Plan nacional de salud mental



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Objetivo Específico 2.2



Concertar acciones de salud mental con otros sectores y la sociedad civil.
RESULTADOS:


  1. Concertación de planes y acciones de salud mental financiados, a nivel sectorial e intersectorial, garantizando un mayor impacto en la inclusión de aspectos y problemas vinculados a la salud mental.

  2. Definición de prioridades en las acciones y planes concertados con los demás sectores del Estado.


Resultado 1:
Concertación de planes y acciones de salud mental financiados, a nivel sectorial e intersectorial, garantizando un mayor impacto en la inclusión de aspectos y problemas vinculados a la salud mental.
Indicadores:

  • Número de documentos oficiales que difunden las competencias del área.

  • Acuerdos intra e intersectoriales para la implementación del Plan Nacional de Salud Mental, según prioridades establecidas, aprobado y financiado.

  • Número de recursos humanos impulsando coordinaciones en salud mental.

  • Número de planes y programas específicos incluidos en el quehacer de los sectores público y privado a nivel regional y local.

  • Comisión multisectorial institucionalizada.

  • Sistemas de referencia, contra referencia y seguimiento intra e intersectoriales funcionando.

  • Planes en ejecución incluyen metas y productos específicos difundidos a opinión pública.


Acciones prioritarias:

  • Difusión de poderes y competencias del Órgano de Dirección en Salud Mental a sectores pertinentes.

  • Presentación y acuerdos en torno a un plan articulado de salud mental con los diferentes sectores y ámbitos pertinentes incluida la Presidencia del Consejo de Ministros, sociedad civil y organizaciones de la comunidad.

  • Sensibilización de los y las profesionales de salud y otros sectores en materia de salud mental.

  • Revisión del marco legal para establecer coherencia en el sistema coordinado.

  • Diseño y desarrollo de los planes y programas específicos.

  • Gestión de recursos financieros sustentados en plan de salud mental.

  • Asignación de recursos humanos, materiales y financieros.

  • Distribución de responsabilidades según plan nacional de salud mental.

  • Creación y/o fortalecimiento de espacios permanentes y de consulta con usuarios, familiares, instituciones comunitarias y de la sociedad civil.

  • Designación de representantes capacitados y estables por períodos que permitan acumular experiencia.


Resultado 2:
Definición de prioridades en las acciones y planes concertados.
Indicadores:

  • Modelos de atención, responsables y presupuestos aprobados para los problemas propuestos.

  • Planes articulados en ejecución.

  • Modelos de atención, responsables y presupuestos aprobados.

  • Incremento de presupuesto para salud mental.

  • Número de medios que difunden.

  • Número de propuestas implementadas.


Acciones prioritarias

  • Coordinación con Ministerio de Justicia, Ministerio del Interior y Ministerio de Defensa: Atención a personas que transitan por el circuito legal, especialmente víctimas de las violencias: niños, niñas, adolescentes, mujeres y adultos mayores.

  • Coordinación con Ministerio del Interior y Ministerio de Defensa: Atención de víctimas de emergencias por desastres y por violencia política.

  • Coordinación con Ministerio de Educación, Ministerio de Justicia, Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social, Dirección de Salud de la Policía Nacional del Perú (Ministerio del Interior): Atención y prevención de la violencia familiar, infantil y sexual; atención y prevención de la violencia juvenil.

  • Coordinación con Ministerio de Justicia, Ministerio del Interior, Ministerio de Defensa y Ministerio de la Mujer y Desarrollo social: atención a personas privadas de su libertad y a problemas vinculados con las situaciones de anomia, como las barras bravas y pandillas.

  • Coordinación con Ministerio de Educación, Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social y Dirección de Salud de la Policía Nacional del Perú (Ministerio del Interior): Promoción de estilos de vida y vínculos saludables; detección temprana y prevención de: trastornos mentales infantiles y adolescentes, violencia familiar y maltrato infantil, adicciones, acciones dirigidas a la prevención de embarazo adolescente, inicio precoz de la actividad sexual, actividad sexual sin protección y otros.

  • Coordinación con Ministerio de Economía y Finanzas: Sensibilización para incorporar en presupuestos nacionales fondos para salud mental.

  • Coordinación con Medios de comunicación: Difusión y apoyo a prioridades

  • Coordinación con Sociedad Civil y Gobiernos Locales: Desarrollo de propuestas articuladas a cada sector.


Objetivo Específico 2.3



Implementar un Sistema de Planificación, Monitoreo, Supervisión, Evaluación y Sistematización en Salud Mental, de carácter intra e intersectorial.
RESULTADOS:


  1. Órgano de dirección de salud mental liderando procesos de PME, en conjunto con otros sectores y la sociedad civil.

  2. Órgano de dirección de salud mental, contando con recursos financieros para los procesos de planificación, monitoreo y evaluación intra e intersectoriales.


