Pregunta: Aunque sean raros los casos de criaturas que nacen con dos cabezas, hemos notado que jamás sobreviven. Nos agraciaría saber, por tanto, cuál es el propósito de la ley kármica al permitir un nacimiento teratológico, toda vez que no sobrevive, y, además de eso, se pierde todo el trabajo gestativo, puesto que el espíritu encarnante apenas consigue divisar la luz del mundo físico. ¿En qué lo puede beneficiar una vida física deformada y tan fugaz?
Ramatís: Bajo tal criterio, también podríais indagar el por qué del nacimiento de muchas criaturas perfectas y sanas que, no obstante, fallecen algunos días después. ¿No representa esto una gran pérdida de tiempo por parte de los padres y un inútil sacrificio materno durante la fase incómoda y aflictiva de la gestación y del parto, para quedar todo reducido a una terrible desilusión?
El espíritu que renace en un cuerpo físico con dos cabezas, apenas sufre el efecto de la ley kármica que él mismo burló en el pretérito, y que coge de conformidad con su propia siembra. La Divinidad no echa mano de intervenciones extemporáneas para producir pruebas tan cruciantes. El fenómeno es apenas el resultado de alguna violencia mental en el campo de las fuerzas de la vida eterna, contra el sentido noble y progresista de la misma vida. La ley kármica sólo actúa a través de la acción del propio agente que la perturba. Cuando por su incuria mental provoca el espíritu una configuración adversa a su propia contextura periespiritual, sólo le resta una solución bienhechora, que es la de plasmar en la carne el fenómeno insólito, hasta que cese su última vibración atrabiliaria en la letárgica material. Cuando más tarde, por el fallecimiento, el cuerpo físico sea devuelto a la fosa fría del cementerio, la forma teratológica creada y nutrida imprudentemente en el mundo astral, se disolverá en el seno de la tierra, aliviando el periespíritu de su carga mórbida.
Si es muy difícil la sobrevivencia de una criatura con dos cabezas, se debe, en parte, al fuerte desequilibrio y a la violentación de los principios vitales del respectivo organismo que se ve forzado a nutrir una segunda cabeza sin utilidad en el comando espiritual. Lo que importa, principalmente en tal acontecimiento o fenómeno angustioso, es la posibilidad de que el espíritu transfiera al mundo exterior la configuración teratológica que de modo imprevisto creó en el mundo astral, no teniendo, después, fuerzas suficientes para disolverla en el ambiente en donde pasa a vivir.
Os recordamos que el leproso, en general, es también un espíritu que resuelve dejar en la Tierra una intensa carga de toxinas contenidas en su periespíritu, transformando su cuerpo hecho guiñapos, en una especie de "hilo de tierra" conductor de los venenos psíquicos de la vestimenta periespiritual, hacia la materia. De igual modo, la criatura con dos cabezas, significa el canal vivo que transfiere hacia el mundo exterior de la materia, la "idea formada" que tomó vigorosa forma astralina ante el poder mental del infeliz espíritu.
Pregunta: ¿Qué podemos pensar de la situación de los padres con una criatura que nace en esas condiciones? ¿Cuáles serán los motivos determinantes de una prueba tan angustiosa?
Ramatís: Ya os hemos dado una explicación a ese respecto, cuando nos hemos referido a la naturaleza de las relaciones kármicas entre padres e hijos. Os recordamos, no obstante, que los padres pueden hallarse tanto en el caso de sufrir esa prueba kármica por haber repudiado hijos sanos en el pasado, como por el hecho de haber sido los responsables del crimen que después llevó al espíritu atribulado y reencarnante, a ser obsesionado por la imagen de su víctima, y a nacer con dos cabezas.
Pero hay casos en que los padres de tales criaturas, pueden ser almas amigas y bienhechoras que, doloridas por la infelicidad ajena, aceptan la misión de recibir en su hogar a aquel que necesita de la vida física para librarse del cruciante fardo de su incuria mental. No olvidéis que Jesús desencarnó en la cruz del sufrimiento, pero desempeñando sublime misión salvadora de la humanidad terrestre, y no porque hubiese crucificado a alguien. No siempre el nacimiento de hijos deformados indica rescate kármico para los padres; muchos de estos, son de corazón bonísimo y de sentimiento espiritual angélico, por cuyo motivo aceptan de buen grado la tarea de procrear en el seno de su familia, el hijo o la hija que necesita materializar en la carne sus terribles aflicciones del pasado. ¡Cuántos progenitores atentos, que se sienten hasta venturosos con eso, rodean a sus hijos deformados, de excepcional cariño, presintiendo en el prisionero de una silla de ruedas o en el lecho de sufrimiento, el alma que les rogó el amparo para cumplir su prueba de rectificación espiritual!
Dostları ilə paylaş: |