. La formación de trabajadores a través del convenio directo con las empresas resultó más efectiva que a través de los institutos tecnológicos de las mismas sedes u otros sitios donde el trabajador acudía por sí solo. El convenio tenía el apoyo directo de la empresa, por lo que daba facilidades al alumno - obrero en cuanto a horario para el estudio, habilitaba los talleres y laboratorios de la empresa para cursos y financiaba los gastos de la universidad. El trabajador de la industria estudiaba en ella en íntima relación con su funcionamiento, asegurándose así una experiencia previa en la especialidad que estudiaba y con la posibilidad de obtener en la misma empresa su futuro lugar de trabajo, es decir, una promoción. Finalmente, el estudio era un fenómeno colectivo, de ayuda mutua, de emulación, que contribuía a disminuir la deserción estudiantil.
Algunas conclusiones sobre las carreras tecnológicas
La corta experiencia con estas carreras dejó importantes enseñanzas para el futuro que llaman a reflexionar sobre el tema. Es difícil agotar estas reflexiones en un monólogo, pero habrá la oportunidad de una evaluación colectiva. Entretanto pueden adelantarse algunas conclusiones.
a) Es necesario una relación estrecha y un trabajo de conjunto entre todos los organismos que cumplen funciones en el campo de la formación de mandos medios tanto en educación convencional como en educación de trabajadores.
b) Se debe establecer un equilibrio entre las reales necesidades del país en cuanto a técnicos y la cantidad y calidad de su formación. Esto es difícil de cumplir si el gobierno no hace públicos sus planes de desarrollo.
c) Es preciso mantener una alta tasa de "productividad" en estas carreras, es decir, obtener el mayor porcentaje de egresados a partir del número de admitidos en ellas; tratar de evitar que se transformen en alternativas transitorias que permiten después "volver" a otras carreras. Podría ser una iniciativa - que no se puso en práctica - que aquellos estudiantes provenientes de la enseñanza media que ingresan a carreras tecnológicas, pudiesen realizar de inmediato unos meses de actividad productiva, como práctica en la industria por ejemplo, para así nivelar su experiencia con la de los adultos que llegan a estas carreras con una experiencia más o menos acabada en su campo de trabajo.
d) Las carreras tecnológicas deben conservar su flexibilidad en cuanto a crearse y suspenderse de acuerdo a las necesidades del país.
e) Fijar especial atención en las necesidades materiales, como ya se ha insistido. Debiera funcionar un equipo de alta eficiencia que coordinara la disponibilidad y uso de escuelas, salas de clase, talleres, laboratorios, bibliotecas, prácticas, materiales, horarios, etc.
En relación al elemento humano, es necesario también formular algunas observaciones. No siempre se tomaron las medidas apropiadas, pero es obvio que se necesita de:
a) Un eficiente equipo de planificación que tenga una certera visión del desarrollo de la economía nacional y sus necesidades para que contribuya a la proposición de carreras y a la formulación de sus programas de estudio a fin de formar a los profesionales requeridos.
b)Un equipo de organización y coordinación material como el ya propuesto anteriormente.
c) Un equipo de pedagogos especialistas en ciencias básicas y sociales para la elaboración de programas, control de su desarrollo e incorporación de experiencias.
d) Un equipo de ingenieros y técnicos en contacto con la producción (ojalá que pertenezcan a ella) que participe en la elaboración, control y experiencia de las asignaturas de la especialidad correspondiente, de los talleres y los laboratorios para los cursos.
e) Un equipo de administración económica, muy ágil y dinámico, capaz de prever las necesidades e impulsar las medidas pertinentes requeridas por la vertiginosa dinámica propia de la aplicación de esta gran tarea.
Finalmente, es necesario expresar que con las carreras tecnológicas se estaba produciendo una tendencia a una nueva estratificación social en la universidad lo que, naturalmente, no era una de sus metas. Se pudo observar que el nivel socioeconómico de los estudiantes de las carreras tecnológicas era inferior al nivel de las carreras tradicionales. Era algo previsible en los comienzos, porque la mayor parte de estas carreras eran ofrecidas a las industrias donde el 100% de los alumnos eran obreros. Pero, en los institutos tecnológicos, los estudiantes de escasos recursos veían en una carrera corta la posibilidad de ingresar al campo productivo en un tiempo menor. Seguramente esta etapa se superaría a medida que las carreras cortas fuesen tomando el prestigio social y económico que ya comenzaban a ganar. Un técnico universitario en plásticos comenzaba su carrera ganando un buen sueldo que durante varios años sería superior al de un joven dentista. En todo caso, estas carreras eran un paso más hacia la democratización de la enseñanza superior.