Resultado 1:
Órgano de dirección de salud mental liderando procesos de PME en conjunto con otros sectores y la sociedad civil.
Indicadores:

  • Diagnósticos regionales y sectoriales de salud mental especificando prioridades según problemáticas.

  • Planes intersectoriales articulados en ejecución.

  • Difusión pública de experiencias exitosas.

  • Instrumentos de monitoreo reflejan grados de desarrollo del plan nacional de salud mental.


Acciones prioritarias:

  • Establecimiento de líneas de base en salud mental, en cada región y sector, aportando información inicial para la planificación de las intervenciones.

  • Talleres de planificación estratégica conjunta entre instancias y sectores.

  • Talleres de evaluación de la eficiencia, eficacia e impacto de las políticas y acciones de salud mental.

  • Monitoreo y supervisión de acciones planificadas en concertación.


Resultado 2:
Órgano de dirección de salud mental, contando con recursos financieros para los procesos de planificación, monitoreo y evaluación intra e intersectoriales.

Indicadores:

  • Presupuestos aprobados para acciones coordinadas de salud mental según plan nacional de salud mental.

  • Reportes periódicos de la ejecución presupuestal.

  • Proyectos especiales de articulación financiados por la cooperación internacional en ejecución.


Acciones prioritarias:

  • Gestión de partidas presupuestales según plan de salud mental.

  • Evaluación de la distribución y ejecución de los recursos asignados.

  • Gestión de recursos de la cooperación externa para los programas especiales y para fortalecer los sistemas de planificación, monitoreo y evaluación



OBJETIVO GENERAL 3
ASEGURAR EL ACCESO UNIVERSAL A LA ATENCIÓN INTEGRAL EN SALUD MENTAL, EN BASE A LA REESTRUCTURACIÓN DE SERVICIOS QUE PRIORICE LA ATENCIÓN EN LA COMUNIDAD27.

.
Persisten significativas inequidades en la atención y prevención de la salud mental: la falta de acceso a los servicios por la concentración del gasto y de los mismos servicios en algunas zonas; la ausencia de una política adecuada de medicamentos; los insuficientes esfuerzos por adaptar los servicios a otras culturas, facilitando el acceso y la credibilidad de la población. Asimismo, la detección temprana de los trastornos y problemas –y su adecuada atención y/o prevención- se dificulta por la falta de integración efectiva del componente de salud mental en los diferentes niveles de atención en salud; si bien el Modelo de Atención Integral en Salud fortalece especialmente, el primer nivel de atención, no articula adecuadamente con los niveles de mayor complejidad, por lo cual no siempre garantiza un proceso de rehabilitación de las personas. La ausencia de una rehabilitación adecuada genera discapacidad.
Las características culturales y actitudinales del personal de salud y la comunidad en general, por sus creencias, limitan el acceso a los servicios de salud mental. Por ello, muchos problemas se sub-registran o son diagnosticados como de otra índole. Considerando, que la calidad de la intervención de salud mental depende, entre otros factores, del grado de desarrollo alcanzado por el personal que la realiza, encontramos que los recursos humanos están todavía poco capacitados para la atención en salud mental o participan de procesos de capacitación en donde se repiten los mismos temas; y no incluyen el cómo operar los mismos. Asimismo, estos procesos de actualización ocurren de manera centralizada, no cuentan con el monitoreo para la aplicación de lo aprendido y rotan excesivamente. Todo esto impide la acumulación de experiencia y genera problemas en el trato dado a la población, restándole empatía y respeto por sus derechos. De otro lado, no funcionan adecuadamente los sistemas de referencia, contra referencia y seguimiento dentro del sector salud, así como entre éste y los otros sectores involucrados en la salud mental.
Algunos de estos problemas están vinculados –o agravados- con la sobrecarga emocional que trae consigo el trabajo en salud mental (síndrome de “burnout”). Este síndrome, normalmente no se identifica ni se atiende, generando malestar y dificultades en la calidad de la atención, más aún cuando se suman condiciones de trabajo poco favorables como los bajos sueldos y la falta de reconocimiento de la especialización.
La efectividad y consideraciones éticas de los modelos de intervención también son aspectos estrechamente vinculados con la formación de recursos humanos. Si bien en los últimos años se ha avanzado significativamente en la creación y ejecución de modelos, muchos de ellos carecen de un enfoque integral, no han demostrado su efectividad e impacto y se centran más en prevención y atención descuidando la rehabilitación. De otro lado, no se recoge suficientemente el aporte de las prácticas comunitarias.
La gravedad de los problemas prevalentes de salud mental en nuestro país: los trastornos mentales -depresión, ansiedad, psicosis, esquizofrenia, estrés postraumático, adicciones y suicidios- y los problemas psicosociales -la violencia política y sus secuelas, la violencia familiar, el abuso sexual, el consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias psicoactivas, los desastres, los problemas de aprendizaje escolar y las consecuencias de la anomia y exclusión social- amerita una investigación permanente. Estos problemas han sido poco estudiados, pero algunos resultados muestran los factores socioeconómicos, políticos, culturales y personales que los generan, lo cual nos obliga a una comprensión multidimensional de los mismos y al concurso de diversos sectores sociales para su efectivo abordaje.
En síntesis, la intervención en salud mental no está concebida dentro de un sistema, de allí que las actividades y esfuerzos para combatir los trastornos mentales y los problemas prioritarios no estén debidamente articulados para lograr objetivos que impacten en el incremento de los niveles de salud mental de la población. Esta situación requiere de un proceso de reorganización de la intervención en salud mental generando un nuevo modelo, descentralizado, con enfoque comunitario y que retroalimente la información de los distintos niveles de intervención: promoción, prevención, atención, rehabilitación. Hablar de un nuevo modelo de intervención implica plantear un cambio toda la estructura, en el largo plazo, garantizando al mismo tiempo la continuidad del proceso –por etapas- sin interferencias por los cambios de gobierno.
Así, sin importar la magnitud de un área o territorio, un sistema de intervención de salud debiera:


