los reemplacen, receptores que, en ciertas circunstancias, expresen y predigan siempre
la verdad.
•T Véase Probability, sección 110 y sig., p<^. 571. Ver un resultado similar en ini
L. Se. D., sec£ión 80, pígs. 257 y sig.: "Se podría asignar a una hipótesis fias hipót(Siis
discutidas san leyes universales] . . . una probabilidad calculada, por ejemplo, estimantU)
la proporción entre todos los tests aprol>ados por ella y todos los tests [concebibles]
que [ai'ui] no han sido intentados. Pero esto tampoco conduce a ninguna
pane; pues esta isiimacióii punK: sor calculada con exactitud; y el resultado es siempre
(|iic la pi(il):il)ili(la
nota 70, m;is adelante.)
341
sucesos o cosas de este mundo fuera suficientemente grande. Todo esto
es una consecuencia obvia del hecho de que la coníirmabilidad y la
confirmación en el sentido de Carnap, no son más que versiones ligeramente
debilitadas de la verificabilidad y la verificación. La razón
por la cual las leyes universales no son verificables es, asi, idéntica a la
razón por la cual no son confirmables: es demasiado lo que afirman
acerca del mundo, más de lo que nunca podríamos "verificar" o "confirmar".
Frente al hecho de que las leyes naturales no son confirmables de
acuerdo con su definición de "grado de confirmación", Carnap adopta
dos recursos: (a) introduce ad hoc un nuevo concepto, llamado la "confirmación
(calificada **) por casos de la ley V, definido de tal modo
que a veces obtenemos, en lugar de cero, un valor de confirmación cercano
ai 1; (b) sostiene que, en realidad, no se necesitan leyes naturales
en la ciencia y que podemos prescindir de ellas. (El verificacionismo
las hace carentes de significado. El confirmacionismo simplemente las
hace innecesarias: tal es la ganancia que se obtiene con el debilitamiento
del criterio basado en la verificabilidad.)
Ahora discutiré (a) y (b) un poco más detalladamente.
(a) Carnap se da cuenta, por supuesto, que su confirmación cero
de todas las leyes es antiintuitiva. Por ello, sugiere medir la "confiabilidad"
intuitiva de una ley por el grado de confirmación de un caso
de la ley (ver la nota 68). Pero no menciona en ninguna parte el
hecho de que esta nueva medida, introducida en la página 572 de
Probability, no satisface prácticamente ninguno de los criterios de adecuación
y ninguno de los teoremas elaborados en las 571 páginas precedentes.
Sin embargo, esto es así; y la razón de ello es que la "confirmación
por casos" de una ley / sobre los datos e simplemente no es
una función de probabilidad de / y e (no es una "función c regular"
áe I y e).
Y no puede ser de otra manera. Hasta la página 570 se nos brinda
una detallada teoría de la confirmación (en el sentido de la probabilidad,).
En la página 571, hallamos que, para una ley, esta confirmación
es cero. Tenemos entonces las siguientes alternativas: o bien
(I) aceptamos el resultado como correcto, y en consecuencia, decimos
«8 Limito mi discusión a lo que Carnap llama (Probability, págs. 572 y sigs.) la
confirmación por casos "calificada" ("qualified" instance confirmation); (a) porque
Carnap la prefiere, pues representa nuestras intuiciones "aún más exactamente":
y (b) porque en un mundo suficientemente complejo (con un número suficiente de
predicados) la confirmación por casos no calificada conduce, en todos los casos interesantes,
a valores de confirmación sumamente bajos. Por otro lado, la "confirmación
por ca.sos calificada" (digo esto solamente al pasar) recibe un rudo golpe
por la Uaipada "paradoja de la confirmación" (véase Probability, pág. 469). Pero éste
es un defecto que siempre puede ser modificado (creo yo), en este caso haciendo
que los dos argumentos del definiens en (15), pág. 673, sean simétricos con respecto
a las dos formulaciones implicativas lógicamente equivalentes de í; se convierten,
respectivamente (después de la simplificación) en ";' 3 h'" y "e (h' 3 /)". Esto
evita la paradoja.
