LA HOMEOPATÍA: PRECAUCIONES Y RÉGIMEN DIETÉTICO
Pregunta: Nos gustaría conocer los motivos por los cuales se exige agua destilada en el uso de las gotas homeopáticas. Algunos homeópatas muy rigurosos, condenan hasta que se usen utensilios de metal, objetos de polvo de piedra, vasos de vidrio de canto interno, así como vidrios descoloridos o que recuerden licores, esencias o residuos alimenticios. Tal exigencia puritana ¿no será fanática, en exceso?
Ramatís: La sutilidad de la esencia energética que fundamenta la dosis infinitesimal de la homeopatía, exige que el agua, como vehículo principal, esté absolutamente exenta de partículas orgánicas microscópicas peculiares en los líquidos no hervidos, pues cuando éstas quedan en suspensión, absorben y condensan la esencia dinamizada y la eliminan de la circulación, bajo la forma de residuos. La energía que emana de la esencia de la sustancia potencializada, debe guiarse sin que pueda incrustarse en alguna partícula microorgánica extraña. De ahí la advertencia de los homeópatas muy celosos, cuando aconsejan que las pastillas homeopáticas deben diluirse directamente sobre la lengua sin que se mezclen con líquidos que las descompongan, debiendo penetrar por la circulación rapidísima de ese órgano, sin sufrir la acción inmediata de los jugos gástricos. Aun las "altas dosis" diluidas, se aprovechan mucho mejor cuando el paciente, al tomarlas, ejerce un efecto de succión en las mucosas de la boca, antes que alcancen el estómago.
Las cucharas, utensilios o vasijas de metal, muchas veces son estañados y se oxidan con facilidad, pudiendo formar combinaciones químicas inesperadas y perjudiciales a la esencia homeopática. En vista que los cantos internos de los vasos, frascos o recipientes son difíciles de una limpieza absoluta, se convierten en lugares fáciles para la proliferación de gérmenes y acumulación de partículas ofensivas a la delicadeza de las dosis infinitesimales. Los objetos o utensilios hechos de polvo de piedra, sin el pulimento deseable de la porcelana o de la superficie lisa del cristal, absorben en su interior la esencia homeopática. En cuanto a los frascos o recipientes que sirvieron para jarabes, perfumes o residuos de alimentos, es obvio que corrompen la pureza iniciática de la medicamentación dinamizada, alterando su calidad sustancial.
Debido a esa regla, en modo alguno, se deben mezclar medicamentos homeopáticos con cualquier otra sustancia que no sea el agua destilada o hervida. Las altas dinamizaciones, se pueden volver inocuas cuando se les adiciona agua común o se desatienden las recomendaciones indicadas. Realmente, sólo sirve el agua destilada, toda vez que el agua de las cañerías comunes de las ciudades, en atención al tratamiento por el cloro a que son sometidas, aun después de hervidas pueden comprometer las altas dosis.
Los homeópatas recomiendan el uso de frascos o vasos de colores, con el fin de neutralizar los rayos solares o la excesiva luz, que pueden también descomponer los medicamentos, tan sensibles y puros en su composición energética. Recordamos que la Homeopatía puede efectuar curas milagrosas, siempre que el paciente se entregue a ella con confianza y siga religiosamente todas las prescripciones sobre la dieta y los cuidados protectores. Muchos enfermos, ignoran que la propia saliva adherida a las cucharas, usadas más tarde sin haber sido lavadas previamente para ingerir nuevamente otra dosis homeopática, compromete el éxito de la curación, a causa de la oxidación.
Pregunta: Considerando que muchos entendidos nos afirman que durante el tratamiento homeopático no se deben usar ciertos jabones o perfumes, nos reservamos el derecho de desconfiar de tal afirmación, por hallarla bastante pueril. ¿Existe algún fundamento en esa advertencia?
Ramatís: La dosis homeopática —ya lo hemos dicho— es un campo energético cuyo fin no es funcionar a semejanza de los medicamentos masivos o alópatas. Si os fuese posible examinar por la videncia el efecto de las altas dosis en el organismo humano, tal como nosotros lo podemos observar mediante nuestra visión espiritual, verificaríais que el catalizador homeopático de elevada dinamización, interpenetra toda la zona vital del enfermo en todos los sentidos, formando un aura en una extensión de 3 a 4 pulgadas de diámetro, en torno al cuerpo, que parece disolverse en franjas ondulantes. Ese campo energético, se va condensando poco a poco por su descenso vibratorio, siendo absorbido lentamente por el organismo carnal, que se renueva en su potencial de fuerzas.
El vehículo acuoso que sirve para la dosis infinitesimal, significa el condensador o el sustentador de la energía catalizadora que transfiere la carga de fuerza al organismo físico, del mismo modo que el médium espirita o el magnetizador, ofrecen sus energías al paciente. En la medicina homeopática, la sustancia mineral, vegetal o animal, después de haber sido potencializada, es transferida por vía bucal, mientras en el pase espirita o magnético, es el médium o el magnetizador quien aplica directamente el "quantum" en el enfermo.
Toda vez que la alimentación carnívora produce perjuicios en la terapia homeopática porque corrompe el cuerpo vital del enfermo con los fluidos inferiores de la carne del animal, siendo necesario economizar las sutiles energías despiertas por la dosis infinitesimal, no os debe extrañar que un jabón alcanforado, sulfuroso, alquitranado o el perfume fortísimo de ciertas esencias, produzcan también incesantes bombardeos de partículas "alfa", ofensivas al campo energético dinamizado. Desde el momento que determinadas sustancias como el éter, el amoníaco o el alcanfor, producen atontamiento, adormecimiento o excitaciones, actuando apenas por su emanación etérica, es evidente que el aura de los jabones del alquitrán, azufre o alcanfor, perjudiquen también la terapia energética y sutilísima de la Homeopatía. Aun entre ciertos medicamentos homeopáticos, no debe propiciarse su reunión en la misma caja o hasta en los mismos armarios, porque sus auras son incompatibles y se combaten bajo impactos antagónicos.
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