Conjeturas y refutaciones
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Karl R. Popper
Conjeturas j refutaciones
El desarrollo del conocimiento científico
Edición revisada y ampliada
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Barcelona
Buenos Aires
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Título original: Conjectures and Refutations. The Growth of Scientific Knowledge
Publicado en inglés por Routiedge & Kegan Paul, Londres, 1972 (4.° edición)
Tradufcción de Néstor Míguez
Adaptación a la cuarta edición inglesa y traducción de las secciones nuevas:
Rafael Grasa
Cubierta de Mario Eskenazi y Pablo Martín
1." edición. 1983
3." reimpresión, 1991
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los propietarios del «Copyright
», bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra
por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático,
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© Karl R. Popper 1963, 1965, 1969, 1972
© de todas las ediciones en castellano,
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Defensa, 599 - Buenos Aires;
© de esta edición.
Ediciones Paidós Ibérica, S.A.,
Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelona.
ISBN: 84-7509-146-6
Depósito legal: B - 23.528/1991
Impreso en Indugraf, S. A,
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Impreso en España - Printed in Spain
Í N D I C E
Prefacio 13
Agradecimientos 15
Prefacio a la Segunda Edición 17
Prefacio a la Tercera Edición 19
INTRODUCCIÓN
Sobre las fuentes del conocimiento y de la ignorancia 23
CONJETURAS
1. La ciencia: conjeturas y refutaciones 57
Apéndice: algunos problemas de la filosofía de la ciencia 87
2. La naturaleza de los problemas filosóftcos y sus raíces en
la ciencia 94
3. Tres concepciones sobre el conocimiento humano 130
1. La ciencia de Galileo y la nueva traición a ella 130
2. El problema en discusión 133
3. La primera concepción: explicación última por esencias 137
4. La segunda concepción: las teorías como instrumentos 142
5. Crítica de la concepción instrument alista 146
6. La tercera concepción: conjeturas, verdad v realidad 149
4. Hacia una teoría racional de la tradición 156
5. Retorno a los presocráticos 174
Apéndice: conjeturas históricas y Heráclito acerca del cambio 193
6. Nota sobre Berkeley como precursor de Mach y Einstein 208
7. La crítica de Kant y la cosmología 219
7. Kant y la ilustración 220
2. La cosmología newtoniana de Kant 221
3. La critica y el problema cosmológico 222
4. Espacio y tiempo 223
5. La revolución copernicana de Kant 225
6. La doctrina de la autonomía 226
8. Sobre el carácter de la ciencia y de la metafísica 229
1- Kant y la lógica de la experiencia 229
2. El problema de la irrefutabilidad de las teorías filosóficas 239
9. ¿Por qué son aplicables a la realidad los cálculos de la lógica
y la aritmética? 248
10. La verdad, la racionalidad y el desarrollo del conocimiento
científico 264
/ . El desarrollo del conocimiento: teorías y problemas 264
2. La teoría de la verdad objetiva: la correspondencia con los hechos 272
3. I'erdad y contenido: verosimilitud versus probabilidad 279
4. El conocimiento básico y el desarrollo científico 290
5. Tres requisitos para el desarrollo del conocimiento 294
Apéndice: un enunciado no empírico piesumiblemente falso pero formalmente
muy probable 303
REFUTACIONES
11. La demarcación entre la ciencia y la metafísica 309
1. Introducción 309
2. Mis ideas acerca del problema 311
3. La primera teoría de Carnap sobre la falta de significado 315
4. Carnap y el lenguaje de la ciencia 322
5. Testabilídad y significado 332
6. Probabilidad e inducción 340
12. El lenguaje y el problema del cuerpo y la mente 355
7. Introducción 355
2. Las cuatro funciones principales del lenguaje 357
3- Un grupo de tesis 357
4. El argumento de. la máquina 358
5. La teoría causal del acto de nombrar 360
6. Interacción 361
7. Conclusión 361
13. Nota sobre el problema del cuerpo y la mente 362
14. Autorreferencia y significado en el lenguaje común 367
15. ¿Qué es la dialéctica? 375
/. Explicación de la dialéctica 375
2. La dialéctica hegeliana 388
3. La dialéctica después de Hegel 396
16. Predicción y profecía en las ciencias sociales 403
17. La opinión piiblica y los principios liberales 416
/ . El mito de la opinión pública 416
2. Los peligros de la opinión pública 419
3. Los principios liberales: un grupo de tesis 419
4. La teoría liberal de la libre discusión 421
5. Las formas de la opinión pública 422
6. Algunos problemas prácticos: la censura v los monopolios de la publicidad 423
7. Lista breve de ilustraciones políticas 423
S. Resumen 423
18. Utopía y violencia 425
19. La historia de nuestro tiempo: una visión optimista 436
20. Humanismo y razón 450
APÉNDICE
Algunas notas técnicas 459
/. Contenido empírico 459
2. La probabilidad y la severidad de los tests 463
3. Verosimilitud 466
4. Ejemplos numéricos 473
5. Lenguajes artificiales versus lenguajes formalizados 475
6. Xota histórica sobre la verosimilitud (1964) 475
7. Algunas indicaciones adicionales sobre la verosimilitud (1968) 478
8. Observaciones adicionales sobre los presocráticos, especialmente sobre
Parménides (1968) 482
9. Los presocráticos: ¿unidad o novedad? 492
índices 493
Índice de encabezamientos y citas proemiales 494
índice de nombres 495
índice analítico 500
a F. A. Von Hayek
Experiencia es el nombre que cada cual da
a sus errores.
