Gonzalo fernández-gallardo jiménez


- LA REFORMA EN ALGUNAS ÓRDENES RELIGIOSAS



Yüklə 1,32 Mb.
səhifə7/36
tarix14.11.2017
ölçüsü1,32 Mb.
#31690
1   2   3   4   5   6   7   8   9   10   ...   36

2.- LA REFORMA EN ALGUNAS ÓRDENES RELIGIOSAS.

La supresión de los Franciscanos Conventuales se enmarca dentro de un plan general de reforma de casi todas las órdenes religiosas realizado durante el reinado de Felipe II, aunque es el caso más drástico y aniquilador, ya que fue la extirpación de una orden en vez de su reforma. No obstante, nos interesa averiguar las líneas de fuerza que se desplegaron en algunas de estas reformas porque, si bien casi todas se desarrollaron en fechas posteriores a la supresión que nos ocupa, se ejecutaron desde la misma mentalidad y con similares modos de proceder.



a.- LOS PREMOSTRATENSES.


Según el breve "Superioribus mensibus", del 16 de abril de 1567, los Premostratenses debían pasar a la observancia de los Jerónimos.

Antes de que llegara a ejecutarse, los frailes Premostratenses tuvieron tiempo de preparar su defensa. Enviaron a Roma a Gonzalo de Salas, abad del monasterio de San Saturnino de Medina del Campo, quien hizo valer todos sus resortes ante algunos cardenales, llegando a conocer que el papa no entendía las palabras del "Superioribus mensibus" como extinción, sino sólo como reforma; así le decía el cardenal Alejandrino al nuncio con fecha 12 de diciembre de 1567135. En marzo de 1568 consiguieron un breve, el "Nuper cum accepissemus", donde el Papa declaraba que debían ser reformados pero no usurpados por los Jerónimos. En Madrid se resistieron a admitir este breve. Escribieron a Roma describiendo a la Orden de San Norberto de forma que apareciese como algo nefasto. Goñi Gaztambide afirma: "Evidentemente, el Rey exageraba el estado de la Orden premostratense en España. Los tiempos de su mayor postración habían pasado y la Orden se hallaba en franca recuperación... Si los premostratenses eran tan pocos, tan idiotas y corrompidos, ¿cómo traían en jaque al Rey y a todos sus ministros? ¿Cómo sufrían con un increíble heroísmo las mayores privaciones, grillos, injurias y atropellos por la defensa de su Orden? Las previsiones del Rey quedaron desmentidas por los hechos”136.

Detrás de esta supuesta reforma, emanada de la Corte, estaban los Jerónimos, favorecidos por el rey en este momento. Intentaron que el plan real consistiera en poner en práctica un proceso similar al llevado a cabo con los Franciscanos Conventuales. Antes de que los Premostratenses consiguieran el breve disuasorio, el 18 de diciembre de 1567, el obispo y los Jerónimos debían entrar en los monasterios y tomar posesión de los bienes. Encontraron verdaderas dificultades. Los frailes de Retuerta (Burgos), por ejemplo, resistieron heroicamente.

Más tarde, los Jerónimos se resistieron a dejar los monasterios que habían tomado. Se les hacía difícil "dejar la administración y el mando, con los que estaban engolosinados"137. Además, se negaron a "rendir cuentas de la administración de los monasterios que han tenido más de cinco meses... copian casi todas las escrituras... no se quieren ir, causando ingentes gastos"; llegaron hasta practicar el soborno138. Roma censuró su modo de proceder. Pero la reforma siguió sus pasos: la actitud interesada de los Jerónimos quedó sobremanera al descubierto. En una carta del 10 de marzo de 1568 el Cardenal Alejandrino lo decía claramente al nuncio Castagna: “alla soppressione che quei frati di S. Hieronimo disegnavano di fare di quell'ordine a gli andamenti loro contra la sancta intentione di S.S., la quale ha pensato sempre di riformare et non di estinguere quella Regola”139.



b.- LA TERCERA ORDEN REGULAR DE SAN FRANCISCO.


El Breve "Superioribus mensibus" ordenaba que los frailes de la Tercera Orden (los “Terceros”) fuesen reducidos a la Observancia, "aunque la verdad es que (se) había dado ya pasos decisivos para la reforma de dicha Orden antes de haber obtenido facultades expresas sobre la misma"140. El 20 de septiembre de 1567 el Papa concedía el breve "Cum circa" que, con algunas matizaciones, suponía el fin de la T.O.R.. Pero el 16 de ese mismo mes los Franciscanos Observantes ya habían entrado en algunos conventos procediendo a la posesión de bienes y obligando a pasar a la Observancia a los frailes.

