“La Depresión”



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3.3.2_ Neurotransmisores: Se han propuesto teorías de que muchos de los NT eran responsables de la depresión, otros, proponían que eran a causa de las alteraciones - en sensibilidad, números, regulación, alteraciones de respuesta, modificación de lugares de fijación, deficiencia en la frecuencias de descarga, deficiencia en la neurotransmisión - de los receptores presinápticos o postsinápticos, otros, señalaban la alteración de las aminas biógenas en los fluidos corporales, que eran las causantes, o las alteraciones en la traducción y descripción del mensaje a la neurona postsináptica a pesar de que el neurotransmisor y receptor esté en condiciones normales; otras teorías, sin embargo, apuntan a alteraciones en los procesos intracelulares, alteraciones de los genes, hiperactividad de ciertos sistemas hormonales, en la cual encontramos un incremento en la producción de CRF, alteraciones en los niveles de péptidos opioides y una disminución de NPY, que se coordina con el sistema NA; pero hasta la fecha, tampoco se conoce su forma de actuación. Sin embargo, lo que SÍ SE SABE es que:


  • En la depresión, hay mal funcionamiento de la Na, la serotonina y la hiperactividad de los sistemas hormonales.




  • El neuropéptido Y (NPY), que es un neurotransmisor péptido de 36 aminoácidos que se encuentra en el cerebro y el sistema nervioso autónomo, actúa aumentando los efectos vasoconstrictores de las neuronas noradrenérgicas y ha sido asociado con varios procesos fisiológicos cerebrales, incluyendo la regulación del balance energético, la memoria, el aprendizaje y la epilepsia. Controla la integración emocional a nivel límbico, así como la función hipotalámica hipofisaria, y el hipotálamo, la cual, regula la secreción hormonal, sintetiza y libera los péptidos y a través de la hipófisis estimula o inhibe la liberación de hormonas diversas a la sangre, y a su vez controla la liberación de otras glándulas dianas.




  • Los neuropèptidos, los neurotransmisores y los neuromoduladores se encuentran en el sistema nervioso central SNC, y sus ciclos biológicos son diferentes.




  • El desarrollo de fármacos no peptídicos son capaces de afectar a estos sistemas. El estudio a encontrar nuevas sustancias que actúen sobre los moduladores endógenos asociados a la proteína G, son un avance en la investigación de la fisiopatología de la depresión, en la que sus mayores descubrimientos serán imprescindibles y nos ayudaran en el abordaje terapéutico a futuro. Como vemos hasta el momento, conocemos el papel que desempeñan algunos NT en la depresión. Así pues, en el caso de las aminas (5HT, DA y NA) se postuló que existían alteraciones a nivel de sus receptores (hipo/hipersensibilidad) y déficit/incrementos en sus sinapsis, dependiendo si se trataba de depresión o manía. La relación de estas aminas con la depresión, se deben a algunas de las funciones que desempeñan en distintas zonas cerebrales. A continuación, los describiremos brevemente:

La NA su función principal es determinar si nuestra atención se debe dirigir al entorno externo o interno, intervienen también en el control cognitivo, el estado de ánimo, las emociones, movimientos y P.A. sus alteraciones en déficit o exceso produciría alteraciones en estas funciones. Actualmente se le considera a la NA, ser la responsable de determinados síntomas como los neurovegetativos, la ansiedad o la activación, más no, el causante de las alteraciones psicobiológicas de la depresión.
La Serotonina tienen un núcleo rafe grande que se dirige a varios puntos de salida (cortex frontal, ganglios basales, áreas límbicas, hipotálamo, tronco cerebral; en los reflejos espinales) desde ahí, intervienen en los estados de ánimo, movimientos, en los trastornos de ansiedad y pánico, en la conducta alimentaria, la regulación del sueño, en la respuesta sexual, vómito, motilidad gastrointestinal, el dolor. La baja de serotonina, trae consecuencias en todas sus funciones mencionadas, sobre todo cuando baja los niveles del metabolito 5-HIAA; principal metabolito del 5-HT que interviene en la modulación del estado de ánimo, se produce la falta de control de impulsos e ideas suicidas, entre otras. Se puede evaluar indirectamente la función hormonal del 5-HT evaluando la prolactina y las plaquetas en la sangre.
La Dopamina- DA influye en la disminución de la actividad general, la actividad motora; tiene que ver también con el humor y la iniciativa; su aumento, produce manías y la disminución, la depresión. Algunos antidepresivos inhiben la recaptación de la DA y en administraciones prolongadas, modifican la sensibilidad de sus receptores.