OSCAR WILDE
Todo nuestro problema reside en cometer los
errores con la mayor rapidez posible.
JOHN ARCHIBALD WHEELER
PREFACIO
Los ENSAYOS y conferencias que componen este libro son variaciones
de un mismo tema simple: la tesis de que podemos aprender de
nuestros errores. En ellos se expone una teoría acerca del conocimiento
y de su desarrollo. Es una teoría de la razón que asigna a los argumentos
racionales el papel modesto pero importante de criticar nuestros
intentos, con frecuencia errados, por resolver nuestros problemas.
Es también una teoria de la experiencia que asigna a nuestras observaciones
el pajjel igualmente modesto y casi igualmente importante
Si bien destaca nuestra falibilidad, no se resigna al escepticismo, pues,
al mismo tiempo, tlesiaca el hecho de que el conocimiento puede innementarse
y que la ciencia puede progresar, justamente porque aprendemos
de nuestros errores.
El conocimiento, especialmente el conocimiento científico, progresa
a través de anticipaciones injustificadas (e injustificables), de presun-
(iones, de soluciones tentativas para nuestros problemas, de conjeturas.
Estas conjeturas son controladas por la crítica; esto es, por intentos de
refutaciones, entre las que se cuentan tests severamente críticos. Ellas
pueden sobrevivir a estos tests, pero nunca pueden ser justificadas categóricamente:
no se las puede establecer como indudablemente verdaderas,
ni siquiera como "probables" (en el sentido del cálculo de
probabilidades). La irílica de nuestras conjeturas es de importancia
decisiva: al poner de manifiesto nuestros errores, nos hace comprentler
las dificultades del problema que estamos tratando de resolver. Es
así como llegamos a adquirir un conocimiento más profundo de nuestro
problema y a estar en condiciones de proponer soluciones más
maduras: la misma refutación de una teoría —es decir, de una solución
tentativa seria para nuestro problema— es siempre un paso adelante
que nos acerca a la verdad. Y es ésta la manera por la cual podemos
aprender de nuestros errores.
A medida que aprendemos de nuestros errores, nuestro conocimiento
aumenta, aunque nunca podemos llegar a saber, esto es, a conocer con
certeza. Pero dado que nuestro conocimiento puede aumentar, ello no
puede suministrar razón alguna para desesperar de la razón. Y puesto
que nunca podemos llegar a saber con certeza, tampoco hay lugar para
13
ninguna apelación a la autoridad, para el engreimiento por nuestro
conocimiento o para la vanidad.
Aquellas teorías que resultan más resistentes a la crítica y que parecen,
en una cierta época, mejores aproximaciones a la verdad que
otras teorías conocidas, pueden ser descritas —^juntamente con los
informes acerca de sus tests— como "la ciencia" de esa época. Puesto
que ninguna de ellas puede ser justificada de manera categórica, lo
que constituye fundamentalmente la racionalidad de la ciencia es el
carácter crítico y progresivo de las mismas, el hecho de que podamos
presentar, en defensa de su pretensión de resolver nuestros problemas,
mejores argumentos que sus opositores.
Tal es, en resumen, la tesis fundamental expuesta en este libro y
aplicada a muchos temas, que van desde problemas relativos a la filosofía
y la historia de las ciencias físicas y las ciencias sociales hasta
problemas históricos y políticos.
He confiado en mi tesis central para dar unidad al libro, y en la
diversidad de los temas tratados para hacer aceptable la superposición
marginal de algunos de sus capítulos. He revisado, aumentado y modificado
la mayoría de ellos, pero me he abstenido de alterar el carácter
propio de las conferencias y alocuciones radiofónicas. Habría sido fácil
suprimir el estilo de chisme del conferenciante, pero pensé que mis
lectores preferirían tolerar este estilo antes que tener la sensación de
que no gozan de la confianza del autor. He dejado unas pocas repeticiones
para que cada capítulo del libro sea independiente.