342
que el grado de creencia racional en una ley bien fundada no puede
diferir apreciablemente de cero, que es el valor de una ley refutada
y hasta el de una oración contradictoria; o bien (II) tomamos el resultado
como una refutación de la pretensión de que nuestra teoría ha
brindado una definición adecuada de "grado de confirmación". La introducción
ad hoc de una nueva medida, para eludir un resultado no
deseado, no es una tercera posibilidad aceptable. Pero lo más insatisfactorio
es dar este importante paso —que significa el abandono del
método de "explicación" (ver nota 69) usado hasta ahora— sin advertir
al lector: el resultado de ello puede ser el serio error de creer que
sólo se ha hecho un ajuste secundario.
Pues si tomamos en serio la probabilidad, o la ¿onfirmación, entonces
el ajuste no puede ser más radical; reemplaza una función de confirmación
cuyo valor es cero por otra cuyo valor será a menudo cercano
a 1. De este modo, si nos permitimos la libertad de introducir una
nueva medida sin ninguna justificación mejor que la de que la probabilidad
cero es antiintuitiva, mientras que la probabilidad cercana
a 1 "parece representar... de manera más adecuada lo que se entiende
vagamente por la confiabilidad de una ley" "*, entonces para cualquier
oración podemos lograr cualquier probabilidad (o grado de confirmación)
que nos plazca.
Además, en ninguna parte intenta Camap demostrar que la confirmación
por casos recientemente introducida es adecuada o, al menos,
consistente (que no lo es; ver nota 68). No hace ningún intento, por
ejemplo, por mostrar que toda ley refutada obtiene una confirmación
por casos inferior a la de cualquier ley que haya resistido los tests.
Se puede demostrar la imposibilidad de satisfacer este requisito mínimo
(aún después de restablecer la consistencia) mediante el mismo
ejemplo de Camap, la ley "Todos los cisnes son blancos". Si nuestros
elementos de juicio consisten en una bandada de un cisne negro y, por
ejemplo, mil cisnes blancos, esa ley debe considerarse refutada. Pero,
sobre la base de estos datos, la confirmación por casos, en lugar de ser
cero, será muy cercana a 1. (La diferencia precisa dé 1 dependerá
de la elección del parámetro X discutido más adelante.) Con mayor
generalidad, si una teoría es refutada repetidamente, en promedio, para
69 Probability, pág. 572. Cf. Meaning and Necessity, secdón 2, págs. 7 y sig.: "la
tarea de dar más exactitud a un concepto vago o no totalmente exacto... es una
de las más importantes del análisis lógico... Llamamos a esta tarea... dar una
elucidación del concepto anterior..." (Véase también Probability, sección 2, pág. 3.)
Debo decir aquí (sólo al pasar, de nuevo) que discrepo de las ideas de Camap
acerca de la elucidación. Mi argumento principal es que no creo que se pueda hablar
de exactitud como no sea en el sentido relativo de exactitud suficiente para un
propósito determinado, el propósito de resolver un problema dado. Por consiguiente
no es posible "elucidar" los conceptos como tales, sino solamente dentro del marco
de una situación definida. En otras palabras, sólo puede juzgarse la adecuación si
se nos plantea un genuino problema (que no debe ser, a su vez, un problema de elucidación)
para cuya solución se emprende la "elucidación" o el "análisis".
343
cada caso enésimo, su "confirmación por caso" (calificada) se acerca
a 1 — - en lugar de cero, como debería ser. Así, la ley "todas las
monedas arrojadas al aire caen siempre cara" tiene la confirmación por
casos Yi, en lugar de cero.
AI discutir en mi L. Se. D. una teoría de Reichenbach que conduce a
resultados matemáticos equivalentes '<•, llamé "devastadora" a esa consecuencia
no deseada de su teoría. Después de veinte años, aún pienso
que lo es.