La Ach acetil colina regula los efectos del estrés, que en la depresión, existiría un predominio de ésta. Por último, parece haber una disminución del GABA, aunque no quede del todo esclarecido su papel. En cuanto a la expresión génica se refiere, se concluye que podría haber en los sistemas de NT y receptores, una capacidad de respuesta alterada.
Así, en la depresión, posiblemente esté alterado el gen que codifica la formación del factor de crecimiento celular BDNF. Los AD activarían los genes para que formaran BDNF. Probablemente implicados en la depresión, aparecen también los péptidos y otras sustancias.
3.3.3_ Sistemas Neuroendocrinos, La depresión, es el trastorno psiquiátrico en el que más estudios se han realizado desde el punto de vista neuroendocrino, habiéndose encontrado alteraciones, principalmente en los ejes HPA, HPT y HPGH. También existen desequilibrios en funciones tiroideas, como la TRH. Otras sustancias peptídicas influyentes son la SP, la CCK, la galanina, la leptina y la 5-HT modulina.
Entre sus funciones, destacaríamos la localización en regiones cerebrales que regulan el comportamiento afectivo y la respuesta neuroquímica al estrés (SP); la regulación del nivel de ansiedad (CCK); la interacción con receptores 5-HT postsinápticos (galanina); la relación entre los niveles de leptina y el IMC que no se observan en sujetos deprimidos y, finalmente; la interacción de la 5- HT modulina con un receptor serotonérgico que hace aumentar la liberación de 5HT al inhibir este tipo de receptor. Hay evidencias de alteraciones hormonales32 que parecen modular o influir de forma tan importante sobre la aparición y el curso de la enfermedad.

3.3.4_ La Psiconeuroinmunología ha evidenciado trastornos sobre el eje hipotálamo-hipofisario-adrenal 33 La inmunidad34, consiste en un sistema de mecanismos adaptables que se han ido desarrollando para proteger al organismo del ataque de proteínas externas, sobre todo, de los agentes bacterianos y virales. El posible significado que las disfunciones inmunológicas puedan tener en los trastornos psiquiátricos no está todavía claro. En la investigación neuroinmunológica, las citocinas, las proteínas señalizadoras, desempeñan un papel muy importante. El hecho de que éstas y los neurotransmisores interactúen de forma compleja en el cerebro, han adquirido un especial interés. El sistema inmunológico es la que interactúa con otros sistemas del organismo, en especial con los sistemas neuroendocrinológico y autónomo. Determinadas características clínicas de algunos trastornos psiquiátricos, han estimulado la aplicación de métodos inmunológicos en la búsqueda de la patogénesis de los trastornos psiquiátricos. El distrés psicosocial agudo y crónico, por ejemplo, ha sido un tema neuroinmunológico importante. Con respecto a la respuesta inmunológica a la influencia psicosocial, se ha distinguido entre el estrés agudo y el estrés crónico. El primero, tiene como resultado un aumento del número total de linfocitos, concretamente de células NK y se asocia con la liberación de cortisol. El segundo, por su parte, ocasiona una disminución de las funciones biológicas de las células inmunológicas como un descenso en la proliferación de los linfocitos después de una estimulación. Se ha observado, por ejemplo, que la capacidad de los linfocitos de proliferar tras un cierto estímulo, disminuye en muchos estudios, así como la actividad fisiológica de las células NK, lo que apunta a que, en algunos grupos de pacientes depresivos, pueda existir una disminución de las funciones inmunológicas fisiológicas. Otros estudios más recientes hablan de la posibilidad de una actividad de las funciones inmunológicas en los pacientes depresivos, similar a una reacción inflamatoria en el caso de una infección. Esta hipótesis inflamatoria se ha basado, principalmente, en observaciones del sistema monocito-macrófago. Sin embargo, aún no se ha descubierto ninguna alteración biológica estable y común a todas las personas con depresión, es decir, ningún marcador biológico. Por esta razón, estas alteraciones también pueden ser interpretadas como correlatos biológicos, pero no implican necesariamente una explicación absoluta del hipotético síndrome.