La imagen de la Universidad Técnica del Estado
Esta labor de la Universidad Técnica del Estado, que fue activa, masiva y, algunas veces, agresiva, junto con tener sus frutos en el éxito de la promoción de trabajadores y gente de origen modesto a la educación superior, le trajo, naturalmente, cierta popularidad y singular imagen entre la población, especialmente entre los trabajadores. Llegó a ser motivo de orgullo para ellos el que su sindicato mantuviese un convenio con la universidad. En encuestas realizadas por los organismos de prensa y radio de la universidad entre trabajadores organizados, la casi totalidad de los encuestados concordaba en que la Universidad Técnica del Estado era la universidad de los trabajadores y confiaban plenamente en ella. En el puerto de Valparaíso no existía sede de esta institución puesto que allí funcionaban tres establecimientos de larga trayectoria educacional: la Universidad de Chile de Valparaíso, la Universidad Católica de Valparaíso y la Universidad Técnica Federico Santa María. Sin embargo, el organismo provincial de la Central Unica de Trabajadores (CUT) solicitó que la Universidad Técnica del Estado "extendiera a esa provincia los beneficios a los trabajadores que les otorgaba en el resto del país". No obstante que la rectoría de la universidad no accedió a estas peticiones porque consideró que no se justificaba la puesta en marcha de una cuarta universidad en Valparaíso, hizo funcionar una Escuela de Temporada en Quillota (provincia de Valparaíso), mantuvo un convenio con el sindicato y la empresa de Astilleros Las Habas del puerto, funcionaron cursos en CHILECTRA en virtud del Convenio de Santiago y se tenían adelantadas las conversaciones para instalar cursos con el Sindicato de la Empresa Nacional de Petróleo (ENAP) en la refinería de Con-Con y con el Sindicato de la Fundición de Ventanas en Quintero, ambos en la misma provincia. Estos planes y conversaciones fueron interrumpidos por el golpe militar.
En la ciudad nortina de Arica, existía en funcionamiento una sede de la Universidad de Chile y otra de la Universidad del Norte. Sin embargo, el consejo local de la Central Unica de Trabajadores acordó solicitar la creación de un instituto tecnológico en esa ciudad "que favoreciera a los trabajadores con la enseñanza universitaria". Esta demanda fue apoyada por la municipalidad de la ciudad y también por la junta de Adelanto de Arica, de la cual se obtuvo la ayuda económica necesaria. La Universidad Técnica instaló un instituto tecnológico en esa ciudad que tuvo mucho éxito, suscribió convenios con numerosas industrias y tenía varios proyectos en desarrollo al momento del golpe militar. Fue evidente que este instituto hizo un gran aporte en el desenvolvimiento de la cultura en la zona a través de la extensión universitaria y, en especial, de sus escuelas de temporada.
Luis Figueroa, presidente nacional de la Central Unica de Trabajadores, expresó en su artículo La universidad y los trabajadores: "Esta universidad que nos muestra un rostro diferente, renovado, no puede ser extraña a los trabajadores. Por el contrario: nosotros queremos considerarla parte de nuestro cuerpo, sentirla nuestra".5
La influencia de la Universidad Técnica del Estado pesó para que se suscribiera in convenio - ya descrito - con el Instituto Nacional de Capacitación (INACAP) y la Central Unica de Trabajadores, cuya importancia fundamental residía en el hecho de que todos los talleres y laboratorios de INACAP - que eran numerosos y bien dotados por generosas ayudas extranjeras - quedaban a disposición de los cursos para trabajadores y los institutos tecnológicos. Además, la universidad tomaría el control académico y otorgaría calidad universitaria a determinados cursos de INACAP organizados en conjunto. El presidente de la Central Unica de Trabajadores finalizó su discurso en la ceremonia de la firma del convenio
diciendo:
Finalmente queremos destacar la importancia que tiene el hecho de que la Universidad Técnica del Estado, una universidad reformada y, por lo tanto, comprometida con el futuro de Chile, y el INACAP, cuyo consejo se orienta a dar a este instituto el carácter de institución al servicio de los trabajadores, hayan coordinado sus esfuerzos con los de la Central Unica de Trabajadores para realizar de consuno una, programación y un sistema de capacitación de trabajadores cuyos frutos podrá apreciar el país a corto plazo y que ha de ser un anticipo de lo que será el Sistema Nacional de Educaci6n de Trabajadores, palanca fundamental que permitirá a Chile superar el subdesarrollo económico y cultural.6
Proyectos no realizados ...
