Plan nacional de salud mental


Trastornos Clínicos: Depresión, Ansiedad y Otros



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1.1 Trastornos Clínicos: Depresión, Ansiedad y Otros


El estudio de Sogui (1997) -focalizado en un solo distrito limeño- resalta la prevalencia de un 32.6% de depresión, explicando que afectaría fundamentalmente a la población femenina en el periodo del climaterio y a la masculina en la temprana juventud.


El Estudio Epidemiológico Metropolitano de Salud Mental (INSM, 2002)3 muestra una prevalencia de vida del 19% para depresión en general (14.5% para varones y 23.3% para mujeres). Sobre los trastornos de ansiedad, este mismo estudio muestra una prevalencia de vida de 25.3% (20.3% para varones y 30.1% para mujeres). Sobre trastornos psicóticos, el estudio muestra una prevalencia del 1% (0.7% masculino y 1.3% femenino). La prevalencia de vida de los trastornos psiquiátricos en general en Lima Metropolitana y Callao es de 37.3%.
El Estudio Epidemiológico de Salud Mental en la Sierra Peruana – Ayacucho, Cajamarca y Huaraz - (INSM, 2003)4 muestra una prevalencia de vida de trastornos depresivos del 17%, cifra similar a la ya mencionada, existiendo diferencias entre varones y mujeres: 13.3% y 20.5% respectivamente. La prevalencia anual es del 7.4%.

La cifra mayor en prevalencia de vida son los trastornos de ansiedad con un 21.1%. Se observa más frecuente en las mujeres (25.3%) que en los varones (16.6%). Como veremos más adelante, los varones presentan mayor prevalencia de uso de sustancias.


El Estudio Epidemiológico de Salud Mental en la Selva Peruana –Iquitos, Tarapoto y Pucallpa- (INSM, 2004)5, encontró que más de un tercio de la población de estas ciudades (39.3%), alguna vez en su vida ha sufrido algún trastorno psiquiátrico. El estudio muestra una prevalencia de vida de trastornos depresivos en general del 21,9%, existiendo diferencias entre varones y mujeres: 13.5% y 29.2% respectivamente. Sobre los trastornos de ansiedad, este mismo estudio muestra una prevalencia del 18.3% (14.3% para varones y 21.8% para mujeres).

GRÁFICO Nº 1



FUENTE: Estudio Epidemiológico de Salud Mental-Lima Metropolitana (INSM 2002); Estudio Epidemiológico de Salud Mental-Sierra Peruana (INSM 2003); Estudio Epidemiológico de Salud Mental-Selva Peruana (INSM 2004)
GRÁFICO Nº 2

FUENTE: Estudio Epidemiológico de Salud Mental-Lima Metropolitana (INSM 2002); Estudio Epidemiológico de Salud Mental-

Sierra Peruana (INSM 2003); Estudio Epidemiológico de Salud Mental-Selva Peruana (INSM 2004)

En forma específica, al interior del país, las prevalencias de vida más altas de cualquier trastorno psiquiátrico se hallaron en Ayacucho 50.6%; Puerto Maldonado 48%; Iquitos 41.3%; Pucallpa 39%; y Tumbes 38.1%. Las prevalencias a 6 meses más altas se han encontrado en Ayacucho 24,4%; Puerto Maldonado 23.3%; Iquitos 21.6%; Tumbes 21.5%; Puno 21% y Pucallpa 19.7%. Los trastornos psiquiátricos más frecuentes (a 6 meses) en la sierra, en la selva y fronteras han sido los trastornos depresivos (episodio depresivo y distimia) con prevalencias de 7.3% en Puno; 7% en Cajamarca; 6.7% en Huaraz; 6.6% en Iquitos y 6.5% en Puerto Maldonado. En Lima la prevalencia a 6 meses de los trastornos depresivos y trastorno de ansiedad en general se encontró en 10.6% y 16.4% respectivamente. Al interior del país las prevalencias más altas de trastorno de ansiedad en general se encontró en Tacna 8.9%; Huaraz 7.5%; Puno 7.5%; Ayacucho 7.3% y Pucallpa 6.4%6.

GRÁFICO Nº 3
PREVALENCIA DE ALGÚN TRASTORNO PSIQUIÁTRICO

EN LIMA, SIERRA Y SELVA SEGÚN CIUDAD



FUENTE: Estudio Epidemiológico de Salud Mental-Lima Metropolitana (INSM 2002); Estudio Epidemiológico de Salud Mental-



