La Vida Más Allá de la Sepultura



Yüklə 1,34 Mb.
səhifə8/21
tarix16.11.2017
ölçüsü1,34 Mb.
#31888
1   ...   4   5   6   7   8   9   10   11   ...   21

COLONIAS DEL ASTRAL

Aspecto General
Pregunta: Al producirse constantes desencarnaciones hay una continua emigración de espíritus desde la Tierra hacia el Astral en donde deberán agruparse conforme a su carácter o adelanto espiritual; creemos que eso influirá en la creación o fundación de nuevas colonias, para que esos espíritus puedan ser recibidos y educados. ¿No es verdad?

Atanagildo: Sin duda alguna, así como en la Tierra se multi­plican las tareas educacionales y de asistencia social, ya sea por el crecimiento continuo de su población o en base a su progreso, también es necesaria la fundación de nuevos núcleos en el plano astral adyacente a la Tierra, para atender a los desencarnados recién llegados. El problema en el Astral es un poco complejo, porque al formar las comunidades espirituales, las almas deben agruparse teniendo especial atención a sus condiciones morales, mientras que en la Tierra se agrupan por tipos raciales, formando países o naciones, hermanadas por las mismas costumbres y tradiciones.

Por eso, el trabajo de los espíritus es intenso en las regiones que circundan al globo terráqueo, pues, las condiciones de las comunidades de los espíritus desencarnados, tienen por finalidad ajustarse al medio más apropiado, conforme a sus procederes en el plano material.



Pregunta: ¿Por qué motivo en la Tierra se hace más fácil resolver el problema de la fundación de nuevos núcleos de seres humanos, cuando nos parece, que en el Espacio debiera resol­verse con más facilidad?

Atanagildo: La metrópoli del Gran Corazón supervisiona cerca de tres millones de espíritus, dispersos en el mundo astral, necesitando mantener un mismo tipo de padrón vibratorio psí­quico entre criaturas tan heterogéneas, mientras que en área del Brasil, solamente, se puede agrupar a un billón de seres de las más diversas condiciones, necesitando solamente, resolver el pro­blema fundamental de la ropa, el alimento y el techo. Mientras tanto, las comunidades benefactores del plano astral encuentran las mayores dificultades para realizar una organización similar, porque la armonía psíquica es garantía de equilibrio y éxito en la colonia de los desencarnados, oriundos de las más contradictorias posiciones del orbe material. En vez de atender las posiciones efímeras y las necesidades provisorias del hombre, el problema fundamental, es desarrollar la esencia íntima de los espíritus.

Esa es la causa, por la cual, los espíritus benefactores con­tinúan organizando nuevos "oasis" de socorro, para poder aten­der tanta heterogeneidad de padrones psíquicos en el astral in­hóspito que rodea a la Tierra. Cuántas veces, espíritus que pro­vienen de la misma familia conanguínea terrena, deben separarse hacia zonas diametralmente opuestas, ni bien atraviesan la fron­tera de la sepultura. ¿Cómo equilibrar tantos matices psíquicos en el Más Allá, si no se ofrecen nuevas oportunidades de socorro y renovación espiritual?



Pregunta: ¿Esas colonias recién fundadas se desenvuelven naturalmente o son frutos de planos previamente establecidos?

Atariagildo: En la esfera o plano astral (como se dice común­mente) la voluntad disciplinada de los espíritus superiores in­terviene periódicamente en el medio, ordenando las voluntades menores de sus moradores, logrando renovar el paisaje y las instituciones existentes, conforme al progreso de las comunida­des. Así es, como la metrópoli del Gran Corazón es el fruto de estudios, sugestiones, planes e inspiraciones que sus fundadores buscaron en colectividades de esferas más altas, que existen entre la Tierra y nuestras moradas astrales. Otras colonias y agrupa­ciones intermediarias, que fueron edificadas más tarde tomaron como ejemplo, los moldes y planos de nuestra comunidad. En la misma medida que aumenta el coeficiente mental, científico y artístico del hombre encarnado, también se multiplican las exi­gencias para la "modernización" de sus ciudades y de igual modo sucede con las ciudades astrales, y a su vez, forman otras, que servirán para los futuros desencarnados.