(b) Con su doctrina de que ^ posible prescindir de las leyes en
la ciencia, Carnap vuelve, en efecto, a una posición muy semejante a la
que sostenía en la época de apogeo del verificacionismo (a saber, la de
que el lenguaje de la ciencia es "molecular") y que había abandonado
en Syntax y en Testability. Wittgenstein y Sclilick, al hallar que las
leyes naturales no son verificables, concluyeron de esto que no son oraciones
genuinas (pasando por alto la conclusión de que, entonces, estaban
obligados a llamarlas "seudo oraciones sin significado"). A semejanza
de Mil! las consideraban reglas para la derivación de oraciones
(singulares) genuinas —los easO/S de la ley— a partir de otras oraciones
genuinas (las condiciones iniciales). Critiqué esta doctrina en mi
L. Se. D.; y cuando Cirniip ¡ueptó mi critica en Syntax y en Testability''^
pensé que la doctrina estaba liquidada. Pero con el retorno de
Carnap al verificacionismo (en una forma debilitada), ha vuelto a la
vida (en una forma debilitada: no creo que las chances de su supervivencia
sean grandes).
En un aspecto Carnap va aún más allá que Schlick. Éste creía que
sin leyes no podemos hacer predicciones. Carnap, en cambio, afirma
que "el uso de leyes no es indispensable para hacer predicciones".''*
Y continúa: "Sin embargo, es conveniente, por supuesto, enunciar leyes
universales en libros de física, biología, psicología, etc.; aunque estas
leyes formuladas por los científicos no tienen un alto grado de confirmación
—escribe (pero esto es decir demasiado poco pues su grado
de confirmación no puede ser más bajo) —, tienen una elevada confirmación
calificada por casos . . ."
"> Los valores de oonfirmación son idénticos si el parámetro X ¿c Carnap (ver
más adelante) es cero; y para cualquier X finito, el valor de la confirmación por
casos de Carnap se acerca indefinidamente, con la acumulación de elementos de juicio,
al valor criticado por mí en mi vieja discusión acerca de la teoría de Reichenbach.
Cito mi L. Se. />., sección 80, pág. 257 (ed. ingl.), hasta donde se relaciona
con la cuestión presente: "I.a probabilidad de esta hipótesis [hablo, con total generalidad,
de leyes universales] estaría determinada, eiuonces, por la frecuencia de
verdad de los cmuiciatios [siiigiilaies] que corresponden a ella [es decir, que son
casos de la misma]. Así, una hijiótesis tendría una probabilidad de 1/2 *'• f" promedio,
fuera contradicha por uno de cada dos enunciatlos de esta sucesión [es decir,
por imo de ca
se pueden ensayar ot«)s dos recursos." (Uno de ellos conduce a la probabilidad
cero
71 Ver i . .Sf, D„ notas 7 y 8 de la sección 4 y 1 de la sección 7S; y Testability,
nota 20 de la íccción 23, pág. 19. Ver también las notas 24 y sig. de este capítulo.
'2 Piobabililv, pág. 575.
344
AI leer esta sección de mi artículo, el Dr. J. Agassi ha hallado una
simple (y creo que nueva) paradoja de la confirmación inductiva que
me ha permitido exponer aquí. ''^^ Utiliza lo que propongo llamar un
"predicado de Agassi", un predicado fáctico "A (x)" elegido de tal manera
que es válido para todos los individuos) (sucesos o cosas) que aparecen
en los elementos de juicio a nuestra disposición, pero no para
la mayoría de los otros. Por ejemplo, podemos definir (al presente)
"A (x)" como "x ha sucedido (o ha sido observado) antes del 19 de
enero de 1965". (Otra opción —"la opción de Berkeley", por decir así—
sería "x ha sido percibido".) Se desprende de la teoría de Carnap que,
con el aumento de los elementos de juicio, el grado de confirmación
de "A (a)" llega a ser casi igual a I para cualquier individuo a del
mundo (presente, pasado o futuro). Lo mismo es válido para Ja confirmación
por casos (calificada o no) de la ley universal " (x) A (x)",
ley según la cual todos los sucesos del mundo (presentes, pasados o futuros)
sucedieron antes de 1965; lo cual convierte a 1965 en un límite
superior de la duración del mundo. Evidentemente, el famoso problema
cosmológico del período aproximado de la creación puede ser
tratado con igual facilidad. Sin embargo, no sería conveniente formular
leyes imiversales como las de Agassi en libros de cosmología, a pesar
de su elevada confirmación por casos.