A finales de 1567, en Roma percibieron claramente que la reforma era movida por intereses no estrictamente espirituales. Se cambió entonces de rumbo. Los breves no se dirigieron ya a la Corona, sino a la Nunciatura, que será la encargada de la reforma. Se dejaba muy claro que no se quería extinción sino verdadera reforma, aunque se condescendió mucho con los hechos consumados.

Para los Terciarios Regulares fue decisiva la defensa que hizo uno de ellos, Miguel Gordiello, recogida en un memorial dirigido al rey141, lleno de razones jurídicas y existenciales que Azcona resume así: "Alude al valor de la profesión religiosa, inocencia de la TOR y de sus casas, diferencia canónica de las familias franciscanas, perjuicios causados en una especie de exclaustración y desamortización anticipadas, observancia incumplida de las formas del derecho en el procedimiento reformatorio e interpretación abusiva de los breves pontificios"142. Llega a calificar los métodos usados como "rigor que aun con herejes no lo permite el derecho"143.

No lograron acabar con la TOR, pero la "Orden entraba en una vía muerta para todo el resto del reinado"144.

Los mismos Observantes reconocerían que “esta reformación no duró mucho tiempo, vista la injusticia que se les hacía en quererlos obligar a la guarda de la regla de Nuestro seráfico P. S. Francisco que profesamos los frailes Menores”145.

c.- LA ORDEN DEL CARMEN.


El caso de la Orden del Carmen ha sido modélicamente estudiado146, y es bien llamativo. Cuando el mismo general de la Orden estaba haciendo su propia reforma, según las directrices de Trento, las instancias reales planeaban su propia actuación, de signo bien distinto.

"En cuanto a los Carmelitas se refiere, los motivos generales alegados por el Rey católico en la súplica, a saber la necesidad de reforma y al mismo tiempo la total ausencia de frailes reformados, no corresponde a la realidad"147. Aun así, en septiembre de 1567 se enviaron órdenes a los obispos para que visitasen los conventos de tres Órdenes: la del Carmen, la de la Trinidad y la de la Merced, en cumplimiento del breve "In prioribus", del 16 de abril de dicho año. Las debían ejecutar los obispos acompañados de frailes dominicos (el Papa era fraile dominico). Se preveía que sería tomado como una intromisión, pero en estas visitas unos pretendían aumentar su influencia y prestigio (los dominicos), y otros su jurisdicción y poder (los obispos). "Este género de visitas era irritante. Los frailes sacaban en conclusión que los obispos gozaban poniendo el calcañal sobre su cerviz y provocaban encarnizada lucha, cuando no la subversión de los frailes descontentos con el general, demostrando que aquellas visitas semipolíticas no resolvían lo que el santo padre Pío V había imaginado"148.

La reforma siguió unos derroteros que no es momento de detallar. Al analizar casos concretos se descubrieron experiencias negativas de frailes bien determinados y, a la vez, casas donde se vivía con integridad el carisma carmelitano149.

d.- LOS FRANCISCANOS DESCALZOS.


Los Franciscanos Descalzos obtuvieron carta de ciudadanía con la bula "Sacrosanctae militantis ecclesiae" del 25 de septiembre de 1496. Cuatro años después, y con cuatro conventos de la Provincia franciscana de Santiago, fundaron la Custodia del Santo Evangelio, bajo la obediencia del Ministro General conventual. En 1519 ya eran Provincia, la de San Gabriel. La figura de San Pedro de Alcántara afianzó su auge. En 1558 fundó la custodia de San José, que en 1562 llegaría a ser Provincia.

