Capítulo III
ESPIRITISMO Y EVANGELIO
Pregunta: ¿Por qué Allan Kardec fundamentó la doctrina espirita sobre el Evangelio de Jesús, si decía que era una doctrina filosófica y científica?
Ramatís: El Espiritismo es una doctrina totalmente liberada de ritos, devociones, jerarquías, símbolos e idolatrías, puesto que Allan Kardec tuvo sumo cuidado para que los postulados de la codificación pudieran abastardarse futuramente debido a la divergencia de las interpretaciones personales. Las enseñanzas espiritas son simples y directas, impactan al entendimiento del hombre y están exceptuadas de los dogmas peculiares de las sectas religiosas. Todo es claro y muy fácil, no hay vocabulario iniciático, misterios o símbolos que exijan profundos análisis y demora de tiempo para su interpretación.
El codificador consideró el Espiritismo como una Religión, pero de sentido filosófico (y no de secta), cuya doctrina es de confraternización y comunión de pensamientos sobre las leyes de la naturaleza. Las reuniones espiritas deben realizarse con respeto y el debido recogimiento por ser ideas valiosas y sublimes, como es creer en Dios, en la inmortalidad del alma, en la rectificación espiritual a través de la reencarnación, en la ventura humana, en la igualdad de justicia, en la práctica de la caridad y en el ejercicio incondicional del Bien.1
En consecuencia, el Espiritismo es una doctrina de "sentido religioso", una iniciativa sensata para "religar" a la criatura con el Creador por medio de proceso más digno del Espíritu inmortal. Además de una doctrina filosófica es afín a la ciencia del mundo y disciplina el culto religioso en la sublime intimidad de las criaturas para acercarlas armónicamente a su Creador. Allan Kardec reconoció que no había Código Moral más avanzado y electivo a los propósitos del Espiritismo, que el Evangelio de Jesús.
Pregunta: ¿Cuáles fueron los motivos que hicieron preferir a Allan Kardec el Evangelio de Jesús, a fin de fundamentar la moral de su doctrina?
Ramatís: En primer lugar, porque las enseñanzas de Jesús, como las que encierran los postulados espiritas, son simples y exceptuadas de símbolos complicados. Además, Jesús no exigía que los hombres se volvieran santos o héroes bajo la influencia inmediata de sus palabras. Enseñaba los predicados del Cielo en medio de la vida en común, en las calles, en los caminos, en los campos, en los hogares y a las orillas de las playas. El Maestro prefería vivir en medio del pueblo afligido y sufriente que pedía consuelos, antes que interesarse por los poderes políticos o las complicaciones religiosas del mundo. Sus máximas eran simples, comprensivas y tomaban el camino directo del corazón, a través de las recomendaciones inolvidables como fueron "Ama a tu prójimo como a ti mismo", "Haced a los otros, lo que quisierais que te hagan", "Quien se humilla será exaltado" o "Cada uno recoge conforme haya sido su siembra".
Ningún otro Código Moral fue tan sublime, ni hubiera podido fundamentar al Espiritismo, cuya doctrina es un perfeccionamiento de simplicidad, lógica y liberalidad. La verdad es, que ninguna moral enseñada por los espíritus podría compararse con la prédica evangélica que Jesús expuso a los hombres de la tierra. Allan Kardec, una vez más comprobó, de lo elevado de su misión entre los terrícolas, cuando escogió el Evangelio de Jesús para orientar las actividades espiritas.
Pregunta: Los católicos y reformistas manifiestan, que el Espiritismo interpreta el Evangelio a su modo, y lo consideran un competidor más en las discusiones milenarias de las sectas religiosas, sobre las actividades de Jesús.
Ramatís: La doctrina espirita jamás pretendió aislarse dogmáticamente, respecto a la interpretación exclusiva sobre el Evangelio de Jesús, ni tampoco lo utiliza como garantía para los puntos de vista personales.
1 Ideas expresadas en el discurso de Allan Kardec, pronunciado en la Sociedad Parisiense, el 1º de noviembre de 1868.
Por otra parte, el Espiritismo se consagró a través de cien años de prácticas beneficiosas y actividades doctrinarias, sin imponerse religiosa o políticamente por medio de los poderes del mundo del César. Tampoco considera las enseñanzas de Jesús como simples dogmas, estáticos en el tiempo, pero si, los divulga entre los seres por la fuerza dinámica, como lo ejemplificó el bondadoso Jesús, desde la cuna hasta la cruz. Es el Cristo vivo, cuyo calvario y crucifixión fueron lecciones inmortales de renuncia, perdón y amor para los hombres. El Espiritismo no discute ni hace interpolaciones personales sobre lo que Jesús "dijo" o que "tendría que haber dicho"; le basta el sacrificio de su vida cumpliendo integralmente con el plan previsto para educar y salvar a los hombres necesitados.
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