En conclusión, diremos que la depresión es descrita desde la medicina, con una serie de síntomas o cuadros clínicos caracterizados por trastornos del estado de ánimo. Así, cualquier problema psicológico que cumpla esos criterios pudiera ser diagnosticable como depresión; ya sea tratándose de un problema neurodegenerativo, ya sea aprendida, y en todos los casos posibles, estaríamos hablando de un síndrome. Si bien, el diagnóstico médico debe indicar si su origen es neuroanatómico, hormonal o psicológico. Es decir, aún no se ha encontrado ningún marcador biológico de la depresión, de modo que ninguna de las alteraciones biológicas atribuidas a la depresión, puede ser usada para el diagnóstico de la enfermedad.



3.4 Causas Sociales

Para los seres humanos los vínculos afectivos son muy importantes, y en consecuencia, se puede ocasionar una depresión al sentir la destrucción de estos vínculos; por ejemplo, un duelo o un divorcio, etc., o también el ingreso de una persona al espacio vital, en el lugar en donde alguien se relaciona y se siente invadido. Estos factores son importantes para que se originen una depresión, dentro de los cuales, también están implicados otros (no menos importantes), que pueden disparar un trastorno, como por ejemplo, el "refugiarse" en las drogas o el alcohol.



CAPÌTULO IV
4. La Depresión Reactiva O Depresión Neurótica

4.1- El estilo de vida actual: El estilo de vida, es un factor desencadenante de esta patología. Así, cuando el sujeto lleva una vida estresante, con sobrecarga laboral y conflictos en el ámbito social y familiar, cuando en la vida cotidiana pasa situaciones difíciles como la pérdida de un ser querido o la ruptura amorosa, un cambio de domicilio, una pérdida del empleo o incluso la jubilación, experiencias de abandono, tristeza y desarraigo, es más proclive a desarrollar un episodio depresivo.

4.2 El estilo atribucional de cada persona: es cuando una persona atribuye sus éxitos a causas externas no controlables, sin embargo se culpabiliza de sus fracasos, atribuyéndolos a causas internas sobre las que tampoco ejerce un control, siendo otro buen candidato a desarrollar una depresión. La no controlabilidad sobre los acontecimientos de la propia vida, llegan a sumir al ser humano en estados de indefensión aprendida, como precursores de trastornos del estado de ánimo. De acuerdo con esta idea, Kobasa (1979) llegó a la conclusión de que frente a un mismo suceso traumático, habrían dos tipo de personas: las personas resistentes, con un gran sentido del compromiso - entendido como la tendencia de estos individuos a implicarse en todas las actividades de la vida, sintiendo que lo que se hace es parte de lo que se es, (mantienen una fuerte sensación de control) entendida como la convicción de que lo que se hace influye directamente en los acontecimientos. Hay una mayor apertura a los cambios vitales; es decir, ver las circunstancias de la vida, especialmente las adversas, no como amenazantes, sino como incentivadoras del crecimiento personal; tienden a interpretar las experiencias estresantes y dolorosas como una parte más de la existencia. Por otro lado, existen las personas no resistentes, que muestran muchas carencias en el sentido del compromiso, una tendencia a considerar el cambio como negativo y no deseado.
CAPÌTULO V
5.- Situaciones Particulares