Manuel de Castro estudia, someramente, cómo en este momento los Observantes estaban "empeñados en someterlos a su obediencia", y cómo no les habían perdonado "haber nacido a la sombra de los conventuales"150. Los Observantes no entendían su austero modo de vida, como se desprende de la propuesta que el confesor de la reina, Francisco Pacheco, hacía para que ocuparan algunos de los conventos usurpados a los Franciscanos Conventuales: "podría ser que paresciere poner en ellos estos descalzos de fray Pedro de Alcántara, quitandoles casillas y tugurios que tienen sembrados en estos reynos"151. El provincial observante de Santiago, Alonso Gutiérrez, era más contundente, y al referir el número de conventos a reducir en su Provincia, incluye directamente "las casas de los Pascualistas o alcantarinos"152 (nombres que también recibían los descalzos). Francisco de Guzmán, comisario general de los Franciscanos Observante, pensaba lo mismo153: apelaba a la uniformidad de la Orden, pidiendo no sólo que estuviesen bajo su obediencia -oficialmente ya lo estaban-, sino que mantuviesen un mismo modo de vida, "pues ellos en la verdad, aunque hayan dado la obediencia a la observancia, son y quedaron conventuales, y por lo consiguiente están comprendidos en el breve de S.S. Y así pueden y deben ser enteramente reformados y reducidos a la observancia, y repartidos por los monasterios de ella"154.

Los Descalzos percibieron que estaban en un grave peligro y rápidamente se movilizaron para detener esta embestida, pero, todavía, "a lo largo de 1578 se levantó contra ellos, dentro de la Orden, un movimiento de rechazo por lo que su estilo de vida significaba de denuncia y radicalidad". No obstante, "hablando en su favor, comienzan a llegar a la Nunciatura numerosas cartas de personajes que recomendaban y aconsejaban su supervivencia. El propio nuncio, Sega, da noticia de su existencia y de la estima de que gozaban entre el pueblo"155. Lograron vivir hasta el año 1897, en que León XIII unificó a los franciscanos que estaban bajo la Observancia, integrándolos en la llamada “Unión Leoniana”.

e.- OTROS CASOS.


Más someramente, si cabe, hacemos alusión también a otros casos que Fernández Collado analiza durante el período de la presencia del nuncio Felipe Sega (1577-1581); éstos pueden ayudar un poco más a tener una visión más cercana a los acontecimientos.

En este momento, no podían admitir en la Corte, por ejemplo, que en la Orden de Nuestra Señora de la Merced la hegemonía fuese catalana. Para solucionarlo se celebró un capítulo en Guadalajara en 1574, pero los frailes lo consideraron una intromisión, una castellanización forzosa, con lo que algunas orientaciones, seguramente necesarias, perdían eficacia al quedar mediatizadas por otros intereses.

Con los Franciscanos Recoletos sucedió algo parecido a lo de los Descalzos. Aquéllos querían ser Provincia, pero ni el general observante, ni la corte de Madrid estaban por la labor; al contrario, el Ministro general Francisco Gonzaga escribía a Felipe II mostrando su dolor por el intento de división en la Orden156. No obstante, Gregorio XIII les concedió, al fin, separarse de los Observantes y vivir como nueva Provincia. Era ya el año 1581157.

Incluso entre los Dominicos, que habían sido designados, junto a los obispos, para hacer la reforma de algunas Órdenes que no tenían observancia, tuvieron problemas cuando quisieron evitar el sometimiento a los "caprichos" del poder de turno. "La chispa que encendería el conflicto fue que Felipe II excluyó, explícitamente como candidato (para ser provincial de Castilla), al Prior del Convento de Valladolid, alegando que no era digno de tal cargo por ser hijo natural, siendo éste el candidato que contaba con la mayoría de los votos de los frailes"158. El rey presentó una lista con otros cuatro nombres. Y, a su vez, pedía al nuncio que se moviese para que el general no convocase el capítulo o lo revocase si ya se hubiera celebrado. Los frailes hicieron caso omiso de las intromisiones reales y eligieron definitivamente a su candidato. Entonces, el rey pidió al nuncio que se anulara la elección y se nombrara un visitador para la Provincia. No vamos a ir más lejos en la cuestión, pues los datos son elocuentes.

En cuanto a los Cartujos, tenemos un "intento de formar una Congregación nacional de Cartujos españoles con un Vicario General independiente de la cartuja y del Prior General de Francia"159. Y, en consonancia con esta cuestión, la negación rotunda del rey al intento del general de hacer una visita canónica a los monasterios de España. Sólo se pensaba en una reforma "a la española". También en este caso aparecen personas interesadas que utilizan todos sus resortes para presionar: "Sega comunicó con cierto entusiasmo a Roma que parecía que todo iba por buen camino pues, con la puesta en prisión por parte de la Inquisición de Toledo del Lic. Pinilla y de otros frailes que aconsejaban a S.M. mantenerse fuerte contra algunas medidas de la reforma y, en concreto, de la visita de los Cartujos, se acababa de quitar uno de los grandes obstáculos para el permiso".160 Al final, "el asunto se zanjó dando marcha atrás en Roma e imponiéndose el criterio y postura del Felipe II"161.