En las últimas páginas de Testability, Carnap examina la oración "Si
todas las mentes... desaparecieran del universo, las estrellas continuarían
su curso". Lewis y Schlick afirmaban, correctamente, que esta oración
no es verificable; y Carnap respondió, de manera igualmente correcta
(en mi opinión) que se trataba de una afirmación científica perfectamente
legítima, basada en leyes universales bien confirmadas. Pero ahora
las leyes universales se han hecho prescindibles, aunque sin ellas no
es posible afirmar la oración mencionada. Además, se ve fácilmente, por
el argumento de Agassi, que una oración que la contradiga puede tener
una confirmación máxima.
Pero no pretendo utilizar este caso —el del status de las leyes naturales—
como el argumento principal en apoyo de mi afirmación, de
que el análisis que hace Carnap de la confirmación y, con él, su criterio
de dem-arcacián, son inadecuados. Por consiguiente, pasaré ahora a
exponer argumentos en apoyo de ésa afirmación que son completamente
independientes del caso de las leyes naturales, aunque éste puede
permitirnos ver más claramente por qué esta inadecuación es inherente
a la teoría de Carnap.
Como lema de mi crítica tomaré el siguiente pasaje de Carnap, que
contiene un valioso estímulo: ''^
72» (Agregado cu pruibas) El Profesor Nirlson Gotnlman, a quien envié un
ejemplar en sicncil
anticipó al Dr. Agassi en el descubrimiento Ue esta paradoja y de lo que he llamado
a<|ui un "predicado de Agassi". Véase Goodman, Fncl, Fictton & Forecast, 1055,
págs. 74 y sig.
•n Probability, sccciiSn 110, pág. 503.
345
"...sí pudiera mostrarse que otro método, por ejemplo una nueva definición
de grado de confirmación, conduce en ciertos casos a valores numéricos más
adecuados que los suministrados por c *', ello constituiría una crítica importante,
o, si alguien... mostrara que algún explicatum adecuado cumple con cierto
requisito que c • no cumple, ello sería un valioso primer paso hada una solución
mejor."
Seguiré ambas alternativa.s de esta invitación, pero invertiré su orden.
(1) Mostraré que un concepto adecuado de confirmación no puede
satisfacer las reglas tradicionales del cálculo de probabilidades. (2) Daré
una definición alternativa de grado de confirmación. Finalmente, mostraré
(3) que la teoría de la confirmación de Carnap parece implicar:
(a) un regreso infinito; (b) una teoría a priori de la dependencia
mutua de todas las oraciones atómicas con predicados iguales.
(1) Para comenzar, sugiero que distingamos no sólo entre probabilidad
lógica (probabilidadj) y frecuencia relativa (probabilidada),
como hace Carnap, sino (al menos) entre tres conceptos diferentes,
el tercero de los cuales es el grado de confirmación.
Sin duda, como primera sugerencia la anterior es inobjetable: después
de la adecuada investigación, aun podemos decidir que la probabilidad
lógica puede ser usada como explicandum del grado de confirmación.
Desgraciadamente, Carnap prejuzga la cuestión. Supone sin
mayor discusión que su distinción entre dos conceptos de probabilidad
es suficiente y pasa por alto las advertencias de mi viejo libro. ''* Es
posible poner de manifiesto que la confirmación, como la entiende
Carnap, no puede ser la probabilidad lógica. Ofrezco tres argumentos
en apoyo de mi afirmación.
(a) Podemos ponernos fácilmente de acuerdo acerca de aquello a
lo que ambos podemos llamar, provisionalmente, "probabilidad";
pues ambos llamamos, "probabilidad" a algo que satisface las leyes
del cálculo de probabilidades. '^
f* L. Se. D., antes de la sección 79: "En lugar de discutir la "probabilidad" de
una hipótesis debemos tratar de evaluar . . . hasta qué punto ha sido corroborada
[o confirmada]." Sección 82: "Esto muestra que no es tanto el número de los casos
corroboradores [confirmatorios] lo que determina su grado de corroboración como
la severidad de los diversos tests a los cuales la hipótesis en cuestión... ha sido sometida.
[Esto] a su vez depende del grado de testabilidad... de la hipótesis..." y
sección 8S: "una teoría puede ser tanto mejor corroborada [confirmada] cuanto más
testable es. La testabilidad, sin embargo, es la recíproca de la... probabilidad
lógica ..."
