Pregunta: ¿Qué propiedad magnética tiene el cedro, para ser utilizada en la construcción de los altares?
Ramatís: Es muy común, que en los días de tempestad, el rayo caiga sobre el cedro, antes de alcanzar otra especie de árboles, aun más, están los que aconsejan, que en días de tormenta, nadie debe guarecerse bajo el árbol de cedro. Es una madera de óptima conductibilidad sonora, siendo utilizada para la construcción de instrumentos, como son los violoncellos, pianos y órganos. Es liviano y de contextura poco compacta, es un leño muy observado por el mundo invisible por su atomismo refulgente, debido a la predominancia del éter físico, de tenor muy energético. Por esa causa, los egipcios preferían el cedro para los altares de sus templos.
Pregunta: ¿Qué opináis sobre la adopción del ritmo moderno, para sus prácticas, por parte de la iglesia católica?
Ramatís: En el mundo siempre hubo una perfecta distinción entre la música sacra y la música profana, como expresiones sonoras de dos mundos o de dos estados de espíritu, totalmente diferentes. En el primero de los casos, es la melodía sublimando las fuerzas del espíritu; en el segundo, es el ritmo estimulante para las actividades del cuerpo. Sin dudas, que se destacan las composiciones sinfónicas en su expresión musical superior y muy por encima de las melodías populares. A pesar de las adaptaciones de letras adecuadas al ambiente religioso, la música profana, jamás podrá atender las finalidades elevadas de las ceremonias de la iglesia, así como el "tam-tam" del salvaje no podrá sustituir los movimientos de la sinfonía, que es la prolongación sonora del alma.
Además, todo ritmo o producción musical, están impregnados de las emociones, sueños, intenciones u objetivos de sus autores; por lo tanto, existe un inmenso abismo de armonía entre el significado espiritual que emociona dulcemente al espíritu, al ritmo compuesto para dinamizar al cuerpo físico.
Pregunta: ¿La Iglesia Católica, debe permitir esos hechos, que desmiente lo delicado de las piezas musicales tradicionales y de elevada jerarquía?
Ramatís: Evidentemente, el Clero Romano ha emprendido tentativas elogiosas para atraer a los fieles a los templos o comulgar con más intimidad, sobre los progresos modernos. Sin embargo, es imprudente admitir en los templos, la música moderna que no guarda la línea, compatible con el culto a realizar. En el ambiente de la vida profana, es muy natural que los jóvenes necesiten de la música y ritmos en sintonía con las necesidades vitales de su cuerpo joven, como sucede en la esfera del deporte, que es un eficaz recurso para el equilibrio orgánico. Así como en la actualidad predomina la música moderna y movediza, en otras épocas predominó el "charleston" y el "swing". La iglesia no debería adoptar esa música profana por el hermoso y colosal mensaje que ya consagraron los compositores de la "música sacra", que es indestructible y perdura a través de todos los tiempos.
La función principal de la música sacra es desmaterializar la personalidad inferior, para que surjan los sentimientos definitivos del ángel creador. En el templo religioso o en cualquier institución espiritualista, la música tiene la finalidad de apresurar la emotividad y realzar el razonamiento de los oyentes. Si la música profana transmite el sentimiento o emotividad de su autor, la música sacra porta en sus armonías el mensaje sonoro de los ángeles. Es un cántico divino, en donde el hombre elimina la personalidad, buscando la poesía, la belleza y la inspiración de Dios, como alimento para su conciencia espiritual.
El templo católico, protestante o de cualquier otra secta religiosa, debe ser el ambiente de recogimiento para los fieles cansados o decepcionados por las luchas del mundo. Así también, es deber para los católicos, dejar en el umbral del templo sus pensamientos dañinos, perturbados o indisciplinados, mientras el sacerdote debe ofrecer a sus fieles, sugestiones o recursos celestiales. La iglesia debería representar el lugar de reposo para el espíritu cansado por las emociones violentas y de las luchas constantes con la astucia y pensamientos dañinos que por doquier abunda y definitivamente incide en su personalidad. Todo debe prepararse en forma tal, donde prime la sugerencia, que extasía y exalta al creyente para que olvide la materia y aprenda a vivir las emociones superiores del espíritu. Son antípodas el mundo religioso y el mundo profano, pues el primero estatuyó la vida del espíritu y el segundo estimula las taras animales.
En consecuencia, es justo que la juventud se manifieste alegre y llena de optimismo con los bailes modernos, pero, no debemos olvidar, que no se afina con la severidad y el ceremonial religioso de la Iglesia Católica Romana, porque es cadencia bulliciosa e instintiva del mundo carnal.
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