Junto a los Carmelitas y Mercedarios, el "Superioribus Mensibus" iba dirigido a los Trinitarios. También a éstos exasperó el que fueran obispos y frailes dominicos sus reformadores. Poco después, en 1569, Pío V ordenó una nueva visita. Analizando las actas de dos de ellas, "se saca la impresión de que, en Castilla, la práctica de los votos, del oficio divino y de la vida conventual era, salvo excepciones, aceptable"162.

La reforma monástica de Cataluña durante esta segunda mitad del siglo XVI ha sido estudiada por Ernesto Zaragoza Pascual163. Éste concluye que "las faltas encontradas por los visitadores en los monjes no eran ni muchas ni graves"164; y que, "al fin, Felipe II había conseguido que los monasterios fueran reformados y no proveídos por Roma, obteniendo con ello una importante fuente de ingresos. En adelante los reyes de España serán los protectores de los monasterios cuyos titulares presentan"165. El estudioso del tema hace notar que ganaron todos porque los monasterios "fueron remozados en sus edificios, los candidatos mejor escogidos y formados y el prestigio de la Congregación cada día fue en aumento"166. No lo ponemos en duda, pero sus conclusiones al analizar la documentación disponible, ponen, una vez más, sobre el tapete cómo para afianzar el poder de la monarquía española, ella misma busca controlar al máximo las Órdenes religiosas.

3.- LA SITUACIÓN DE LA PROVINCIA DE SANTIAGO DE LOS FRANCISCANOS CONVENTUALES
Antes de situarnos en el momento de la supresión, digamos que en 1334 la Provincia de Santiago contaba con las siguientes custodias y conventos: Custodia de Santiago (conventos de Santiago, Pontevedra, La Coruña y Betanzos), Custodia de Lisboa (conventos de Lisboa, Beja, Tavira y Laule), Custodia de Orense (conventos de Orense, Villafranca del Bierzo, Lugo, Monterrey, Vivero y Ribadeo), Custodia de Zamora (conventos de Zamora, Toro, Benavente, Mayorga, y Villalpando), Custodia de León (conventos de León, Astorga, Oviedo, Avilés y Tineo), Custodia de Salamanca (conventos de Salamanca, Ciudad Rodrigo, Plasencia, Badajoz y Béjar) y la Custodia de Coimbra (conventos de Coimbra, Porto, Guimarnes, Lamego, Braganza, Guarda y Covilhá)167.

Hacia 1415 los conventos de Portugal se constituyeron en Provincia independiente. Resulta difícil determinar la filiación de algunos conventos durante el siglo XV -son los momentos más álgidos de las luchas entre los Franciscanos Conventuales y los Observantes-. El prestigioso Estudio General del convento de San Francisco de Salamanca, por ejemplo, se asegura que pasó a la Observancia entre 1444 y 1447168, pero historiadores como Vicente de la Fuente encontraron datos que hablan de la presencia Conventual –quizá en el convento de San Francisco- hasta 1505169.

Lo que sí es seguro es que, en 1567, la Provincia Franciscana Conventual de Santiago todavía tenía los conventos, todos ellos dedicados a San Francisco, de Oviedo, Avilés, (Cangas de) Tineo, Betanzos, Ferrol, Vivero, Ribadeo, Monterrey, Lugo, Pontevedra, Badajoz, y Plasencia. Además, persistía el Colegio Nuestra Señora de Loreto de Salamanca, le pertenecía el convento de Villalvín (Palencia) y la ermita (antiguo eremitorio) de Portomarín.
¿Cómo vivían los Franciscanos Conventuales antes de la supresión? Resulta verdaderamente arduo responder con exactitud a esta pregunta. Los Conventuales llevaban sobre sí toda la carga negativa que esta palabra había acumulado durante casi dos siglos. “Claustral” o “conventual” se había ido convirtiendo –al menos en los círculos de poder- en sinónimo de relajación, privilegios, inobservancia, falta de pobreza, vagabundeo, etc…170 Aunque, por ejemplo, García Oro, refiriéndose al siglo XIV, diga que “parece seguro que este nutrido elenco de quiebras no pasa de ser la excepción y el subterfugio que se quiere eliminar. En antítesis está el panorama de regularidad y normalidad en la vida comunitaria”171; y, cuando se estudian casos concretos, como el de La Rábida, se constata una vida llena de esa normalidad172.

