4.5. Funcionamiento cognitivo
Las últimas aportaciones sobre el concepto de retraso mental, más diná-
mico que el tradicional, han propiciado que la evaluación de las áreas de ha-
bilidades adaptativas hayan cobrado especial protagonismo, relegando, en
cierta medida, la evaluación del funcionamiento intelectual. Esto ocurre así
especialmente cuando hablamos de niños y jóvenes con retraso mental. No
obstante, en los últimos años, ha surgido un especial interés por la evaluación
del funcionamiento intelectual en poblaciones adultas con retraso mental.
Los trabajos realizados en esta dirección se centran, principalmente, en
la valoración del deterioro cognitivo a partir de los 35 años. En este sentido,
tres instrumentos han alcanzado un alto grado de especificidad en la pobla-
ción con síndrome de Down: el test Dementia Scale for Down Syndrome
(Gedye, 1995); el Test Dementia Mental Retard (Evenhuis, Kengen y Eur-
ling, 1990) y el Early Signs of Dementia Checklist (Visser, Aldenkamp,
Huffelen, Kuilman, Overweg y Wiljk, 1997).
5. INTERVENCIÓN EN ADULTOS CON SÍNDROME DE DOWN
Si actualmente se entiende que el retraso mental es una agrupación de
trastornos que puede cambiar y modificarse, esto es, en gran parte, gracias
a la evolución de actitudes que han desencadenado a su vez cambios y
progresos en la medicina, las técnicas de modificación de conducta y las
corrientes humanistas de las organizaciones no gubernamentales. Estas lí-
neas de intervención han hecho posible que la sociedad tenga cada vez más
asumida la necesidad de normalizar e integrar a la persona con retraso
mental, teniendo en cuenta sus capacidades y desarrollando al máximo sus
potencialidades (Salvador y Rodríguez, 2001).
Las limitaciones intelectuales con las que las personas con retraso men-
tal alcanzan la edad adulta son susceptibles de algunas mejoras; sin embar-
go, resulta posible seguir trabajando para la adquisición y consolidación de
habilidades que les permitan adaptarse a nuevos entornos con un nivel acep-
table de funcionamiento.
450 E. M. PADILLA MUÑOZ, L. RODRÍGUEZ FRANCO Y A.-L. AGUADO DÍAZ
Tres son las áreas de intervención, que bajo un enfoque interdisciplinar,
proponen Salvador y Rodríguez (2001) para las personas con retraso mental
a cualquier edad, entrenamiento para la adquisición de habilidades, trata-
miento para los problemas físicos y tratamiento para los problemas psíqui-
cos. En este sentido, nuestra revisión se centrará en torno al mantenimiento
de la salud física mediante la incorporación de estilos sanos de vida; las
posibilidades de intervención en salud mental y la integración en la comu-
nidad. Todo ello, con la intención de redundar, por un lado, en la idea de
la escasa generalización del deterioro en la población adulta que padece
síndrome de Down y, por otro, en la necesidad de continuar con la atención
a las necesidades especiales que presentan estas personas independiente-
mente de la edad que tengan.
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