UNIVERSIDAD DE CHILE
FACULTAD DE DERECHO
D
NOVIEMBRE 2007
Profesora Rosa María Mengod Gimeno
Alumnas: María Fernanda Andino Miranda
Miriam Enriqueta Gutiérrez Espinoza
EPTO. DE DERECHO DEL TRABAJO Y SEGURIDAD SOCIAL
I N D I C E
Página
ANGULOS
“HISTORIA PERSONAL DEL SINDICALISMO CHILENO.
(BREVE CRÓNICA DE UNA LARGA EXPERIENCIA SINDICAL: 1939-2007)
Autor: William Thayer Arteaga
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I) NOTICIAS INTERNACIONALES Página
Crean plan de seguridad social iberoamericano
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Convenio iberoamericano simplifica acceso a pensión y cobro de los migrantes
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Sindicatos en guerra abierta contra recortes de Sarkozy
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Sindicatos del transporte público francés extienden su paralización
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Mueren 100 mineros en Ucrania
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Noticias de la OIT
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Ministro cubano critica “indisciplina” de trabajadores
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II) REFORMAS LABORALES Página
Sindicatos del retail se unen para negociar
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Justicia asegura que tribunales laborales funcionarán correctamente
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CUT lleva al Gobierno denuncia de trabajadores de Forestal Arauco
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Por la vuelta a un sistema previsional público
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Trabajadores del transporte anuncian paro por aumento de horas laborales
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Inician pago de deudas a ex afiliados de la Isapre Sfera
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Trabajadores del comercio quieren negociar por rama con grandes tiendas
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DC pide justicia laboral por fases
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Bachelet inaugura Cumbre Iberoamericana con llamado a un pacto social
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Diálogo social precisa sindicatos y gremios empresariales fuertes
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Alzas en costos por ley de Subcontratación en sondeo a agricultores
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Andrade responde a Corma. “La mano dura es resabio conservador”
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Empresario formalizado por agredir a empleado
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Reforma previsional FF.AA. Fisco ahorrará más de US$ 250 millones anuales
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Rol que jugarán los privados y el Estado en el nuevo sistema de seguridad social
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Iniciativa de un ingreso familiar ético genera convergencia
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Indicaciones a la reforma podrían retrasar votación del proyecto en el Senado
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Convenio de Prodemu y Sernam. Fomento trabajo de las mujeres emprendedoras
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Sector público mantiene llamado a paro tras recibir oferta de 4% de reajuste
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Trabajadores de la salud anuncia adhesión a paro convocado por la CUT
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Encuesta Laboral. Trabajadores sindicalizados reciben sueldos más altos
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Allamand dice que nada ha cambiado en 20 años y Letelier propone sueldo máximo
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Colegio de Profesores se suma a paro convocado para el lunes 19
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Empleados públicos rechazan 4,5% de reajuste salarial
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Congreso despacha reajuste de 6,9% para el sector público
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Gremios del Transporte anuncian huelga general de 24 horas en diciembre
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CUT denuncia prácticas antisindicales por parte de Agropesur
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Arzobispo de Concepción se comprometió a mediar por conflicto laboral de Tomé
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Crean dos escuelas pilotos de alfabetización digital campesina
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Enseñarán oficios en el Sename a condenados de más de 16 años
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Corte falla en contra de profesora lesbiana
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Empresariado aclara que no pretende prescindir de “rompehuelgas”
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Polémica provoca fallo en contra de profesora lesbiana
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Profesionales de la salud reeligen a su presidente
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Mineras. Informe sobre subcontratación será entregado la próxima semana
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Comunidad de Tomé se moviliza en defensa de su principal industria textil
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Pescadores depusieron toma de carretera en Valdivia
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Protestas por cuotas de pesca en el Biobío
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III) EMPLEO Y DESEMPLEO Página
Crecimiento en empleo y remuneraciones reales ACHS
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Organización Internacional de Trabajo. Alto nivel de cesantía juvenil en Chile
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Desempleo nacional llegó a 7,7%
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IV) NOTICAS MISCELANEAS Página
A mayor edad, mayor empleabilidad
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¿Cómo cumplir la jornada laboral?