5.1.- La depresión en la infancia y adolescencia: En los niños y adolescentes, la depresión tiene gran impacto sobre su crecimiento y desarrollo personal, sobre el rendimiento escolar y las relaciones familiares e interpersonales. También existen evidencias de la posible continuidad del trastorno depresivo a lo largo de la adolescencia y de su prolongación durante la etapa adulta, lo cual, se ven reflejadas en los altos índices de consultas y hospitalizaciones psiquiátricas, en los problemas laborales y de relación en el futuro que se origina. La depresión en la niñez, se empezó a reconocer sólo en los años 70. El diagnóstico se acoge a los mismos criterios que en el caso de los adultos, aunque la sintomatología puede ser algo más confusa. El niño deprimido puede simular estar enfermo, rehusar a ir a la escuela, juega menos o deja de hacerlo, expresa el deseo de no querer separarse de los padres o tiene miedo de que uno de los padres se muera. En la primera infancia pueden desarrollar síntomas atípicos como somatizaciones difusas, trastornos alimenticios, enuresis, etc. El adolescente puede expresar mal humor, disminuir el rendimiento escolar, presentar conductas desafiantes o presentar brotes de irritabilidad. En ocasiones, expresa el trastorno anímico con el desarrollo de conductas de riesgo (consumo de sustancias psicotrópicas, comportamientos parasuicidas, promiscuidad sexual, conductas delictivas - con aumento de la violencia y agresividad -, así como trastornos de la conducta alimentaria etc.). Dado que los comportamientos normales varían de una etapa de la niñez a la otra, es a veces difícil establecer si un niño está simplemente pasando por una fase de su desarrollo, o si está verdaderamente padeciendo de depresión. A veces, el niño tiene un cambio de comportamiento notorio que llega a preocupar a los padres, o el maestro menciona que el "niño no parece ser el mismo". En esos casos, puede sospecharse de un trastorno depresivo.

5.2 La depresión en las mujeres: Las hormonas sexuales femeninas (estrógenos y progesterona) parecen modular de alguna manera el desarrollo y la gravedad de los cuadros depresivos. En particular, en relación con los cambios del ciclo menstrual, el embarazo, el aborto, el periodo de posparto, la premenopausia y la menopausia. La existencia de menores niveles de estrógenos, parecen desempeñar un cierto papel en la etiopatogenia de la depresión. Otra explicación posible se basa en el contexto social que viven las mujeres, relativas al sexismo con su consecuente estrés, falta de recursos económicos y determinados valores socio-culturales se relacionan con menos autoestima en las mujeres, así como más problemas psicológicos. En recientes estudios, se ha demostrado una asociación entre la aparición de depresión en mujeres de edad avanzada y un aumento de la mortalidad (por diferentes causas, principalmente por accidentes cerebro vasculares).
5.3-La depresión en los varones: Los hombres como las mujeres, pueden desarrollar los síntomas típicos de la depresión.  Sin embargo, a menudo los hombres y las mujeres sienten la depresión de manera diferente y pueden enfrentar los síntomas de formas diferentes; los hombres, presentan una alta tasa de riesgo elevado en la enfermedad coronaria, generalmente, se quejan de fatiga, irritabilidad, pérdida de interés en el trabajo o pasatiempos favoritos, problemas de sueño, pero no se quejan tanto de otros síntomas como los sentimientos de tristeza, falta de auto estima y culpabilidad excesiva. En lugar de reconocer sus síntomas, pedir ayuda o solicitar el tratamiento apropiado, los hombres pueden recurrir al alcohol o a las drogas cuando están deprimidos, frustrados, desanimados, enojados, irritados y algunas veces, también se muestran violentamente abusivos. Algunos hombres enfrentan la depresión, dedicándose de manera compulsiva a su trabajo, tratando de ocultar la depresión a sí mismos, a la familia y los amigos; otros hombres pueden responder a la depresión, mostrando comportamiento temerario; es decir,  arriesgándose y poniéndose en situaciones peligrosas como el uso de sustancias tóxicas,  haciendo más difícil reconocerla como una enfermedad separada que necesita tratamiento. El alarmante índice de suicidio en los hombres puede reflejar el hecho de que los hombres solicitan tratamiento para la depresión con mucha menos frecuencia que las mujeres.

5.4- La depresión en la vejez


El inicio clínico de la depresión en el anciano puede cursar con una pobre alteración del estado de ánimo. Incluso, puede aparecer enmascarada con otros síntomas principales, tales como la pérdida del apetito, alteraciones de la memoria, insomnio, síntomas somáticos, ansiedad o irascibilidad. Puede simular un cuadro de demencia senil, hablándose entonces, de pseudodemencia depresiva. Cuando la persona de edad avanzada acude con el médico, puede describir únicamente síntomas físicos. Esto ocurre, porque el anciano puede mostrarse reacio a hablar de su desesperanza y tristeza, de su falta de interés en las actividades normalmente placenteras, o de su pena después de la muerte de un ser querido, incluso, cuando el duelo se prolonga por mucho tiempo. Cuando un anciano se deprime, a veces su depresión se considera erróneamente como un aspecto natural de esa etapa de la vida. La depresión en los ancianos, si no se diagnostica ni se trata, provoca un sufrimiento innecesario para el anciano y para su familia.

