Elementos de Materia Médica Homeopática



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Elementos de Materia Médica Homeopática

CHIRON Paul

Prefacio de la segunda edición

La benévola acogida hecha a nuestros Elementos de Materia Médica Homeopática y los estímulos frecuentemente renovados para proseguir ese primer trabajo, nos han decidido a publicar su segunda edición.

Siempre conservado el plan general, hemos modificado la presentación de ciertas patogenesias a fin de ofrecerlas más completas y más precisas y hemos llevado su número a cien por la edición de los veinte medicamentos siguientes escogidos entre muchos otros por su incontestable valor:

Ambra grisea, Ammonicum muriaticum, Cactus, Cantharis, Capsicum, Colchicum, Colocynthis, Drosera, Hydrophobinum, Lac caninum, Medorrhinum, Opium, Phytolacca, Podophyllum, Psorinum, Pyrogene, Ruta, Stramonium, Syphillinum, Tuberculinum.

Teniendo en cuenta los deseos insistentes, manifestados par nuestros cofrades, hemos desarrollado sobre todo las Comparaciones cuya importancia es capital. Ellas son, en efecto, la base de toda terapéutica homeopática y la necesidad absoluta de su conocimiento se impone para diferenciar entre ellas los remedios y establecer con precisión un diagnóstico medicamentoso.

A fin de llenar una gran laguna que en nuestra obra precedente nos había valido justificadas críticas, hemos dispuesto el Repertorio de todas esas comparaciones. Será ciertamente de una ayuda preciosa para su estudio metódico.

En fin, desde el punto de vista de las consultas corrientes, hemos establecido una Tabla Especial señalando cada remedio citado en el curso de este volumen con la indicación de la página donde figura.

Así modificada y completada creemos que esta nueva edición será más claramente adaptada al objeto que nos hemos ya propuesto : presentar un libro sencillo, claro, que vuelva menos arduo el estudio de la Materia Médica Homeopática, la haga más comprensible y permita con esto una aplicación más fácil en la práctica diaria. Esperamos poder lograrlo.

dr. paul chiron.

PAGE IX


Introducción

Cuando se busca una documentación completa sobre la homeopatía, después de haber adquirido el conocimiento de los principios fundamentales del método, el primer estudio que se impone es el de la materia médica. Pero la materia médica homeopática es muy especial y presenta pocas semejanzas con las materias médicas clásicas. Por eso, al comenzar esta obra, me parece necesario proporcionar sobre ella algunas nociones generales indispensables para facilitar su comprensión y, por lo mismo, hacerla apreciar en su justo valor.

¿Qué es, pues, la materia Médica Homeopática? Es una compilación de patogenesias, es decir, el conjunto de fenómenos mórbidos la mismo objetivos que subjetivos que los medicamentos pueden producir sobre el hombre. Su importancia es capital, pues incluye en cada remedio todos los elementos que, solos, permiten su empleo terapéutico racional. La Materia Médica Homeopática es la base de la Homeopatía, ya que sin ella ésta no podría existir.

Para convencerse de ello asta una ojeada retrospectiva sobre los orígenes lejanos de la doctrina. Esta se basa, como todos le saben, en la ley de la similitud, le formulada en la antigüedad por Hipócrates. ¿No parece, pues, extraña que hayan sido necesarios más de veinte siglos para pasar de la teoría a la práctica? En efecto, hasta Hahnemann, con excepción de Paracelso. Van Helmont y algunos otros menos celebres, pocos médicos han dejado en sus obras la huella de una terapéutica basada en el principio de la similitud. ¿ Por qué? Justamente porque antes de Hahnemann se ignoraba la acción real de los medicamentos sobre el organismo, acción de la que no se tenían generalmente más que vagas indicaciones empíricas. Hahnemann fué el primero que con ayuda de la experimentación sobre el hombre sano creó la materia médica pura y dotándonos de conocimientos precisos sobre los remedios, permitió finalmente la aplicación de la ley de los semejantes.

