Pregunta: ¿Cómo identificaremos a los encarnados que se encuentran en las últimas existencias de agotamiento de venenos psíquicos?
Ramatís: Son las criaturas que, aunque acometidas por las más terribles enfermedades, se mantienen resignadas, pacíficas, dulces y conformes. Atraviesan la vida física transformando sus dolores en verdaderos himnos de belleza espiritual, animando con su valor hasta aquellos que sufren mucho menos y que se conservan rebeldes y desanimados. En general, se consagran profundamente a las enseñanzas de Jesús, bebiendo en El las fuerzas que tanto necesitan para no sucumbir y no incurrir en nuevas faltas kármicas.
Esas criaturas, renuncian a las ilusiones del mundo material y parten de la Tierra como las aves que se liberan del viscoso lodazal, alzando el vuelo sereno hacia las regiones celestiales. Aceptan el dolor como sublime oportunidad para purificarse y para lavar el traje nupcial que el espíritu necesita vestir después en las esferas paradisíacas.
Pregunta: No obstante, creemos que existan espíritus valerosos que prefieren intentar la expulsión de su veneno periespiritual en una sola existencia física más dolorosa. ¿No es así?
Ramatís: Realmente, algunos espíritus heroicos se deciden a acelerar la descarga de sus fluidos enfermos y tormentosos del pasado y, si es posible hacerlo en una sola existencia, aunque resulte muy raro que lo consigan en tan corto plazo, pues además de que la expulsión psíquica muy violenta provoca dolores atroces, ello puede causar lesiones que perturben el sistema nervioso y dificulten el aprovechamiento consciente de la encarnación. No hay duda de que, a pesar de los grandes padecimientos en las pruebas de mucho sacrificio tendientes a lograr el agotamiento tóxico, las entidades consiguen siempre expulsar gran cantidad de morbo que oprime el sutilísimo periespíritu.
Pero, mientras hay espíritus que prefieren descargar de una sola vez los tóxicos incrustados en su periespíritu —lo que les resultaría menos ofensivo y crucial de hacerlo gradualmente en varias encarnaciones posteriores— hay otros portadores de venenos psíquicos tan violentos que, aunque reduzcan al mínimum su "descenso" hacia la carne mortificada, padecen terriblemente desde la cuna al sepulcro.
Pregunta: ¿Qué podéis decir sobre la lepra, que además de causar un sufrimiento tan acerbo, deforma sus víctimas?
Ramatís: La lepra proviene casi siempre de un gran drenaje de venenos que bajan del periespíritu. Tanto puede suceder a espíritus que tomaron la decisión espontánea de concentrar lo más posible los fluidos nocivos de su periespíritu, acelerando su expulsión violentamente por la carne, como a aquellos que, portadores de toxinas psíquicas demasiado virulentas, cuando las conducen a la materia, aunque lo hagan en la menor dosis posible, producen el estancamiento fluídico apropiado para nutrir los bacilos de Hansen, que son los gérmenes que causan la lepra.
El leproso, cuya situación dolorosa se agrava más por el imperativo de verse obligado a aislarse de su familia, es compelido a una vida de gran introspección y de dolorosas reflexiones, teniendo que reconocer que no le queda esperanza alguna en el trato con el mundo exterior. Entonces se sublimiza por la concentración de las energías espirituales y por la evacuación psíquica que lo ayuda a desagregar más rápidamente el veneno fluídico incrustado en el periespíritu, a semejanza de la lente que conduce los rayos solares hacia un mismo punto de convergencia. Su cuerpo se vuelve uno de los más vigorosos condensadores vivos, absorbente de las emanaciones deletéreas del periespíritu; es como un vasto papel secante que después de hallarse completamente embebido en las toxinas del psiquismo enfermo, debe expulsado hacia el seno de la tierra, en un admirable proceso que seca el alma contaminada.
Muchos leprosos presienten subjetivamente que de su situación trágica ha de resultarles excelente compensación para su espíritu atribulado, por cuyo motivo son resignados y valerosos, a pesar de hallarse bajo un destino cruel. Los más optimistas, organizan movimientos sociales, recreativos artísticos y culturales, de los cuales se vieron privados en el mundo exterior. Es que en el silencio de sus almas, la voz amiga y confortadora de sus guías espirituales los asiste continuamente, inspirándolos para que cumplan hasta el final la operación drenadora del contenido tóxico del tejido periespiritual, establecida en el Espacio antes de reencarnar.
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