CAPITULO VI

6.- Epidemiología:

Las cifras de prevalencia de la depresión varían dependiendo de los estudios, en función de la inclusión tan sólo de trastornos depresivos mayores o de otros tipos de trastornos depresivos. En general, se suelen recoger cifras de prevalencia estadística en los países occidentales de aproximadamente el 3 por ciento de la población general para trastorno depresivo mayor, y una incidencia anual del 1 al 2 por mil. Por otra parte, Lourdes Fañanás, profesora de la Universidad de Barcelona y Honorary Senior Lecturer del Instituto de Psiquiatría de Londres, indicó que el riesgo de padecer un episodio depresivo grave a lo largo de la vida, oscila entre el 5 y el 17%, y es entre 2 y 3 veces más frecuente en las mujeres.

Actualmente, se puede afirmar que la mujer cuenta con mejores estrategias de adaptación, pero su tendencia a la depresión es tres veces mayor a la de los hombres. Todos los estudios coinciden en que la prevalencia, es casi el doble en la mujer que en el hombre, y que algunos factores estresantes vitales, como el nacimiento de un hijo, las crisis de pareja, el abuso de sustancias tóxicas (principalmente alcohol) o la presencia de alguna enfermedad orgánica crónica, se asocian con un riesgo incrementado de desarrollar un trastorno depresivo mayor.

Aunque la prevalencia global es inferior entre los varones, la tasa de suicidio consumado en los hombres, es cuatro veces más alta que en las mujeres. Sin embargo, los intentos de suicidio son más comunes en la mujer que en el hombre. A partir de los 70 años de edad, la tasa de suicidio en el hombre aumenta, alcanzando el nivel máximo después de los 85 años.



Su prevalencia en la infancia es del 1-2 por ciento y, en la adolescencia, del 4-5 por ciento. La depresión mayor es además, uno de los principales factores de riesgo de suicidio en los adolescentes. Así, según las estimaciones de la OMS, el suicidio es la cuarta causa de fallecimiento en el tramo de edad comprendido de 15 - 44 años. Sin embargo, a nivel mundial, uno de los datos más preocupantes es el aumento del suicidio en edades jóvenes, sobre todo de varones.

En cuanto a la asociación familiar, debido a factores genéticos, la existencia de un pariente de primer grado con antecedentes de trastorno depresivo mayor, aumenta el riesgo entre 1,5 y 3 veces frente a la población general. Debido a su prevalencia, siendo uno de los principales factores de riesgo de suicidio y su repercusión sobre la estructura familiar y social, la depresión infanto-juvenil, se considera de gran importancia, no sólo para el sistema sanitario, sino también para la sociedad.



CAPITULO VII

7.1.- Signos y Síntomas:

La depresión es una enfermedad crónica y recurrente que más negativamente incide en la calidad de vida, incluso más que la hipertensión, diabetes o enfermedades reumáticas, con una sintomatología muy variada que puede coincidir con la de otras enfermedades, por ello, muchas veces no se diagnostica correctamente, recibiendo los pacientes un tratamiento inadecuado.