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Hombre se quema a lo bonzo ante su jefe porque se negaba a pagarle el sueldo
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ANGULOS
Historia personal del sindicalismo chileno.
(Breve crónica de una larga experiencia sindical: 1939-2007)
WILLIAM THAYER ARTEGA
Profesor de Derecho del Trabajo y Seguridad Social
Facultad de Derecho, Pontificia Universidad Católica de Chile, y
Profesor de Derecho del Trabajo y Seguridad Social
Escuela de Post Grado, Facultad de Derecho
Universidad de Chile
(Notas, recuerdos y testimonios escritos y ordenados con motivo de la inauguración de una Escuela Sindical en la Universidad Austral de Chile ( 2004), revisados y adaptados en noviembre de 2007 ,para Actualidad Laboral , como contribución a la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, donde me gradué, y en testimonio de gratitud a mi amiga ,la distinguida profesora Rosa María Mengod directora de esa publicación.)
1.- Introducción.-. Hacia 1970, cuando era rector de la UACH , creo haber vivido la más novedosa experiencia sindical de mi vida. Por eso, la evoco como portada de esta breve crónica de una larga experiencia sindical. En esa casa universitaria se había estructurado un “sindicato de docentes”, que presidía mi querido amigo Ricardo Westermayer., decano de la Facultad de Ciencias Agrarias y uno de los fundadores de la Universidad. Conforme a los usos de la época, el sindicato presentó un ambicioso pliego de peticiones. Como rector y empleador , estimé que excedía en mucho las posibilidades de la UACH , entidad no lucrativa , financiada principalmente en aquella época con los aportes fiscales, que año a año había que discutir con el Gobierno y el Ministerio de Hacienda. Los estudios no eran pagados.
Acuciado por el monto de las peticiones y la calidad de los peticionarios, decidí convocar al Senado Universitario haciendo presente que, para acceder a lo solicitado, habría que liquidar importantes activos de la Universidad, opción a todas luces extrema e inaceptable. Pero ocurre que formaban parte del Senado universitario varios de los dirigentes del sindicato de docentes, en su calidad de académicos de la más alta jerarquía. Vender bienes de la Universidad para satisfacer peticiones de mejoramiento salarial de los docentes - muy justas, por lo demás - era impensable. La cuestión habría sido gravísima si no hubiere existido en todos los interesados, una convicción muy firme de que la primera obligación de docentes, administrativos, estudiantes y autoridades universitarias (Rectoría, Consejo Académico, Junta de Administración y Senado) era mantener incólume el patrimonio de la Universidad, sin perjuicio de examinar con justicia, prudencia y buena voluntad como distribuir mejor los escasos recursos disponible.. Recordando ese singular episodio, me decidí a escribir esta “petite histoire” de cómo vi el desarrollo sindical de Chile en los sesenta y ocho años transcurridos desde que curse Derecho del Trabajo en la Universidad Católica, como alumno del joven profesor Eduardo Frei Montalva, hasta el año 2007,en que Rosa María Mengod que solicitó esta cooperación,
2.- Evolución de las relaciones laborales en Chile y de la legislación que las rigió entre el Código de 1931 y el vigente .
2.1.-. Quien esto escribe, no cumplía 6 años cuando estalló la rebelión del 5 de septiembre de 1924. Vivíamos en Viña, pero mi padre, de paso en Santiago, quedó ocasionalmente retenido en La Moneda, llenando de inquietudes a mi madre y de extrañeza a sus hijos. Naturalmente, no sospechábamos que esa revolución acarrearía tres días después la aprobación de las leyes sociales 4053 a 4059, bases del Código del Trabajo que comprometería la mayor parte de mi vida adulta ( para ser exacto, desde 1939 al 2007). Poco después, en febrero o marzo de 1925, mi papá – Luis Thayer Ojeda - me pidió lo acompañara a la Plaza Sucre, porque “iba a hablar el Presidente (Alessandri Palma), que volvía del exilio”. Sin comprender el sentido de sus palabras, escuché por primera vez la encendida oratoria del principal protagonista de la historia de Chile en la primera mitad del siglo XX.
