Fisiología del Alma



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Pregunta: ¿No es un deber humano intentar todos los esfuerzos posibles para lograr la curación del cáncer, aunque se sepa que se trata de una purgación psíquica bienhechora?

Ramatís: Desgraciadamente, el Karma de la humanidad te­rrestre es todavía de una purgación drástica y exige recursos violentos que provocan padecimientos cruciales en los individuos, como en el caso del cáncer. Es justo que se procure el lenitivo y, por eso, se establecen nuevas hipótesis terapéuticas, se cons­truyen costosos laboratorios dotados de aparatos electrónicos, se alimentan esperanzas ante nuevas conclusiones científicas basadas en experimentos inéditos, ¡mientras los charlatanes aconsejan el uso de plantas, drogas y exorcismos misteriosos! De vez en cuando, se animan los cancerosos poniendo toda su fe en una raíz exótica o en cualquier sustancia superactiva o absorbente. Entonces, se acelera su dinámica psíquica, al punto de producir efectos satisfactorios.

De acuerdo con lo que ya os hemos dicho con anterioridad, ciertas curaciones milagrosas, tales como las ocurridas en Lourdes, los milagros de Fátima, los éxitos de los taumaturgos de la selva, o las fuentes milagrosas que atraen romerías de enfermos, se deben más al hecho de que éstos dinamizan en sí mismos el "detonador psíquico" generado por intensa fe y confianza. En­tonces, se acelera todo el campo psicofísico del enfermo y se liberan músculos entorpecidos, se sustituyen células aniquiladas y se renuevan las funciones atrofiadas por mucho tiempo. Del mismo modo, después de la hipnosis, muchos pacientes, al des­pertar, afirman estar libres de ciertos dolores, de molestias y hasta de vicios que el hipnotizador les ordenó olvidar en la mente debilitada.

Pero, aunque el canceroso haya sido radiactivado, mutilado por la cirugía o se haya intoxicado por el exceso de quimiote­rapia debido a la prisa y a la desesperación para obtener la cura física, ¡sólo la terapéutica del Cristo es la más eficiente para restaurar la salud del espíritu eterno!

Pregunta: Aunque no hayáis opinado sobre si la cirugía es aconsejable o no en el caso del cáncer, por lo menos podéis decirnos si de su práctica no resultará mayor agravio para el canceroso, considerando las leyes espirituales que disciplinan su rescate kármico.

Ramatís: No consideramos que pueda haber agravio sideral por eso, pues el mundo material, además de ser una escuela de educación espiritual, es un eficiente laboratorio de experimentos en donde la centella divina manada del Espíritu Cósmico, modela su conciencia para existir, saber y crear. El espíritu del hombre puede vivir algunos milenios entre equívocos, dolores y sufri­mientos, con el fin de conseguir su perfeccionamiento espiritual, sin que eso obstruya la felicidad eterna que le ha de resplandecer después de la compensación justa de su pasado de ignorancia y de desatinos. Llegará a ser el ángel venturoso, como sustituto del hombre cansado de la marcha planetaria y de los desengaños de las formas perecibles.

El sufrimiento resignado aumenta su función espiritual purificadora y auxilia en el logro de la más pronta liquidación de las toxinas periespirituales. Bajo tal aspecto, es obvio que la cirugía del cáncer no va en contra de las leyes espirituales, por­que es el propio espíritu el que decide apresurar o retardar su infección astralina en el periespíritu. Hacemos resaltar, no obs­tante, que ningún cirujano puede guardar la presunción de curar enfermos o cancerosos, simplemente porque les extirpe los órga­nos o los tejidos enfermos. Los hierros quirúrgicos no tienen acción práctica en la renovación crística del espíritu, aunque puedan corregir carnes deterioradas, aliviar sufrimientos demo­rados y desviar o sustraer el curso mórbido ¿le las toxinas mile­narias que circulan por el periespíritu enfermo. Las leyes espiri­tuales, inmutables y sabias, determinan cuál debe ser el peso específico magnético y la diafanidad necesaria para que los espíritus se ajusten a los mundos paradisíacos. Naturalmente, habéis de reconocer que no podréis conseguir ese patrón es­piritual a costa de intervenciones quirúrgicas en el cuerpo car­nal, no obstante haya que reconocer que ellas atienden a los sentimientos fraternos de la ciencia humana.

Cuando el espíritu translúcido consigue elevarse a las regio­nes edénicas para disfrutar definitivamente la Paz y la Felicidad eternas, no lamenta los billones de horas-sufrimiento, las millares de intervenciones quirúrgicas a que se sometió, ni la extensa fila de médicos, enfermeros y farmacéuticos que convocó para resolver sus desarmonías físicas. Cuando esto sucede, él com­prueba que la salud espiritual fue fruto de su purificación a través del dolor, no como expiación de culpas y sí como proceso de perfeccionamiento.


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