¿Habéis abierto quizá un tratado de materia médica homeopática? Ya sospecho entonces la impresión de sorpresa que habéis experimentado al contemplar esa larga serie de síntomas inconexos que componen cada patogenesia. Sin embargo, si habéis tenido la perseverancia de recorrer algunas páginas no habréis dejado de notar la minuciosidad de los detalles que habéis encontrado anotados aquí y allá, detalles del género de éstos, por ejemplo.

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Bryonia.-Dolores picantes agravados por el tacto y el movimiento, mejorados por el reposo y la presión fuerte.

Chelidonium.-Dolor constante en el ángulo interno del omoplato derecho.

Sanguinaria.-Cefalalgia periódica que sobreviene cada 7 días. Dolor que comienza en el occipucio, sube a la cima de la cabeza y viene a fijarse encima de los ojos, particularmente del derecho.

Semejantes precisiones no habrán dejado ciertamente de despertar une duda en vuestro espíritu. ¿Acaso se apoyan en una base científica? Es, pues, necesario estar previamente documentado antes de emprender el estudio de la materia médica, pues de la fuente de que procedan los diversos elementos que ella comprende, depende el valor que se les pueda conceder.

El conocimiento de la acción farmacodinámica de los medicamentos homeopáticos proviene :

1°-De la experimentación sobre el hombre sano.

2°-De los datos aportados por la Toxicología.

3°-De los resultados de la observación clínica.

I.-EXPERIMENTACION SOBRE EL HOMBRE SANO.-Es ella la que ha suministrado los principales elementos de la materia médica. Antes de Hahnemann, como ya lo dije antes, se ignoraba casi todo lo relativo a la acción de los medicamentos, se trabajaba en pleno empirismo. El fundador de la Homeopatía fué el primero que tuvo la idea de experimentar en el hombre sano como el único medio de proporcionar el conocimiento de la acción farmacodinámica de las sustancias empleadas como remedios (1)

Recordaré brevemente cómo germinó esta idea en su espíritu.

Hahnemann, desanimado por el vacío de los métodos terapéuticos de su tiempo, había abandonado la medicina y, para vivir, se dedicaba a la traducción de obras científicas. Cierto día, al traducir la Materia Médica de Cullen, notó que la quina, que cura la fiebre intermitente, parecía producir sobre el organismo fenómenos semejantes. Admirado de esta analogía quiso darse cuenta de su exactitud, y para esto experimentó el medicamento sobre él mismo. Rápidamente observó todos los síntomas de la fiebre intermitente. Varias veces renovó la experiencia sobre sí mismo y sobre algunos de sus amigos y pudo comprobar siempre los mismos fenómenos. Prosiguió sus investigaciones con el arsénico, el mercurio, la digital, la cáscara de Levante y siempre estas sustancias dieron fenómenos particulares semejantes a los fenómenos mórbidos para los cuales eran ya empleadas en terapéutica. No había ya duda, la ley de las semejanzas era exacta, pero también, para aplicarla, era preciso ante todo, conocerla acción de los medicamentos sobre el hombre sano. De allí la conclusión que él formulara más tarde en su Organón.

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No hay medio más seguro ni más natural para encontrar infaliblemente los electos propios de los medicamentos que el de ensayarlos separadamente unos de otros y a dosis moderadas sobre las personas sanas, y de anotar los síntomas, los cambios y los signos que resultan de su acción primitiva, principalmente sobre el estado físico y sobre el moral es decir, los elementos de enfermedad que estas sustancias son capaces de producir".

En efecto, la experimentación sobre el hombre sano es la única racional, pues ella solamente puede darnos hasta en los más pequeños detalles todos los fenómenos, mórbidos, lo mismo objetivas que subjetivos, provocados por el medicamento. Si se experimenta sobre el animal independientemente de este hecho bien conocido que no se puede concluir del animal al hombre, se descruida cierto número de fenómenos que el animal, si los experimenta, no puede expresar.