Sierra Peruana (INSM 2003); Estudio Epidemiológico de Salud Mental-Selva Peruana (INSM 2004)
1.2 Aspectos Psicopáticos
Es importante, que el estudio realizado en la sierra peruana haya incluido la medición de estos aspectos, que por sus propias características no llegan a la consulta clínica. Han sido estudiados a nivel de tendencias como: permisividad frente a la psicopatía –tolerancia a conductas delictivas como el robo- y tendencias psicopáticas –mentira frecuente, violencia y robo-. En la población adulta, se ha encontrado una permisividad del 11.6% y tendencias psicopáticas en el 4.7% de la población.
Cabe resaltar que para la población adolescente, si bien la permisividad es menor que en los adultos (9.9%) las tendencias psicopáticas son mucho mayores (39.4%); el estudio menciona que los resultados son semejantes a los de Lima y Callao. Obviamente no se puede analizar la psicopatía al margen del proceso de anomia que vive el país.
1.3 Suicidio
El suicidio, asociado a diferentes cuadros, ocupa el cuarto lugar como causa de muerte violenta en Lima, constituyendo el 8% de éstas (Instituto de Medicina Legal, 2001), en una relación de 2:1 entre hombres y mujeres. En el último estudio publicado por el INSM (1998)7 se mencionan los motivos más frecuentes asociados al suicidio: conflictos conyugales (29.6%), conflictos familiares (27.6%), conflictos sentimentales (22.1%), psicopatológicos (17.6%), laboral-económico (2.2%), enfermedad física (0.8%). Tres cuartas partes de los suicidios están relacionados a alguna forma de depresión: trastorno depresivo mayor (39.4%) y trastorno reactivo con síntomas depresivos (35.5%); un 23.8% está asociado también, con abuso de alcohol y sustancias.
En otro estudio posterior del INSM (2002), se han encontrado que la prevalencia de vida de consideraciones o pensamientos suicidas es de 30.3% de la población encuestada; este tipo de pensamiento es más frecuente entre las mujeres 40.4% que entre los varones 19.6%, a diferencia del suicidio consumado.8 En este mismo estudio, se observa una tendencia generacional al incremento de indicadores suicidas. La prevalencia de vida de consideraciones o pensamientos de índole suicida en el adulto, adolescente y adulto mayor es de 30.3%, 29.1% y 27.8%, respectivamente.9 Si bien la prevalencia de vida en el adulto es mayor que en los adolescentes, la prevalencia anual en los adolescentes es mayor respecto a los adultos (15.3% y 8.5% respectivamente), lo cual pone al suicidio y la depresión entre las prioridades de la salud mental durante la infancia y adolescencia.
En el Estudio Epidemiológico de Salud Mental en la Sierra Peruana (INSM, 2003), para el grupo de mujeres unidas –o alguna vez unidas- se encontró una prevalencia de vida del deseo de morir del 45.5%. La prevalencia de vida de la conducta suicida es mayor en las mujeres: 3.6% contra 1.7% en los varones. En este mismo estudio, se encuentra una prevalencia de vida del deseo de morir del 34.2% en adultos, ligeramente superior a los datos anteriores.

En el Estudio Epidemiológico de Salud Mental en la Selva Peruana (INSM, 2004), para el grupo de mujeres unidas –o alguna vez unidas- se encontró una prevalencia de vida del deseo de morir del 39.9%. La prevalencia de vida de la conducta suicida es mayor en las mujeres: 4.8% contra 2.2% en los varones. En este mismo estudio, se encontró una prevalencia de vida del deseo de morir del 32.5% en adultos.

GRÁFICO Nº 4


PREVALENCIA DE VIDA DEL DESEO DE MORIR EN ALGÚN MOMENTO

L
IMA METROPOLITANA, LA SIERRA Y LA SELVA

FUENTE: Estudio Epidemiológico de Salud Mental-Lima Metropolitana (INSM 2002); Estudio Epidemiológico

de Salud Mental-Sierra Peruana (INSM 2003); Estudio Epidemiológico de Salud Mental-Selva Peruana (INSM 2004)


