Soldó NÚmero 22 invierno-primavera 2004


EL CUERPO DE AGENTES RURALES Y EL PARQUE NATURAL



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EL CUERPO DE AGENTES RURALES Y EL PARQUE NATURAL



¿Quiénes son los AGENTES RURALES? Son funcionarios de la Generalitat. Son agentes de la autoridad, una policía administrativa especial encargada de la vigilancia, el control, la protección y la prevención integral del medio ambiente. También ejercen funciones de policía judicial cuando en las investigaciones que se llevan a cabo dentro de su ámbito de actuación se derivan en responsabilidades penales. ¿Cuántos agentes rurales hay en Catalunya? Actualmente son unos 420. En la Delegación Territorial de las Terres del Ebre hay 39, 24 de los cuales se reparten entre el Baix Ebre y el Montsià. ¿Cuándo se creó el Cuerpo de Agentes Rurales y cuáles son sus orígenes? El “Cos d’Agents Rurals” (CAR) se creó por la Ley 9/86 de cuerpos de funcionarios de la Generalitat de Catalunya, como un cuerpo especial de la Generalitat, conjuntamente a los cuerpos de Bomberos y de los Mossos d’Escuadra. Pero, en realidad, sus orígenes son mucho más lejanos (siglo XVI) y sus antepasados más recientes eran los guardas estatales de ICONA, que se traspasaron a la Generalitat al asumir las competencias. ¿Cuáles son sus funciones? La nueva Ley 17/2003 del Cos d’Agents Rurals, aprobada el 7 de julio de 2003, y que acaba de entrar en vigor el 17 de octubre de 2003, les encomienda: - la vigilancia, la inspección y la colaboración en la gestión de: Espacios naturales protegidos, reservas de caza y pesca, y lucha contra acciones furtivas. -Patrimonio forestal, caminos ganaderos, flora y fauna silvestres - Recursos forestales, cinegéticos, piscícolas marinos protegidos - Actividades extractivas, impactos ambientales y acceso motorizado al medio natural -Otras actividades encomendadas de control de la legislación sobre el medio ambiente, como aguas y residuos - las funciones de: -Prevención, vigilancia, detección e investigación de incendios forestales - Protección de los animales -Información y asesoramiento a los ciudadanos en aquellos temas que sean de su competencia. Los agentes rurales nacieron en 1986, es decir, el mismo año en qué se aprobó el Decreto 332/1986, de 23 de octubre, sobre la declaración del Parque Natural del Delta del Ebro y de las Reservas Naturales Parciales de la Punta de la Banya y de la Isla de Sapinya. Desde entonces han caminado juntos con el Departament d’Agricultura, Ramaderia i Pesca, inicialmente, y ahora en el de Medi Ambient. En total hace ya 17 años, durante los cuales se ha ido consolidando. El cuerpo de agentes rurales tiene responsabilidades en la vigilancia, inspección y apoyo a la gestión del Parque Natural del Delta del Ebro. Para hacer esta tarea, dispone actualmente de dos unidades de agentes rurales asignadas en el Delta, una dependiente de la comarca del Baix ebre y, la otra, a la del Montsià, que reciben el apoyo de las demás unidades de ambas comarcas. Los agentes realizan su actividad cada día del año y hacen servicios en horarios diversos según las necesidades. El delta del Ebro es un espacio natural excepcional, con valores paisajísticos de fauna y flora únicos en Catalunya, dónde se desarrollan numerosas actividades relacionadas con los recursos naturales como la pesca, la caza, la acuicultura, el marisqueo, la agricultura y la ganadería, así como el turismo rural y de ocio, y las investigaciones científicas. Para preservar los valores naturales del Delta y a la vez hacerlos compatibles con la explotación sostenible de los recursos, existe toda una normativa, cada vez más minuciosa y compleja, que regula las actividades mencionadas. Una de las tareas principales que se realizan es informar, vigilar y, si es necesario, denunciar las infracciones de esta normativa. Pero también realizan otras tareas de apoyo como la colaboración en los censos anuales de fauna, la recogida y transporte de fauna herida, el asesoramiento a los visitantes del Parque Natural, etc. Una confusión frecuente es que muchas veces se nos denomina como los “guardas de ICONA” y, realmente, son sus últimos antepasados. Pero hace más de veinte años que no existen los guardas de ICONA en Catalunya, puesto que esta competencia estatal se traspasó a las autonomías. Aun así, no se debe tampoco confundirlos con los Guardas de Reservas de Fauna, actualmente encargados básicamente del control de la caza en las zonas gestionadas por la Administración (Reservas y Zonas de Caza Controladas). Y tampoco, con los Guardas Privados de Campo o los Guardas Jurados de Caza o Pesca, que son contratados a título particular para la vigilancia de áreas privadas de caza o pesca o de fincas privadas y que tienen la condición de auxiliares de los agentes de la autoridad. Finalmente, hay quien también les confunde con los “rurales” o los agentes del SEPRONA de la Guardia Civil, que también representan la autoridad pero que, además, también tienen otras competencias, como la seguridad ciudadana. ¿Cómo se accede al Cos d’agents rurals? Hace falta aprobar un concurso de oposición específico, la convocatoria del cual tiene que salir publicada en el DOGC. Los requisitos son: tener el Graduado escolar o equivalente, disponer del carnet de conducir B, ser mayor de edad, superar unas pruebas de conocimientos generales, conocimientos específicos y también unas de médicas, físicas y psicotécnicas, así como tener el nivel B de catalán o aprobar la prueba equivalente. Posteriormente se tiene que superar un curso y un periodo de prácticas antes de adquirir la condición de funcionario.