Pregunta: ¿La metrópoli del Gran Corazón fue fundada por espíritus que desencarnaron en Brasil?

Atanagildo: Cuando la fundaron yo me encontraba en la India y después que desencarné, fui llevado hacia la colonia astral hindú, que supervisaba aquella región. Mientras tanto, como la metrópoli del Gran Corazón ya tenía su historia, tuve la oportunidad de conocer su pasado y también la de sus funda­dores. La idea de su formación partió de los espíritus desencar­nados en Brasil, para la cual habían emigrado después de su des­cubrimiento. El descubridor fue Pedro Álvarez Cabral, quien antes de encarnar había aceptado la misión de habitar la tierra brasileña y luego de su desencarnación, debía fundar una colonia de desencarnados en la zona astral correspondiente, la que hoy es la metrópoli del Gran Corazón.

El progreso fue incesante en esta comunidad joven, gracias al ingreso continuo de nuevos espíritus que desencarnaban en Brasil; sin embargo, muchos de esos espíritus no eran brasile­ños, pues procedían de Francia, Portugal, España y Holanda, los cuales, obedientes a los planes de lo Alto, desencarnaron a causa de las invasiones extranjeras o encuentros belicosos. Así, se desligaron astralmente de sus países de origen, situados en Europa, volviendo más tarde, a encarnarse nuevamente en su patria, cosa que también sucedió conmigo. Esos espíritus "exi­liados" de su medio geográfico preferido, renunciaron, a su viejo temperamento racial europeo, para incorporarse al patrimonio espiritual de la comunidad brasileña, que estaba constituida por espíritus incipientes.



Pregunta: ¿La metrópoli del Gran Corazón fue fundada en el seno de los fluidos agresivos?

Atanagildo: Sí, su fundación nos recuerda a lo sucedido con las grandes metrópolis terrenas, con sus edificios modernos, su iluminación y jardines atrayentes y que también se originaron en medio de las regiones salvajes y peligrosas.

Hoy, los moradores de la metrópoli y los que nos visitan se deslumbran ante la belleza de la vegetación, creada como por manos de hadas, pero ignoran el inmenso sacrificio y abnegación que costó a sus fundadores crear un núcleo de ese tono de edu­cación y socorro espiritual.



Pregunta: ¿La metrópoli del Gran Corazón es una comunidad elevada con relación a otras colonias de espíritus, de las cuales tenemos conocimientos a través de diversas obras mediúmnicas y en donde se recogen almas perturbadas?

Atanagildo: En base al progreso incesante del espíritu hu­mano, las comunidades transitorias del mundo astral, también evolucionan después que se dedican a los servicios aflictivos y de auxilio. En verdad que nuestra metrópoli, en la actualidad, es una agrupación venturosa y con características educativas, que se ocupa de los espíritus más seleccionados, provenientes de la Tierra, y además tiene una perfecta atención para los espíritus que se encuentran con problemas particulares en sus almas afli­gidas y perturbadas en el astral, después de la travesía empren­dida al desencarnar.

Nuestra colonia posee departamentos correctivos y de ayuda espiritual que están situados en las zonas abismales, lejos de la comunidad y sin relaciones que la liguen, que pueda perturbar su padrón vibratorio. Innumerables equipos de trabajadores, en­cargados de la renovación de esos espíritus infelices, trabajan allí en dispensarios y hospedajes supervisados por la metrópoli, impulsándolos, para que encuentren el camino de su transforma­ción y logren su elevación y progreso en nuevas comunidades astrales.



Como todas las metrópolis, se iniciaron con un simple núcleo de espíritus que atendían las actividades de ayuda hacia los es­píritus sufrientes del astral inferior, sufriendo el terrible bom­bardeo mental de las almas delincuentes y la degradación apor­tada por los encarnados; mientras tanto por el servicio sacrificial de amor al prójimo, fue elevado el padrón vibratorio espiritual de la ciudad, volviéndose una antecámara de panoramas angéli­cos, característico en las colectividades de los planos superiores. La metrópoli es el fruto natural de un trabajo digno y persis­tente, inspirado por el amor al prójimo, pues nunca faltarán elevadas e incesantes sugestiones de los mentores siderales, para que tanto encarnados como desencarnados transformen el lugar en donde habitan. Bajo la disciplina heroica y la voluntad bien dirigida, los desperdicios de vuestro mundo se pueden transfor­mar en hermosos rosedales, y las rocas macizas en confortables habitaciones de reposo para el cuerpo y alegría para el alma.