Como sugerencia para posibles comentadores bibliográficos he incluido
también una reseña bibliográfica mía, de carácter severamente
crítico; constituye el último capítulo del libro. He excluido todos los
artículos que presuponen en el lector un conocimiento de los tecnicismos
de la lógica, la teoría de la probabilidad, etc. Pero en los Apéndices
he reunido algunas notas técnicas que pueden ser útiles para los
interesados en estos temas. Los Apéndices y cuatro de los capítulos se
publican aquí por primera vez.
Para evitar malentendidos quiero dejar bien en claro que uso siempre
los términos "liberal", "liberalismo", etc., en el sentido en que
aún se los usa comúnmente en Inglaterra (aunque quizás no en ..\mérica
del Norte): Hamo liberal, no al simpatizante de un partido político,
sino simplemente a un hombre que concede valor a la libertad
individual y que es sensible a los peligros inherentes a todas las formas
del poder y de la autoridad.
Berkeley, California K. R. P.
Primavera de 1962
14
A GRADECIMIENTOS
SE INDICAN el lugar y la fecha de la primera publicación de los artículos
aquí reunidos al pie de la primera página de cada capitulo.
Deseo agradecer a los directores de las diversas revistas en las que
aparecieron por la autorización que me han otorgado para incluirlos
en este libro.
He recibido ayuda de diversas maneras, en la revisión del texto, la
lectura de las pruebas y la preparación del índice, por parte de Richard
Gombrich, Lan Freed, el Dr. Julius Freed, J. W. N. Watkins,
el Dr. William Hartley, el Dr. Ian Jarvie, Bryan Magee y A. E. Musgrave.
Reciban todos ellos mi agradecimiento por su colaboración. Mi
mayor agradecimiento lo he contraído con mi esposa. Ha trabajado
en el libro aún más que yo, y su agudo sentido crítico es el responsable
de muchas mejoras.
K. R. P.
15
PREFACIO A LA SEGUXDA EDICIOX
ADEMÁS DE una revisión general del texto, esta nueva edición contiene,
una apreciable cantidad de material histórico que he acimiulado
desde que se imprimió la primera edición. En la medida de lo posible,
he tratado de no alterar la numeración de las páginas, para que las
referencias de la primera edición coincidan, en casi todos los casos, con
las de la segunda. Hay, también, un agregado al final del capítulo 5 y
\vn nvievo Apéndice 6) al final del libro. Alan MMSgvave ha revisado
completamente los índices y me ha ayudado mucho a mejorar el libro
en su conjunto.
Después de tratar, en el primer Prefacio, de resumir mi tesis en
una frase, la de que podemos aprender de nuestros errores, quisiera,
agregar ahora algunas palabras. Parte de mi tesis es que todo nuestro
conocimiento aumenta sólo a través de la correct ion de nuestros errores.
Por ejemplo, lo que se llama actualmente "lealimentación negativa"
(negative feed back) no es más que una aplicación del método
general de aprender de nuestros errores; el método de ensayo y error.
Ahora bien, parece manifiesto que, para poder aj>licar este método,
(lebeaios tener previamente algún objetivo; erramos si no logramos ese
objetivo. (Un termostato de realimentación negativa depende de un
objeti; o —una temperatura definida— que debe estar determinado de
antiniKiiio.) Pero aunque algún objetivo deba pieceder a un caso particular
del método de ensayo y error, esto no significa que nuestros
objetivos, a su vez, no se encuentren sometidos a dicho métcnlo. Es
posible cambiar de objetivo a través del ensayo y el error; y son muchos
los objetivos que sufren este cambio. (Podemos cambiar el montaje
de nuestro termostato, seleccionando, por ensayo y error, uno que
satisfaga mejor determinado objetivo, un objetivo de nivel diferente.)
Y nuestro sistema de objetivos no sólo cambia, sino que también se
desarrolla, de una manera muy similar a la manera como se desarrolla
nuestro conocimiento.
K. R. P.
Penn, Buckinghamshire
Enero de 1965
17
PREFACIO A LA TERCERA EDICIÓN
SE HAN REALIZADO, además de un gran número de cambios menores,
algunas adiciones sustanciales, entre ellas una exposición más clara
de mis opiniones acerca de la teoría de la verdad de Tarski (págs. 272
y sigs.). Se han incorporado también algunos nuevos Apéndices.