2.2.- Siempre he sostenido que el Código del Trabajo, con sus innumerables reformas, es el mejor “memorándum” de nuestra evolución social. Quizá sus disposiciones muchas veces no se ajustan a la realidad del país, pero hay cierta intencionalidad al interpretarla que es parte viva de la historia. Por eso, al menos los que hemos seguido de cerca el proceso de gestación del Código del Trabajo, desde el primero hasta el actual, nos acostumbramos a mirar la historia social en la perspectiva del siglo XX, iniciado con fuertes “luchas del proletariado obrero” que se arrastraron. desde fines del siglo XIX hasta 1991, fecha emblemática de la extinción de la utopía de establecer la dictadura del proletariado. Éste, como masa obrera revolucionaria y mayoritaria, prácticamente desaparece como protagonista revolucionario, junto con el desmembramiento de la URSS (1991). En Chile, al menos, la categoría de “obrero” ya no existe. Sólo hay “trabajadores” que - excluida la minoría de indigentes, cesantes crónicos, analfabetos, “lumpen”, mendigos , inválidos y otros - constituyen una especie de “continuo” desde los que poseen una incipiente o baja calificación hasta la más alta de la empresa.,
2.3. En un proceso de éxitos y frustraciones, alzas y caídas, que llenó casi todo el siglo XX - 1919-1991, dos fechas tan parecidas y tan diferentes –nació y se desenvolvió el sindicalismo moderno. . El antiguo proletariado se encumbra, lenta pero incoerciblemente, hacia mejores niveles de educación y calificación, tanto profesional, como ocupacional y cultural. Es así como el promedio de su escolaridad en el actual trabajador chileno se instala en los 10 años y hace posible al ex Presidente Lagos proponer la educación media íntegra como obligatoria. Veamos si estos son sueños, o lecciones y testimonios de la historia reciente, válidos, al menos, en nuestro país
2.3.- El mismo año en que nació la OIT en el Tratado de Versalles (junio de 1919), Chile se incorporó a ella, por ley 3557, de octubre de 1919, cuando se celebró la Primera Conferencia de ese organismo1 . La ley lleva firma del Presidente Sanfuentes y de su canciller, Luis Barros Borgoño. Un proyecto de Código del Trabajo, por su parte, fue enviado al Parlamento en 1921, suscrito por Arturo Alessandri Palma y de su ministro del Interior, Pedro Aguirre Cerda. El primer compendio de las leyes laborales, o Código de 1931, lo firmó el Presidente Ibáñez; el Código de 1987, el Presidente Pinochet; el de 1994, el Presidente Aylwin y el de enero de 2003, el Presidente Lagos. Los versos de una vieja canción chilena dicen: “ ¡ Ah, si la tranquera hablara, las cosas que contaría! Eso puede predicarse con más propiedad aún del Código del Trabajo chileno , al que los historiadores, los laboralistas y estas mismas notas procuran hacer hablar
2.4.- Del proyecto de 1921 se desgajaron como leyes especiales – a impulsos de un “ruido de sables” que Alessandri debió aceptar en ese momento- los siete textos antes mencionados (leyes 4053 a 4059) . El Presidente Ibáñez, en una decisión constitucionalmente criticada, pero históricamente alabada, las compendió en el DFL 178, el 13 de mayo de 1931, con apoyo de importantes expertos. Más tarde, profesores de la Universidad de Chile, le dieron constitucionalmente su forma definitiva2 . Pero Chile continuó por largas décadas, hablando del Código de 1931.
