Capítulo VIII
ESPIRITISMO Y PSICOANÁLISIS
Pregunta: En varias oportunidades hemos recogido la versión por parte de reputados médicos, que los hechos o fenómenos mediúmnicos bajo la égida del Espiritismo, son propios de la esfera del "psicoanálisis" de Freud. ¿Qué opináis al respecto?
Ramatís: No hay dudas que la mayoría de los fenómenos mediúmnicos, se encuadran en su apariencia, en la psicología individual y profunda del inconsciente, investigada por Segismund Freud y generalizada bajo el término "psicoanálisis".
Es obvio, que las comunicaciones de los espíritus desencarnados, aunque tengan ciertas semejanzas con las manifestaciones señaladas por Freud, no pertenecen al médium. Este es un transmisor del psiquismo del espíritu desencarnado. En consecuencia, el espíritu comunicante es el que debería ser psico-analizado y no el médium, simple intérprete de la voluntad ajena.
Pregunta: ¿Qué tipo de espíritus desencarnados serían pasibles de una investigación o análisis freudiano?
Ramatís: Sin lugar a dudas, los espíritus sufrientes, primarios, desajustados o perseguidores, que se comunican en las sesiones espiritas para su tratamiento espiritual, puesto que es un inmejorable material respecto a los resentimientos y demás tendencias mórbidas freudianas.
Pregunta: Conforme preceptúa el Psicoanálisis respecto a esos complejos, tendencias o resentimientos mórbidos que emergen del inconsciente a la luz de la conciencia en estado de vigilia, a través del método de Freud, ¿el paciente se libera de la perturbación o conflicto psíquico?
Ramatís: Sí; por lo menos es así que Freud lo propuso en su método y lograba sus curas.
Pregunta: Si los espiritas aplicasen el mismo método de investigación y terapéutica freudiana en los espíritus y enfermizos, que se comunican por los médiums, ¿no es más apropiado para curarlos o liberarlos de las perturbaciones que poseen después de la muerte corporal?
Ramatís: El problema del espíritu desencarnado es muy complejo y de muy difícil solución, si lo comparamos con el método psicoanalítico aplicado a los encarnados. Las personas enfermas de la mente y pasible de éxito con la terapéutica freudiana, son los desajustados o acomplejados con el "medio" en que viven. Después de la corrección mental e identificada la causa mórbida o la frustración enfermiza que desde la infancia los atormentaba, los pacientes, recién se liberan de sus cadenas o estímulos inconscientes y perturbadores.
Después de eliminada la causa determinante en el inconsciente, la mente del enfermo pasa a funcionar libre de los impulsos incontrolables o manifestaciones indeseables. Eso mejora su contacto con el ambiente y armoniza sus relaciones con las personas del mundo, integrándolo a una existencia normal libre de inhibiciones ocultas, permitiendo el afecto y la conciliación entre los familiares, amigos y extraños.
Pero, nada adelanta aplicar el método de la investigación freudiana en el espíritu desencarnado y enfermo que se manifiesta a través del médium, ni interiorizarse del inconsciente, si resurgen las raíces mórbidas de los complejos y resentimientos culpables que tuviere. En verdad, las causas mórbidas no pueden removerse en el espíritu desencarnado, porque siempre estuvieron ligadas al mundo material en forma de crímenes, calumnias, traiciones, rapiñajes, perversidades, avaricias, lujurias o tiranías. Son deudas o "pecados" que practicó contra el prójimo y no el producto de choques, conflictos o desajustes desde la infancia o juventud, que más tarde se manifestarán hiriéndolo en su mente indisciplinada.
No se trata de causas desconocidas en la vida secreta del inconsciente, sino de acontecimientos positivos y degradantes, que fueron estigmatizados en la conciencia bajo la forma de remordimientos, temores o desesperos.
En tal caso, el espíritu sufriente no vive a través del médium una condición contradictoria o forjada por causa de su inconsciente; él sufre los efectos de las maldades practicadas con conocimiento de causa. El psicoanalista apenas podría identificarle los cuadros mórbidos, pero no podría devolver al paciente a la vida física donde practicó sus delitos. Ninguno podrá liberarlo del recuerdo de sus actos censurables y conscientes que practicó en el mundo material. Únicamente y a través de nuevas existencias se apagarán de su memoria los efectos dañinos. Además, sería imposible rescatarlo de la región del astral inferior, donde se aloja todo delincuente espiritual, por fuerza y causa de su magnetismo denso.
El espíritu enfermo puede amenizar sus angustias y aflicciones por medio del tratamiento "evangélico" preceptuado por el Maestro Jesús, el médico de las almas y será inocuo a la cura por el método freudiano.
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