K. R. P.
Penn, Buckinghamshire
Abril de 1968
19
INTRODUCCIÓN
Pero daré a conocer lo poco que he aprendido para (|ue alsiuien mejor (|ue yo pueda
atisbar la verdad y, en su obra, pueda probar > eriliear mi error. Así, me resioeijaré
a pes;ir de todo de haber sido un medio a través del cual saliia a luz la verdad.
Al l i l RTO D I K I KO
Ahora puedo regocijarme hasta por la refutación de una teoría
esto es un é.\ito científico.
.•stiniada pori|ue aun
JOHN CARI W I CCLI S
SOBRE LAS FUENTES DEL CONOCIMIENTO
Y DE LA IGNORANCIA
Se desprende, por lo tanto, que la verdad se pone de manifiesto, ..
BENEDICTUS DE SPINOZA
Todo hombre lleva consigo una piedra ilc toque. .. para distinguir...
la verdad de las apariencias.
JOHN LOCKE
. . . es imposible para nosotros pensar una cosa que antes no hayamos
sentido, sea por nuestros sentidos externos, sea por los internos.
DAVID HUME
ME TEMO que el título de esta conferencia ofenda a oídos críticos.
Pues si bien la expresión "fuentes del conocimiento" es correcta, y tainbiétr
lo sería la de "fuentes del error", en cambio no lo es la de "fuentes
de la ignorancia". "La ignorancia es algo negativo", es la ausencia de
(onocimiento. Pero entonces, "¿cómo puede tener fuentes la ausencia
de algo?" ^ Tal fue la pregunta que me formuló un amigo a quien le
confié el título que había elegido para esta conferencia. Acuciado a
dar una respuesta, me encontré improvisando una racionalización y
explicándole a mi amigo que el extraño efecto lingüístico del título
era intencional. Le dije que, mediante ese título, esperaba llamar la
atención hacia una serie de doctrinas filosóficas históricamente importantes
aunque no registradas, entre ellas (aparte de la doctrina que
afirma que la verdad es manifiesta) —especialmente— una teoría cons-
1 Descartes y Spinoza fueron aún más lejos y afirmaron que no sólo la ignorancia
sino también el error es "algo negativo", una "privación" de conocimiento y hasta
del uso adecuado de nuestra libertad. Véase Descartes, Principios, Parte J, 33-42,
y las Meditaciones Tercera y Cuarta; también Spinoza, Ética, Parte U, propos. 35 y
escol.; y sus Principios de la filosofía de Descartes, Parte 1, propos. 1.5 y escol. Sin
embargo, también hablan (p. ej. Ética, Parte II, propos. 41) de la "causa" de la falsedad
(o el error), como Aristóteles, Met. 1046a30-35; véase también Met. I052al y
Cat. 12a26-13a35.
Conferencia Filosófica Anual leída ante la Academia Británica el 30 de eneio
de 1960. Publicada por primera vez en los Proceedings of the British Academy, 46,
1960, y separadamente por Oxford University Press, 1961.
23
piracional de la ignorancia que interpreta a ésta no como una mera
falta de conocimiento, sino como la obra de algún poder malévolo,
fuente de influencias impuras y perniciosas que pervierten o envenenan
nuestras mentes e instilan en nosotros el hábito de la resistencia al
conocimiento.
No estoy muy seguro de que esta explicación haya disipado los recelos
de mi amigo, pero, de todos modos, lo silenció. Vuestro caso es
diferente, ya que debéis estar en silencio por las normas establecidas
para estas conferencias. Pero tengo la esperanza de haber disipado
también, por el momento, vuestros recelos, lo suficiente como para
permititme empezar mi relato por el otro extremo, el de las fuentes
del conocimiento en lugar del de las fuentes de la ignorancia. Sin embargo,
volveré luego a las fuentes del conocimiento, y también a la
teoría conspiracional de estas fuentes.
El problema que quiero examinar de nuevo en esta conferencia, y que
espero no solamente examinar sino también resolver, quizás pueda ser
considerado como un aspecto de la vieja querella entre las escuelas
británica y continental de filosofía, la querella entre el empirismo
clásico de Bacon, Locke, Berkeley, Hume y Mill, y el racionalismo o
intelectualismo clásico de Descartes, Spinoza y Leibniz. En esta querella,
la escuela británica sostenía que la fuente última de todo conocimiento
es la observación, mientras que la escuela continental afirmaba
que lo es la intuición intelectual de ideas claras y distintas.
La mayoría de esos problemas mantienen aún toda su vigencia. El
empirismo, que es todavía la doctrina dominante en Inglaterra, no
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