La Universidad Técnica tenía planeada la expansión de los programas en marcha. Esto no pudo ser realizado como tampoco otros proyectos no alcanzaron a ser íntegramente llevados a la realidad.
Uno de ellos fue el Programa Universitario para Trabajadores que se gestionaba ante la UNESCO y que ya se ha descrito. La Comuna de la Cisterna, con sus terrenos ofrecidos, se quedó esperando el Centro Universitario de Trabajadores como también miles de trabajadores que cifraban sus esperanzas de estudios superiores en ese Instituto Central.
De igual manera, quedaron sin realizar los cursos masivos por correspondencia, radio y televisión programados para 1974. Tampoco pudo aparecer en las pantallas el canal de televisión 11 de la Universidad Técnica que ya estaba listo para funcionar.
Una iniciativa muy importante, que estaba muy avanzada y que tampoco se alcanzó a terminar, fue la creación de un museo tecnológico (o de ciencia y tecnología). Los estudios estaban muy adelantados y se habían emprendido varias gestiones con este propósito. Se visitó a la UNESCO en París que ofreció ayuda técnica y especialistas. Se contaba con los terrenos en la Quinta Normal, y en las ceremonias en que se conmemoraron los 500 años del nacimiento de Copérnico, realizadas en la Universidad Técnica, el ministro de Educación Jorge Tapia, firmó un acuerdo con esta universidad mediante el cual le entregaba, para que formara parte del museo, un planetarium que el Ministerio había comprado y ya estaba por llegar al país. Se acababan de realizar varias reuniones con Grete Mostny, directora del Museo Nacional de Historia Natural en la Quinta Normal, quien estaba colaborando activamente en este proyecto. La Oficina de Construcciones ya había elaborado los planes respectivos.
Este museo tecnológico constaría de tres partes fundamentales, según el plan:
a) Historia de la técnica en Chile. En esta sección se reuniría sistemáticamente, por actividad, el acervo histórico del desarrollo tecnológico del país. Desde las herramientas araucanas encontradas, el arado de palo hasta la primera locomotora y el primer ferrocarril de Sudamérica que corrió entre Copiapó y Caldera (que estaba en poder de la Universidad Técnica del Estado); los primeros motores eléctricos, telares, maquetas de obras de ingeniería chilena del siglo pasado como el puente sobre el río Malleco, máquinas de las primeras salitreras, etc.
b) Sección autodidacta, en donde, por diferentes disciplinas, se podrían asimilar prácticamente los fenómenos naturales y científicos como generación de electricidad, transmisión de energía mecánica, química y eléctrica, computación, comprobación matemática de fenómenos físicos, de ecuaciones de mecánica, electricidad, alta tensión, microscopio, etc.
c) El planetarium, con todas sus instalaciones, incluyendo cine educativo.
Se trataba de crear un centro popular de actividad científico - cultural en la zona de la Quinta Normal con la participación del Museo Nacional de Historia Natural más conferencias, exhibiciones y hasta entretenimientos populares.
La Facultad de la Salud
La formación de médicos con profundo sentido social fue una preocupación del gobierno de Salvador Allende. Con tal motivo, las miradas se dirigieron a la Universidad Técnica del Estado. A mediados de 1973, el gobierno había resuelto destinar el hospital que se construía en Camino Ochagavía (90,000m2 de construcción) para que, junto a sus funciones de hospital, sirviera de base a la nueva Facultad de la Salud que crearía la UTE. El proyecto incluía una amplia gama de carreras e investigaciones relacionadas con la salud. La intención del presidente se inspiraba en la necesidad de formar médicos de origen popular, especialmente hijos de trabajadores, y que, por lo tanto, desarrollaran su profesión con sensibilidad y sentido social. Al mismo tiempo se proyectaba el funcionamiento de otras carreras del mismo campo: obstetricia, enfermería, tecnología médica, puelicultura, etc. y la preparación de arsenaleras y practicantes.
Con este fin se constituyó una comisión que comenzó los estudios para materializar el proyecto de estas ideas. La Comisión estaba formada por un grupo de médicos representantes del Servicio Nacional de Salud - organismo que haría el aporte material y el financiamiento del hospital -, por miembros de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y por profesores de la UTE, y comenzaron a trabajar en relación a los programas de docencia e investigación, a la organización, a la administración y las futuras funciones sociales de la proyectada facultad. Estas actividades que en un comienzo no fueron muy difundidas, comenzaron a despertar justificado interés tanto en los círculos médicos como entre trabajadores y estudiantes. Fue otro proyecto que se esfumó con el golpe militar.