2.5. En 1939, el bisoño profesor Eduardo Frei Montalva, enseñaba ese Código a sus alumnos de 3er año de Derecho en la Universidad Católica, entre los que me contaba. Poco después, entre 1942-1946, debí parcialmente profundizarlo, no por exigencias académicas , sino como funcionario de las Comisiones Mixtas de Sueldos, tribunales especiales del trabajo, a los que entré por un concurso, que no pensaba ganar, después de perder otro en la Dirección de Aeronáutica, mucho menos exigente , que realmente gané, pero perdí por secretaría.... Esos 4 o 5 años como funcionario público judicial me hicieron especialista, no en aeronavegación civil, sino en la legislación laboral que regía a los empleados particulares3 . La vaga noción de que estaba alcanzando un estatus de experto en el tema me la despertó un llamado telefónico del mi ex profesor y entonces Ministro de Obras Públicas, Eduardo Frei, quien me pidió le estudiara con urgencia un asunto laboral. Tan halagado me sentí, que han pasado sesenta años y todavía no lo olvido.
2.6.- Anotemos , porque tiene trascendencia, que el sector de los empleados particulares se alejó del sistema de “conflictos colectivos” con que negociaban por obreros, y prefirió acogerse a la estabilidad y seguridad de una ley ( la 7295) , que establecía sueldos vitales, reajustes, aumentos voluntarios, promociones , ascensos por antigüedad, asignaciones familiares, indemnización por años de servicios y subsidio de cesantía. En cambio, su art.40, no les permitía presentar pliegos de peticiones económicas sino transcurrido un año desde el último reajuste legal. Como los reajustes eran también anuales, los empleados quedaron al margen del sistema de conflictos colectivos los obreros. Una manera algo críptica de legislar, que no se originó en inadvertencia, sino por una consciente y muy debatida opción gremial, acogida por el Gobierno. .
2.7.- Esta experiencia funcionaria me puso en contacto con uno de los problemas claves de nuestra evolución laboral: la diferencia entre empleados particulares y obreros, socialmente más importante que la de empleados públicos y particulares. Entonces había aproximadamente 10 obreros por cada empleado particular. Las asociaciones de 2º y 3er grado crearon un enjambre de siglas ininteligibles para los no iniciados: UECH, FIEP, CONEP , CEPCH, ANES, ANEF y JUNECH, para los empleados; FOCH , CGT y CTCH , para los obreros. Entre tanto, empleados y obreros soñaban -con parejos o disímiles objetivos - alcanzar la “unidad de la clase trabajadora” en la CUT, creada en 1953 como “Central Única de Trabajadores.” Años después, con realismo nacional e internacional se resignó a conservar la sigla CUT, pero con un significado compatible con los principios de la OIT: Central Unitaria de Trabajadores.
2.8.- Recordemos que el sistema de federaciones y centrales funcionaba al margen de reconocimiento legal, pero con universal tolerancia política , siguiendo en ello una constante del movimiento sindical internacional desde la abolición de la ley Le Chapelier (1791) sus ecos fuera de Francia. Cabe tener presente aquí que los empleados - los “débiles , apatronados y pequeño-burgueses” trabajadores de los años 30 y 40 - fueron ganando en número y fuerza, mientras el proletariado en cuanto tal perdía fuerza e identidad , hasta desaparecer , como consecuencia de la educación , la capacitación y el ahorro – forzado o voluntario – que permitieron el avance social y las mejores remuneraciones de los obreros calificados. Finalmente se fundieron obreros y empleados en la sola categoría legal de “trabajadores”4
2.9.- El cinturón de hierro que prohibía legalmente las federaciones, confederaciones y centrales de sindicatos obreros lo rompió, el Estatuto de los Trabajadores del Cobre, que rigió desde 1956 las relaciones laborales entre empleados, obreros y empleadores o patrones de la Gran Minería del Cobre. Su raíz fue la ley 11.828, de 3 de mayo de 1955, denominada de Nuevo Trato a la Gran Minería del Cobre. En ella se reconoció legalmente la Confederación Nacional de Trabajadores del Cobre (CTC) , que reunía a los sindicatos industriales ( obreros) y profesionales (empleados) de esa rama principal de la industria minera. Los estatutos de la CTC los protocolicé – orgullosamente - en la notaría de Herman Chadwick Valdés, el 26 de octubre de 1956. Los dirigentes nacionales de la CTC encabezados entonces por Eduardo Delfín , Rubén Meneses, Eduardo Cuturrufo, Gustavo Cordero, Pedro Tapia, Alejandro Rodríguez , Edmundo Callejas , Héctor Olivares, Manuel Ovalle y muchos más, también hablaban con orgullo de la “ Confederación de Trabajadores del Cobre con personalidad jurídica” , característica que no sólo le otorgó un significado especial como entidad representativa, sino un poder gremial y económico notable ...y envidiable. Su administración se regularizó y contó con un fuerte financiamiento ajustado a la Constitución, ley y los estatutos. Más que cualquier otro gremio, los de la Gran Minería del Cobre iban a cambiar la historia laboral de Chile, cuando su “estatuto de excepción”, en temas decisivos y esenciales, se generalizó.
