¿Qué otro refugio puede haber?
Cuando Buda estaba cerca de la muerte, los discípulos se encontraban muy inquietos pensando que perdían al maestro, que era para ellos también un refugio y una inspiración. Pero Buda les exhortó diciéndoles:
-Vosotros sois vuestro propio refugio, porque ¿qué otro refugio puede haber?
Comentario
Crecer en años no significa crecer en madurez o en sabiduría. La verdadera madurez interior, que no es envejecimiento psíquico o petrificación de las estructuras anímicas, le reporta al individuo un carácter más estable, una comprensión más amplia, una más saludable asunción de sus responsabilidades, una aceptación más sosegada de los acontecimientos y una mayor capacidad para resolver sus conflictos internos, conciliar sus contradicciones psíquicas y superar frustraciones, así como no extraviarse tanto en expectativas y comenzar a buscar satisfacción dentro de sí mismo, sabiendo sentirse mejor tanto en soledad como en compañía.
Pero no es fácil para la persona convencerse de que el refugio más seguro está dentro de uno mismo y que como vivimos con nosotros mismos tenemos que poner los medios para sentimos bien en nuestra interioridad y potenciar en nosotros todos los recursos internos. El autodesarrollo es un proceso precioso, pero bien es cierto que no es fácil aprender a manejarse con el lado difícil de uno mismo, que exige una actitud de sabiduría, que implica disciplina, pero también ecuanimidad y evitar autoculpa o juicios acrimoniosos contra uno mismo. Si fuéramos perfectos no seríamos humanos, ni sería necesario entonces ningún tipo de ejercitación anímica.
Declara Nisargadatta: «Tú mismo eres tu último maestro. Tu maestro exterior no es más que una señal indicadora. Sólo el maestro interior seguirá contigo a lo largo de todo el camino hacia la meta, porque él es la meta».
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