Hay muchas formas clínicas de depresión, que van desde el cuadro depresivo mayor con melancolía, a las distimias (paciente con síntomas de poca intensidad y que permanecen durante años) y depresiones breves recurrentes (episodios depresivos graves de 2-3 días de duración y que se repiten varias veces al año). En la clínica, son frecuentes las depresiones enmascaradas en las que predominan los síntomas somáticos (cefaleas, lumbalgias, etc.) sin aparentes manifestaciones psíquicas. El síntoma más característico de la depresión es que el paciente se siente como hundido, con un peso agobiante sobre su existencia, su vitalidad, que cada vez lo entorpece más y más para vivir en plenitud. Sin embargo, toda persona tiene fluctuaciones del estado anímico y la tristeza ocasional es una emoción normal. Las tensiones normales de la vida pueden llevar a sentirse tristes de vez en cuando. Eventos como una discusión con un amigo, una separación, un mal resultado en un examen, la mudanza de un amigo fuera de la ciudad, o la muerte de un ser querido pueden derivar en sentimientos de tristeza, dolor, desilusión o aflicción, éstas reacciones suelen ser breves y desaparecen con el tiempo. En cambio, la depresión es algo más que sentirse melancólico, triste o de mal humor de tanto en tanto. La depresión es un estado de ánimo intenso que involucra tristeza, desánimo, desamparo, desesperanza o desesperación, el mundo parece sombrío, puede nublarlo todo y hacer que hasta los pequeños problemas parezcan abrumadores, son incapaces de ver un futuro brillante y se sienten sin fuerzas para cambiar las cosas para mejor; que dura semanas, meses o incluso más, y que afecta la capacidad de la persona de realizar sus actividades habituales. Las personas con depresión, tienden a manifestar los pensamientos negativos y autocríticos. Algunas veces, más allá de su valor real, las personas con depresión pueden sentirse inútiles y no queridas, la perspectiva y el comportamiento de la persona puede cambiar y sufrir otros síntomas, como cansancio, irritabilidad y cambios en el apetito. A causa de sus profundos sentimientos de tristeza y de su poca energía, las personas con depresión a veces se alejan de las personas que los rodean o de las actividades que alguna vez disfrutaron. Esto sólo hace que se sientan más solos y aislados, lo cual empeora la depresión. Pueden sentir deseos de darse por vencidos. Pueden llorar por cosas sin importancia o incluso sin ninguna razón. La depresión también puede provocar síntomas físicos. Cuando están deprimidas, algunas personas sienten malestar estomacal, falta de apetito, aumento o pérdida de peso, dolores de cabeza y problemas para dormir. El mayor peligro de la depresión es la posibilidad de suicidio, pero también se ha comprobado que la esperanza de vida de estos pacientes es inferior al de la media de la población, especialmente en pacientes no tratados o tratados incorrectamente. Por otra parte, cada día se acepta más la idea de que la depresión es un trastorno de por vida, por lo que el tratamiento y cuidado deben ser permanentes.

7.2.- Los síntomas principales que la definen en la exploración psicopatológica son:

Tristeza patológica: Se diferencia de la tristeza, que puede ser un estado de ánimo normal como la alegría, cuando alcanza un nivel tal que interfiere negativamente en la vida cotidiana, tanto en lo social como en lo familiar y lo sexual. Aparece sin motivo o tras un acontecimiento significativo. Es una sensación muy profunda, arrasadora. Tanto, que el paciente se siente "en baja", tal como si hubiera perdido el sabor, el placer de vivir. Se considera incapaz de brindar amor o afecto, lo cual aumenta sus sentimientos de culpa. Un dato tremendo: el 15% de los deprimidos termina suicidándose.

Desgano y anhedonia: El sujeto se torna apático, no tiene ganas de nada (ni siquiera de vivir) y nada le procura placer, desinterés por estar con amigos y familiares.
Ansiedad: Es la acompañante habitual del deprimido, que experimenta una extraña desazón, como un trasfondo constante. Cuando la ansiedad prima en el cuadro clínico, estamos frente a una depresión ansiosa. Por lo contrario, cuando predomina la inhibición, se trata de una depresión inhibida; quienes la padecen son personas malhumoradas, irritables, agresivas.

Ritmos biológicos -Insomnio- : Al paciente le cuesta conciliar el sueño y, además, se despierta temprano y de mal talante. En algunos casos, que constituyen una minoría, puede presentarse la hipersomnia (exceso de horas de sueño). En las formas melancólicas (insomnio tardío, mejoría vespertina y más frecuentemente inicio en primavera y otoño), en las distimias, la afectación es menor y en ocasiones de signo distinto (insomnio inicial y empeoramiento vespertino).
Alteraciones del pensamiento: Imagina tener enfermedades de todo tipo; con pensamientos pesimistas y repetitivos, surgen ideas derrotistas, fuertes sentimientos de culpa, obsesiones. El pensamiento esta inhibido, sigue un curso lento y monocorde, la memoria se debilita y la distracción se torna frecuente, incapacidad para concentrarse, ideas de suicidio y falta de iniciativa.
Alteraciones somáticas: Por lo común, surgen dolores crónicos o erráticos así como constipación y sudoración nocturna. Se experimenta una persistente sensación de fatiga o cansancio.