1.4 Consumo y abuso de sustancias



Según la Encuesta Nacional de Prevención y Uso de Drogas10 los dependientes del consumo de drogas principalmente lo son de alcohol y tabaco, (10.1% y 8.1 % de la población encuestada, respectivamente), mientras que las dependencias a marihuana, pasta básica de cocaína, clorhidrato de cocaína, inhalantes y tranquilizantes, sumaron el 0.78%.
Esta misma tendencia se mantiene según la encuesta nacional de DEVIDA (2002)11 , la cual nos muestra que el 94.2% de personas encuestadas han consumido alcohol, un 68% ha consumido tabaco, un 5.8 % ha consumido marihuana; siguen: pasta básica de cocaína (2.1%), clorhidrato de cocaína (1.8%), inhalantes (1%), tranquilizantes (6.5%). Si bien estos porcentajes no indican dependencia, sí nos muestran la tendencia de consumo y preferencias de la población.
Resulta evidente que el consumo de alcohol es un grave problema de salud pública, asociándose a varios factores psicosociales. En Perú, los varones tienen una tasa más alta de dependencia al alcohol en relación a las mujeres: 16% frente al 4.9%. El 30% o más de los bebedores desarrollan problemas de índole familiar y social asociados al consumo; la intoxicación alcohólica puede producir irritabilidad, conducta violenta y depresión. En el mundo occidental12, el 10% de los varones y del 3 al 5% de las mujeres aproximadamente, desarrollan problemas conductuales severos asociados al abuso de alcohol. Como los altos niveles de ingesta de alcohol pueden causar problemas médicos y psiquiátricos, se estima que del 20% al 35% de usuarios de servicios de salud presentan abuso o dependencia al alcohol.
Sobre el tabaco diremos que la dependencia a la nicotina es la segunda en prevalencia, y de las más costosas, y a la vez, una de las más tratables. Cabe agregar que el 50% de los fumadores crónicos desarrolla algún tipo de cáncer en los países desarrollados13; se presume que Perú siga ese mismo patrón mundial.
Según los Estudios Epidemiógicos de Salud Mental realizados por el INSM, la prevalencia de vida del consumo de sustancias no alcohólicas legales es de 71.6% en Lima y Callao; 66.3% en la sierra; 74.4% en la selva y 84.9% en fronteras. Por otro lado, el consumo de sustancias no alcohólicas ilegales se encontraba en un 7.8% en Lima; 2.8% en la sierra; 9.5% en la selva y 3.8% en fronteras. La sustancia no alcohólica legal más consumida alguna vez es el tabaco 69.5% en Lima; 57.7% en la sierra; 72.5% en la selva y 71% en fronteras, mientras que la sustancia ilegal más consumida alguna vez es la marihuana 6.3% en Lima, 2.0% en la sierra, 6.1% en la selva y 2.8% en fronteras, seguida de la cocaína 3.9% en Lima, 1.3% en la sierra, 5.7% en la selva y 2.0% en fronteras. El consumo en el último mes de sustancias no alcohólicas legales se halló en un 30.8% en Lima, 23.0% en la sierra, 27.9% en la selva y 35.7% en fronteras. El consumo en el último mes de sustancias no alcohólicas ilegales fue de 0.2% en Lima, 0.1% en la sierra, 0.3% en la selva y 0.2% en fronteras.
La prevalencia anual de uso perjudicial o dependencia a alcohol en Lima se encontró en 5.3%, en la sierra fue de 10%, en la selva de 8.8% y 9% en fronteras. En la población de Ayacucho dicha prevalencia es del 15% en general y 27.8% en el caso de los varones. También se han encontrado prevalencias anuales importantes en Tumbes 14.3% y Puerto Maldonado 14.1%, seguidas por Iquitos 9.8% y Cajamarca 8%.
1.5 Las violencias
Configuran un conjunto de problemas psicosociales de gran magnitud, de causas diversas y complejas. Si embargo, cabe subrayar que en función del enfoque bio-psico-social que sustenta este plan14, queda claro que las violencias son expresión dramática del conjunto de condiciones de vida inhumanas a que está sometida la población peruana (políticas, socioeconómicas, familiares, de vínculos violentos o de abandono).
Al respecto, es ilustrativa la opinión de J. Gilligan: “La violencia es compleja, está multi-determinada y se expresa en una variedad de conductas: el homicidio, el suicidio, el terrorismo, el secuestro, la pena de muerte, etc. Las causas son múltiples (...) pero podemos dividirlas en tres, las biológicas, las psicológicas y las socioeconómicas; pero el peso mayor está en el factor psicológico y en el socioeconómico”.15
De igual manera, en el Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación se dice: “La violencia añadió crueldad, terror y destrucción a la vida en condiciones de pobreza, abandono y marginación de muchos pueblos. Sus efectos se potencian con aquellas huellas de las condiciones injustas de vida. No podemos entonces hablar de un modo simple de “secuelas de la violencia” sin atender a la complejidad de la historia que ha producido tal violencia, sin considerar las particulares formas de vivirlas y hacerles frente”.16
No es de extrañar entonces encontrar resultados como los del estudio ya mencionado del INSM (2002), el cual menciona una prevalencia de tendencias violentas del 30.2% de la población encuestada (entre 18 y 91 años). Asimismo, en el estudio realizado en la sierra peruana (2003), encontramos una prevalencia de vida de conductas violentas del 27.5%, incluyendo peleas con algún tipo de armas y abuso físico a menores. De manera similar, el Estudio Epidemiológico de Salud Mental en la Selva Peruana (2004), menciona una prevalencia de vida de tendencias violentas del 26.5%.
Por otro lado, el estudio de la sierra peruana, incluyó indicadores sobre estilos de crianza y su relación con la salud mental. Encontraron una mayor prevalencia de estilos de crianza negativos en Ayacucho y de sobreprotección en Huaraz. Asimismo, se observó un incremento de la prevalencia de trastornos psiquiátricos en las personas que han recibido estilos de crianza negativos. Por ejemplo, el maltrato infantil –bajo la forma de “le dieron más castigos de los que merecía”- tiene el impacto más alto en todos los trastornos (50%). Es interesante además, que la falta de amor y ternura de los padres es relatada por el mayor número de personas que padecen trastornos de ansiedad y depresión: 29.1% y 24% respectivamente. Nuevamente, tenemos un indicador que nos obliga a intervenir a favor de la infancia y adolescencia como prioridad en la promoción y prevención de salud mental.
Teniendo en cuenta todas estas consideraciones, presentamos algunos indicadores específicos de diversas manifestaciones de la violencia:


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