Tomemos por ejemplo la cefalea de Sanguinaria, cuyas características he indicado ya. Es evidente que el animal no podrá describirnos este dolor que parte del occipucio para venir a fijarse encima del ojo derecho. Tofos los fenómenos subjetivos, tan importantes, todas las modificaciones de la mentalidad de un interés capital en clínica, serán omitidos, si no se experimenta sobre el hombre.

¿Cómo se hace esta experimentación? Hahnemann en el Organón describe esta técnica con la mayor precisión. Al principio él experimentaba con dosis muy pequeñas, pero todavía ponderables de la sustancia. Más tarde dándose cuenta de que descuidaba así ciertos fenómenos que podían manifestarse con cantidades cada vez más reducidas, llegó a experimentar la misma sustancia a dosis variables : 1a, 3a, 6a, aun a 30a, a fin de obtener la acción farmacodinámica completa.

Después de haber examinado los sujetos que quieren prestarse voluntariamente a la experimentación, y de haber comprobado su perfecto estado de salud, se les hace tomar cada día cierta cantidad de la sustancia en estudio. Los sujetos no hacen otra cosa que anotar todas las modificaciones tanto psíquicas como físicas experimentadas por su organismo durante todo el período de la experiencia. Al principio, todo quedó en esta simple observación, pero poco a poco vinieron a agregarse a ella todos los procedimientos modernos de investigación : análisis de orina, de sangre, de presión, fórmula leucocitaria, etc., tanto que las más reciente experimentaciones son realmente tan completas como es posible. Todos los diversos fenómenos presentados por los diferentes experimentadores son finalmente agrupados para formar la patogenesia del remedio.

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Esta experimentación sobre el hombre sano proporciona los más preciosos documentos de la materia médica. Las otras dos fuentes toxicología y observación clínica no vienen más que a precisar ciertos puntos más particulares que solos serían insuficientes para establecer una patogenesia.

II.-DATOS APORTADOS POR LA TOXICOLOGIA.-Las experimentaciones de que acabo de hablar son hechas naturalmente a dosis débiles, a dosis fisiológicas. Pero un gran número de las sustancias experimentadas constituyen venenos cuando son absorbidas a dosis fuertes. Entonces no determinan ya en el organismo simples fenómenos fisiológicos, sino fenómenos tóxicos que producen una verdadera desorganización de los tejidos que puede llegar hasta obstaculizan el curso de la vitalidad. Para estas sustancias es evidentemente útil el conocimiento de los fenómenos tóxicos que provocan, los tejidos sobre los cuales se desarrolla su acción, las lesiones que determinan, informes muy importantes que son de la mayor utilidad en clínica. Ciertamente los Homeopatías, en su preocupación por el esclarecimiento de la verdad, no han llegado todavía hasta el punto de emprender experimentos peligrosos que puedan determinar la muerte, pero no desdeñan las enseñanzas que les proporcionan los envenenamientos accidentales de que habían los tratados de toxicología. Es así como ellos conocen el delirio furioso, las alucinaciones, la zoopsia, así como las lesiones congestivas del cerebro y de las meninges, determinadas por la belladona lo mismo que la facies acatarrada, lívida, los labios fríos y violáceos, el frío glacial, las tendencias sincopales, las evacuaciones alvinas repetidas del arsénico y sus diversas lesiones del tubo digestivo y los riñones. Lo mismo, es para el fósforo, el mercurio, el tártaro emético y muchas otras sustancias. Fácilmente comprenderéis la luz que tales elementos proyectan sobre la acción profunda del remedio.

III.-RESULTADOS DE LA OBSERVACION CLINICA.-Los Homeópatas no han descuidado esta fuente de documentación y en ella ham encontrado indicaciones del mayor interés. Son las múltiples observaciones de los médicos las que han permitido el establecimiento del tipo morfológico de ciertos medicamentos, así como determinar su mayor afinidad por tal constitución, tal temperamento, tal sexo, por ejemplo.