Alteraciones del comportamiento: El paciente tiene la sensación de vivir arrinconado, rumiando sus sinsabores. Puede estar quieto, de manos cruzadas, o explotar en violentas crisis de angustia o en ataques de llanto por motivos insignificantes. Le resulta difícil tomar decisiones y disminuye su rendimiento en el trabajo.

Modificaciones del apetito y del peso: La mayoría de los pacientes pierde el apetito y, en consecuencia, provoca la disminución de peso.

Pérdida del placer: En lo sexual, se llega a la impotencia en el hombre o a la frigidez en la mujer; también disminuye y tiende a desaparecer el contento en el trabajo, en el deporte y en los juegos y otras actividades que anteriormente le eran gratificantes.

Culpa excesiva: Siente con exceso la carga de una culpa inexistente, lo cual puede desembocar en delirios.

Pensamiento suicida: Los pacientes presentan una preocupación exagerada por la muerte, y alimentan sentimientos autodestructivos.

Psicomotricidad: Inhibición psicomotora con disminución de la energía; se produce un cansancio injustificado, a veces, con variaciones durante el día, muy a menudo más acentuado por la mañana. Las personas afectadas suelen sentirse más fatigadas por la mañana que por la tarde. Puede haber agitación psicomotora.

Cuando alguien tiene cinco o más de estos síntomas (la mayor parte del tiempo durante dos o más semanas), esa persona probablemente está deprimida. A veces, las personas atraviesan ataques durante estos síntomas que son realmente intensos; otras veces, estos mismos sentimientos pueden estar presentes a una menor escala durante años, todo el tiempo. Algunas personas, sólo tienen un episodio depresivo, o pueden llegar a tener más de uno después de haberse sentido mejor por un tiempo. Cuando una persona tuvo más de un ataque de depresión severa, un médico le diagnosticará un trastorno depresivo mayor. En el peor de los casos, la depresión puede generar sentimientos de desesperación tan profundos que la persona piensa en el suicidio.



CAPITULO VIII

8.- Formas Clínicas de la Depresión: La depresión puede oscilar desde:

- Ser intensa y manifestarse en formas de ataques que duran semanas, a ser menos severa, pero persistir de manera no aguda durante años.

- Los médicos hacen una distinción entre estas dos formas: la más severa y de menor duración se diagnostica como depresión mayor, y la de mayor duración pero menos severa, como distimia.

- Una tercera forma de depresión que puede llegar a diagnosticarse es el trastorno adaptativo con ánimo depresivo. Alude a una reacción depresiva ante un acontecimiento específico de la vida (como una muerte, un divorcio u otra pérdida), cuando la adaptación a la pérdida toma más tiempo del que normalmente se espera o cuando es más severa de lo esperado e interfiere en las actividades diarias de la persona.

- El trastorno bipolar (a veces, también denominado "enfermedad maníaco depresiva") es otra afección depresiva que involucra períodos de depresión mayor combinados con períodos de manía. Manía es el término utilizado para describir un ánimo exaltado y explosiones exageradas de energía y actividad poco usuales. En la evolución previa de la enfermedad han existido uno o varios episodios de características maníacas. En sus antecedentes familiares aparecen con muy alta frecuencia trastornos bipolares o unipolares.

A continuación describiremos los cuadros clínicos de estas formas clínicas de la depresión:

