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4.- DOS PROBLEMAS ACTUALES.

 

Si bien son muchos los problemas que podemos representar que en el mundo de hoy existen y que pueden afectar lacultura de la vida, en materias de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, queremos señalar dos de ellos que tienen dos cosas en común: por una parte dicen relación directa con las denuncias contenidas en Evangelium Vitae y, por otra, son de plena actualidad. Nos referimos al fenómeno denominado ‘flexibilización de las normas laborales’ y a los efectos laborales en los fenómenos de globalización de las economías.



 

4.1. La flexibilización de las normas laborales
Concebido el Derecho del Trabajo como tutelar o proteccionista de los trabajadores, por cuya mediación se deben consagrar normas que den cumplimiento a dicho propósito, hoy dicho rol aparece fuertemente  cuestionado. Se dice que la tutela del trabajador se puede obtener justamente desregularizando, flexibilizando el derecho del Trabajo. Se sostiene, por ejemplo, que en la medida que no haya un sueldo mínimo obligatorio, los empleadores podrán dar más empleo y, al existir una mayor demanda de mano de obra los sueldos subirán, ya no producto de una ley o normativa impuesta por la sociedad, sino por otra impuesta por el mercado: la ley de oferta y demanda. Se sostiene que se debe trabajar todos los días de la semana y del año, para aumentar las fuentes de trabajo; que se deben disminuir en general los derechos mínimos obligatorios, con el objeto que producto de esta flexibilización, se creen más empleos, se contrate a más personas cesantes, y que todos los trabajadores activos tengan mayores beneficios como resultado del bienestar económico general.

Se aprecia, por quienes defienden la flexibilidad, que las normas rígidas laborales de todos los últimos años, no tiene razón de ser, pues más que proteccionistas, se han convertido en perjudiciales para los propios trabajadores.

Este fenómeno actual, puede llegar a atentar contra la calidad de vida de los trabajadores o contra la vida misma, en todas las distintas formas denunciadas en la Encíclica.

Estamos conscientes que el Derecho del Trabajo se encuentra en crisis; que hay nuevas figuras de contratación producto del avance de la tecnología y de la ciencia; no nos cerramos a la necesidad de revisar la actual estructura normativa y los fundamentos del Derecho del Trabajo frente a los desafíos que le presenta la hora actual pero, al mismo tiempo, nos interrogamos si la flexibilización es la solución más adecuada o, al menos, si ella se debe dar en forma absoluta, como muchos pretenden.

Reconociendo la crisis por la que pasa el Derecho del Trabajo, sostenemos la necesidad de ser lo suficientemente creativos como para diseñar soluciones que, centradas en el hombre y con una visión antropológica conforme al Evangelio, permita cumplir con el rol tutelar que lo origina. Deberá haber la suficiente creatividad para permitir nuevas figuras jurídicas que, como el contrato de tiempo parcial,  la institucionalización del trabajo a domicilio que sea coherente con el avance de las comunicaciones, en fin, de diversos modos, sin traicionar los principios éticos y los fines propios del derecho del Trabajo, otorguen nuevas soluciones al desafío actual. Pero, nos preguntamos, si es una verdadera solución simplemente desregularizar todo, flexibilizar todo, entregando la solución a las leyes del mercado, como si olvidáramos lo ocurrido por su aplicación, en el siglo pasado.

Un sueldo mínimo que sea digno para el trabajador, en nuestro parecer, debe ser mantenido, y no puede estar sujeto a las leyes del mercado. Como este ejemplo, podemos dar muchos otros. [21]


4.2.  Globalización de la Economía

 

El segundo fenómeno actual es el relativo a la globalización de la economía, en sus diferentes formas y la participación del Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en dicho fenómeno.



La tendencia actual en el mundo es la globalización de las economías, encontrando varios y patentes ejemplos, como la Comunidad Europea, el Tratado de Libre Comercio de Norte América, el MERCOSUR, en el cono sur de América del Sur, otros en la cuenca del Pacífico, etc.

El fenómeno en si obviamente es encomiable, pero que llama a preocupación es el tratamiento que se da en ellos al factor trabajo, a la persona humana. Tenemos por ejemplo que en la Comunidad Europea, la que implica un libre intercambio no sólo de mercaderías, bienes y servicios, sino también de la mano de obra, de trabajadores. Pues bien, desde las conversaciones preliminares hasta la fecha, se ha sostenido que, en materia de legislación laboral, no se pueden dar normas homogéneas o regularla, sino que las condiciones mismas se van ir dando con el devenir y el desarrollo de la Comunidad. Es decir, el mercado, una vez más, irá dando la normativa.

Conviene mencionar un testimonio: ‘ El  mercado común de trabajo europeo no resultaría de la homogeneización de las regulaciones sociales de los distintos países comunitarios, sino de la remoción de los obstáculos que impedían el desplazamiento internacional de la mano de obra’ [22]. También se puede encontrar nutrida literatura sobre el particular,[23] y documentos oficiales. [24]

En el MERCOSUR, que también implica un libre intercambio de trabajadores, el problema aún no se soluciona, encontrándose en revisión los Convenios Internacionales ratificados por los países miembros, en vías de resolver a futuro esta situación.