Pregunta: ¿Existen equipos de espíritus especializados en­cargados de fundar las colonias en el mundo astral?

Atanagildo: No hay un determinismo para fundar una determinada ciudad en el astral, ésta puede nacer, naturalmente, al­rededor de un estacionamiento, de un puesto de socorro o de una institución avanzada que actúe en medio de los fluidos den­sos. Las fundaciones determinadas, obedecen a una orientación más o menos parecida a la de la Tierra; ellas progresan y evo­lucionan a medida que aumenta su población. Tampoco se pre­cisan equipos adiestrados para tales realizaciones, se cuentan con abnegados pioneros que enfrentan heroicamente a los fluidos no­civos, emanados de los charcos pestilentes y por los coágulos de sustancia mental deletérea, que se forman por la desviación cons­tante de la humanidad allí existente. Esos espíritus abnegados y valerosos, no vacilan delante de las exigencias de sacrificio que lograrían desanimar a los más intrépidos hombres terrenos.

Pregunta: ¿No se producen accidentes o surgen enfermedades comunes, en relación a los trabajos sacrificiales que se llevan a cabo en medio de fluidos tan agresivos del astral inferior?

Atanagildo: Sin duda alguna, ocurren fracasos, enfermedades, agotamientos y lesiones periespirituales en los más osados; tal como suele suceder con los héroes vuestros, que se sacrifican por el bien de la humanidad. Muchas almas valerosas, que se dedican a fundar núcleos de actividades espirituales en medio de la sus­tancia adversa y agresiva por su tenor magnético, producido por la humanidad desordenada, restringen su vuelo más alto, prefi­riendo acatar el sufrimiento en esos pantanos, con el fin de servir a los espíritus infelices. Después de cumplir esas abnegadas tareas, precisan tratamientos especiales para drenar los tóxicos saturados por la organización delicada del periespíritu, tal como hacéis vosotros para eliminar de vuestra ropa, las manchas de sustancias deletéreas.

Pregunta: Pensamos, que el espíritu cuando es evolucionado podría inmunizarse mejor contra las agresiones del medio am­biente. ¿Esos heroicos desencarnados no podrían actuar en esos charcos agresivos, sin que les afectara su envoltura superior?

Atanagildo: La inmunidad contra el medio, proviene de la evolución espiritual, y debe entenderse en la esfera moral, pues, en la material no se puede eliminar las reacciones naturales y disciplinadas por las leyes correspondientes a cada plano de vida. Debéis saber, que las almas superiores, que actúan en regiones tan agresivas "descienden" vibratoriamente hasta el nivel de las reacciones energéticas del medio inferior, por cuyo motivo, quedan sujetas a los impactos de las fuerzas que manosean. Así como no podéis encerrar el rayo de luna en una vasija de barro, ningún espíritu superior podrá actuar directamente sobre los pla­nos astral y material, más bajo de su vibración tónica, si no re­duce esa misma vibración.

Es evidente, que después de ese "descenso" vibratorio el es­píritu ha de quedar a merced del medio en que le toca actuar, a semejanza de aquel que "cae" magnéticamente en un plano inferior por efecto de su peso específico y simpático al ambiente vibratorio. Es lógico entonces, que por más delicado que sea el traje del caballero, no se librará de los rasguños que han de provocarle las espinas de las plantas salvajes, cosa que podrá evitar, si lleva un saco de cuero. ¿No es la mariposa, una mani­festación más delicada que la del sapo? ¿Qué podría hacer esa mariposa sumergida en el charco putrefacto de los pantanos, en donde el batracio vive tan alegremente?



Pregunta: ¿Cómo pueden esas colonias volverse agradables, si fueron edificadas en la sustancia deletérea y agresiva? ¿No debiera predominar en ellas el medio corrompido? ¿Acaso en las ciudades edificadas en los polos pueden aislarse del frío o cual­quier ciudad del Ecuador, no está supeditada al calor intenso?