Miquel Àngel García. Sotsinspector del Cos d’Agents Rurals. DMA. miquel.garcia@gencat.net



LA INVESTIGACIÓN EN EL PARQUE



EL TOPÓNIMO ALFACH, ALFACS: EN EL TIEMPO

Paco Carles Guardia



Para el Sr. Millan, maestro de la mar del Ebro
INTRODUCCIÓN
El presente estudio ha sido publicado en las Actas del II Congreso de Historia de Alcanar (Ayuntamiento de Alcanar 2002) y asimismo en la reciente publicación “Pescadors y navegants dels Alfacs: Crónica de la Ràpita marinera” del autor Lluís Millan Roca, dentro de la colección “La Ràpita en el temps” (2004). En un principio, se pretendía realizar una aproximación tanto geográfica como etimológica del enigmático vocablo Alfacs, pero una vez recogida toda la información, se ha hecho difícil llegar a definir conclusiones etimológicas. En cuanto a las geográficas, es interesante el dinamismo del cambio de emplazamientos de los derivados del topónimo, dependiente del crecimiento del Delta. Con la finalidad de asentar unas bases para un futuro estudio más amplio, se ha partido de las propuestas recogidas de diccionarios, enciclopedias o vocabularios, se ha tenido en cuenta las diversas etimologías formuladas por diferentes autores y se ha aportado un compendio cronológico del topónimo en los documentos históricos publicados —incluyendo también los últimos estudios sobre la evolución del Delta y la búsqueda de la microtoponimia (dónde todavía se conservan derivados de la palabra Alfach segregada y dispersada). Al mismo tiempo, en este trabajo se han relacionado estudios pluridisciplinarios entre sí y se han sugerido parónimos.
Cuando estudiamos un topónimo, casi todo el mundo toma como referencia a Coromines1, en nuestro caso, hemos hecho una aportación complementaria a su trabajo, a partir de una visión localista y añadiendo los resultados de los últimos estudios de evolución del Delta. En principio, hemos considerado que la palabra Alfach, por ahora encontrada por primera vez el 1340 (Carreras Candi)2 , era predecesora del actual Alfacs y de Alfaques que sale grafiado en castellano a partir de finales del siglo XVI. Esto significa que antes del topónimo diríamos marítimo –bahía puerto–, era un topónimo territorial (GEC)3, del interior del Delta, que había servido para nominar, como nombre propio y en plural, un vasto ámbito territorial (1487), una laguna, una pesquería (Ventura Castellvell)4, y unas salinas alrededor del Riet Vell (Emeteri Fabregat)5 . Por lo tanto, ha habido un desplazamiento del topónimo de tierra hacia al mar. En una primera época y dependiente de la progresión del Delta, convivieron duplicados y a medida que los terrenos inhóspitos se iban humanizando, el topónimo territorial, a la inversa, fue perdiendo fuerza, hasta desaparecer. Según la documentación histórica, el puerto del Alfach, sustituye el puerto Fangós a principios del siglo XV. Este último se cegó transformándose en el estanque del “Pantà”, que a la vez ha generado otras lagunas tanto a la derecha como a la izquierda de la actual salida del río, que es la más moderna. Aún así, hemos encontrado derivados del topónimo dispersados por el hemidelta sur. Su dinámica de crecimiento ha dado una producción de nuevos territorios y una nueva toponimia a partir del original: Alfacada o Aufacada –‘laguna’–; Aufacada –‘canal de la Banya’– (Millan)6 y lo Facar –‘playa?’