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2.10.- Nunca supe cómo llegué en 1954 a la asesoría jurídica de la más fuerte organización sindical de Chile, después de haber asumido en 1947 providencialmente la asesoría de la poderosa Confederación de Sindicatos de Empleados del Banco del Estado, según relaté en otra publicación5 La cuestión parece un detalle personal, pero es ilustrativa. Imagino que confluyeron varios factores. Desde luego, por aquellos años (1954. o 1955) correspondía dirigir la Confederación - según sistema de turnos – a la Zonal Chuquicamata, donde había una interesante base de la ASICH, establecida en tiempos del Padre Hurtado , en la que varios líderes como Rafael Albornoz, Juan Argandoña, Pedro Tapia y otros me conocían y distinguían por mi colaboración con él. También pesaba el hecho que, en mi calidad de abogado de los trabajadores del Banco del Estado, atendía en la oficina que me proporcionada esa entidad gremial (4º piso de la entonces Sucursal Huérfanos del Banco del Estado , ex Caja de Crédito Hipotecario), a muchos gremios , sindicatos e instituciones sociales. Se ganaba poco, pero se hacía mucho. Mi mujer y mis hijos sufrían sin duda estrecheces, mientras mi generación veía nacer lentamente un nuevo mundo gremial. Eugenio Heiremans, Jorge Matetic, Sergio Silva Bascuñán y Jorge Sánchez me habían encomendado organizar la Caja de Compensación de ASIMET, a semejanza de la ya exitosa Caja de la Cámara de la Construcción. Este contacto con el mundo empresarial y obrero a la vez en los fuertes sectores metalúrgico y de la construcción, más la asesoría de los bancarios y las responsabilidades que conservaba de mis contactos con la ASICH, mantenían en plena actividad esa oficina, que compartíamos con Ramón Luco y Ernesto Yávar. Por la enfermedad del R.P. Hurtado6 debí abandonar primero, la que compartía con don Carlos Vergara Bravo, Fernando Castillo Infante y Gustavo Lagos, para trasladarme a la ASICH. Más tarde, hacia 1954, fallecido el Padre Hurtado en 1952, me pidieron la renuncia a la ASICH y a la representación para América Latina de la CISC7, centrándome en la oficina de la Confederación Sindical del Banco del Estado. En cambio, Eduardo Long Alessandri , presidente de la ANES ( Asociación Nacional de Empleados Semifiscales) y de la JUNECH , como buen sobrino de Alessandri Palma, quedó cesante al triunfar Ibáñez - por segunda vez – a fines de 1952 y me pidió nos asociáramos , por un par de horas al día, porque necesitaba abrir una oficina profesional como abogado sindicalista y estaba algo fuera de “training” con sus largos años de empleado semifiscal y dirigente sindical. Su otra opción profesional, nuestro común amigo Carlos Domínguez Casanueva no podía acompañarlo. Long, socialista, vecino y viejo amigo también, asumió la asesoría de la CUT y de muchas de sus federaciones afiliadas, con directivas marxistas en su gran mayoría. De esta manera, con Long o sin Long, las asesorías sindicales en que me vi comprometido, como hombre uno o como hombre dos, cubrían todo el espectro nacional. En rigor, a los trabajadores poco importaba el color político de los asesores jurídicos, si la atención profesional era técnicamente eficiente y moralmente confiable. No había mucha diferencia entre llegar con Hugo Méndez, asichista , presidente del