Atanagildo: Entráis en confusión cuando tomáis al mundo terreno, con su materia grosera, como base para evaluar la na­turaleza sutilísima del mundo espiritual, que es regido por leyes desconocidas en el mundo físico. Es lo mismo pensar, que alguien podría eliminar el rayo del Sol, como se quita la tierra de una vidriera empolvada.

Una ciudad terrena edificada sobre el deserto de Sahara po­dría muy bien modificar su clima y transformarse en un "oasis", en el momento en que la ciencia humana canalice hasta allí el agua, fertilice el suelo, elabore sistemas de lluvias artificiales e irrigaciones, y construya refractores de electricidad que pueden atenuar el clima cáustico. En los polos podéis introducir muchas modificaciones loables, gracias a la electricidad que muy pronto emplearéis.

En nuestro caso el procedimiento es otro; nos hallamos en el mundo interior del espíritu, donde la fuerza motriz principal es de otra naturaleza dinámica de acción, predominando la fuerza del sentimiento y del pensamiento. Éstas son las principales herramientas e instrumentos para nuestro uso, aunque en las regiones más densas del astral inferior, se requieren para actuar, otras energías y procesos más rudos, que a veces semejan al de los terrenos. Los espíritus actúan con fluidos densos, viscosos y en­fermizos adheridos vigorosamente a los poros del periespíritu, como el aceite se infiltra en el blanco paño de lino.

No podéis imaginar los extensos lagos de sustancia repug­nante y agresiva que llega hasta ciertas regiones de la Tierra, que nos recuerdan enormes desiertos o pantanos sofocantes que hay en la Tierra, que por cierto son muy impresionantes.



Pregunta: ¿Cómo debemos interpretar el heroísmo de los espíritus que trabajan en esas regiones astrales?

Atanagildo: Hay espíritus que poseen el sello característico de la renuncia personal y se ofrecen para trabajar en esos am­bientes repulsivos, para lo cual no los guía ningún interés o vani­dad a no ser el gran amor que sustentan por aquellos que se debaten y procuran la ayuda del "oasis" benefactor.

Pregunta: Nos agradaría que nos explicaseis el mecanismo del proceso de la citada "sustitución" de los fluidos, capaz de mejorar el astral agresivo y salvaje, durante la fundación de nuevas colonias, y si se hace el proceso similar al de la Tierra.

Atanagildo: En otras oportunidades expliqué, que en las agru­paciones humanas de moral subvertida, se registra un verdadero cúmulo de fluidos pesados e inferiores, lo mismo sucede en las colonias o ciudades tenebrosas, que existen en el seno del astral inferior, pobladas por espíritus irregulares, que se convierten en verdaderos depósitos de sustancias mentales degeneradas. El fenómeno se invierte cuando se trata de agrupaciones integradas por almas benefactoras y de alto poder energético, porque los fluidos nocivos del medio se sustituyen por otros más benignos, atraídos por los buenos pensamientos, en un proceso que se podría denominar de "decantación fluídica".

Esos núcleos, aunque sean fundados en regiones astrales in­hóspitas, son integrados por espíritus, cuyo psiquismo es superior al medio y pasan a habitarlo en función de "filtros espirituales" que purifican el ambiente a través de la saludable substitución fluida. Su dinamismo sublime termina disociando y purificando el ambiente nefasto; poco a poco la región se transforma en un bendecido lugar, situado en el desierto de las fuerzas astrales que eran primitivamente agresivas. Entonces, los fluidos dañinos tien­den a apartarse hacia sus zonas electivas, situadas en los charcos bajo la corteza terrestre.

Así como la higienización e iluminación de las ciudades te­rrenas obliga a retirarse a las fieras y reptiles hacia la selva, tam­bién la substitución de los fluidos deletéreos, en las regiones as­trales, obliga a cambiar de plano a las entidades que se sentían cómodas hasta entonces, por estar en afinidad con el ambiente.

Pregunta: ¿Podríais darnos una idea aproximada de esa "afi­nidad con el ambiente" a que os referisteis?