8.1.- Cuadro Clínico De Los Trastornos Adaptativos o Depresiones Neuróticas o Reactivas: La depresión reactiva sería en este caso una respuesta desadaptativa del organismo frente a un estresor, no teniendo por qué brotar inmediatamente después del acontecimiento desencadenante, sino que puede aparecer hasta semanas o meses después de que éste se haya producido; se acepta la aparición de síntomas cuando ésta ocurre en respuesta a un acontecimiento vital estresante, y no más allá de los tres meses siguientes a su aparición. Se habla de depresión reactiva cuando el cuadro es más grave de lo esperable o tiene mayor repercusión funcional de la que cabría esperar para ese factor estresante. Debe existir, entonces, un criterio de "desproporción" para su diagnóstico. Freud, en "Duelo y Melancolía", llegó a la conclusión de que la depresión es una reacción frecuente a la pérdida, o incluso a la amenaza de pérdida, ya se trate de un objeto real o imaginario. En "Inhibición, Síntoma y Angustia" describió cómo la pérdida de objeto suele ir acompañada de un intenso deseo por él, además de emociones negativas (tristeza, rabia, etc.) y de la creencia de que ese deseo es irrealizable. Propuso que cuando las emociones y las creencias depresivas forman un circulo vicioso que se retroalimenta, se entra en un estado depresivo. Así, de alguna manera planteaba que el estrés psicológico es un factor precipitante fundamental de la depresión, a través del accionamiento de un esquema mental en el que tanto las emociones como las creencias, se reiteraban.

El cuadro clínico característico comunes en todas las depresiones son generalmente los síntomas asociados a los trastornos de la afectividad, como la tristeza, en donde se puede o no presentar tendencia al llanto, disminución de la autoestima, la inseguridad, que dificulta tomar decisiones, pero los síntomas que están más relacionados con una depresión neurótica son :



Indiferencia afectiva. Presenta disminución o pérdida de intereses vitales, pérdida de sentimientos por lo cual la persona deprimida pierde todo deseo de expresar afecto o interés por los demás, las actividades que antes le despertaban interés, ahora le resultan indiferentes.

Inseguridad. Es una característica común en este síntoma, por lo cual, no tiene confianza de sí mismo, la autoestima la tiene muy baja por lo que siente que no vale nada, y siente la imposibilidad de salir del pozo donde se encuentra.

Pesimismo. Sentimientos de devaluación personal, lo cual origina que la persona tienda a acusarse a sí mismo.

Ansiedad. Suele presentarse en grado variable durante el día, decrementando, durante el transcurso de éste.

Irritabilidad. Una manifestacion común es la agresividad hacia los demás, lo cual da origen a problemas familiares y laborales.

8.2.- Trastorno adaptativo con estado de ánimo depresivo o mixto (ansiedad y ánimo depresivo): Surge desencadenado por un estrés claramente identificable, que ha tenido lugar en las últimas semanas. La reacción desaparece, bien por haber desaparecido el suceso desencadenante, o por alcanzar el paciente un nuevo nivel adaptativo en su funcionamiento. Código CIE-10: F43.20, F43.22


8.3.- Cuadro Clínico En Las Depresiones Encubiertas Simples o Leves

Sus síntomas son principalmente los relacionados con trastornos orgánicos (causa principal por lo que acude al médico) y es en donde éste, se puede dar cuenta de la depresión que puede presentar.



Trastornos en el sueño. Donde puede haber insomnio, que se presenta al principio o al final del periodo de descanso.

Inquietud durante el sueño. A menudo, de noche se despiertan, presentando frecuentes sueños desagradables, "pesadillas"; en contraste, algunas personan presentan una tendencia a querer dormir durante todo el día, pasando muchas horas en la cama, lo que contribuye a una forma de escapar de su realidad y responsabilidades.

Trastornos en el apetito. Que va desde la anorexia, que implica la disminución del apetito, y por consiguiente, una importante pérdida de peso, o a la inversa, puede presentarse un deseo compulsivo de comer, fase de atracón, pudiendo llegar hasta la bulimia con el correspondiente aumento de peso.

Disminución del deseo sexual. Los pacientes presentan una disminución o desaparición del deseo sexual.

Decaimiento físico. Presentado con un incremento por la mañana, provocando que el enfermo no desee levantarse y no tenga ánimos para realizar las actividades cotidianas que requieren de su atención, el enfermo, también mostrará menos interés hacia las cosas que normalmente le gustaban.

Trastornos digestivos y Trastornos cardiovasculares.

8.4.- Cuadro Clínico En Depresiones Ansiosas.

La característica común de este cuadro clínico es que presentan trastorno de la conducta. La depresión ansiosa, a pesar de encontrarse dentro de las depresiones leves, suelen causar daños importantes en la personalidad de pacientes, como cambios drásticos de comportamiento que le perjudican aún más en su relación con los demás, y en la perspectiva de sí mismo, que va degenerando gradualmente.


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