. Esta derivación (P. Carles)7 también se da, o se ha dado, en otros topónimos de comportamiento paralelo al estudiado, algunos ya históricos, como el paleotopónimo Algadir ‘l’estany (estanque)’ que derivó a Algadinet y Algadí y también encontramos esta derivación en Alhuet ‘el riet’, que tal y como crecía la punta de la Banya, pasó de denominar la salida del Riet Vell a denominar la del Trabucador (Despuig)8 . El topónimo se ha dado sobre todo en el delta del Ebro, pero también históricamente en Vinaròs (a 35 km) sirvió para dar nombre a una torre de la muralla del recinto –torre y calle del Alfach– (Gómez Sanjuan)9. En Portugal –delta del Tajo– se utiliza como nombre propio para denominar a los bancos de arena movediza. Los últimos estudios (Canicio)10 calculan la antigüedad del Delta en unos 6.000 años. Como que, en época árabe, su configuración era ya muy importante y el lóbulo sur estaba consolidado (Maldonado)11, no seria nada extraño que topónimos que hoy por hoy creemos de origen árabe, sean arabismos (Rubiera)12 de causa latina o romance, puesto que un pequeño porcentaje de léxico protoromance de Al-Andalus o mozárabe pasó como “manlleu” –elemento lingüístico que pasa de una lengua a otra– al árabe, para continuar aun así como “manlleu” hasta el románico, tras un doble proceso de adaptación fonológica. Los estudiosos indican (Coromines, Castellvell)13 que Alfacs / Alfach tenía que ser un arabismo que penetra al románico en fecha muy antigua. No seria nada atrevido creer que el latino “fauces” fuera de estos topónimos que pasó como “manlleu” al árabe para volver a hacerlo al románico. Coromines deja una puerta abierta a la propuesta de R. Martí14, y traduzco la palabra alfacs por fauces que en latín es ‘garganta’ y en latín clásico ‘entrada de un puerto’ y que en lenguas románicas se ha especializado como ‘desembocadura de un río a la mar’, –en italiano foce, en portugués foz– o de un ‘barranco en un río’, en catalán fou, en mozárabe fotx. En un diccionario del siglo XVIII encontramos el vocablo Alfolz15 como ‘distrito’ y lo presenta como una corrupción del latín ad fauces, denominación de los territorios que están en las gargantas de las montañas (Alfoces). Otra palabra de parecida grafía, Alfachs ‘campo abierto próximo a una población’ es la propuesta etimológica formulada desde la Universitat d'Alacant (Epalza, Bernabé, Rubiera)16, a partir de estudiar la toponimia como una serie de espacios estructurados que siguen las normas de una cierta lógica. Marrakech tiene su “fahs”; la comarca de la Marina Baixa, Alfàs del Pi; Tortosa también tendría sus, como serían los históricos, Alfars (Bayerri)17, y Fasalfori (Miret Sanos)18 y posiblemente Lleida mantendría el Alfés. Todos a una determinada distancia de la capital. En cuanto a la etimología, la única conclusión es que es un topónimo enigmático, parece como si cada autor pudiera meter baza, puesto que las propuestas formuladas son muchas: “Alfaquíes” (Martorell)19; ‘arena’ (Bayerri-Herbreistes)20; ‘escletxa’ (Asín Palacios)21; “fauces” (R. Martí)22; ‘entrada de un puerto’ (Alcover-Muelle)23; ‘garganta’, ‘mandíbula’, ‘barra’ (Coromines)24; ‘campo de cultivo’ (Epalza)25; ‘término rural’26; ‘brecha’ (R. Academia Esp.)27; ‘impedimento’ (Federico Corriente)28… Entre los parónimos hemos encontrado uno muy interesante, Al-fakhkar ‘el que trabaja el barro’ (Bayerri)29, que, por la fonética y el sonido son parecidos a dos topónimos importantes en el Delta y que, circunstancialmente están relacionados con el barro: el antiguo puerto Fangós y el actual puerto del Fangar, creemos que sería importante tenerlo en cuenta. Si realmente fuera así, se trataría de un topónimo con dos caras de la misma moneda. Hoy por hoy, es muy difícil sacar conclusiones, pero es posible que nos encontramos delante de muchos nombres de lugar descendentes del latín “fauces”: foce, fou, foz, fotx, y posiblemente nuestro Alfach, y haría falta saber también si están relacionados, y de qué manera, Alfoz (Alfeu), Alfàs y Alfés, aunque Coromines no lo veía demasiado claro. Confiamos que el presente trabajo sirva a los especialistas para indagar en el verdadero significado. A nosotros nos ha servido para intentar poner en orden casi toda la información publicada hasta el momento.