Ignatia tipo femenino. Nux vómica : tipo masculino.

Bryonia tipo seco. Graphites : tipo gordo.

Pulsatilla persona linfática, rubia, de ojos azules, tímida ruborizándose con facilidad.

Sepia persona morena, de ojos negros, piel oscura, irritable.

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Iodum morenita clara, flaca, en constante agitación.

Igualmente por este medio, se han podido precisar ciertas características como :

La influencia atmosférica : Trastornos del Aconit que sobrevienen después de exposición al viento frío y seco; trastornos de Dulcamara en relación con los tiempos húmedos; trastornos de Rhododendron agravados antes de la tempestad.

La influencia de la estación : La agravación durante el invierno de Petroleum. La gran debilidad de Natrum carbonicum provocada por los calore del verano.

La influencia lunar : La agravación de Calcárea carbónica durante el plenilunio, la de Silicea durante el novilunio.

Podría proseguir por mucho tiempo esta enumeración, pero estos pocos ejemplos me parecen suficientes para mostrar todo el interés de los informes sacados de la observación clínica.

Por esta simple exposición podréis fácilmente daros cuenta del valor de la materia médica la cual no es un producto de la imaginación, sino, al contrario, una obra seria que descansa sólidamente sobre las bases de todo conocimiento científico : la observación y la experimentación.

Ahora que estáis documentados sobre los orígenes de la Materia Médica, emprenderéis su estudio metódico con menos indecisión. Pero para hacerlo con fruto tendréis necesidad todavía de ciertas indicaciones.

El estudio de la materia médica es, en efecto, muy penoso, sobre todo cuando sólo se dispone de tratados antiguos como la Materia Médica Pura, de Hahnemann, en la que los síntomas tanto objetivos como subjetivos se suceden bajo cada medicamento sin que se puedan discernir las relaciones. Es una especie de materia amorfa de la que no se desprende ninguna vitalidad. Por eso es necesario animarla, revivirla y hacerla representar un tipo definido, para lo cual no es necesario el menor esfuerzo de imaginación. Se llega a ello por la sola síntesis de los elementos principales que componen cada patogenesia. Así es que yo he procedido, para los medicamentos contenidos en esta obra, buscando siempre la manera de poner de manifiesto la personalidad propia de cada uno de ellos. De allí el plan que he seguido :

1°-La esfera de acción que, colocada al principio de cada patogenesia, sitúa el medicamento en el organismo.

2°-Las características que precisan sus cualidades dominantes.

3°-La lateralidad : característica especial que, cuando existe,

4°-El tipo que objetiva el remedio.

5°-La sintomatología que nos hace penetrar en su intimidad y muestra

los principales fenómenos mórbidos que son susceptibles de curar.

6°-Las modalidades que dan una dirección a la sintomatología.

7°-Las comparaciones que clasifican el medicamento en el conjunto de la materia médica diferenciando los elementos de semejanza que puede presentar con otros.

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Bien delimitado de esta manera, cada medicamento se individualiza con una gran claridad. Hay una fisonomía particular que permite reconocerlo bien y fijarlo más fácilmente en al memoria.

Cualquiera que sea el método de presentación de los patogenesias, cuando se abre por primera vez una Materia Médica, la dificultad para orientarse en medio de ellas es la mayor con que se tropieza. ¿De qué lado dirigir las primeras investigaciones? ¿Puede estudiarse indiferentemente una patogenesia después de otra, siguiendo el orden alfabético? ¿No hay necesidad, por el contrario, de operar una selección? En ese caso, cuál es ella, pues de Aconite a zincum la selección es vasta y hay que precisarla.

