Pregunta: ¿Será poco conveniente el tratamiento radioterápico en el tratamiento del cáncer?
Ramatís: Creemos innecesario repetiros una vez más, que la preferencia por éste o por aquel tratamiento en el caso del cáncer, no liquida la causa morbosa de orden psíquico, que sólo será solucionable, en definitiva, cuando la humanidad alcance la frecuencia crística de alto nivel en la vida sana espiritual. ¡Nuestra principal preocupación, consiste en haceros resaltar que, no obstante los aparatos y los recursos médicos modernos, la humanidad terrestre permanecerá todavía encadenada a un círculo vicioso patológico, cambiando las características exteriores de las enfermedades, del mismo modo que varían sus desatinos mentales y emotivos!
Cuando aludimos a la radioterapia, a la cirugía, a la quimioterapia y a otros procesos terapéuticos, así como a las distintas hipótesis médicas sobre el origen exacto de la enfermedad, procuramos advertiros que, bajo todo ese aparato y presunciones, sembrando nuevas esperanzas, persiste el veneno insidioso generado por la mente humana en desequilibrio, de cuya actuación se deriva la desarmonía en la red de sustentación del electronismo de las células.
No pretendemos aconsejar al canceroso, que se sirva únicamente de determinado método terapéutico de la Medicina oficial, toda vez que varían los éxitos en cada individuo, y en perfecta correspondencia con su responsabilidad kármica. Algunas veces, la radioterapia compensa con soluciones satisfactorias. Otras, el éxito es obtenido mediante la cirugía, como también con la prescripción de recursos quimioterápicos comprobándose que todos los esfuerzos médicos terapéuticos comprenden objetivos inspirados por lo Alto, ayudando al enfermo a prolongar su existencia física y a soportar el fardo kármico.
Pero, en general, la terapéutica terrestre exige cierta cuota de sacrificios y de decepciones de los enfermos, por cuanto la humanidad todavía no hace justicia al éxito absoluto en la eliminación del sufrimiento, ya que, al ser curada la enfermedad, ¡desgraciadamente, permanece el psiquismo enfermo! El miedo a la enfermedad y el terror a la muerte, no favorecen la naturaleza del hombre para ayudarlo al más pronto reajuste después del desequilibrio mental y emotivo. El se precipita desesperado y se entrega osado a cualquier proceso médico, desde el momento en que obtenga inmediato alivio o le sea asegurada la curación o la erradicación del peligro de tener que abandonar la carne.
El uso muy frecuente de los rayos X es nocivo y, por desgracia, los individuos se entregan con mucha familiaridad a sus efectos desintegradores ante la incomodidad más simple, aunque al ser exaltado el feliz descubrimiento de Roentgen, su excesivo tratamiento aumente los riesgos del cáncer en la sangre. Los individuos que por cualquier motivo viven exponiéndose en demasía a las placas radiográficas, cuyo tipo de periespíritu absorbe fácilmente el magnetismo denso, se pueden convertir en probables candidatos al cáncer futuro, dependiendo el plazo de conformidad con su resistencia orgánica y de la ausencia de agentes cancerosos exógenos. Existe el peligro de que sus cuerpos se transformen en una especie de depósitos de sustancias radiactivas que pasan a circular nocivamente por su "doble-etéreo", afectando las relaciones normales entre sus periespíritus y sus cuerpos carnales.
Algunos científicos, habiendo estudiado las hojas clínicas de ciertos cancerosos, se sorprenden con el gran número de pacientes que ya se habían sometido largamente a los efectos de la radioterapia, a través del empleo del radium o de los rayos X. De acuerdo con lo que afirman renombrados cancerólogos de vuestro mundo, el cáncer producido por la radiactividad, desafía después cualquier tratamiento bienhechor, pues la región afectada se extiende cada vez más en su área de perturbación vital.
Además, no os debe ser extraña la cantidad de científicos radiólogos que fueron sacrificados por el efecto desintegrador del material radiactivo del equipo de rayos X, tales como Parker, Fuchs, Egelhof Dodd, y Machketh en los Estados Unidos; Jean Bergoné, en Francia; Spence y Hall-Edwards en Inglaterra; Schoenberg en Austria, y Alvaro Alvim en el Brasil.
Pregunta: Habéis aludido a la posibilidad de la intoxicación medicamentosa mineralizante, en el caso del cáncer. ¿Podéis explicaros cómo es eso?
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