  • Identificar a sus ciudadanos usuarios,

  • Fortalecer sus recursos y generar estilos de vida saludables;

  • Diagnosticar los trastornos o los problemas que padecen;

  • Aplicar las intervenciones terapéuticas pertinentes;

  • Diagnosticar las consecuencias generadas por la enfermedad, (deficiencia, discapacidad y minusvalía);

  • Aplicar las intervenciones de rehabilitación pertinentes, y

  • Facilitar la reintegración social y productiva del individuo como parte del proceso de recuperación de su salud mental, haciendo seguimiento y vigilancia; y utilizando la información generada como retroalimentación.

El Modelo de Intervención Integral de Salud debe priorizar poblaciones de mayor pobreza y poner énfasis en la promoción y su aporte al desarrollo humano. Reconocemos el potencial de la promoción en todos los espacios de socialización como la familia, escuela, trabajo y comunidad. La promoción en salud mental comprende la atención de los determinantes de la salud mental, diversificación de estilos de vida y ambientes saludables, facilitando la expansión de capacidades y competencias, fortaleciendo la identidad y la autoestima, generando espacios de socialización con respeto y cooperación y, fomentando vínculos humanos positivos, de participación social activa y creadora de riqueza. De esta manera, se aporta al desarrollo humano integral, a una salud general armónica y a la construcción de una sociedad más democrática y justa. La trascendencia de esta propuesta exige la co-responsabilidad del sector salud con otros sectores del estado y de la sociedad civil.


Cabe resaltar como parte importante del modelo, a las organizaciones creadas con la finalidad de apoyar a las personas que viven con una enfermedad mental y a sus familiares, así como otras de promoción y abordaje comunitario de la salud mental. Algunas de éstas se articulan alrededor de los hospitales psiquiátricos, buscando fortalecer y complementar la atención que reciben. Otras abordan distintos problemas sociales que afectan la salud mental de sus miembros, como es el caso de la violencia familiar, abuso sexual o maltrato infantil.


De igual manera, frente a catástrofes sociales como la vivida durante los 20 años de violencia política, y aún en la actualidad en zonas donde la violencia se ha focalizado y se ha hecho más compleja con la presencia de narcotráfico, violencia social generalizada, consumo de alcohol y drogas, y pobreza extrema, se han creado organizaciones de población afectada que han sido soporte para sus miembros y los de su comunidad. Actualmente, se promueve que estas organizaciones y otras que pudieran crearse, se articulen más en función de otros servicios y organizaciones comunitarias en salud mental, así como de otras redes sociales. De este modo, se pueden constituir en estrategias de soporte emocional y social.
Así, podemos resumir las estrategias fundamentales para un modelo de intervención factible:


  • Reestructuración de los servicios de salud mental desde la estrategia de atención primaria de salud.

  • Descentralización, fortalecimiento del primer nivel y articulación entre niveles.

  • Articulación comunitaria y participación ciudadana.

  • Fomento de relaciones humanas adecuadas en los profesionales (pre y post grado).

  • La educación en salud para la población, promoviendo una vida sana.

  • El abordaje multisectorial considerando la complejidad de esta dimensión.

  • La atención de la más alta calidad posible, efectiva, eficiente y accesible.

  • La rehabilitación de las personas con enfermedad mental crónica.

  • El desarrollo de instrumentos técnicos administrativos que den soporte.

  • Una política de medicamentos que proteja el derecho de las personas a acceder a medicamentos eficaces y adecuados, por el tiempo necesario

  • La investigación y difusión de la información.

Todo este proceso requiere un ente rector que garantice el cumplimiento de las normas y recoja la experiencia de los profesionales de los distintos niveles.





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