Atanagildo: Los fluidos astrales son de una asombrosa plasti­cidad ya sea bajo la acción del pensamiento o debido a las emocio­nes del espíritu. Esas regiones inferiores, en donde se crean nue­vas poblaciones y que todavía son impropias para una vida más evolucionada, suelen estar llenas de edificaciones pequeñas, gro­seras y a veces repulsivas, porque fueron delineadas por mentes incultas de espíritus primitivos o por los salvajes que vivían en su mundo rudimentario, en sus 'campos de caza". De vez en cuan­do se nota en la atmósfera de esos lugares, el olor nauseabundo de la vida primitiva y por las prácticas impuras de sus antiguos habi­tantes, sus costumbres repugnantes y sus condicionamientos, resul­tantes de la topografía del mundo físico, dan lugar a que se formen ciertos panoramas que son desagradabilísimos para las almas de naturaleza más elevada.

Los espíritus nómades de los salvajes, quedan impregnados por sus estigmas inferiores y elementos nocivos, que imprimen en el astral un escenario perfectamente idéntico al de su tosca vida terrena. Viven desencarnados en el Más Allá, ignorando que se encuentran fuera de su cuerpo carnal, porque aún son incapaces de percibir que cambiaron de plano vibratorio. Al desencarnar se encuentran en un mundo salvaje, preparado adrede por la mente de sus compañeros que le precedieron en el viaje al Más Allá y confunden los panoramas del astral con los paisajes que dejaron en su vida terrena.

Como desconocen el calendario del hombre civilizado y son débiles de raciocinio, no tienen al noción del tiempo y no saben cuándo desencarnaron y como sucedió. Así prosiguen alegremente en sus relaciones comunes, convencidas de que aún se encuentran actuando en medio de la selva del mundo material.

Por la ley de "los semejantes atraen a los semejantes", los salvajes son atraídos hacia las zonas inhóspitas del astral, en donde se ajustan perfectamente y unen la rudeza de su periespíritu a la acción de las energías inferiores del medio. De ahí parte la tan divulgada leyenda, que los salvajes transmiten de generación en generación, que sus muertos pasan a vivir en los "campos de caza" y que sus sepulturas deben adornarse con armas y utensi­lios que han de precisar en la otra vida.

Muchas agrupaciones, colonias y ciudades de ayuda para los desencarnados que fueron edificadas en antiguas zonas, llenas de estigmas de los salvajes, en la actualidad, son sublimes comarcas de luz, como la metrópoli del Gran Corazón, cuyo padrón vibra­torio superior disolvió la sustancia deprimente que se había acu­mulado por la rudeza psíquica de los salvajes.

Pregunta: ¿No sería conveniente higienizar el Astral, de tal modo, que todas esas colonias o agrupaciones se transformaran en núcleos civilizados, para poder influir en las almas primitivas y lograr conducirlas hacia un mejor entendimiento espiritual?

Atanagildo: No sería conveniente que se extinguiesen, en el Astral, los "campos de caza" de los salvajes, porque le sirven de verdadero "caldo de cultura" psíquica y del ambiente adecuado para la expansión de sus conciencias inmaduras. Lo mismo sucede en la Tierra, en la que a pesar del considerable progreso conse­guido por sus ciudades, aún existen agrupaciones de indios salvajes que no pueden situarse en la faja vibratoria del hombre civilizado. Esos seres primitivos no deben ser violentados en su línea psicoló­gica, ni ser expulsados de sus lugares de forma y condiciones fami­liares, que son su "punto de apoyo" muy necesario para lograr madurar su entendimiento rudimentario y elevarlo hasta la ética alcanzada por los civilizados. Ellos también, son centros de aten­ción por parte de los preceptores más elevados, que les propor­cionan recursos graduados, para ayudarlos a comprender la espi­ritualidad.

Dios tanto asiste a sus Arcángeles Constelatorios, que gobier­nan y sustentan a los sistemas solares, como atiende a las concien­cias embrionarias de sus hijos primitivos de la selva, cuya razón aun no puede desarrollarse, alejada de los ruidos belicosos prac­ticados en medio de sus chozas primitivas. Entonces, es lógico, que ese tratamiento y asistencia espiritual debe hacerse de modo suave, sin violentar el entendimiento rudimentario del salvaje. Mientras tanto, los "campos de caza" del mundo astral sirven a los imperativos de la razón salvaje, y las altas esferas, auxilian al espíritu del hombre evolucionado a liberarse de las formas ilu­sorias de los mundos planetarios.