1 Coromines, Joan (1940): DECat i Onomasticon Cataloniae. Coromines és escrupulós amb les grafies, recull solament Alfacs i no Alfach, possiblement per un problema de normalització.

2 Carreras Candi: “La navegación en el río Ebro”, Barcelona, pàg. 125.

3 Gran Enciclopèdia Catalana, mot Alfacs.

4 Ventura Castellvell (1999): “La toponímia d’Amposta segons uns capbreus dels segles XIV al XVIII”, XXIII Col·loqui General de la Societat d’Onomàstica, Ulldecona, LXXIX, desembre, pàg. 256.

5 Fabregat Galcerà, Emeteri: “Les salines dels Alfacs: Origen i producció al segle XVIII”, Recerca 4, pàg. 205.

6 Millan, Lluís (1983): “Zones de marisc”, Ràpita, febrer, pàg. 25.

7 Carles Guàrdia, Paco (1996): Algadir núm. 0, la Ràpita, pàg. 89 i també “Les torres als Alfacs durant l’època de l’expulsió”, dins L’expulsió dels moriscos. Conseqüències en el món islàmic i el món cristià, Barcelona, 1994.

8 Duran, Eulàlia (1981): Los col·loquis de la insigne Ciutat de Tortosa, C. Despuig, Curial, Barcelona, pàg. 147.

9 Gómez Sanjuan, J. A. (1993): “El ribat de Castelli”, I Congrés de les Ràpites, la Ràpita, pàg. 253-261.

10 Ibáñez Prat, Canicio i Curcó (1999): “El delta del Ebro, un sistema amenazado”, Bilbao, pàg. 37-38 (barkeaz coagret).

11 Maldonado, Andrés (1977): “Introducción geológica al delta del Ebro”, “Sistemes naturals del delta de l’Ebre” ICHN, Barcelona, pàg. 7-45.

12 Alemany Ferrer, Rafael (1993-94): “L’aportació de Ma Jesús Rubiera a la catalanística”, Sharq Al-Andalus núm. 10-11, Universitat d’Alacant, pàg. 114.

13 Coromines, ídem i Ventura Castellvell, ídem: pàg. 256.

14 Coromines, ídem, fa contínuament referència a R. Martí “Vocabulista in Arabico” (Florència, C. Schiaparel·li, 1871, que és un diccionari llatí aràbic del segle XIII compilat en terra catalana, probablement a Mallorca), Onomasticon, tom I, pàg. 312.

15 Real Academia de la Historia (1990): Diccionario de Voces Españolas Geográficas (1796), Madrid, el libro Aguilar, pàg. 10.

16 Lluís F. Bernabé i Mikel de Epalza (1990): “Alcanar i la seva regió de l’època musulmana” dins Actes I Congrés d’Història d’Alcanar, pàg. 59; també Rubiera-Epalza (1985): “Los nombres árabes de Benidorm y su comarca”, Alacant, Universitat d’Alacant.

17 Bayerri, Enrique: Historia de Tortosa y su comarca, tom VI, pàg. 452.

18 Miret Sans,. anomenat per Coromines, Onomasticon, mot Alfas.

19 Martorell, Francisco: Historia de la antigua Hibera – 1627, edició de 1905 de Joan Abril – Tortosa. També s’hi pot relacionar Alcover-Moll, mot Alfaig, el pelegrí.

20 Bayerri, E. ídem.

21 Asín Palacios, Miguel (1994): Contribución a la toponimia árabe de España, II edició, Madrid, pàg. 59.

22 Coromines, J. (R. Martí) ídem.

23 Alcover-Moll (1926-68): Diccionari català-valencià-balear, Palma de Mallorca.

24 Coromines, J, ídem.

25 Epalza i altres, ídem.

26 Diccionario de Voces Españolas Geográficas, ídem.

27 Real Academia Española. Dec aquesta nota i la següent a l’amabilitat de la Dra. Bramon que el 1990 em va fer arribar quatre ratlles sobre l’etimologia de la paraula Alfacs.

28 Corriente, Federico (1985): “Apostillas de lexicografía hispano-árabe”, dins Actas de las II Jornadas de cultura árabe e islámica (1980), Madrid, pàg. 123-124.

29 Bayerri, E, ídem, pàg. 451.


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