Todos los medicamentos contenidos en la materia médica tienen su valor propio, sin embargo, algunos son más importantes que los otos bien porque hayan sido mejor experimentados o mejor estudiados a bien porque su sintomatología comprenda mayor número de fenómenos, de donde resulta su empleo terapéutico más frecuente. Se les llama policrestos y son en número de 24 :

Aconit Ipeca

Arnica Lachesis

Arsenic Lycopodium

Belladonna Mercurius solubilis

Bryonia Nux vómica

Calcárea carbónica Phosphorus

Carbo vegetabilis Pulsatilla

Chamomilla Rhus toxicodendron

China Sepia

Dulcamara Silicea

Hepar sulfur Sulfur

Hyosciamus Veratrum album

Es preciso evidentemente, tomar un policresto como punto de partida, pero cuál? Sin vacilación escogeremos el Sulfur que es el más grande de todos y cuyo campo de acción es particularmente extenso. Verdal es que tal vez su aspecto un poco protéiforme parecería desde el primer instante difícil de discernir, pero por las comparaciones que él sugerirá con los otros remedios, su personalidad propia no tardará en manifestarse. Y por otra parte, al menos por él, se tiene la ventaja de penetrar en la encrucijada central de la materia médica.

PAGE XV

De allí hay que radiar, pero no al azar, sino más bien siguiendo un camino directo apoyándose en las relaciones que los medicamentos presentan entre ellos :



1°-Relaciones de crónicos a agudos :

Sulfur y aconit

Silicea y Pulsatilla.

Calcárea carbónica y Belladonna.

2°-Relaciones de complementarios :

Bryonia y Rhus toxicodendron.

Natrum muriaticum e Ignatia.

3°-Relaciones de Antídotos :

Mercurius y hepar sulfur, etc.

Estas son las vías de acceso normales que conducirán directamente a la meta sin peligro de extraviarse en largos rodeos. Sin embargo, yo no sabría repetirlo suficientemente, el estudio de la materia médica exige una larga paciencia.

Pasemos ahora de la teoría a la práctica, de la materia médica a la terapéutica.

La terapéutica homeopática basada en la ley de la similitud es y no puede ser más que estrictamente individualista. Es ésta su característica principal. En efecto, puesto que el medicamento que cura es el que, experimentado sobre el hombre sano, produce fenómenos semejantes a los que presenta el enfermo, su determinación no puede ser obtenida del otra manera que por la individualización del enfermo. A la fisonomía mórbida hay que oponer la fisonomía medicamentosa.

La aplicación metódica de la terapéutica Homeopática necesita pues :

1o.-La individualización del enfermo.

2o.-La individualización del remedio.

I. INDIVIDUALIZACION DEL ENFERMO.-Es un lugar común repetir que nohay enfermedades, sino solamente enfermos. En efecto, la enfermedad no es simplemente la reacción de defensa del organismo contra una intoxicación cualquiera? Pues bien, cada organismo reacciona a su modo. Por más bien estudiada, por más bien catalogada que esté, jamás una enfermedad evolucionará de manera absolutamente idéntica en dos individuos. Gracias a su conocimiento de la patología, gracias igualmene a los diversos medios de investigación de que dispose, el médico llega a precisar la affeción que sufre el enfermo, a establecer un diagnóstico clínico. Pero este diagnóstico, por indispensable que sea no propoorciona, él solo, todos los dates del problema que son necesarios para instituir un tratamiento racional. Conocer la enfermedad es muy bueno, individualizar al enfermo es mejor.

PAGE XVI

Para llegar allí, es necesario analizar punto por punto en sus menores detalles todos los fenómenos lo mismo objetivos que subjetivos presentados por el enfermo a fin de componer con ellos su fisonomía mórbida, expresión sintética de la reacción particular de su organismo, o dicho de otra manera, de su temperamento.

En efecto, ¿qué es el temperamento, sino la característica de un individuo, la resultante de las variaciones especiales de su metabolismo general? Puesto que el ser viviente funciona siguiendo las mismas leyes tanto en el estado normal como en el estado patológico, el temperamento determinará, pues, la fisonomía mórbida.