Pregunta: ¿Entonces, según vuestra afirmación, quiere decir que es de suma importancia la existencia de esas colonias astra­les, de variados aspectos y condiciones evolutivas, a fin de poder realizar con éxito las reencarnaciones de esos espíritus en la Tierra?

Atanagildo: En el Cosmos, por ley de correspondencia vibra­toria, los salvajes también necesitan su previo ajuste energético en el seno de sus zonas astrales, a fin de encaminarlos con más facilidad para la reencarnación en las selvas terrenas. Esas agru­paciones, colonias y metrópolis astrales, que están situadas en el interior del aura que circunda al globo terráqueo, sirven para controlar las reencarnaciones y desencarnaciones de los espíritus y también atiende a una gran cantidad de conciencias nuevas que ascienden continuamente hacia una razón más elevada.

Pregunta: ¿Por qué motivo esos salvajes no se dan cuenta de esa diferencia tan grande, que hay entre las leyes del mundo material y el astral, hasta el punto, que siguen creyendo que aún viven en la materia?

Atanagildo: Las leyes que regulan las relaciones el Cosmos son siempre las mismas, pero su aplicación varía conforme al plano de actividad espiritual. El hombre que tironee de su oreja de "carne" con su mano de "carne", seguro que ha de sentir una reacción tan dolorosa como la fuerza que emplea en ese acto; el espíritu desencarnado, que tironee de su oreja "etérica", con su mano "etérica", ha de sentir la sensación dolorosa de modo más intenso y vivo. Eso es debido a la ley de correspondencia vibratoria, porque el acto etérico es más sensible por realizarse en un plano más sutil.

Esto es lógico y sensato. Lo contrario sería, que un espíritu encarnado resolviera tironear con su mano de "carne", su oreja "etérica" o que pretenda mover su oreja de "carne con su mano "etérica", pues entraría en conflicto con las leyes que regulan la "acción" y la "reacción" en cada plano vibratorio. No hay ilogismo en el caso del rayo de luna que se refleja en un frasco de cristal; lo insensato sería pretender aprisionarlo en el citado frasco, pues sería contradecir la lógica de la ley, que regula la manifestación de cada fenómeno en su campo vi­bratorio simpático. He ahí porque no hay que extrañarse en el caso de los salvajes desencarnados, que continúan su vida turbu­lenta en los campos etéricos de "caza", que también existen más allá de la sepultura. Ya que existe una perfecta correspondencia vibratoria entre sus cuerpos etéricos y las selvas también etéricas, no hay contradicción entre los actos de los salvajes y las leyes del medio ambiente, causa ésta, por la cual no se dan cuenta de la diferencia de esas leyes a que os referisteis.

Sucede, que las reacciones son mucho más vivas y positivas de "este lado", porque se registran en un plano vibratorio más pro­picio y receptivo para la sensibilidad agudizada del espíritu libre del cuerpo carnal. Además, esos salvajes desencarnados actúan a través de un cuerpo más liviano, como es el periespíritu y su inmadurez espiritual aún no les permite efectuar raciocinios y comparaciones que les puedan hacer comprender el fenómeno de su muerte en el plano físico.

Para ellos, la vida continúa de la misma forma que en la ma­teria, porque tanto en la Tierra como en el astral, eran y con­tinúan siendo orientados por la "mente instintiva", principal responsable de sus conciencias infantiles. Lo que ellos piensan es que fueron transferidos hacia otras chozas o tribus, sin poder razonar inteligentemente respecto de las mutaciones de la vida espiritual. Es verdad también, que algunas veces se sienten sor­prendidos y otras veces, hasta melancólicos, cuando intentan intervenir en la vida de sus descendientes aún encarnados, sin llegar a comprender los motivos, porque no hacen caso de sus gesticulaciones y tradicionales ritos guerreros.



Yüklə 1,34 Mb.

Dostları ilə paylaş:
1   ...   4   5   6   7   8   9   10   11   ...   21




Verilənlər bazası müəlliflik hüququ ilə müdafiə olunur ©muhaz.org 2024
rəhbərliyinə müraciət

gir | qeydiyyatdan keç
    Ana səhifə


yükləyin