Requerimiento de mayor información. Está vinculado con la composición de los alimentos, sus niveles calóricos, sus procesos químicos.
Valoración de lo práctico. Se asocia con los nuevos estilos de vida, que no desean perder los referentes simbólicos pero sí allanar la tarea.
Valoración de lo natural. Está referido a una creciente tendencia ecologista, por lo cual se busca mantener un perfil alimentario que nuestra sociedad considera que afortunadamente aún no ha perdido.
Búsqueda de un balance nutricional. Podrán cambiar los alimentos considerados "perniciosos", reivindicarse unos e incentivar el consumo de otros: carnes rojas o blancas, vegetales, harinas, etc., podrán alternarse en su balance y aún constituir "modas". Lo que parece claro es que continúa la tendencia a controlar y aún racionalizar la alimentación, con la expectativa de una mejor relación salud-nutrición.
Preocupación por los niveles calóricos. La macrotendencia asociada al cuidado del cuerpo, la asociación salud-estética, la preocupación por el equilibrio es esperable que por el momento continúen traduciéndose en alimentos de bajas calorías, aunque a veces estén en contradicción con otras de las tendencias señaladas (búsqueda de lo natural, equilibrio nutricional, etc.)
Requerimientos de higiene y seguridad en la fabricación. Esta exigencia, producto de la educación del consumidor, probablemente siga en aumento con requerimientos cada vez mayores acerca de controles de calidad y en general garantías para el público final.
Otros aspectos que están en proceso de evolución tienen que ver con el papel que cumple la alimentación en el ritmo de vida familiar y en sus contactos. Los grupos señalan que se ha ido perdiendo progresivamente el hábito de realizar las comidas en conjunto, como parte del momento de encuentro familiar. La diversidad de los horarios, la complicada serie de actividades que cada uno realiza fuera del hogar, dificulta los encuentros. Al mismo tiempo, esto transmite una valoración menor de esos encuentros, dado que la asignación de tiempo supone elecciones: no es solamente el trabajo lo que obstaculiza la comida en familia sino el gimnasio, los amigos, otras actividades de tiempo libre.
Esto no sería privativo de nuestra sociedad. Veamos el comentario de Prost y Vincent sobre este fenómeno en Francia: "Ayer los ritos de la alimentación (desayuno, almuerzo, cena) ritmaban la vida familiar. Hoy en día la alimentación se encuentra cada vez más sometida a las obligaciones del trabajo. [...] Tiempo corto de absorción, tiempo breve de preparación. Conservación, congelación, pasteurización, [...] han transferido hacia atrás, hacia la fábrica, las tareas que ayer se realizaban en la cocina. El tiempo "falta", puesto que es conveniente darse "prisa", estar "desbordado", para lograr la consideración del otro".
Estas observaciones son interesantes porque ponen el énfasis en algo que va más allá de la alimentación en sí misma, y que tiene que ver con el significado social del cocinar, de la organización del tiempo en la familia. No es solamente no "tener" tiempo para preparar la comida o compartirla en familia, sino que los cambios en los hábitos se asociarían con una diferente valoración de ese tiempo: tal vez se asigne prioridad a otros contactos sociales, tal vez a otras actividades que tienen que ver con el creciente individualismo.
Estos aspectos provocan preocupación en algunos sectores que advierten con nostalgia una pérdida en cuanto a los significantes emocionales de la alimentación, de su simbolismo como contenido (sabor, placer, una mayor libertad y una menor crítica vs. un concepto de "salud" que puede conducir tanto a la pérdida de sabor como a la incorporación de culpa), y como situación (de ritual afectivo-social que se respeta cada vez menos). Pero las nuevas generaciones, perciban con nostalgia o con naturalidad la inevitabilidad de este proceso, consideran que trasciende a la alimentación misma para formar parte de los nuevos estilos de vida.
Final y continuación
¿Es válido intentar extraer conclusiones en medio de un proceso? Lo más interesante al realizar estos estudios fue la posibilidad de tomar cierta distancia y observar la vida, sin pretender congelarla.
Las tendencias analizadas están en proceso y son vida en movimiento. Seguramente algunas se consoliden, y otras se pierdan en el fluir de los cambios. Lo importante aquí no es hacer una prospectiva sino mostrar una visión de la realidad, enfocada desde una óptica particular.
Dice Erich Fromm: "... estimo que el psicólogo debe ofrecer lo que es capaz de dar para contribuir sin demora a la comprensión de la crisis actual, aún cuando tenga que sacrificar el desideratum de una exposición completa".
Si cambiamos "crisis" por "situación", estas palabras son válidas como cierre: he aquí una propuesta de análisis que puede dar lugar a nuevos aportes, otros puntos de vista y seguramente, nuevas reflexiones en el futuro.
Obras citadas
Anzieu, Didier y Martin, Jaques-Ives. "La dinámica de los grupos pequeños". Ed. Kapelusz 1971
Aries, Phillipe y Duby, Georges. "Historia de la vida privada". Ed. Taurus 1991
Carr, Edward H. "¿Qué es la historia?" Ed. Planeta-Agostini 1984
Eccles, J.C. "Observando la realidad". Ed. Roche 1970
Fromm, Erich. "El miedo a la libertad". Ed. Planeta-Agostini 1985
Jabobi, Yolande. "La psicología de C.G. Jung". Ed. Espasa Calpe 1976
Kertesz, Roberto y Kerman, Bernardo. "El manejo del stress". Ed. IPPEM.
Levy, Alberto. "Marketing estratégico". Ed. Macchi.
Lipovetsky, Gilles. "La era del vacío". Ed. Anagrama 1992
Naisbitt, John y Aburdene, Patricia. "Megatendencias 2000". Ed. Norma 1990
Popper, K.R. y Eccles, J.C. "El yo y su cerebro". Ed. Roche 1980
Rojas Marcos, Luis. "La ciudad y sus desafíos". Ed. Espasa Calpe 1992
Squicciarino, Nicola. "El vestido habla". Ed. Cátedra 1990
Turkle, Sherry. "El segundo yo". Ed. Galápago 1984
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