7S En una nota publicada en Mind, 47, 1938, págs. 275 y sig., dije que era "deseable
construir un sistema de axiomas" para la probabilidad, "de tal manera que pueda
ser... interpretada según cualquiera de las diferentes interpretaciones", de las cuales
"las tres más discutidas son: (1) la definición clásica de probabilidad como la
proporción de los casos favorables a los igualmente posibles, (á) la teoría frecuencia!...,
(3) la teoría lógica, que define la probabilidad como el grado de relaxjón
lógica entre oraciones..." (Tomé esta clasificación de L. Se. D., sección 48, invirtiendo
el orden de (2) y (3). Puede bailarse una clasificación similar en Probability,
pág. 24. Compárese también la discusión de los argumentos de la función de
probabilidad que figura en mi nota de Mind con Probability, sección 10, A & B, y
346
Más específicamente, Carnap dice del concepto de proba'bilidadti
lógica que satisface ciertos sistemas de axiomas y, en todos los casos,
el principio (especial) de adición y el principio (general) de multiplicación.''*
Ahora bien, una consecuencia elemental de este último
es que cuanto más es lo que afirma un enunciado, tanto menos probable
es. Puede expresarse esto diciendo que la probabilidad lógica de
una oración x con respecto a un conjunto dado de elementos de juicio
y disminuye cuando el contenido informativo de x aumenta. '^^
Lo anterior basta para revelar que una elevada probabilidad no puede
ser uno de los objetivos de la ciencia. Pues el científico está más
interesado en las teorías con un alto contenido informativo. No se
ocupa de trivialidades altamente probables, sino de hipótesis audaces
y severamente testables (y severamente testadas). Si (como dice Carnap)
un alto grado de confirmación es uno de los propósitos de la
ciencia, entonces no se puede identificar el grado de confirmación con
la probabilidad.
Lo anterior puede sonar paradójico a algunas personas. Pero si la
elevada probabilidad fuera un objetivo de la ciencia, los científicos
íleberían decir lo menos posible, y con preferencia, exclamar solamente
tautologías. Pero su objetivo es hacer "avanzar" la ciencia, esto
es, aumentar su contenido informativo. Pero esto significa disminuir
su probabilidad. Y dado el rico contenido de las leyes universales,
no cabe sorprenderse de hallar que su probabilidad sea cero,
ni que los filósofos para quienes la ciencia debe buscar elevadas probabilidades
no pueden hacer justicia a hechos como los siguientes:
que la mayoría de los científicos considere su objetivo más importante
la formulación (y la testación) de leyes universales o que la
testabilidad intersubjetiva de la ciencia dependa de esas leyes (como
señalé en la sección 8 de mi L. Se. D.).
Por todo lo que se ha dicho, debe resultar claro que una definición
adecuada de "grado de confirmación" no puede satisfacer el
principio general de multiplicación de las probabilidades. •"
Para resumir el punto (a): Puesto que, en la ciencia, tendemos
sección 52. Kn esta nota presenté un sistema axiomático formal independiente que,
sin embargo, he simplificado mucho desde entonces. Fue publicado en el B. J. P. S., 6,
1955, pág. 53. (La nota de Mind ha sido reimpresa ahora en L. Se. D., págs. 320-2.)
76 Probability, sección 33, pág. 285; véase también sección 62, págs. 337 y sigs.
•" Esto es equivalente a la "condición de contenido" (ver nota 63). Puesto que
Camap no considera válida esta condición (Probability, sección 87, pág. 474, "condición
de consecuencia"), está obligado, creo, a admitir que el "grado de confirmación"
no puede ser una "función de confirmación regular", es decir, una probabilidad.
78 Véanse las secciones 4-5 de mi nota "Grado de confirmación", L. Se. D., pág.
•fSe-S (ed. ingl.). El Dr. Y. Bar-Hillel rae ha llamado la atención sobro el hecho
de que algunos de mis ejemplos fueron anticipados por Camap en Probability, sección
71, pág. 394 y sig., caso 3b. Camap infiere de ellos que la condición de contenido
(véanse las notas 63 y 77) "no es válida", pero no infiere que todas las "fiindones de
confirmación regulares" son inadecuadas.
347
a lograr un alto contenido informativo, no podemos tender a alearía
zar una elevada probabilidad.
(b) La severidad de los tests posibles de un enunciado o una
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