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte, al no incluir el libre intercambio de trabajadores, sus normas tiene por objetivo más bien impedir un eventual dumping por la vía de la contratación de mano de obra barata mediante el no cumplimiento de la normativa social interna de cada país.

En fin, estos ejemplos acreditan la veracidad de la preocupación de fondo, cual es una eventual desregularización de las normas, la generación de nuevos problemas sociales por falta de normativa adecuada, la priorización de lo económico por sobre lo humano.

Las palabras del Papa en Santo Domingo, citadas en Evangelium Vitae,  a propósito del problema demográfico, encuentran plena vigencia, cuando señaló ‘Hay que buscar soluciones a nivel mundial, instaurando una verdadera economía de comunión y de participación de bienes, tanto en el orden internacional como nacional’ [25] y continúa el Sumo Pontífice‘Este es el único camino que respeta la dignidad de las personas y de las familias, además de ser el auténtico patrimonio cultural de los pueblos’. Este fenómeno de la globalización de las economías importa un nuevo reto al Derecho del Trabajo y a la Seguridad Social, los que deberá dar soluciones creativas, pero siempre fundadas en el Evangelio, el Magisterio de la Iglesia y las Encíclicas Sociales.

 

5.- CONCLUSIÓN.

 

En un Simposio Internacional sobre Evangelium Vitae, el Derecho del Trabajo y la Seguridad Social tienen un espacio importante que cubrir. De la lectura de dicha Encíclica en clave de los derechos sociales,  ese espacio es real e importantísimo, pues dicho documento pontificio viene a complementar precisamente desde la vertiente de la vida y su protección, lo ya dicho en todas las denominadas Encíclicas Sociales. El Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social encuentran un importante desafío, especialmente en los momentos en que viven situaciones de cambio especialmente originados en los nuevos acontecimientos del orden mundial, teniendo por ello un rol importantísimo que cumplir.



Creemos que esta tribuna internacional es un lugar importante para plantear estos desafíos, a fin que los estudiosos del derecho social en el mundo tomen conciencia y se aboquen a encontrar soluciones desde la perspectiva evangélica y con una base antropológica cristiana. Termino con las palabras de SS. Juan Pablo II, ya dichas al inicio de esta comunicación : ‘El Evangelio de la vida es para la ciudad de los hombres. Trabajar en favor de la vida es contribuir a la renovación de la sociedad mediante la edificación del bien común’ [26] El Derecho del Trabajo y la Seguridad Social tienen una importante misión en este desafío.

Valparaíso, Chile, Mayo de 1996.



[1]Profesor de Derecho del Trabajo de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Valparaíso, Chile.

[2]Evangelium Vitae Nº 101.

[3]Evangelium Vitae Nº 10.

[4]Evangelium Vitae Nº 11.

[5]Evangelium Vitae Nº 2.

[6]Const. past. Gaudium et spes, 27.

[7]Evangelium Vitae Nº 4.

[8]Insegnamenti XIV, 1 (1991), 1294, cit. en Evangelium Vitae 5.

[9]Evangelium Vitae Nº 6.

[10]Evangelium Vitae Nº 7.

[11]Evangelium Vitae Nº 90

[12]Evangelium Vitae Nº 90.

[13]Ver cit Nº 2.

[14]Evangelium Vitae Nº 23.

[15]Organización Internacional del Trabajo (ILO) (BIT).

[16]Homilía para la beatificación de isidoro Bakanja, Elisabetta Camori Mora y Gianna Beretta Molla (24.04.94) citado enEvangelium Vitae Nº 86.

[17]Ibid.

[18]Evangelium Vitae Nº 87.

[19]Evangelium Vitae nº 8.

[20](2 M 6,23) citada en Evangelium Vitae Nº 46.

[21]ver cita 14.

[22]Francisco Pérez de los Cobos ‘El derecho social comunitario en el tratado de la Unión Europea, Civitas, 1994, Pág. 20.

[23]por ejemplo: G.M. Mancini ‘Diritto del lavoro e Diritto Comunitario’ GDLRI, Nº 27, 1985, pág. 478.

[24]Informe Spaak, 1956.

[25]Discurso a la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Santo Domingo ( 12 de octubre 1992), 15:AAS 85 (1993), 819.

[26]Evangelium Vitae Nº 101.