Comparaciones con la universidad clásica
Existen grandes diferencias entre la universidad reformada y la clásica, y otras también notables entre las universidades latinoamericanas y las de Estados Unidos y Canadá.
Aunque no podrían exhibirse ahora muchos ejemplos de universidad reformada, la Universidad Técnica del Estado intentó un camino en este sentido, ampliamente discutido y aprobado a través de años de elaboración por toda su comunidad. Es ésa, fundamentalmente, la principal premisa de una universidad reformada: su democracia, la participación de todos sus estamentos (profesores, estudiantes, funcionarios no académicos y, menos frecuentemente, sus egresados) en la elaboración de la política universitaria y en la adopción de las decisiones más importantes. De esta manera, la actividad de las instituciones responde a una voluntad colectiva; los problemas más importantes de la universidad son conocidos, sopesados y discutidos por todos sus miembros en mayor o menor grado y las resoluciones adoptadas son familiares a la totalidad y responden a la mayoría de la corporación. En la universidad clásica, la política es dictada por pequeños grupos y, en algunos casos, sus decisiones causan conflictos con las mayorías. A veces, esta política está influenciada por los intereses económicos de la universidad, especialmente en los países en que estos establecimientos suelen tener un financiamiento privado. Muchas de las actividades académicas están dictadas por los fines específicos para los que se entregan los aportes financieros.
En la universidad reformada se trata de responder a la comunidad nacional en todo sentido: las reglas de ingreso se dictan considerando los intereses de las mayorías o, en todo caso, tomando en consideración a toda la población; la extensión universitaria se dirige a los sectores que más la necesitan; las carreras profesionales se conducen de acuerdo a las realidades nacionales y, de la misma manera, la investigación científica y tecnológica está especialmente dirigida a encarar los problemas del país. Sin desconocer que en la universidad clásica se cumplen muchas de estas premisas, no se puede olvidar su tendencia hacia la "torre de marfil", de "la ciencia por la ciencia" o "el arte por el arte" y se busca la excelencia académica como un fin y no como un medio para la docencia, la investigación y la extensión.
Sin lugar a dudas, otra de las premisas fundamentales para el desarrollo de una reforma universitaria como se ha estado describiendo, es un clima democrático nacional. Sin libertades públicas, sin el debido respeto a los derechos humanos y en un sistema de coacción al pensamiento, es imposible el desarrollo y el florecimiento de la universidad y, en general, de la cultura y de las artes. La universidad reformada alcanza su realización en un proceso de cambios de la sociedad en su conjunto, que es cuando nuevas capas de la sociedad exigen participación en el saber.
En la rica experiencia de la reforma de la Universidad Técnica del Estado se conjugaron equilibradamente una mayoría progresista; una dirección plenamente comprometida con la reforma; un estudiantado dinámico, responsable y de orientación avanzada, y un proceso democrático nacional que conducía a los cambios sociales en el país.
Características imprescindibles de un sistema educacional
Un sistema educativo nacional debe ser una organización muy amplia y abierta a toda la sociedad, lo que quiere decir:
- Que asegure las iguales oportunidades de ingreso a todas las capas sociales y en todas la fases del sistema.
- Que mantenga una conexión indisoluble con el medio en que actúa, ya sea en una localidad, región o a escala nacional.
- Que posea plena flexibilidad y autonomía académica y administrativa.
- Que signifique un factor de cambios sociales hacia una sociedad mejor. Esto no significa que la universidad se convierta en un centro de agitación, sino que en sus actividades docentes, de investigación o extensión, se incorporen los problemas nacionales, se fomente el debate de ellos y se elaboren conclusiones que favorezcan la solución más acorde con los intereses del país y de las amplias capas de población.
- Que mantenga universalidad de criterios en el terreno político, étnico, religioso, en los conceptos generales, en el acervo humano que la componga y en los problemas que aborde: "nada humano le debe ser ajeno".
- Que se desenvuelva en un sistema democrático y de respeto al pluralismo ideológico.