Esta divergencia de reacción de los individuos, esta influencia de los temperamentos ha sido, por lo demás, reconocida siempre. De allí las viejas clasificaciones de sanguíneos, de nerviosos, de biliosos, etc. Si ellas ya casi no tienen curso en el lenguaje médico es porque han sido suplantadas por la noción del terreno que toma una importancia más considerable cada día. Ahora bien, ¿qué, diferencia verdaderamente clara hay entre el terreno de los modernos y el temperamento de los antiguos, no son acaso sinónimos estos dos términos?

Si como afirma Huchard, el organismo es el que hace y deshace las enfermedades, es pues, al terreno al que hay necesidad de dirigirse. De otra manera, si la enfermedad evoluciona de modo distinto según el terreno o, lo que es lo mismo, según el temperamento, la terapéutica debe ser diferente según los enfermos. Es éste un hecho de observación corriente y no insisto tanto sobre este punto debido a que ofrece un interés capital desde el punto de vista de la terapéutica homeopática.

Observar con cuidado al enfermo, anotar escrupulosamente todos los síntomas objetivos y subjetivos que presente, sin temor de descender a los más ínfimos detalles, tal es el primero de los deberes de un médico Homeópata. Para aplicar en toda su integridad la ley de la similitud es de una necesidad absoluta la individualización del enfermo, la determinación exacta de su fisonomía mórbida pues sólo así será posible encontrar el remedio útil el que sanará al enfermo.

II. INDIVIDUALIZACION DEL REMEDIO.-Estando completamente individualizado el enfermo y estando claramente definida su fisonomía mórbida, no queda ya otra cosa que encontrar el medicamento que presente fenómenos semejantes a los que habéis observado.

Fácilmente lo conseguiréis buscando entre las diferentes patogenesias que forman la materia médica aqueándo entre las diferentes patogenesias que forman la materia médica aqueña cuya fisonomía se aproximé más a la fisonomía mórbida del enfermo.

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Es pues, un verdadero diagnóstico medicamentoso el que os es necesario establecer. A veces, la tarea es fácil : las dos fisonomías presentan una semejanza notable y según la pintoresca expresión del Dr. Nebel, "el enfermo grita su remedio". Pero frecuentemente la investigación es más delicada el enfermo ofrece una fisonomía compleja de la cual varios rasgos son comunes a varios remedios y no es sino mediante un análisis laborioso que obtendréis el símile o el simillimum. Síntomas, tipo, características, modalidades, lateralidades, todo hay que pasar en revista y no descuidar nada para llegar al fin. Entonces comprenderéis mejor la necesidad de conocer la materia médica hasta en sus menores detalles, pues un síntoma, por pequeño que sea, y por insignificante que os haya parecido al leerlo, puede, en algunos casos, prestaros una ayuda preciosa para resolver un problema.

Mientras más minuciosa, haya sido la individualización del enfermo, más fácil será la individualización del remedio. Uno es función del otro y los dos forman un todo completo sin el cual es imposible hacer una buena terapéutica.

A fin de aclarar con un ejemplo muy sensicllo estas ideas téóricas,; tenemos el caso de un niño atacado de coqueluche y veamos de qué manera el médico Homeópata va a proceder a la institución del tratamiento.

El diagnóstico de coqueluche que él ha podido establecer al observar las quintas de tos características que presenta su enfermito no le da, evidentemente, por sí mismo las indicaciones suficientes para la elección del remedio. En efecto, no todos los afectados de coqueluche tienen quintas exactamente iguales, por consiguiente, el mismo remedio no puede prescribirse en todos los casos.

Paro determinarlo, el médico seguirá pues, su método habitual :

1o.-Individualización del enfermo : Anotará las modalidades de las quintas, su frecuencia, su duración, su momento de aparición, los fenómenos concomitantes, etc., a fin de obtener la fisonomía mórbida.

2o.-Individualización del remedio : Buscará en la materia médica los remedios que posan el síntoma tos coqueluchoide y los comparará entre ellos. He aquí algunos de los principales con sus características :


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