JORGE ADOLFO MAZZINGHI



LA FRAGILIDAD DEL MATRIMONIO ES RAÍZ DE UN ATAQUE A LA VIDA
El orden natural prevé que un hombre y una mujer se unan íntima y perdurablemente para transmitir la vida, en el sentido complejo que esta expresión adquiere por tratarse de vida humana, es decir de un hecho que, además de biológico, es espiritual.-

Esa unión, descripta en el Génesis con palabras inequívocas, que la Encíclica recuerda en sus números 42, 43, fue elevada por Jesús a la dignidad de Sacramento y acogida por las leyes civiles en términos que si no llegaban a consagrar el caracter sacramental, respetaban, por lo menos, la estructura requerida por el orden natural.-

En los últimos cien años, y especialmente en los transcurridos desde 1970 a la fecha, esa situación sufrió una variación sustancial.-

El matrimonio dejó de ser visto como una unión que es camino para la plenificación y la santidad de quienes lo contraen, que es, además, fundamento de la única familia concebible, -la única, al menos, digna de tal nombre-, reconocida por doquier como célula fundamental de la sociedad, para transformarse en una ocasión de realización individual, sujeta, por lo tanto a las contingencias con que cada uno interprete lo que quiere hacer de su vida.

La difusión universal del divorcio vincular, regulado con una liberalidad que sorprende por su absoluta falta de prudencia, es la consecuencia necesaria de una filosofía extraviada, desentendida del destino último del hombre -que confunde con una placentera residencia en la tierra- y desentendida del papel de la sociedad, que sólo conciben como una agregación de individualidades, regida por un estado que prescinde de su deber de lograr el bien común.-

Cuando la batalla del divorcio se dio en la Argentina -con los mismos argumentos especiosos y falaces que se han usado en otros países- creíamos oportuno alertar sobre las consecuencias que tendría incorporarnos a la legión de países divorcistas, según ocurrió en 1987.-

Creíamos que la banalización del matrimonio, algo que a su hora describimos como un "yugo volátil", determinaría un desinterés creciente por contraer ese vínculo esencialmente frágil, cuya subsistencia depende sólo de la veleidad de quienes lo han contraído.-

Después de casi diez años de vigencia de la ley, los hechos confirman aquellas previsiones: La tasa de nupcialidad ha descendido notablemente, (de 27.469 matrimonios en 1988 a 17.304 en 1994, con posterioridad a cuya fecha hay una merma no desdeñable) y ha crecido, por el contrario, el número de hijos nacidos fuera del matrimonio, que, según publicaciones últimas llega al 42%.-

El hecho se confirma con los antecedentes italianos: Sancionada la ley Fortuna - Baslini, de 418.944 matrimonios en 1971, cayó a 310.938 en 1982.-

No parece dudoso que la desfiguración del matrimonio, la inestabilidad que se le atribuye como propia de su esencia, constituye un ataque a la vida.-

Dejemos de lado el tema de la calidad de vida -objeto de preocupación proclamado universalmente, aunque con acepciones distintas- que se resiente, sin duda, cuando a los hijos no se les respeta el derecho fundamental de ser educado por sus padres.-

Pero no solo eso constituye la agresión contra la vida.-

La facilidad para separarse y probar fortuna nuevamente, en uniones a las que se empecinan en llamar matrimonios, constituye un factor de desaliento terrible para traer hijos al mundo.-

Una gran parte de jóvenes que se casan, prefieren la política "prudente", de esperar el afianzamiento de su unión antes de acometer el cumplimiento del fin esencial del matrimonio.

Su celebración no constituye hoy la estructura perdurable, basada en compromisos irrenunciables, que era el cimiento de una familia estable y vigorosa.-

La fragilidad del vínculo es -para quienes se casan conforme al espíritu de las leyes- un motivo serio para procurar que el eventual retorno al "mercado nupcial", no se vea gravado por la existencia de una prole capaz de desvalorizar las perspectivas del cónyuge divorciado.-

Y esto explica el descenso de las tasas de natalidad en todas partes.-

A ello se agrega que el escaso número de los hijos nacidos de matrimonio, está equiparado, en algunos lugares, y superado en otros, por los nacidos de uniones libres, a veces meramente accidentales.-

No es necesario realizar una profunda investigación para concluir que los hijos nacidos en tales circunstancias son mucho menos que aquellos cuya vida ha sido segada por el flagelo universal del aborto.-

De donde resulta:

a)Que el divorcio generalizado y amplísimo, en vez de estimular el acceso al matrimonio lo ha desalentado;

b)Que quienes se casan frágilmente -porque así lo quiere la ley- creen oportuno abstenerse de procrear hasta alcanzar un grado de consolidación valorado subjetivamente.-

c)Que quienes no se casan, tienen hijos en una proporción semejante a la de los casados, pero inmolan una inconmesurable cantidad de vidas humanas, para cuya eliminación las leyes proveen asistencia gratuita y supuestamente eficaz.-

Se llega a la conclusión de que la lucha por defender la vida, como con autoridad y denuedo procura la Encíclica Evangelium Vitae, incluye una revalorización del matrimonio, base insoslayable de las familias en las cuales la fecundidad florecerá como una resultante libre de la unión entre los cónyuges, cuyos perfiles ha mellado la antienseñanza que fluye de las leyes vigentes en el mundo de hoy







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