Para el funcionamiento de una universidad
Los objetivos de una universidad están dictados principalmente por las condiciones del país y la región en que se desenvuelven sus actividades. Habiéndose dicho que ellas deben proyectarse hacia los intereses nacionales o regionales, sus metas pueden concluirse a través del reconocimiento de los problemas que la rodean. Sin embargo, existen elementos fundamentales que funcionan en la universidad como herramientas para alcanzar esos objetivos. En sí mismos, estos elementos ya constituyen logros esenciales en el proceso de construcción de la universidad:
- Elevados niveles académicos. A través de concursos de contratación adecuados y por medio de cursos permanentes de perfeccionamiento. De igual manera, la participación constante de sus profesores en labores de extensión, investigación y creación, por medio de publicaciones y participación en seminarios, conferencias, viajes, años sabáticos, etc., y en la vida de la nación, como su participación en industrias y otros centros vitales. También ejerce una influencia positiva la invitación de valores internacionales o de otras Universidades a dictar cursos y entregar conocimientos y métodos a los profesores de la universidad visitada.
- Promoción de sus valores jóvenes.
- Que la universidad esté involucrada en la mayor parte de las actividades nacionales, por no decir todas.
- Transformarse en un factor de progreso del país.
- Llegar a ser un centro irradiador de cultura en todos sus aspectos y niveles y sin menospreciar ninguna disciplina o arte.
- Mantener una administración racional y ágil.
La universidad debe ser el domicilio, no sólo de la ciencia, del arte y la técnica, sino también de los ideales democráticos, de la preservación de los derechos humanos y de la libertad.
Atributos de una universidad que actúa en el medio social
Para cumplir la misión que le corresponde en el medio social, la universidad debe poseer ciertos recursos, medios y atributos.
Para ello, la comunidad universitaria o, por lo menos, su mayoría, debe estar animada de una doctrina relevante, por la democracia, por el progreso, con amplitud de miras y presta a una crítica constructiva. Su personal debe ser idóneo en este sentido: imaginativo, activo, con amplio sentido social, abierto a todas las iniciativas, que sepa mezclar las teorías con las experiencias de la práctica diaria, incansable y enamorado de la labor de la universidad.
Por otra parte, debe tener un sistema de organización que permita recoger y proyectar todas las iniciativas útiles como también una carta orgánica que no sea rígida, sino, por el contrario, dotada de la flexibilidad necesaria para adoptar los cambios académicos o de otro orden cuando ello sea necesario. En este sentido la comunidad debe permanecer siempre alerta para detectar aquellos sistemas, materias o prácticas que es necesario innovar impidiendo que la universidad se aferre a la costumbre o la tradición indiscriminadamente; por lo tanto, que esté abierta a los cambios oportunos.
Debe estar premunida de una férrea voluntad de realización de llevar a los hechos los principios que sustenta y los acuerdos que adopta. En este sentido, debe ser incansable para construir con la realidad y acumular hechos tangibles y fructíferos. Que nada quede únicamente en el papel; no sólo soñar y proyectar, sino construir y construir firmemente. "Creo que la enseñanza más valiosa de la reforma de la Universidad Técnica fue la de haber llevado a la práctica y con bastante éxito una serie de principios de los cuales mucho se ha hablado, pero que, en general, han permanecido como letra muerta", escribió el profesor Oscar Lennon.7
Parece innecesario decirlo, pero la institución debe contar con los recursos financieros esenciales para desarrollar su labor. Locales apropiados, salas de clase, lugares de esparcimiento y deportes para alumnos, vivienda y alimentación para los estudiantes que lo necesiten, además de su atención médica, dental y psicológica, bibliotecas, laboratorios, editoriales, radiodifusión, teatros, campos experimentales, plantas experimentales, etc., y naturalmente, los profesores idóneos para la docencia y la investigación.
Y lo más importante: sus estudiantes. La universidad, especialmente sus profesores, pueden formar y educar al alumnado, el sector transitorio de la comunidad, en el estímulo de su sentido de la conciencia y responsabilidad social. Ello debe formar la tradición del estudiantado. Que sea consciente, responsable, activo, imbuido de los problemas del país y de la universidad, luchador y generoso. Además de colaborar en las tareas propias de la universidad e interesarse por su política y sus decisiones - en las que debe participar -, debe permanecer siempre vigilante, crítico y sin compromisos atenazantes. Ese fue el estudiantado que tuvo la Universidad Técnica del Estado desde 1960, agrupado en la Federación de Estudiantes de la Universidad Técnica (FEUT), y a quien se le debe los principales cambios que experimentó esta universidad para transformarse en una universidad reformada.
Dostları ilə paylaş: |