La Vida Hiumana y el Espíritu Inmortal



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Pregunta: ¿No existe otro medio para liberarnos de esa con­dición de trabajo servil y obligatorio, que exige nuestra sobrevi­vencia en la materia?

Ramatís: Paradójicamente, sólo trabajando os podréis liberar del trabajo, puesto que es una acción y proceso indispensables para la modificación y el perfeccionamiento de cualquier cosa en el Universo. El hombre se libera de su trabajo degradante a medida que lo substituye por otro sublime; mas esto sucede cuando se interesa en perfeccionar su contextura espiritual. Trabajan Los músculos de la carne, cuando el trabajador mueve las cargas materiales, y también trabaja el cerebro cuando el hombre piensa. Son formas de trabajo o de acciones, groseras o delicadas, pero conforme a la exigencia y naturaleza de los planos donde se mani­fiesta la vida.

Aunque se viva presionado por el yugo del "trabajo-obliga­ción", confíe el hombre terrícola que, al subir de nivel espiritual, es seguro candidato a formas de trabajo más halagüeño. La misma simiente, que trabaja sacrificadamente en el seno de la tierra, más tarde se regocija cuando se entreabre la flor bajo el beso acariciante del sol. La Ley Espiritual, ecuánime y beneficiosa para todos los seres por igual, jamás descuida a ninguno y le proporciona la cosecha "según hayan sido sus obras".



Pregunta: ¿No se desperdicia el tiempo aprendiendo agotadoramente a través del trabajo, cuando el hombre bien puede adelantar, manifestando sus cualidades innatas, sin necesidad de la presión del "trabajo obligatorio "?

Ramatís: Los millares y millares de astros que rotan en el Universo os prueban que Dios no es una "espiritualidad estática" o "creador inerte" sino activo y trabajador, en una constante y fecunda actividad creadora, en todas las latitudes del Cosmos.

Los electrones que giran alrededor de los núcleos atómicos del microcosmos y los astros que rotan sobre sí y giran alrededor de los soles en el macrocosmos, demuestran que el trabajo es la acción básica de cualquier actividad de la Conciencia Divina. Dios piensa y crea el macrocosmos; el ángel trabaja y crea el microcosmos. Los santos, artistas, genios y conductores de multi­tudes son el producto de un trabajo constante y perfeccionado, pues la actividad, en cualquier plano cósmico, es un "ritualismo" iniciático, que disciplina y dinamiza los movimientos ascendentes del Espíritu para alcanzar el conocimiento y el poder divino.



El trabajo es el fundamento de las cosas sublimes que cono­cemos en el mundo. El trabajo obstinado de un hombre estoico, sobre el teclado de un piano, produjo en la esfera de la música el gigante llamado Beethoven; del manejo persistente de los colo­res, resultaron los genios como Rubens, Ticiano, Da Vinci y Rafael; el trabajo minucioso del buril sobre la rigidez de la piedra, hizo la gloria de Miguel Ángel; la santidad de Francisco de Asís, fue un ejemplo de desprendimiento personal en favor de los más infelices. Fue el grandioso trabajo mental el que puso en marcha el raciocinio sobre los misterios de la vida y de la existencia del espíritu, el que plasmó' la figura bendecida y grandiosa de Buda y del sublime Jesús. En la intimidad de la simiente existe la microsíntesis del gigantesco árbol; pero todo ello se debe a la gracia del trabajo constante que activa el suelo, crece sobre la superficie y, poco después, la transforma en el beneficioso vegetal. El pequeño hilo de agua que corre por las cuestas del Perú, después de intenso y arduo trabajo, abriendo surcos en la tierra, socavando las piedras y transformándose en el majestuoso río Amazonas, se debió al primer impulso de vida que latía en la minúscula gota de agua.

Pregunta: El hombre inventó y construyó verdaderos ''ro­bots", máquinas y computadoras electrónicas, que de a poco lo van sustituyendo en su fatigoso trabajo. ¿Todo eso, no prueba que necesita un mejor tratamiento respecto al trabajo?

Ramatís: Nosotros nos estamos refiriendo al trabajo como "acción" y "movimiento" que cataliza y sublima las energías adormecidas en el espíritu del ser. Tratándose de un proceso de mejoramiento espiritual, que eleva a la persona, el trabajo siempre resulta ser un valioso proceso que beneficia a cualquier sector activo del mundo. Le es útil a los hombres simples y modestos, que higienizan la ciudad, como a los ministros que se esfuerzan por mejorar la alimentación, la salud y la educación del pueblo. En ambos casos, el trabajo se efectúa en diferentes niveles, pero entrega resultados adecuados a cada plano de vida humana. Tanto el magnate que dirige portentosas industrias de responsabilidad colectiva, como el albañil, que coloca ladrillo tras ladrillo para realizar una hermosa casa, ambos son ángeles que desarrollan su conciencia con el deseo de mejorar su patrón sideral.


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