sindicato industrial INSA , a discutir con el gerente José Luis Claro el conflicto de esa empresa; con Ernesto Yávar o Ramón Luco a la Confederación de Trabajadores del Cobre , o con Eduardo Long a discutir con los Said sobre los problemas de su fábrica en Quillota. En cambio, diferente cosa fue llegar en 1965 como Ministro del Trabajo a la Plaza de Lota, y enfrentar una fiera concentración obrera comunista, preparada para comerse vivo al representante del Gobierno 2burgués2 del señor Frei Montalva, que había derrotado en 1964 a Salvador Allende, con votos de la derecha. Con todo, mi ”pedigree” de abogado sindicalista ; mis contactos de décadas con los trabajadores, incluyendo un par de viajes al oscuro mundo de las galerías subterráneas y submarinas de Lota y Schwager , preparando la exitosa aprobación de la “ley de lámpara a lámpara”8, me permitían adivinar cierta consideración profesional y humana, bajo la alharaca de una diferencia política. No era mucho...pero era algo; más que “algo”, un síntoma...
2.11.- En suma, desde 1942, en que se inició mi labor como funcionario de las Comisiones de Sueldos, tribunales especiales, dependientes administrativamente Ministerio del Trabajo ; continuada en 1947, con mi asesoría a los trabajadores del Banco del Estado, y algo después, con la asesoría de ASICH y el mundo inmenso del Padre Hurtado, viví un complejo de responsabilidades sindicales , gremiales, profesionales y públicas fascinantes , arriesgadas y cambiantes; con éxitos y derrotas. Innumerable situaciones y decisiones me vincularon, paralela o sucesivamente a los bancarios, el Cobre, ASICH, Madeco, INSA, electricistas, montadores de ascensores, campesinos, Cemento Melón, Said, CAP, ENAP, CUT, gráficos, CEPCH, Caja de Compensación de Asimet, poblaciones (CENDES), cooperativas (UNICOOP). , USEC, ICARE, Asociación Chilena de Seguridad, escuelas de Derecho y de Servicio Social de la Universidad Católica, Escuela Sindical ( ASICH), Instituto de Estudios Administrativos ( U. de Chile), charlas, conferencias y seminarios, cursos como profesor en las Escuelas de Verano de varias universidades, .hasta terminar , en noviembre de 1964 asumiendo el Ministerio de Trabajo y Previsión Social, luego el de Justicia y el rectorado de la Universidad Austral - que perdí como consecuencia del 11 de septiembre de 1973. Volví a mis labores académicas de tiempo completo, en la UC. Pero la vorágine siguió: fui coordinador de la Asociación de Mutuales reguladas por la ley 16.744; el Consejo Ejecutivo de UNESCO me eligió como miembro en reemplazo de Pablo Neruda, fallecido de cáncer diez días después del 11 de septiembre de 1973. Más tarde integré el directorio de DESCO y el directorio fundador de Provida; reasumí la asesoría de los Trabajadores del Cobre, entré al Consejo de Estado, tomé la Gerencia General de la Editorial Jurídica y fui designado senador institucional en calidad de ex rector universitario. Fue una especie de larga y personal posguerra, iniciada con mi graduación y matrimonio en 1945 y prolongada hasta estos inicios del siglo XXI, con un escenario nacional y mundial que fue cambiando veloz y fundamentalmente. Vale la pena, por eso, echar una mirada al contexto internacional de la evolución nacional que he tratado de reseñar.
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