A pesar de todo contamos con algunos datos seguros que permiten intuir el estilo de vida de los Franciscanos Conventuales de la Provincia de Santiago antes de ser suprimidos:


1.- Conservan íntegras sus instituciones:

a.- El Ministro Provincial: durante toda la primera mitad del siglo XVI los ministros provinciales estuvieron interesados por la reforma de los conventos de los frailes y de las monjas clarisas173. Celebraron capítulos provinciales. Hubo luchas entre los frailes de Galicia y Asturias con los de Salamanca y Extremadura por acceder a este cargo174. Realizaban visitas a los conventos y autorizaban o no las ventas de patrimonio de la Orden175.Y, cuando llegó el momento de realizar la supresión en 1567, sus gestores retuvieron al Ministro Provincial en Madrid: señal de su importancia. Todo ello indica que el cargo era apetecible y que su poder era real y efectivo en la vida de la Provincia176.

b.- El Guardián. Éste es el nombre que recibe en el mundo franciscano el superior local. También aparece en la documentación ejerciendo sus funciones. Por ejemplo, el guardián de Avilés, Bartolomé de Gijón, convocó un capítulo conventual “según que lo tienen de uso de costumbre” el 6 de noviembre de 1547 para dar su consentimiento a un vecino de la ciudad que pretendía ser enterrado en la capilla de san Luis de la iglesia de San Francisco177. Seguramente sea este mismo Bartolomé de Gijón, quien aparece como guardián del convento de San Francisco de Lugo en 1558178. De ser cierto, el dato nos hablaría de la itinerancia de los frailes.

Estos cargos recaían en hombres de cultura, como lo era en 1567 el guardián de San Francisco de Betanzos, Juan de Polinia179, que disponía de una copiosa biblioteca y vivía “muy sobriamente”180.


2.- La vida cotidiana.

Gracias, principalmente, al prolijo inventario de los bienes del convento de San Francisco de Betanzos, realizado en 1567, podemos otear algunos aspectos de la vida de los frailes Franciscanos Conventuales en los años anteriores a su supresión:

Frente al prejuicio de no vivir en pobreza, se destaca que “sus bienes y rentas no eran cuantiosos”181 y que para las celebraciones litúrgicas sólo tenían los objetos y ornamentos imprescindibles182. Esto lo podemos afirmar de todos los conventos de los que tenemos noticias de sus bienes. Del colegio de Salamanca sólo sobresalen los libros que cada fraile tenía en su celda. Manuel de Castro, que ha publicado un documento con los bienes que pasaron del convento de San Francisco de Ribadeo al de Santa Clara de la misma ciudad, dice: “Al emprenderse esta reforma a mediados del siglo XVI y ser incautadas las casas de los conventuales, pudo comprobarse que éstos eran más pobres de lo que opinaban muchos frailes y se daba a entender en los breves de reforma emanados de la curia pontificia”183. En este sentido se manifestaban también, el 13 de octubre de 1567, los encargados de inventariar los bienes del convento de San Francisco de Vivero: “los pasados conventuales con la renta que tenían padezian necesidad”184. Lo mismo se percibe en cuanto a los bienes de los conventos de Plasencia y Badajoz185.

De los diez religiosos del convento de San Francisco de Betanzos (sin contar que había novicios), el guardián disponía de “una copiosa biblioteca” y “le gustaba escribir”, otros tres frailes tenían también libros en sus celdas. Todo ello indica que mantenían vivo el amor al estudio tan característico de los Conventuales186. Entre los libros contaban con breviarios, salterios, diurnales, libros de canto, etc… Disponían, pues, de medios para la oración personal y comunitaria. Algunos frailes guardaban cilicios y disciplinas, luego participaban de elementos propios de la espiritualidad de su tiempo.

Habían difundido la devoción a San Bernardino de Siena y a San Antonio de Padua, incluso tenían ermitas dedicadas a ellos187. El dato parece indicar un claro sentido de familia y de pertenencia a la Orden, y que a san Bernardino le consideraban miembro de la conventualidad.

