El IBA de Berlín.
El IBA es el instrumento del que se dotó la ciudad de Berlín para hacer lo que su administración de Obras no pudo hacer durante años:
REHABILITAR ejemplarmente un trozo de CIUDAD, junto a los mejores arquitectos europeos contemporáneos, elaborando un modelo concreto y transmisible, capaz de mostrar en “piedra” que todavía es posible en nuestra sociedad una ciudad más humana.
Objetivo:
La estructura histórica de la ciudad debe ser una constante básica del desarrollo urbano: “Un futuro para nuestro pasado”.
Kleihues y Hämer y sus colaboradores europeos reunidos en el empeño, se dedicaron a lanzar nuevas ideas arquitectónicas en el hueco dejado por el vacío ideológico de los 70, tras los derribos y los nuevos polígonos funcionalistas anodinos y el fracaso de la ciudad funcional.
El solar de más de 350 Ha destruido por completo por la guerra y abandonado, era el mayor desgarrón en el tejido urbano del lado Oeste de la ciudad.
El IBA antiguo se preocupó de la renovación social y la rehabilitación física del Kreuzberg, colaborando con los movimientos sociales, con marginales y con okupas. “Salvar la ciudad perdida” decía Hämer, “lo pequeño es bello” decían los ecologistas militantes. Entre todos ellos lograron la “renovación cautelosa del Kreuzberg”.
El IBA nuevo se dedicó a elaborar un proyecto de urbanismo para una RECONSTRUCCIÓN CRITICA en el terreno que se les había confiado junto a la Friederich-strasse, recuperando el antiguo sistema parcelario y las alineaciones de la ciudad para imponerlo como ley.
Y volviendo a utilizar el plan reformado del barrio “barroco” construyó edificios de viviendas con alturas y dimensiones razonables, sujetos al parcelario y manteniendo la nueva construcción dentro de la antigua.
El debate sobre morfología y tipología de los arquitectos de Italia y Francia en los años 80 (Rossi, Aymonino, Panerai, etc.) que conducía a apartarse del “funcionalismo moderno” encontró su variante prusiana.
Hoy el Kreuzberg está a salvo, se ha construido un barrio pequeño burgués. Y Friederichsstadt vuelve a ser una ciudad. La fusión de estilos internacionales en la “retícula” prusiana ha permitido el nacimiento de una complejidad y una contradicción tan vivas.
- Critica al IBA y a la Villa Olímpica. Manuel Gausa. “Visiones Urbanas”
Cuenta el Génesis como la mujer de Lot al volver la mirada, quedó petrificada. Las miradas atrás, se han castigado siempre con la fosilización.
Las experiencias recientes de Barcelona (Villa Olímpica) han sido asociadas en el exterior a experiencias tan “escleróticas” por anacrónicas, con el IBA de Berlín y con Bolonia, compañeros de viaje en un pretendido regreso a la “Historia”.
La Barcelona de los 80, anhelaba el ideal de la “reconstrucción del espacio urbano” considerado como principal objetivo, preconizado por Oriol Bohigas en su artículo “Per un altra urbanitat” como programa e ideario oficial de la ciudad.
Este ideario barcelonés, la redención y embellecimiento del espacio, iba a confiarse de modo pragmático a pequeñas operaciones de sutura, a pequeños proyectos puntuales susceptibles de mejorar por simpatía, por “metástasis”, los tejidos vecinos y conducirlos hacia situaciones más amables.
Una idea de reequilibrio urbano que encontró en el “Espacio público” su mejor instrumento de acción.
En el plano de las actuaciones e Barcelona de los 80, muestra un rosario de actuaciones dispersas sobre la cartografía urbana. Micro-urbanismo posibilista, que hacía de la ciudad una enorme labor de encaje, como un tapiz.
Joan Busquets con la “Áreas de nueva centralidad”, intentó sistematizar este gran remiendo intersticial, mediante la reunión de las sucesivas actuaciones en una serie de conjuntos coherentes, un notable esfuerzo racionalizador.
Pero evidenciaba aún, la persistencia de una visión centrada en el control de la “Forma”, la defensa de la “Estructura urbana” concebida todavía como una suma de “centros”, cuya recalificación morfológica potenciaría la renovación final de todo el tejido.
La Villa Olímpica iba a significar la culminación de todo este discurso del urbanismo barcelonés, pero al mismo tiempo, su canto agónico.
La avenida de Francia y el polígono de Ademuz en Valencia
El nuevo barrio de la Avenida de Francia, ocupa 600.000 m2 de terrenos situados entre la avenida del Puerto y el viejo cauce del Turia. Una zona ocupada por antiguas industrias obsoletas que han sido demolidas.
Ha sido promovido por una Junta de propietarios donde se reunían grandes empresas nacionales del sector junto a la banca privada local. El equipo de arquitectos “Veges tu” es el autor del Plan Parcial.
El objetivo ha sido crear un barrio residencial de calidad con un centro terciario a escala metropolitana. Se ha integrado la nueva ordenación en la trama urbana colindante y potenciado espacial y paisajísticamente los ejes principales, señalizando los puntos de acceso con edificios singulares en altura.
La morfología urbana empleada tiene como referencias el modelo de “Ensanche”, con manzanas semi-abiertas y espacio libre interior. Los equipamientos se concentran en una franja contigua a los antiguos desarrollos residenciales para favorecer la integración urbana.
Nueva “fachada” del barrio frente al río, con bloques lineales de 15 plantas alineados en paralelo a su trazado curvilíneo y con una amplia acera-jardín delante.
El polígono de Ademuz continúa en línea recta el eje del “Ensanche” de la Gran Vía Fernando el Católico, hasta el final del término de Valencia, junto al cruce con el tercer cinturón de ronda.
Con una extensión de 800.000 m2, concentra la edificación residencial y terciaria en ambos lados del eje, para crear una calle con intensa actividad urbana. Edificios de bloques lineales de 15 plantas alineados en paralelo, rematados en las rotondas extremas por edificios singulares de 25 plantas.
En la rotonda más externa, se ha construido por la administración pública, el Palacio de Congresos, obra de Foster, siguiendo la práctica de apoyó público a los crecimientos privados. Este Palacio, junto con los edificios singulares, conforma la “puerta de entrada” a la ciudad desde el valle del Turia y la Serranía, donde se concentran los principales desarrollos residenciales de baja densidad de área metropolitana.
En la morfología urbana destacan cuatro manzanas rectangulares de gran tamaño, delimitadas por calles tradicionales y resueltas con bloques lineales de 4 a 5 plantas situados en la periferia y dejando en el centro un gran espacio libre privado con jardines y piscinas de uso colectivo.
En el conjunto del barrio destaca el acusado contraste entre las tipologías arquitectónicas del eje central de alta densidad y gran altura, con los restantes tipos residenciales de alturas y densidades medias. Y la mayor calidad urbana de estos últimos.
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