5. La verticalidad: enemigo del pueblo y de la nación. La responsabilidad para el destino de la nación reside en los cuadros que ocupan las estructuras del poder, y en los movimientos sociales. Si la verticalidad de esas estructuras impide las reformas que son vitales ante el drástico cambio en las condiciones mundiales de poder –como sucedió en el coronelismo árabe (Kadafi, Assad, Mubarak) y, en parte, en Cuba– el imperialismo destruirá a Chávez y su proyecto político.
La esperanza de que la acobardada nueva clase política –que es cada vez más santanderista que bolivariana– tome finalmente la iniciativa para instalar una dirección colectiva en el poder venezolano, es escasa. Es, nuevamente, la hora de los pueblos, para rectificar el rumbo de un barco que ha quedado a la deriva, yéndose hacia el abismo.
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