En el convento brigantino “no faltaron por cierto hombres de virtud heroica como el guardián Fray Francisco Alderete y Fray Antonio Nieto, fallecido en el servicio de los apestados en 1563”188.

Los frailes estaban vinculados a familias de profunda raigambre gallega como los Saavedra y los Andrade: así se nota por el origen de las donaciones y fundaciones que tenía el convento189.

Todos estos datos apuntan a que en el convento se vivía con normalidad la vida religiosa. Si sus conciudadanos confiaban en ellos, podemos deducir que su vida era la propia de unos frailes de su tiempo, dedicados al sostenimiento de una iglesia cultual, a la predicación, al estudio y, como en los días de la peste de 1563, al servicio de los más pobres. Esta valoración positiva de la vida franciscana de los Franciscanos Conventuales de Betanzos se puede también intuir del hecho que la población brigantina no asumió el paso a la Observancia de este convento, pues pocos años después pedían la presencia de los Dominicos190.

Como veremos, muchos de los Franciscanos Conventuales que eran predicadores pudieran seguir ejerciendo ese ministerio. Y de otros de los que se vieron obligados a pasar a la Observancia tenemos noticias muy significativas, porque hablan de las cualidades humanas y pastorales de algunos de los que, hay que suponer con plena libertad, pertenecían a la Orden de los Franciscanos Conventuales: a uno le nombran obispo de Santa Marta en Colombia (Sebastián de Ocando), y a otro primer Custodio de San Diego (Pedro de Ortiz). También se dice que son conventuales: el primer custodio de Macao y Malaca (Jerónimo de Burgos), y el comisario de visita (Martín Ignacio)191.

Sí, todo habla de normalidad, y dentro de esta normalidad, por supuesto, hay que contar con las habituales deficiencias y limitaciones que ocurrían dentro de cualquier orden religiosa de ese momento. De todos los modos, resulta muy difícil conocer con cierta exactitud cómo era la forma de vida de éstos u otros frailes, porque se “politizaba” con esta cuestión. Cuando un fraile, con sus apoyos de dentro y de fuera del convento, luchaba por asumir un puesto de responsabilidad, su arma principal era apelar a la necesidad de reforma y urdir un plan para ella con autorización regia y pontificia. Así tenemos que prácticamente todos los frailes que aparecen en la documentación son “reformadores”. En la corte sudedía lo mismo. Desde ella, en 1553, se apoyaba una reforma de los tres conventos de los Franciscanos Conventuales de Asturias; sólo dos años después –a frailes no “reformados”, pues no lo serían hasta 1567-, tras los desperfectos sufridos por el convento de San Francisco de Avilés a causa de un terremoto, el convento conseguía tanto apoyos civiles como eclesiásticos para obtener una subvención del estado de cara a su restauración. ¿Por qué se apoyaba a unos frailes “no reformados”? ¿Cómo se podía conjugar una verdadera reforma de vida con el tendencioso interrogatorio192 que realizó el obispo de Oviedo, Cristobal de Rojas y Sandoval, en la mencionada reforma de 1553? Además, los testigos que interrogaron parecen ser parte interesada. Sabemos que uno de ellos, Cristóbal Yañez, había sido guardián de este convento y, en 1558193, lo era otra vez, con lo que podemos intuir que estaba luchando por ese puesto. Con el interrogatorio de 1553 no se buscaba conocer la realidad, sino confirmar la posición previa de los que interrogaban, seguramente para apoyar a uno de los grupos que luchaban por el control de un convento tan emblemático como lo era en ese momento el de San Francisco para el Principado de asturias. Era un preludio de cómo se procedería en 1567.


3.- Atentos al derecho.

Disponían de la legislación más sólida del momento. El guardián de Betanzos tenía “unas constituciones alexandrinas”194. En el archivo del convento conservaban los privilegios reales y las bulas pontificias que garantizaban sus derechos195.

En el Colegio de Salamanca, su presidente, José de Tortosa, tenía también en su celda unas “Constituciones alexandrinas” 196 de 1500, Juan de Lisboa “el concilio tridentino” y Pedro de Plagas “Reglas de San Francisco”.


Yüklə 1,32 Mb.

Dostları ilə paylaş:
1   2   3   4   5   6   7   8   9   10   ...   36




Verilənlər bazası müəlliflik hüququ ilə müdafiə olunur ©muhaz.org 2024
rəhbərliyinə müraciət

gir | qeydiyyatdan keç
    Ana səhifə


yükləyin